Prefacio: Amigos
Recorro las calles de Long Beach en mi preciada Ducati. Adoro montar en moto, es una afición que me traspasó uno de mis amigos. Cuando el aire me golpea el rostro y balancea mi cabello, es como si alcanzara un pequeño retazo de libertad. Aparco en mi sitio habitual y me dispongo a entrar; sin embargo, no puedo evitar detenerme frente a las enormes letras: Price’s Legacy. Imponen demasiado. Mi legado es mi tortura. Luego, desvío la vista hacia la imagen; el rostro de mi hermana me devuelve la mirada de forma altiva; como si me reprochara mis decisiones.Emito un largo suspiro.Solo espero que el revuelo no sea demasiado grande.— Oh, has llegado, cariño —mi madre me saluda sin dejar de evaluar a las modelos que desfilan una a una por la pasarela de ensayo—. Comenzaba a preocuparme. ¿Por qué tienes que andar en el aparato ese del demonio?Volteo los ojos ante la descripción de la moto. A estas alturas ya estoy acostumbrada.>> ¿Cómo te fue en la universidad? —Megan Price continúa haciendo preguntas sin esperar respuestas—. ¿Ya te has decidido? El programa de Diseño es excelente y los talleres de costuras ni hablar. — Mamá…— Todavía estás a tiempo de incursionar en el modelaje. Justo ahora se viene una muy buena campaña —las modelos se pasean con exuberantes vestidos llenos de brillo y lentejuelas que realmente encandilan.<< Odio el brilli brilli >>Mi madre no deja de parlotear sin siquiera girarse a observarme o escuchar mis llamados y la escena en conjunto está logrando desesperarme. — Mamá…— Puedes compartir beneficios con Crys y ser la imagen de la próxima colección de otoño; nada me haría más feliz…— ¡Mamá! —inmediatamente detiene sus palabras ante mi exclamación—. ¿Puedes escucharme, por favor?— Dejadnos a solas —ordena a los presentes en la amplia sala de ensayo—. Gina…, sigue ensayando hasta que parezcas una pluma flotando en la pasarela. >> ¿Qué sucede, Blair? Boston es una de las mejores universidades del país, sus programas relacionados con la moda tienen muy buenas referencias…Y otra vez vuelve a lo mismo. Megan Price es una mujer estupenda. A veces me pregunto cómo se las arregla para manejar el trabajo y la familia a la par; como madre no tiene precio, en su papel de jefa y diseñadora es insuperable. No obstante, si se le mete algo en la cabeza, no hay quien se lo saque.— ¡No estudiaré Diseño! —interrumpo su parloteo.— ¿Te has decidido por la costura? —inquiere dubitativa; ambas sabemos sobre mi odio por las agujas. — Obviamente no —respondo de forma automática.— ¡Entonces serás modelo! —exclama con una enorme sonrisa. Ese era su deseo desde el principio. Siempre quiso que mi hermana y yo nos dedicáramos al modelaje, de pequeñas nos vestía como muñecas y desfilaba con nosotras—. ¡Qué maravilla! Crys se pondrá súper contenta; seguro que no dudará en darte consejos y apoyarte…— No, mamá —niego rotundamente—. No pienso modelar.— Explícate mejor, Blair, porque no estoy entendiendo un pimiento.— No estudiaré Diseño, ni Costura, ni nada que tenga que ver con la moda. Definitivamente, no modelaré —bufo. Lo he intentado, pero esta vida no está hecha para mí.— ¡¿Qué estás diciendo?! —su gesto extasiado cambia a uno enfurecido—. Eres una Price, Blair. Somos los reyes de la moda. Este es nuestro mundo, no puedes dejarlo.— Solo observa cómo lo hago —una sarcástica sonrisa adorna mi expresión.— No pienso permitirlo. Solo estás confundida; Crys también lo estaba y…— ¡Por todos los dioses! ¡Deja de compararme con mi hermana! —exclamo exasperada—. No nos parecemos en nada; ni en el físico, ni en el carácter y mucho menos en nuestras vocaciones. ¡Solo mírame! —me señalo haciendo espavientos—. Visto vaqueros y camisas holgadas; uso zapatillas, apenas me maquillo…— Sigues vistiendo de marca, cariño —me corta. Creo que ni siquiera hace el intento de escucharme.— No soy Crystal, mamá. No pienso ejercer ninguna profesión relacionada con la moda. — ¿Y qué piensas hacer? —pregunta escéptica—. ¿Qué estudiarás?Trago saliva antes de responder; es ahora o nunca—: Derecho. Ya han aceptado mi solicitud. Comenzaré este semestre en Washington D. C.— ¡¿Derecho?! —se le escapa un pequeño gritito—. ¡Por encima de mi cadáver!— Lo haré, mamá; quieras o no. Me he ganado esa beca con mucho esfuerzo. Así que vete haciendo a la idea.Con esas últimas palabras, salgo apresurada hacia la salida. Necesito volver a la moto o me ahogaré. Me subo en la Ducati con prisa, buscando un poco de sosiego a través del viento mientras me dirijo hacia mi cafetería favorita. Me siento en la mesa de siempre y pido un té verde. Me encanta este lugar, se ha convertido en una especie de refugio para mí. Me gusta sentarme en la mesita de la esquina para contemplar a las personas transitar por las calles de California Heights, mientras tomo el mejor té del mundo. Sin embargo, hoy no puedo enfocar la vista hacia los peatones; mis ojos se encuentran abiertos, pero no ven absolutamente nada. << ¿Por qué mi familia no puede entenderlo? >>No nací para la moda; tengo aspiraciones diferentes a las suyas y eso no es malo. A veces les escucho conversar sobre alguna colección u otros asuntos de la empresa y me siento totalmente fuera de lugar. La melodía de Impossible de la voz de James Arthur resuena a mi lado. Por unos instantes me deleito en el sonido. Ni siquiera debo mirar para saber quién es; ese tono está destinado solo para él.En la segunda llamada decido atender el móvil. De otra forma sé que no parará de sonar.— ¿Cómo ha ido? —ni siquiera me da tiempo de saludarle.Tomo una gran bocanada de aire para luego expulsarla con lentitud antes de responder—: Mejor de lo que esperaba.— No lo parece por tu tono —difiere—. ¿Dónde estás?— En el lugar de siempre.— No te muevas de ahí —advierte—. Voy directo para allá.— Aquí te espero. A fin de cuentas, no tengo nada mejor que hacer.<< Excepto revolcarme en mi propia miseria >>, agrego mentalmente.***— Hola —besa mi mejilla y de manera inesperada, me da el abrazo que tanto necesito.— Hola a ti, príncipe —contesto.Se sienta frente a mí después de pedir un capuchino. No es hasta que traen su pedido y le da el primer sorbo, que vuelve a hablar—. ¿Qué tan mal ha sido?— ¿Has visto las escenas de Crystal cuando se pone histérica antes de cada desfile? —asiente—. Vale, pues multiplícalo por dos.— Vaya, eso es un nivel muy alto.— Ni me lo digas —bufo antes de dar un trago a mi té ya frío—. Debería estar aliviada de que no me hayan echado de casa o repudiado. Aunque todavía es muy pronto para saberlo. Puede que cuando llegue a casa lo haga.— Estás exagerando —me reprende—, suenas como una tía del siglo pasado. Deja ese té, pediremos helado; la situación lo amerita.Suspiro abrumada por la situación—. Por favor, dime que hago lo correcto o me volveré loca, Clint.Él no duda en acercarse y envolver sus manos entre las mías—. Haces lo correcto, Blair. Desear algo diferente no está mal.— ¿Lo dices por experiencia propia? —inquiero.— Así es —corrobora—. Ya ves que a mí no me fue tan mal; aunque mi jefe es un capullo total.— ¿Sigue teniéndote manía? —pregunto curiosa. Me alegra que sepa distraerme. — No quieras ver. Desde que conseguí como cliente a la firma millonaria, vigila cada uno de mis movimientos.— Solo quiere descubrir tu arma secreta —alego.— Pues lo lleva claro.— ¿Qué esperas para abrir tu propia firma, Clinton? Dinero es lo que te sobra —indago dubitativa.— Solo tengo tres años de experiencia, Blair.— Aun así, has conseguido la mejor clientela de California —señalo—. Eso sin hablar de tus labores en el servicio comunitario.— Tienes razón. Me he hecho de una buena carrera; aunque mi apellido ha jugado mucho a mi favor.— No te desmerites de esa forma —esta vez le reprendo yo—. Has llegando donde estás por mérito propio. La fama de tus padres no tiene nada que ver.Bueno, puede que un poco sí, pero no se lo menciono. Su familia materna proviene de una larga gama de afamados actores de Hollywood, mientras que su padre actualmente ha sido catalogado por muchos como el mejor director de cine de los últimos tiempos. El apellido Bratter junto al Fallon han formado una bomba explosiva. Apenas pueden caminar dos pasos sin ser perseguidos por los paparazzi; por eso radican oficialmente en Long Beach, alejados y a la vez lo suficientemente cerca del caótico mundo de Hollywood en Los Ángeles. Aunque viajan la mayor parte del tiempo. Max —el hijo mayor— ha hecho algunos papeles pequeños, aunque se dedica mayormente al modelaje. Sin embargo, el hombre frente a mí ha decidido alejarse completamente del mundo del espectáculo y dedicarse al de las leyes. Al igual que yo, ha querido tomar un camino diferente. No es un camino fácil; el legado familiar puede llegar a ser un coñazo.— De hecho, llevo tiempo pensando en independizarme —alude—. Estoy pensando en asociarme con alguien más —me observa fijamente—, alguien de confianza.— Oh, no —niego automáticamente, adivinando sus intenciones.— Oh, sí —rebate—. Prepárate muy bien, Blair Princess Price; porque en cuanto te gradúes, montaremos nuestro propio bufete.— Estás dando por hecho muchas cosas, colega —advierto— y depositas demasiada fe en mí.— Estoy seguro de que lograrás tus objetivos con creces —indica—, me aseguraré de ello personalmente. Ahora lo veo más claro que nunca: Bratter&Price, ¿a qué suena bien? << Demasiado >>— Estás loco de remate —niego con una enorme sonrisa.— Soy un hombre de amplia visión —argumenta. Segundos después, el camarero deposita las copas de helado en la mesa—. ¿Por qué te gusta la vainilla? —pregunta, formando una adorable uve con sus cejas—. Es un sabor soso.<< Yo soy sosa >>— A mí me gusta —respondo encogiéndome de hombros, mientras saboreo mi postre favorito—. Delicioso. Aunque ninguno supera el de mi madre —suspiro nostálgica. Solo espero que nuestra relación no quede arruinada. Ni hablar de mi padre; pondrá el grito en el cielo.— Todo saldrá bien, princesa —asegura, dándome el confort que solo él puede brindarme—. Ya verás. Tu familia asistirá a la inauguración de nuestro bufete y te mirarán con orgullo. — ¿Ahora predices el futuro? —pregunto con sorna.— Visión, princesa, visión.Inevitablemente debo reírme. Es una suerte que le tenga en mi vida. Desde el día en que le conocí supe que se convertiría en el centro de mi mundo; aunque solo tuviese cinco años. — Gracias, Clint. Necesitaba esto.— No son necesarias —le resta importancia al asunto—. Para eso están los amigos.<< Amigos >>, una palabra que en su momento me llenó de regocijo. Ahora me estremece por dentro y me tortura cada vez que la escucho. Ya no quiero ser solo su amiga, quiero algo más. Solo me pregunto si algún día tendré el valor para confesarlo en voz alta.Capítulo uno: Tememos que hablar*Seis años después*Doy un sorbo a mi copa de vino, me tomo mi tiempo degustando el sabor. Luego, le ofrezco una suspicaz sonrisa y procedo a realizar mi jugada—. Verá, señor Stallon; no negaré que tenerle a usted como cliente supone un gran crecimiento para el bufete. Sin embargo, no he venido a convencerle, mucho menos a rogarle que firme con nosotros —el sujeto enarca una ceja y me escruta con la mirada al mismo tiempo—. Si ha tomado su decisión, adelante. Valley & Asociados es una buena firma; aunque Bratter&Price es mejor. ¿Sabe que en el último año nos hemos hecho con la mitad de sus clientes? Y puedo asegurarle que no ha sido por robo.— Lo sé perfectamente, señorita Price, así como usted sabe que tanto Richard como Clinton son mis amigos. Ambos trabajaban juntos —interviene mi potencial cliente.— Así es —confirmo—. Y cuando decidió independizarse, sus clientes fieles decidieron seguirle. El señor Bra
Capítulo dos: Golpe de realidadLlego a casa de mis padres media hora antes de lo estipulado. Me gusta ser puntual, prefiero llegar de primera a las citas o reuniones.— Hola, mamá —deposito un dulce beso en su mejilla—. Joe, me alegra verte. En los últimos tiempos no se os ve el pelo a ninguno de los Bratter.— Es que no paramos, hija —responde la aludida—. Estamos grabando dos películas al mismo tiempo y preparándonos para los Oscars.— Enhorabuena por vuestra nominación —la felicito. Tanto ella como Nickolas Bratter han sido nominados para los premios más importantes del mundo.<< ¡Madre mía, flipo en colores! >>, aunque ya debería estar acostumbrada, sigo sorprendiéndome cuando ocurre algo como esto.— Gracias, cielito —deja el bol de la ensalada en la gran mesa del comedor y corre a abrazarme—. Aunque tengo mis dudas sobre el premio. No sé, hay mucho nuevo talento.— ¿Otra vez con el rollo de la vejez, mamá? —interviene su hijo mayor
Capítulo tres: Ahogando las penas en alcoholMi mejor amiga me recibe en el corredor. Supongo que no podía esperar dentro del departamento; es igual de impaciente que yo. Con una fuerza poco femenina me empuja hacia su salón y me obliga a sentarme en el mullido sofá. Luego, se coloca frente a mí expectante.— Ahora sí, Price; desembucha.— Se casa —suelto como si la información fuera un veneno mortal.— ¿Quién se casa?— ¿Quién va a ser? —cuestiono.— ¿Clinton? —asiento—. ¿Con quién? ¡No me digas que te propuso matrimonio así de sopetón!Niego de manera repetida aguantando el porte. No he derramado una lágrima, creo que deberían darme una recompensa por ello—. No es conmigo, Megs.— ¿Entonces…? ¡No me digas que con la odiosa de Gina! No la soporto con sus ínfulas de Miss Perfection y su inocencia fingida. Por muy modelo famosa que sea…Megan continúa parloteando. La modelo que trabaja para la empresa de mi familia nunca le ha caído bien. Supongo que
Capítulo cuatro: Sonrisas forzadas— ¡Enhorabuena! ¡¿En serio?! —cuestiona—. ¿Eso es todo lo que tienes para decirme?— No sé qué más quieres que diga, Clinton —observo mi manicura de manera distraída.— Se me ocurren un par de cosas, princesa.— Corta el rollo, Clinton —rebato—. No es el mejor momento para tus juegos.— ¡¿Mis juegos?! —su grito me sobresalta. Es bueno que las paredes sean insonorizadas; aunque por el cristal puede verse el exterior. Todo parece despejado y estoy casi segura de que Megan es la responsable. Mi amiga es la mejor secretaria del mundo—. ¿Estás molesta, Blair?— ¿Molesta? —río con efusividad—. Por supuesto que no. Mi socio y supuesto amigo mantenía una relación en secreto con mi hermana. Ahora, de la noche a la mañana, las dos personas más importantes de mi vida van a casarse. Y ninguno de los dos tuvo la cortesía de decirme nada. Me habéis mentido y traicionado delante de mis narices. Ahora dime, Clint: ¿por qué habría de
Capítulo cinco: La función está a punto de comenzar— ¡No, no y no! —exclama el profesor exasperado—. ¡Lo estáis haciendo mal otra vez! Bella Crystal, el Vals es un baile suave, delicado, espontáneo. Debes confiar en tu pareja, dejar que él os lleve a los dos. La sutileza domina vuestros movimientos y vuestra química le dará erotismo a la danza. Eres preciosa, sensual, una diosa, pero necesitas dejar la metodología a un lado y dejarte llevar.¿Quién lo hubiera pensado? A la diva de la moda Crystal Price le está costando seguir una simple coreografía de vals.— ¿Soy una mala persona si disfruto de esto? —pregunta Max a mi lado.— Entonces, seríamos dos, compañero —Brad no me da tiempo a responder—. Solo míralos; Crys parece regia como una tabla y Clinton fastidiado.— No sé en lo demás, pero en el baile queda claro que no tienen química —continúa el hermano del novio—. ¿Alguien más a parte de mí piensa que estos dos no pegan ni con cola?Por un momento
Capítulo seis: Extraña— El discurso ha sido muy emotivo —comenta mientras bailamos. Aunque seguimos la misma coreografía, no es el mismo baile de hace unos días. Desde aquella escena, he mantenido las distancias, necesito hacerlo—. Las cosas que has dicho…— Solo la verdad, Clinton —le corto. Mi voluntad comienza a quebrarse—. Solo la verdad.— Te quiero, princesa.La pieza musical termina y nos detenemos.— Yo también, Clint. Te quiero más de lo que puedas imaginar —y lo he dicho demasiado tarde. O quizá nunca tuve una oportunidad; supongo que jamás lo sabré—. De verdad os deseo que seáis muy felices.— Ten por seguro que lo seremos —mi hermana aparece en escena.— Os dejo bailar. Un vez más felicidades, chicos.Una nueva canción comienza y las parejas retoman el baile: la novia con su recién estrenado esposo; mis padres bailan juntos y los del novio también. Incluso Megan baila con su ex; lo que me sorprende por unos instantes.<< Ha sucedid
Capítulo siete: ¿Por qué huyes de mí?Megan se baja de la caminadora y va por su botella de agua—. Te juro que no puedo más. ¿Cómo aguantas este ritmo, nena? Estoy agotada y mientras tú corres, yo camino.— Necesito sudar…, quemar calorías —digo sin dejar de correr.— Lo que necesitas es una buena follada —desacelero un poco, negando con la cabeza—. En serio, Blair. ¿Cuánto más esperarás para estrenar tu florecilla?— Megan… —la reprendo.— ¿Qué? Tienes veinticuatro años y aun eres virgen. Tu flor se marchitará.— Estoy esperando…— ¿Esperando qué? —pregunta—. Amiga, sé que suena cruel; pero debes asumir la realidad. Tu príncipe se ha casado con otra. Necesitas ocuparte de ti misma, mirar hacia adelante.— Lo sé, Megs —comienzo a caminar—. Lo estoy intentando, créeme.— Pues inténtalo mejor —insiste.— Tampoco tengo a nadie para estrenar mi florecilla —señalo.— Porque rechazas a todos los hombres como si tuviesen la peste —rebate. Suspir
Capítulo ocho: La echo de menos*Clinton Bratter*En silencio me observo en el espejo mientras anudo mi corbata. El día de mi boda pensé que un hombre no podía ser más feliz. Bueno, no estaba equivocado del todo. Desde entonces nada ha sido como imaginé.— Clinton —me llama mi esposa con su tono meloso. Yo no puedo hacer otra cosa sino emitir un gruñido y continuar con mi actitud indiferente—. ¡Clinton! ¿Vas a seguir molesto conmigo?— ¿Y qué esperabas, Crys? —me giro hacia ella, haciendo uso de mi autocontrol para no explotar—. ¡Seis semanas! Llevamos seis semanas de casados y apenas hemos convivido —voy hacia el armario en busca de mi saco mientras murmuro palabras incoherentes—. Una luna de miel fugaz de solo tres días, cenas de negocios, noches de amor ocasionales e incontables charlas por video chat —me ajusto el saco y me coloco los gemelos—. En eso ha consistido nuestro matrimonio. ¿Crees que tengo motivos para estar saltando de alegría