Sobre la Autora:
Claudia Llerena nació el 5 de diciembre de 1998, en Sagua la Grande; una pequeña ciudad de la Isla de Cuba. Desde pequeña tuvo inclinación hacia las manifestaciones artísticas. Escribe desde los doce años, pero se decidió a compartir sus escritos con el público en 2018. Comenzó autopublicando sus historias en plataformas sin fines de lucro como Wattpad y Booknet. Sus historias abarcan variedad de géneros; desde fanfictions hasta pequeños relatos. Actualmente, se dedica a escribir para la plataformas de lectura online como Buenovela y Dreame.
Una princesa equivocada es la primera entrega de la serie “Nobles sin Corona”. Resultó todo un reto para ella, pues dio inicio a un mundo paralelo lleno de personajes complejos, donde cada uno tiene su momento de brillar y contar su propia historia.
Se considera a sí misma amante de la música, adicta a la lectura y una romántica irrmediable. Puedes encontrarla en sus redes sociales como Claudia Llerena.
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Prefacio: AmigosRecorro las calles de Long Beach en mi preciada Ducati. Adoro montar en moto, es una afición que me traspasó uno de mis amigos. Cuando el aire me golpea el rostro y balancea mi cabello, es como si alcanzara un pequeño retazo de libertad. Aparco en mi sitio habitual y me dispongo a entrar; sin embargo, no puedo evitar detenerme frente a las enormes letras: Price’s Legacy. Imponen demasiado. Mi legado es mi tortura. Luego, desvío la vista hacia la imagen; el rostro de mi hermana me devuelve la mirada de forma altiva; como si me reprochara mis decisiones.Emito un largo suspiro.Solo espero que el revuelo no sea demasiado grande.— Oh, has llegado, cariño —mi madre me saluda sin dejar de evaluar a las modelos que desfilan una a una por la pasarela de ensayo—. Comenzaba a preocuparme. ¿Por qué tienes que andar en el aparato ese del demonio?Volteo los ojos ante la descripción de la moto. A estas alturas ya estoy acostumbrada.>> ¿Cómo te fue en l
Capítulo uno: Tememos que hablar*Seis años después*Doy un sorbo a mi copa de vino, me tomo mi tiempo degustando el sabor. Luego, le ofrezco una suspicaz sonrisa y procedo a realizar mi jugada—. Verá, señor Stallon; no negaré que tenerle a usted como cliente supone un gran crecimiento para el bufete. Sin embargo, no he venido a convencerle, mucho menos a rogarle que firme con nosotros —el sujeto enarca una ceja y me escruta con la mirada al mismo tiempo—. Si ha tomado su decisión, adelante. Valley & Asociados es una buena firma; aunque Bratter&Price es mejor. ¿Sabe que en el último año nos hemos hecho con la mitad de sus clientes? Y puedo asegurarle que no ha sido por robo.— Lo sé perfectamente, señorita Price, así como usted sabe que tanto Richard como Clinton son mis amigos. Ambos trabajaban juntos —interviene mi potencial cliente.— Así es —confirmo—. Y cuando decidió independizarse, sus clientes fieles decidieron seguirle. El señor Bra
Capítulo dos: Golpe de realidadLlego a casa de mis padres media hora antes de lo estipulado. Me gusta ser puntual, prefiero llegar de primera a las citas o reuniones.— Hola, mamá —deposito un dulce beso en su mejilla—. Joe, me alegra verte. En los últimos tiempos no se os ve el pelo a ninguno de los Bratter.— Es que no paramos, hija —responde la aludida—. Estamos grabando dos películas al mismo tiempo y preparándonos para los Oscars.— Enhorabuena por vuestra nominación —la felicito. Tanto ella como Nickolas Bratter han sido nominados para los premios más importantes del mundo.<< ¡Madre mía, flipo en colores! >>, aunque ya debería estar acostumbrada, sigo sorprendiéndome cuando ocurre algo como esto.— Gracias, cielito —deja el bol de la ensalada en la gran mesa del comedor y corre a abrazarme—. Aunque tengo mis dudas sobre el premio. No sé, hay mucho nuevo talento.— ¿Otra vez con el rollo de la vejez, mamá? —interviene su hijo mayor
Capítulo tres: Ahogando las penas en alcoholMi mejor amiga me recibe en el corredor. Supongo que no podía esperar dentro del departamento; es igual de impaciente que yo. Con una fuerza poco femenina me empuja hacia su salón y me obliga a sentarme en el mullido sofá. Luego, se coloca frente a mí expectante.— Ahora sí, Price; desembucha.— Se casa —suelto como si la información fuera un veneno mortal.— ¿Quién se casa?— ¿Quién va a ser? —cuestiono.— ¿Clinton? —asiento—. ¿Con quién? ¡No me digas que te propuso matrimonio así de sopetón!Niego de manera repetida aguantando el porte. No he derramado una lágrima, creo que deberían darme una recompensa por ello—. No es conmigo, Megs.— ¿Entonces…? ¡No me digas que con la odiosa de Gina! No la soporto con sus ínfulas de Miss Perfection y su inocencia fingida. Por muy modelo famosa que sea…Megan continúa parloteando. La modelo que trabaja para la empresa de mi familia nunca le ha caído bien. Supongo que
Capítulo cuatro: Sonrisas forzadas— ¡Enhorabuena! ¡¿En serio?! —cuestiona—. ¿Eso es todo lo que tienes para decirme?— No sé qué más quieres que diga, Clinton —observo mi manicura de manera distraída.— Se me ocurren un par de cosas, princesa.— Corta el rollo, Clinton —rebato—. No es el mejor momento para tus juegos.— ¡¿Mis juegos?! —su grito me sobresalta. Es bueno que las paredes sean insonorizadas; aunque por el cristal puede verse el exterior. Todo parece despejado y estoy casi segura de que Megan es la responsable. Mi amiga es la mejor secretaria del mundo—. ¿Estás molesta, Blair?— ¿Molesta? —río con efusividad—. Por supuesto que no. Mi socio y supuesto amigo mantenía una relación en secreto con mi hermana. Ahora, de la noche a la mañana, las dos personas más importantes de mi vida van a casarse. Y ninguno de los dos tuvo la cortesía de decirme nada. Me habéis mentido y traicionado delante de mis narices. Ahora dime, Clint: ¿por qué habría de
Capítulo cinco: La función está a punto de comenzar— ¡No, no y no! —exclama el profesor exasperado—. ¡Lo estáis haciendo mal otra vez! Bella Crystal, el Vals es un baile suave, delicado, espontáneo. Debes confiar en tu pareja, dejar que él os lleve a los dos. La sutileza domina vuestros movimientos y vuestra química le dará erotismo a la danza. Eres preciosa, sensual, una diosa, pero necesitas dejar la metodología a un lado y dejarte llevar.¿Quién lo hubiera pensado? A la diva de la moda Crystal Price le está costando seguir una simple coreografía de vals.— ¿Soy una mala persona si disfruto de esto? —pregunta Max a mi lado.— Entonces, seríamos dos, compañero —Brad no me da tiempo a responder—. Solo míralos; Crys parece regia como una tabla y Clinton fastidiado.— No sé en lo demás, pero en el baile queda claro que no tienen química —continúa el hermano del novio—. ¿Alguien más a parte de mí piensa que estos dos no pegan ni con cola?Por un momento
Capítulo seis: Extraña— El discurso ha sido muy emotivo —comenta mientras bailamos. Aunque seguimos la misma coreografía, no es el mismo baile de hace unos días. Desde aquella escena, he mantenido las distancias, necesito hacerlo—. Las cosas que has dicho…— Solo la verdad, Clinton —le corto. Mi voluntad comienza a quebrarse—. Solo la verdad.— Te quiero, princesa.La pieza musical termina y nos detenemos.— Yo también, Clint. Te quiero más de lo que puedas imaginar —y lo he dicho demasiado tarde. O quizá nunca tuve una oportunidad; supongo que jamás lo sabré—. De verdad os deseo que seáis muy felices.— Ten por seguro que lo seremos —mi hermana aparece en escena.— Os dejo bailar. Un vez más felicidades, chicos.Una nueva canción comienza y las parejas retoman el baile: la novia con su recién estrenado esposo; mis padres bailan juntos y los del novio también. Incluso Megan baila con su ex; lo que me sorprende por unos instantes.<< Ha sucedid
Capítulo siete: ¿Por qué huyes de mí?Megan se baja de la caminadora y va por su botella de agua—. Te juro que no puedo más. ¿Cómo aguantas este ritmo, nena? Estoy agotada y mientras tú corres, yo camino.— Necesito sudar…, quemar calorías —digo sin dejar de correr.— Lo que necesitas es una buena follada —desacelero un poco, negando con la cabeza—. En serio, Blair. ¿Cuánto más esperarás para estrenar tu florecilla?— Megan… —la reprendo.— ¿Qué? Tienes veinticuatro años y aun eres virgen. Tu flor se marchitará.— Estoy esperando…— ¿Esperando qué? —pregunta—. Amiga, sé que suena cruel; pero debes asumir la realidad. Tu príncipe se ha casado con otra. Necesitas ocuparte de ti misma, mirar hacia adelante.— Lo sé, Megs —comienzo a caminar—. Lo estoy intentando, créeme.— Pues inténtalo mejor —insiste.— Tampoco tengo a nadie para estrenar mi florecilla —señalo.— Porque rechazas a todos los hombres como si tuviesen la peste —rebate. Suspir