Annie está sumida en un profundo sueño, su cuerpo se mueve inquieto.Su mente navega entre las sombras del pasado… o tal vez una pesadilla.Un presentimiento oscuro recorre su espina dorsal, provocándole un escalofrío que le hiela la piel.—¿Estás seguro de viajar? —pregunta Annie con voz temblorosa. Hay algo en su actitud que no reconoce en sí misma—. No me siento bien…Es interrumpida por la mirada penetrante de Jarek, acompañada del gesto despectivo de su suegra, Raiza. Annie baja la cabeza, rindiéndose con sumisión, y sube al automóvil sin protestar.—Preciosa, sonríe. Tus padres vienen en el otro coche y no quiero que mis suegros piensen cosas que no son —dice Jarek mientras acaricia el rostro de Annie con una ternura que solo busca disfrazar su control.¿Cuánto más tiempo podré mantener esta farsa?, piensa, sin borrar la sonrisa. Mientras Arón no sepa dónde está, sigo ganando esta guerra silenciosa.Al saber que sus padres están cerca, se siente más tranquila y segura. Así que l
En Otro LugarArón ha estado inquieto. No logra concentrarse en nada.La llegada de su medio hermano junto a su Luna lo tiene tenso.El trono no es lo valioso, nunca se han llevado bien, pero espera que el haber encontrado a su Luna lo haga cambiar, que deje de ser tan egoísta y piense un poco más en su pueblo.El aire trae consigo el fuerte olor a cereza y durazno, una mezcla extraña, pero inconfundible: es su compañera.Ruge Thor en la cabeza del Alfa. Un alarido lleno de angustia.—Alfa, nuestra Luna está cerca y su vida está en peligro… siente su dolor… su sufrimiento. Ella nos necesita.Arón, sin transformarse, corre a gran velocidad en la dirección de su olor. Debe llegar y salvarla. Su cuerpo se llena de escalofríos al pensar que la perderá. Siente su agonía y su llamado.A pocos kilómetros de la ubicación, se desata una tormenta como si el cielo y el infierno se unieran.La tierra comienza a estremecerse y el firmamento se ilumina, centelleando luces acompañadas por terrorífic
—¡Rosalba! Deben salir —grita a todo pulmón.Observa cómo un enorme árbol se desploma, aprisionando a la vivienda y amenazando con derrumbarla.Sin pensarlo, brinca con todas sus fuerzas, transformándose y dándole el control a Thor.Se interpone entre el pesado tronco y la casa, justo a tiempo para detener el desastre. Recibe el brutal golpe… la ferocidad del impacto destroza una de sus patas delanteras. El crujir de sus huesos no lo detendrá. Aunque aulle de dolor. No puede retroceder, debe asegurar el tronco.Su cabeza también tiene algunas astillas de madera clavadas, pero siente que no es momento de lamentarse. Con destreza lanza el árbol a lo lejos, despejando el peligro.El dolor es insoportable; sin embargo, su deber y responsabilidad priman. Se transforma en su forma humana. Sabe que su lobo pronto lo curará. Es el Alfa de Alfas.La diosa le ha brindado la habilidad de crear un atuendo para cubrir su desnudez.—¡Señora Rosalba! —exclama, golpeando con fuerza la puerta, consci
En otro lugar.El teléfono del Alfa suena de nuevo, su tono insistente corta el silencio sepulcral del despacho donde se encuentra reunido con el Beta y el Delta.Aprieta los dientes con fuerza, haciendo que rechinen; intenta ignorarlo. La información que sostiene entre sus manos hace hervir su sangre, inundando su cuerpo de una ira densa y una frustración desgarradora que apenas puede contener.Con el ceño fruncido y un suspiro cargado de exasperación, finalmente toma el móvil. Mira la pantalla: un número desconocido. Eso lo inquieta aún más, así que decide responder.—¿Señor Taylor? —pregunta la doctora, con el nerviosismo a flor de piel.El médico encargado del laboratorio prefirió renunciar antes que enfrentar a Arón.—Con él —responde de manera seca.Por la bocina del teléfono, su oído agudo logra captar la respiración agitada de la mujer.—Señorita, hable de una vez… antes de que mi paciencia se agote por completo.—Señor Taylor… hemos sufrido un robo en los laboratorios de fert
—¿Dónde están las otras cachorras? —es la pregunta firme y potente que realiza el Alfa Supremo.Los lobos se levantan de inmediato, obedeciendo la orden. El sufrimiento se refleja en sus rostros como sombras grabadas a fuego, profundas, antiguas, casi irreparables.Arón se sumerge en sus memorias, y a través de ellas, contempla las atrocidades que cometió Primo, el Alfa que los sometía con crueldad.Para Primo, ellos no eran más que escoria. Bestias deformes que no merecían dignidad ni compasión.Los obligaba a trabajar más de veinte horas al día y los azotaba ante el menor intento de sublevación, sin permitirles siquiera la posibilidad de autocuración, ya que los collares de plata lo impedían.En medio de sus recuerdos, aparece la figura borrosa de un hombre desconocido, una sombra sin rostro que parece ser la mente maestra detrás de toda esa manipulación y avaricia que sedujo a los ahora fallecidos líderes de la manada.El Alfa Supremo es el mejor rastreador de todas las manadas. So
EN EL CASTILLO…Son recibidos por doña Gertrudis, el ama de llaves, y Asdrúbal, el mayordomo. Son esposos.—Bienvenidos, sigan, por favor. En unos momentos les acomodo las habitaciones —dice la tierna anciana, antigua nana de Arón.—Los instalaremos en el ala sur, lejos de los aposentos del señor —le susurra Asdrúbal.—No, allí deben iniciar unos trabajos de reconstrucción la próxima semana. Entonces lo haremos en el ala norte —responde Gertrudis con amabilidad.—¿Trabajos de reconstrucción? —pregunta el mayordomo, sorprendido. Él es el encargado de ese sector y no lo sabía.—Sí, hay unas paredes que se han fisurado o perdido su color. Creo que te estás haciendo muy viejo para este trabajo, que ya ni te fijas —le recrimina la anciana.Asdrúbal la mira con el ceño fruncido. Sin decir nada más, se aleja; irá personalmente a verificar lo que dice su esposa. Es muy cuidadoso con todo y no puede creer que algo así se le haya escapado.—Rico y Javier, traigan las maletas y síganme —ordena d
P.O.V. Arón Taylor Llegué hace un par de días a Canadá. He visitado algunas de las manadas. Me encanta llegar de improviso, merodear por sus alrededores y observar su funcionamiento. Así no pueden ocultar lo que sucede dentro de ellas. Destino bastante presupuesto para que todos estén bien. Como Alfa debo ejercer mi liderazgo en todos los campos, llevando a mi pueblo de la mano. Para mí, no existen los rangos por tradición. He luchado para que eso cambie. Que sean los méritos y talentos los que primen, pero como siempre, el puto concejo mete sus narices. Las manadas necesitan líderes de mente abierta, dispuestos a jugársela por su pueblo, que no discriminen y brinden oportunidades. Sin embargo, hay algunas que siguen considerando a los Omegas inferiores y a los humanos débiles, despreciándolos y negándose a aceptarlos. La diosa Luna es implacable ante los rechazos de sus destinados. Si tengo que reemplazar a los líderes completos de una manada, lo hago sin dudar. El c
P.O.V. ANNIE BECKERMi mente es un completo caos. Un laberinto de pensamientos confusos donde sobresale una imagen: la sonrisa serena y la mirada profunda de unos ojos azules que me atraviesan el alma.Sé que estuve casada… lo sé porque en mi dedo aún llevo una argolla de matrimonio. Con el nombre de Jarek Ferguson. Y si eso no bastara, el registro civil lo confirma…Además, como si la vida no se cansara de recordármelo, la maldita de mi exsuegra y su hermana siguen siendo un grano en el trasero.Pero no tengo recuerdos claros. Solo momentos fugaces. No sé si fuimos felices, si nos amamos, si alguna vez me sentí segura entre sus brazos.Solo me llegan destellos: él jugando con mis amados perros, acariciándolos con ternura, hablándoles como si fueran parte de su alma.Yo, observándolo desde la distancia, sintiendo que quizá… solo quizá, alguien como él no podría hacerme daño.En mi mente está la imagen de esa maldita mujer, ella es una bruja completa, golpeando sin piedad a mis cachorr