25. Demasiada coincidencia
Los ojos de Ricardo Carvajal están llenos de suavidad. La expresión de María Teresa es de confusión, pero aún así, la forma en la que lo observa es de calidez.

—¿Y en dónde está su esposa, señor? —se atreve a preguntar.

—Ella…—Ricardo vuelve a mirar el dije—. Murió hace ya tanto tiempo.

María Teresa cierra los ojos con pesar. En el rostro del señor Ricardo se observa una nostalgia vívida.

—Lo lamento tanto, señor. No lo hubiese imaginado…

—No te preocupes, María Teresa. Te agradezco que hayas visto este dije, sabía que lo había perdido aquí, exactamente ese día —toma suavemente el dije entre sus dedos, y lo encierra en su mano como si tocara un frágil recuerdo—, ¿Hace cuánto que trabajas para la familia Torrealba?

—Hace unas pocas semanas, señor —María Teresa sonríe un poco—. Déjeme ayudarlo a subir. Venga.

Ricardo le sonríe con ligereza también. Está muchacha servicial, sus gestos, sus sonrisas, todo de ella…

—¿Cuántos años tienes, María Teresa? —se atreve entonces a de
andreyflor

¡Un placer mis queridos lectores! Comunico y hago saber que a partir de mañana 26 subiré cuatro capítulos diarios de la historia. ¡Espero estén disfrutandola! Muchas gracia a todo aquel que me lee, y si has llegado hasta aquí, te agradezco un montón. ¡Nos vemos en los siguientes capítulo!

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