CAPITULO 25

Estaba en mi oficina tratando de concentrarme en el trabajo, pero no lograba hacerlo. En mi mente solo estaba Daniela y todo lo ocurrido en la mañana con Sonia. Estaba realmente molesto por lo que hizo y las cosas que dijo. Ahora Daniela estaba dolida y tenía todo el derecho luego de lo que Sonia le dijo. Intento contactarla, pero no me contesta, lo que me empieza a poner más nervioso. Tomo el teléfono y le marco a Camila, ella debe saber de Daniela.

—Dígame, señor Mendoza.

—Camila, ¿sabes algo de Daniela?

—No, señor Mendoza, ella aún no regresa.

—Maldita sea, ¿dónde te metiste, Daniela?

—¡Ay, por Dios! —escucho que grita Camila—. ¿¡Qué le pasó!?

—¿Camila, qué pasa?

No recibo respuesta, así que me levanto y camino hasta la puerta para saber qué está pasando, pero al abrirla veo a Lorenzo, quien está cargando a Daniela. Está inconsciente y tiene sangre en los labios.

—¡¿Qué pasó?!

Lorenzo entra y la deja en el sofá que hay en la oficina.

—Lorenzo, habla, ¿qué ocurrió? —Camila nos obser
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