EN EL CASTILLO…Son recibidos por doña Gertrudis, el ama de llaves, y Asdrúbal, el mayordomo. Son esposos.—Bienvenidos, sigan, por favor. En unos momentos les acomodo las habitaciones —dice la tierna anciana, antigua nana de Arón.—Los instalaremos en el ala sur, lejos de los aposentos del señor —le susurra Asdrúbal.—No, allí deben iniciar unos trabajos de reconstrucción la próxima semana. Entonces lo haremos en el ala norte —responde Gertrudis con amabilidad.—¿Trabajos de reconstrucción? —pregunta el mayordomo, sorprendido. Él es el encargado de ese sector y no lo sabía.—Sí, hay unas paredes que se han fisurado o perdido su color. Creo que te estás haciendo muy viejo para este trabajo, que ya ni te fijas —le recrimina la anciana.Asdrúbal la mira con el ceño fruncido. Sin decir nada más, se aleja; irá personalmente a verificar lo que dice su esposa. Es muy cuidadoso con todo y no puede creer que algo así se le haya escapado.—Rico y Javier, traigan las maletas y síganme —ordena d
P.O.V. Arón Taylor Llegué hace un par de días a Canadá. He visitado algunas de las manadas. Me encanta llegar de improviso, merodear por sus alrededores y observar su funcionamiento. Así no pueden ocultar lo que sucede dentro de ellas. Destino bastante presupuesto para que todos estén bien. Como Alfa debo ejercer mi liderazgo en todos los campos, llevando a mi pueblo de la mano. Para mí, no existen los rangos por tradición. He luchado para que eso cambie. Que sean los méritos y talentos los que primen, pero como siempre, el puto concejo mete sus narices. Las manadas necesitan líderes de mente abierta, dispuestos a jugársela por su pueblo, que no discriminen y brinden oportunidades. Sin embargo, hay algunas que siguen considerando a los Omegas inferiores y a los humanos débiles, despreciándolos y negándose a aceptarlos. La diosa Luna es implacable ante los rechazos de sus destinados. Si tengo que reemplazar a los líderes completos de una manada, lo hago sin dudar. El c
P.O.V. ANNIE BECKERMi mente es un completo caos. Un laberinto de pensamientos confusos donde sobresale una imagen: la sonrisa serena y la mirada profunda de unos ojos azules que me atraviesan el alma.Sé que estuve casada… lo sé porque en mi dedo aún llevo una argolla de matrimonio. Con el nombre de Jarek Ferguson. Y si eso no bastara, el registro civil lo confirma…Además, como si la vida no se cansara de recordármelo, la maldita de mi exsuegra y su hermana siguen siendo un grano en el trasero.Pero no tengo recuerdos claros. Solo momentos fugaces. No sé si fuimos felices, si nos amamos, si alguna vez me sentí segura entre sus brazos.Solo me llegan destellos: él jugando con mis amados perros, acariciándolos con ternura, hablándoles como si fueran parte de su alma.Yo, observándolo desde la distancia, sintiendo que quizá… solo quizá, alguien como él no podría hacerme daño.En mi mente está la imagen de esa maldita mujer, ella es una bruja completa, golpeando sin piedad a mis cachorr
Narrador Omnipresente: —¡Thor, malditø lobo! Sé que tuviste que ver ahí. Deja de jugar conmigo y responde —gruñe el Alfa, siendo ignorado por completo. ***Hace los negocios que tenía planeados, audita las manadas y realiza algunas recomendaciones, aunque hay una que lo tiene inquieto, cosas que no le cuadran, así que eso le llevará más días de los que tenía pensados. Debe investigar.Lennon le ha confirmado que Annie aceptó el cargo.Quisiera tenerla lejos, pero sí, en realidad desea neutralizar a su madrastra y evitar que Raiza y Reina se enfrenten con su madre, ya que ellas quieren arrancarle los ojos y lanzársela a los tiburones. Debe crear una alianza con la humana.Por su parte, Annie se realizó los exámenes y ahora debe seguir las indicaciones del médico para preparar su vientre para el futuro embarazo. Por ello, ha pospuesto su viaje mientras le realizan la inseminación.Arón está de un genio que se lo llevan los mil demonios.Su lobo es un bandido que, desde que vio a esa h
Narrador Omnipresente.—Oh… me pareció ver un lindo lobito —escucha esa voz tan femenina, tan endemoniadamente provocadora, que hace que Thor gruña de deseo. Oye pasos acercarse. El colchón se hunde apenas. —Dime, lindo lobito, ¿deseas que te ayude con tu problemita?Siente su mano acariciando su entrepierna. Un toque leve… pero devastador.Antes de que pueda decir algo más, Arón se incorpora, con los ojos llenos de deseo. Su naturaleza salvaje lo domina. Se lanza a besarla, con una necesidad primitiva, cruda. Sus labios se apoderan de los de ella con fuerza, sin delicadeza, sin freno. Es un beso cargado de necesida y desesperación.Arón recorre con sus manos sus curvas, explorando con urgencia. El fuego lo consume, y sin paciencia ni la más mínima sutileza, le arranca las prendas, dejándola solo con una pequeña tanga negra que apenas cubre lo esencial. Su mirada recorre esa piel azulada, brillante como la noche, esos ojos púrpura que lo han atormentado en sueños.—Uy… el lindo l
P.O.V ArónDespierto. No sé cuánto tiempo he dormido, solo sé que he tenido las noches y los días más ardientes que un hombre puede vivir. Ahora que mis hormonas están calmadas, aunque mis deseos por volver a sentir su piel persisten. Pero debo contenerme y hablar con ella."Quiero pedirle que sea mi Luna… Mi reina."Al recordar su aroma, sé que no es una loba. Sus ojos… son los de una criatura mitológica. Y muero por volver a tenerla entre mis brazos… por volver a recorrer cada rincón de su cuerpo.Intento acomodarme.Caperucita ha drenado todas mis fuerzas. Ni con el entrenamiento más brutal me habían dolido tanto los músculos. Thor aún sigue agotado, por eso ni siquiera puede ayudarme con el dolor de mi cuerpo.—¡Mierd4! —gruño al levantarme e intentar dar el primer paso. Mis piernas duelen despiadadamente, pero este dolor… este maldito dolor vale cada segundo con mi potra salvaje.Caperucita es un nombre demasiado tierno para mi diosa indomable.Ahora que lo pienso, las única
—Potra, ¿dónde carajos estás? —se pregunta para sí. **** En el apartamento de Annie. —¡Annie, maldit4! ¡Eres una mala amiga! —grita Júpiter mientras la mueve buscando despertarla. —Déjame dormir otro ratito, mami —responde adormecida Ann. —¿Cuál, mami? Si eres una perr4 que se la pasó follandø todo el fin de semana y lo que más me duele es que no me llevaste —la recrimina, arrojándole un vaso de agua sobre el rostro. Annie siente cómo el agua helada cae sobre su cara y se sobresalta, abriendo sus ojos por completo. Se siente desorientada y poco a poco va acomodando su visión. —¿Por qué me echaste agua? ¡Te has enloquecido! —le reclama, abriendo sus ojos como platos. —Sí que eres descarada —dice Júpiter, cruzándose de brazos—. ¿Dime quién es? ¿Dónde lo conociste? —pregunta, levantando una ceja mientras se sienta al borde de la cama. —¿De qué hablas? —responde con una pregunta. Quiere levantarse y alejarse de su amiga, pero sus piernas no le responden al intentar pararse
P.O.V Annie —¡Basta! —grito, echándolos de mi habitación. Tengo que aguantar a Salvador y su santurronería. Me mira a los ojos, buscando algo en mí. Luego se secreta con Júpiter. Eso me ofusca muchísimo. "Es mi vida, y si quiero andar de puta abriendo las piernas, es mi problema". Los aprecio, son mis mejores y únicos amigos, pero si se comportan así por un simple sueño… Aunque intenso… Fogoso. Casi real. Como ningún otro. No quiero imaginar el día que suceda. Salgo de mi apartamento hecha una saiyajin. La furia corre por mi cuerpo, pero debajo del enojo hay algo más: un vacío sordo que me pesa en el pecho. Hoy debería estar acompañada, sentirme fuerte… pero estoy sola. Más sola que nunca y siento que me puedo quebrar. Lo sé, parezco demente… Paso de la risa al llanto, de la calma a la furia, y lo peor es que ando como gata en celo. Literal. No es normal. Pienso que deben ser esas malditas vitaminas las que me tienen así, con la libido por los cielos y durm