Capítulo 850
Luna estaba alimentando a Asterio, mientras que el niño extendía sus delicadas manitas para tratar de agarrar la cuchara que ella sostenía. Andrés, al darse cuenta de esto, rápidamente sujetó la mano del pequeñín y le dijo con seriedad:

—No te muevas, come bien.

Asterio emitió un chillido de descontento, y con un sutil gesto de su mano, la sumergió directamente en el tazón. Luna, con reflejos muy rápidos, logró estabilizar el tazón a tiempo para evitar que lo derramara.

—¿No me obedeces?

Los ojos del hombre ya le mostraban una seria advertencia.

Luna tomó varias servilletas de papel y le limpió las manitas, mientras le decía a Andrés:

—Él es solo un niño, ¿por qué lo regañas? Todavía es muy pequeño y aún no entiende nada.

—Deja que los sirvientes se encarguen de alimentarlo —respondió Andrés frunciendo muy seriamente el ceño.

Luna miraba al niño con gran cariño, Andrés necesitaba un poco más de esfuerzo para cuidarla.

Asterio, asustado por Andrés, casi lloraba, haciendo un fuerte puche
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