Capítulo 857
A Luna le llevó unos cuantos minutos calmarse. Cuando todo estaba listo, Andrés le cambió el camisón empapado y la llevó directo abajo a cenar. La herida de la cara de Asterio había mejorado considerablemente y ya se le había formado una costra. Sentado en su silla, agitaba una cucharita azul de un lado para otro.

Al ver a los enamorados bajar tiernamente las escaleras, los sirvientes sonrieron con timidez a escondidas. Andrés la llevó en brazos hasta el asiento de su lado y los sirvientes le pusieron un cuenco de sopa de pollo. Luna frunció levemente el ceño, algo inexpresiva.

—¿No te gusta?

—No, es que no estoy acostumbrada a estos sabores.

—Pues no te la tomes. Llévense la sopa de pollo —ordenó de inmediato Andrés.

—Sí, señor.

—¿Podemos comer ya? —Preguntó mirándola de forma muy cariñosa.

Luna comía como un verdadero pollito, muy lento y de forma muy metódica. Siempre había sido así, desde muy pequeña. Tardaba media hora en acabarse un solo plato de comida. Miguel fue bastante estr
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