Capítulo 856
Al verla que no lo rechazaba, Andrés esbozó una pequeña sonrisa. Luna terminó de colocar todas las fotos. Quedó bastante satisfecha al ver el hermoso resultado.

—¿No te vas al trabajo?

—¿No puedo quedarme en casa un rato más contigo? —Andrés estiró con ternura la mano para acariciarle el cabello y deslizó con cuidado los dedos por las marcas de besos en su piel blanca como la nieve—. ¿Te sigue doliendo?

Aunque estaba más tranquila, Luna no pudo evitar sonrojarse al escuchar esas suaves palabras. Sabía muy bien a qué se estaba refiriendo. Colorada como un verdadero tomate, le dio una palmadita en la mano y dijo con una voz tranquila:

—Ya estoy bien, gracias por preocuparte.

Las palabras de agradecimiento de Luna hicieron que Andrés frunciera un poco el ceño.

—¿Cómo que «gracias»? ¿Por qué te comportas así después de tanto tiempo?

Ante esa inexplicable reacción, Luna respondió sin alterar el tono:

—¿No debería agradecerte que te preocupes por mí? No pagues conmigo todos tus problemas.
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