Me encontraba con toda la disposición de ir a trabajar. Estaba muy feliz porque no quería seguir en casa; necesitaba sentirme útil. Nunca fui una mujer que se quedara quieta. Siento unas manos rodear mi cintura y posar en mi vientre un poco abultado.—Estás hermosa —susurra Lucas, dejando un beso en mi cuello—. Amo acariciar tu vientre.—Lo sé, desde que nos enteramos de que tendremos una niña no has dejado de acariciarlo.—¿Te emociona ser madre? —Desde que me enteré de que soy la madre biológica de este bebé jamás había pensado en si me emociona. Desde que llegué al orfanato mi pensamiento siempre fue no tener hijos. Pero ahora, con todo esto...—No me había puesto a pensar en eso. Tengo muchos traumas por mi historia. Todos los días repetía que no iba a tener hijos porque sentía miedo de que el bebé corriera con la misma suerte que yo. Ahora me asusta, ya que no sé si seré buena madre. Jamás tuve un amor de madre; lo más cerca que estuve de eso fue mi abuela, pero se fue rápido. —
DANIELALas palabras de la señora Gloria me habían herido en el alma. Era cierto, Lucas y yo somos de mundos muy distintos. Él viene de una familia pudiente, mientras que yo soy una niña a la que dejaron abandonada en un orfanato. Él es rico y poderoso, mientras que yo solo intento ganarme la vida trabajando hasta casi explotarme.Sentía cómo las lágrimas empezaban a recorrer mis mejillas. Solo quería irme, pero tenía el deber de quedarme para la dichosa reunión.—Daniela, cariño, abre la puerta —era Lucas, pero no quería verlo.—¡Vete! —le grité.—Cariño, no prestes atención a lo que dijo mi madre. Nada de eso es cierto, tú y yo estaremos bien.—Ella tiene razón en lo que dice —respondí con la voz quebrada.—Nena, abre la puerta.Dando un fuerte suspiro, abrí la puerta. Lucas, al verme, me tomó del brazo y me pegó a su pecho para luego rodearme con sus brazos fuertes.—Aquí estoy, odio verte llorar.—Me dolió lo que tu madre dijo, pero es una realidad.—No digas eso. A mí no me impor
Estaba viendo hacia el jardín con un trago en la mano, sentía cómo mi mente divagaba con diferentes pensamientos y formas de solucionar conflictos. Daniela estaba dormida plácidamente, mientras yo estoy aquí, a las 10 de la noche, pensando en qué voy a hacer.-¡Mierda! Necesito hablar con alguien – Tomo mi teléfono y llamo a mi persona de confianza.-¿Sabes qué hora es, imbécil? – La voz de Gabriel parece adormilada, lo que me indica que estaba dormido.-Lo sé, pero necesito hablar con alguien, siento que me estallaré en cualquier momento si no hablo.-¿Tan grave es la cosa?-Sí.-¿Vienes a mi casa o voy a la tuya?-¡No! No quiero que Daniela escuche nada, entre menos sepa de mis pensamientos, mejor.-Está bien, entonces te espero.Tomé las llaves de mi auto y me subí, manejando lo más rápido posible hacia la casa de Gabriel. Durante el camino, pensaba que dejé a mi bella mujer sola y que no le dije nada. Ojalá no se levante, aunque ese medicamento que el doctor le dio es bastante pot
DANIELA MOLINAEntro a la empresa y, de inmediato, todas las miradas se vuelcan sobre mí. Me comienzo a sentir fatal al notar cómo la gente me mira con asco. De seguro, todas estas personas vieron la entrevista. Ahora debo ser la mujer más odiada de la ciudad… o del mundo.—¡Dani! —Cami, como siempre, me saluda efusiva, regalándome una sonrisa—. ¡Qué hermosa estás!—No me siento así —respondo, viendo cómo ella comienza a mirar a su alrededor, notando que todas las miradas están sobre nosotras… o bueno, sobre mí.—¿¡Qué miran!? ¡¿Acaso no tienen nada más que hacer?! —grita Cami, logrando que todos desvíen la vista y regresen a su trabajo—. Son unos idiotas.—Me siento fatal, Cami —digo, al borde del llanto.—Ven, entremos a la oficina —me toma del brazo y me guía hasta su oficina. Luego me prepara una aromática—. Debes calmarte, Dani, eso no le hace bien a la bebé.—Es que jamás me había visto envuelta en una situación como esta. Me presté para ser la madre subrogada de Lucas y no solo
Estaba en mi oficina tratando de concentrarme en el trabajo, pero no lograba hacerlo. En mi mente solo estaba Daniela y todo lo ocurrido en la mañana con Sonia. Estaba realmente molesto por lo que hizo y las cosas que dijo. Ahora Daniela estaba dolida y tenía todo el derecho luego de lo que Sonia le dijo. Intento contactarla, pero no me contesta, lo que me empieza a poner más nervioso. Tomo el teléfono y le marco a Camila, ella debe saber de Daniela.—Dígame, señor Mendoza.—Camila, ¿sabes algo de Daniela?—No, señor Mendoza, ella aún no regresa.—Maldita sea, ¿dónde te metiste, Daniela?—¡Ay, por Dios! —escucho que grita Camila—. ¿¡Qué le pasó!?—¿Camila, qué pasa?No recibo respuesta, así que me levanto y camino hasta la puerta para saber qué está pasando, pero al abrirla veo a Lorenzo, quien está cargando a Daniela. Está inconsciente y tiene sangre en los labios.—¡¿Qué pasó?!Lorenzo entra y la deja en el sofá que hay en la oficina.—Lorenzo, habla, ¿qué ocurrió? —Camila nos obser
DANIELA MOLINADecidí irme porque no quería lidiar con el problema de un hombre celoso. Estaba cansada, y hoy habían pasado muchas cosas. Además, esta bebé absorbe gran parte de mi energía. Siempre tengo sueño y ya comer a cada rato se me hizo costumbre.Me pongo la pijama, pero cuando voy a entrar a la cama, siento cómo alguien me jala del cabello y luego cubre mi boca para que no pueda gritar.—Tranquila, nena.—¿Mariano? —¿Qué hace ese desgraciado aquí?—¿No me esperabas? —Suelta una risa burlona—. ¿Sabías que alguien me ofreció bastante dinero por eliminar a ese bastardo que llevas dentro?Me tenso al sentir cómo baja su mano hasta mi vientre.—Vaya, ha crecido… Lástima que no la vayas a conocer.Sentía cómo el corazón se me quería salir del pecho. Mis sentidos estaban en completa alerta. No quería que nada le pasara a mi hija y ahora me sentía completamente expuesta y vulnerable.—Pero tranquila, hoy no será.Mariano retira su mano de mi vientre y me entrega un peluche que se sie
LUCAS MENDOZADespués del altercado con la señora que dice ser mi madre, me siento tan abrumado que camino hasta el bar y me tomo un trago de golpe, pero ese sentimiento de angustia no desaparece. Daniela está en peligro. Lo que me dijo mi madre me hizo dudar sobre si fue ella quien mandó a matar a Daniela. La única persona en mi mente ahora es Sonia.—Deberías dejar de tomar, todavía es temprano y debemos salir.—¡No pienso dejar que salga!—Tú no vas a salir, te quedarás aquí.La cara de Daniela cambia por completo. Me fulmina con la mirada mientras cruza los brazos sobre su pecho.—No me salgas con eso.—Daniela, entiende, es peligroso. - Ella niega con la cabeza.—No quiero estar encerrada, no puedes prohibirme salir.Dios, dame paciencia con esta mujer.—Solo intento cuidarte. -Su expresión se suaviza con mis palabras y se acerca a mí.—Estaré contigo, te juro que no me separaré de ti, pero no me dejes aquí encerrada.Ver sus preciosos ojos me hace caer rendido a sus pies. Su sola
Sonia aparece en la entrada de la sala de conferencias. Todas las cámaras se centran en ella y, con una sonrisa, comienza a caminar hasta donde estamos nosotros.—Se le vio muy pegada a tu amigo Lorenzo. ¿Quién diría? —No podía evitar sentir ciertos celos cuando Sonia menciona su cercanía, pero intento controlarme.—Tú no deberías estar aquí.—Si vas a hablar de mí, prefiero estar presente y que no termines diciendo sandeces.—Pero si tú corriste a dar entrevistas a todos los medios y ni siquiera te tomaste la tarea de decirme.—Eso no importa. —Ella se acerca a Daniela, como intentando intimidarla, pero esta no se deja. Da un paso hacia adelante mientras su mirada se vuelve completamente seria y alerta.—¡Vaya! Pasaste de ser la chica tímida con carita de "yo no rompo un plato" a aparentar ser una chica valiente que se ganó la lotería dándole un hijo a un millonario.—No hables de esa forma, que tú sabes perfectamente cómo terminaron las cosas así —dice Daniela con la voz cargada de