Pasaron cinco días, y cada día veía más deteriorada a Daniela. Parecía que no estuviera durmiendo bien porque sus ojos estaban ojerosos y su piel, muy pálida. Esta situación comenzaba a preocuparme, pero cada vez que intentaba hablar con ella, hacía todo lo posible para no quedarse a solas conmigo.—Señor Mendoza, el señor Núñez está aquí.—Hazlo pasar, Camila.—Al fin tengo el placer de conocerlo, señor Mendoza —dijo estrechando mi mano.—Lo mismo digo, señor Núñez. Bueno, creo que podemos ir directo a lo que le pedí.—Así es, señor Mendoza —respondió mientras sacaba una carpeta de su maletín y me la entregaba—. Hay bastante información sobre la chica, pero no ha tenido una vida fácil.No quería leer ese documento, así que me levanté y le entregué el cheque con el pago.—Aquí está lo que le corresponde.—Gracias, señor Mendoza. Estoy a su disposición para lo que desee.—Lo tendré en cuenta, señor Núñez.Núñez salió por la puerta, y yo me quedé con esa carpeta que me daba miedo abrir.
DANIELA MOLINAEstaba muy asustada, no paraba de caminar de un lado a otro. Me sorprendía la tranquilidad con la que estaba Lucas, ahí sentado en una silla junto con Claudia, esperando a que me calmara. Pero no podía. Acabo de romper mi promesa; ahora seré madre de un hijo que ni siquiera planeé tener. Se suponía que este bebé debía ser de Lucas y de Sonia, no mío.—Daniela, ya me tienes mareada con tanta caminadera —habla Claudia, pero yo estoy con los nervios de punta.—¿Por qué no me lo dijiste? Eres mi amiga, debiste decírmelo.La mirada de Claudia se apaga y se encorva.—Quise decírtelo, pero estaba mi trabajo, la confidencialidad... No sabía qué hacer.—¡Voy a tener un bebé que no estaba en mis planes!—Daniela, yo soy el padre, yo puedo encargarme de él y tú podrás seguir con tu vida. Yo fui quien te metió en esto.Observo a Lucas como si le hubiera salido otra cabeza y juro que quiero matarlo. Una cosa es que yo llevara un hijo con sus genes y con los de Sonia, pero este bebé
DANIELA MOLINA Tenía frente a mí a Lucas, quien esperaba que le contara la verdad sobre mi historia con Mariano. Para mí era muy difícil hablar de lo sucedido, pero ya no quería que Lucas pensara lo peor de mí. Ahora que sé que este bebé es mío y de Lucas, espero poder tener una buena relación con él y que conozca toda la verdad.—Ojalá pudiera tomar algo fuerte... Quisiera tener algo de valor.—Solo dilo. Te prometo que no te juzgaré, solo dime la verdad.—Está bien —tomo aire y comienzo a contarle la historia de Mariano—. Tú sabes que estuve muchos años en un orfanato. Hasta mis 18 años, cuando al fin cumplí la mayoría de edad, ellos me echaron a la calle. Me tocó muy difícil porque no conocía la vida adulta. No tenía a nadie, dormí muchas veces en la calle, expuesta a que me pasara algo. Trabajé en bares de mala muerte donde muchos hombres intentaron propasarse conmigo, pero gracias a Dios nunca pasó nada. Hasta que un día conocí a Mariano.Ese día estaba atendiendo a un cliente y
Me encontraba con toda la disposición de ir a trabajar. Estaba muy feliz porque no quería seguir en casa; necesitaba sentirme útil. Nunca fui una mujer que se quedara quieta. Siento unas manos rodear mi cintura y posar en mi vientre un poco abultado.—Estás hermosa —susurra Lucas, dejando un beso en mi cuello—. Amo acariciar tu vientre.—Lo sé, desde que nos enteramos de que tendremos una niña no has dejado de acariciarlo.—¿Te emociona ser madre? —Desde que me enteré de que soy la madre biológica de este bebé jamás había pensado en si me emociona. Desde que llegué al orfanato mi pensamiento siempre fue no tener hijos. Pero ahora, con todo esto...—No me había puesto a pensar en eso. Tengo muchos traumas por mi historia. Todos los días repetía que no iba a tener hijos porque sentía miedo de que el bebé corriera con la misma suerte que yo. Ahora me asusta, ya que no sé si seré buena madre. Jamás tuve un amor de madre; lo más cerca que estuve de eso fue mi abuela, pero se fue rápido. —
DANIELALas palabras de la señora Gloria me habían herido en el alma. Era cierto, Lucas y yo somos de mundos muy distintos. Él viene de una familia pudiente, mientras que yo soy una niña a la que dejaron abandonada en un orfanato. Él es rico y poderoso, mientras que yo solo intento ganarme la vida trabajando hasta casi explotarme.Sentía cómo las lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas. Solo quería irme, pero tenía el deber de quedarme para la dichosa reunión.—Daniela, cariño, abre la puerta —era Lucas, pero no quería verlo.—¡Vete! —le grité.—Cariño, no prestes atención a lo que dijo mi madre. Nada de eso es cierto, tú y yo estaremos bien.—Ella tiene razón en lo que dice —respondí con la voz quebrada.—Nena, abre la puerta.Dando un fuerte suspiro, abrí la puerta. Lucas, al verme, me tomó del brazo y me pegó a su pecho para luego rodearme con sus brazos fuertes.—Aquí estoy, odio verte llorar.—Me dolió lo que tu madre dijo, pero es una realidad.—No digas eso. A mí no me impor
Estaba viendo hacia el jardín con un trago en la mano, sentía cómo mi mente divagaba con diferentes pensamientos y formas de solucionar conflictos. Daniela estaba dormida plácidamente, mientras yo estoy aquí, a las 10 de la noche, pensando en qué voy a hacer.-¡Mierda! Necesito hablar con alguien – Tomo mi teléfono y llamo a mi persona de confianza.-¿Sabes qué hora es, imbécil? – La voz de Gabriel parece adormilada, lo que me indica que estaba dormido.-Lo sé, pero necesito hablar con alguien, siento que me estallaré en cualquier momento si no hablo.-¿Tan grave es la cosa?-Sí.-¿Vienes a mi casa o voy a la tuya?-¡No! No quiero que Daniela escuche nada, entre menos sepa de mis pensamientos, mejor.-Está bien, entonces te espero.Tomé las llaves de mi auto y me subí, manejando lo más rápido posible hacia la casa de Gabriel. Durante el camino, pensaba que dejé a mi bella mujer sola y que no le dije nada. Ojalá no se levante, aunque ese medicamento que el doctor le dio es bastante pot
DANIELA MOLINAEntro a la empresa y, de inmediato, todas las miradas se vuelcan sobre mí. Me comienzo a sentir fatal al notar cómo la gente me mira con asco. De seguro, todas estas personas vieron la entrevista. Ahora debo ser la mujer más odiada de la ciudad… o del mundo.—¡Dani! —Cami, como siempre, me saluda efusiva, regalándome una sonrisa—. ¡Qué hermosa estás!—No me siento así —respondo, viendo cómo ella comienza a mirar a su alrededor, notando que todas las miradas están sobre nosotras… o bueno, sobre mí.—¿¡Qué miran!? ¡¿Acaso no tienen nada más que hacer?! —grita Cami, logrando que todos desvíen la vista y regresen a su trabajo—. Son unos idiotas.—Me siento fatal, Cami —digo, al borde del llanto.—Ven, entremos a la oficina —me toma del brazo y me guía hasta su oficina. Luego me prepara una aromática—. Debes calmarte, Dani, eso no le hace bien a la bebé.—Es que jamás me había visto envuelta en una situación como esta. Me presté para ser la madre subrogada de Lucas y no solo
—Es inútil, Lucas. Jamás podremos tener un bebé. —Sonia sale del baño con la prueba de embarazo en la mano. Me la entrega, y veo que solo tiene una raya, lo que indica que no está embarazada.—Cariño, no te desesperes. Pronto tendremos un bebé.—Por Dios, Lucas, ya llevamos un año en este proceso y no logro embarazarme. —Se sienta en la cama y yo me siento a su lado, dándole un abrazo, pero ella me esquiva—. No quiero que me toques.—Sonia, no te desquites conmigo por esta situación. Sabes que el doctor nos dijo que tener un bebé podría ser difícil para ti.—¡Pues ya no lo quiero seguir intentando! —grita ella, lo que activa mis alarmas.—¿Qué quieres decir?—Que vamos a buscar otra manera de tener un bebé porque yo ya no quiero seguir intentando, ya me cansé.—Sonia, se supone que esto debe ser un bebé de los dos, que crezca en tu vientre.—Ahora hay muchas formas de tener un hijo sin necesidad de que yo quede embarazada y destroce mi cuerpo.Lo de su cuerpo siempre fue un problema p