Capítulo 849
Los pensamientos interminables luchaban con frenesí en su mente, y Luna, soportando con gran dolor esta agonía, finalmente... no pudo hacer nada.

Luna dejó el cuchillo que tenía en la mano, se recostó de vuelta, dándole la espalda, pero aún había cierta insatisfacción en lo profundo de su corazón.

No pasó mucho tiempo antes de que Andrés se acercara de nuevo, abrazándola con delicadeza por detrás y llevándola con ternura hacia sí, ajustando ligeramente su posición, pero sin moverse más.

Hasta que escuchó su sutil voz:

—¿No puedes dormir?

Luna le respondió con calma:

—Estoy bien. Que duermas.

Dicho esto, cerró los ojos, sin pensar en nada más, pronto se quedó profundamente dormida.

Después de un sueño tan profundo, Luna fue despertada por un ligero movimiento. Andrés la había abrazado toda la noche. Él con cuidado retiró su mano, frotándose el brazo entumecido, y luego salió del baño después de asearse.

A las ocho y media de la mañana, el médico vino a revisar regularmente el progreso
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