—Tu madre tiene cáncer…y no tenemos dinero para costear el tratamiento. — dijo el padre de Aurora con seriedad.
Aurora sintió como todo su mundo se desmoronaba a pedazos, ¿Qué era lo que iban a hacer?, sus padres se abrazaban dejando ver su evidente sufrimiento, y ella se sintió impotente y frustrada al no contar con dinero suficiente para apoyarlos…pero no se rendiría.
—Yo buscare un empleo más, dejare el departamento para no pagar esa renta y regresaré a su casa, mamá tiene que dejar de trabajar en la mansión Bensiali para que pueda descansar, no sé cómo es que lo haré, pero les juro que conseguiré el dinero para pagar los tratamientos. Los apoyare como sea para que mi mamá pueda sanar. — dijo Aurora llevándose una mano al pecho.
Armani y Giorgia Bianco, se miraron el uno al otro, y luego miraron a la pelirroja, una sonrisa se había dibujado en sus rostros.
—¿En verdad estas dispuesta a hacer lo que sea para apoyarnos? — cuestionó Giorgia mirando fijamente a su hija.
Aurora asintió. — Haré lo que sea por ustedes. — respondió la pelirroja con determinación.
En la mansión Bensiali.
Massimo revisaba con suma atención aquel pequeño expediente que su detective privado había traído consigo. Letra por letra, palabra tras palabra y página tras página, el apuesto hombre de cabellos rubios y ojos azules leía el informe que sobre Aurora Bianco le habían proporcionado; esperaba encontrar algo que le resultara de mucha utilidad para acercarse a ella, pues no estaba dispuesto a ceder en sus deseos.
Leyendo con atención, Massimo no pudo evitar sentirle realmente sorprendido; Aurora estaba estudiando su último semestre en la facultad de medicina en la universidad de Palermo, tenía un promedio impecable y había logrado entrar por recomendación de su padre, Mauro Bensiali, quien además le había ayudado a conseguir una beca del cien por ciento que la pelirroja había sabido aprovechar al máximo; se esperaba que Aurora se graduara con honores y los profesores la tenían en una muy alta estima, además, hacia un voluntariado en el asilo de ancianos de la ciudad los jueves, y uno en el orfanato los fines de semana; era una figura amada y respetada en su comunidad y en sus tiempos libres trabajaba en línea vendiendo perfumes y productos de catálogos. Todo aquello era digno de admirar al entender que solo era la hija de un par de sirvientes.
Sobre el hombre que la había estado acompañando no había claridad en el tipo de relación que tenían; su nombre era Leandro Fiore, clase media alta, que era compañero de Aurora desde el primer semestre; eso significaba que ya se conocían desde al menos hacia siete años…el mismo tiempo que el llevaba fuera del país. No iba a negárselo a él ni a nadie; estaba celoso, tan celoso que quería ir personalmente a buscar a ese joven hombre para hacerle saber que Aurora no sería para nadie más que no fuese el. Aurora era una mujer de carácter fuerte, firme y moralista; una bella rosa incorruptible que se alzaba perfecta entre todas las demás en su jardín.
Escuchando dos golpes en la puerta del estudio que ahora le pertenecía, ordenó que entrasen y se sorprendió de mirar a su viejo mentor frente a él.
—Han pasado siete años joven amo, lamento mucho la pérdida de su padre, y también lamento no haber llegado a tiempo para sus funerales. — dijo el anciano Giuseppe.
—No te preocupes maestro, mi padre no quiso nada ostentoso, y me dejo por escrito su petición de depositar sus cenizas junto a las de mi madre, así que ya lo he hecho sin cámaras ni miradas curiosas de por medio. ¿Qué es lo que trae por aquí? — cuestionó Massimo.
—Vine también a petición de su padre; me dejo por escrito su última voluntad, en la cual le pide encarecidamente que encuentre una esposa a la brevedad posible para continuar con el legado familiar; si usted no procrea un heredero o una heredera antes de que se cumplan dos años desde su partida, la familia Bensiali de las ramas menores tendrá derecho de hacer un reclamo por la herencia al momento del fallecimiento de usted, mi joven amo. Permítame volver a sugerirle el aceptar el compromiso con la señorita Juliana Hancock, ella aún permanece soltera y tiene su misma edad, y está de más mencionar su impecable linaje y poderío empresarial; me parece una prometida adecuada a usted, y seguramente le dará hijos de inmediato. — dijo el viejo Giuseppe con la esperanza de que Massimo aceptara.
Mirándolo aquella carta de voluntad que había dejado su padre, Massimo la miró con indiferencia.
—No voy a unirme a esa mujer, no la he visto ni una sola vez desde que la mencionaste hace ya diez años, y creí haber dejado mi voluntad en claro. — dijo Massimo con molestia.
—La señorita Bianco es una joven muy prometedora, no voy a negarle eso, mi señor, pero sigue siendo la hija de un par de sirvientes, nadie aceptará que usted se case con ella, además, la joven está saliendo con alguien más, todos la vieron en los funerales de su padre acompañada de ese buen mozo, así que… —
—¡No me importa si ese tipo está saliendo con ella o no!, he decidido desde que era un niño que Aurora seria mi esposa, y así lo será, así que no vuelvas a sugerirme que me case con nadie más, porque no lo haré, ¿Queda claro maestro Giuseppe? — gritó Massimo interrumpiendo a su mentor.
Giuseppe suspiró.
—Como el agua, mi señor. — respondió el anciano.
Al día siguiente, Massimo revisaba sus deberes como el nuevo líder de los Bensiali, cuando nuevamente escucho un par de golpes en su puerta. Fastidiado, pensó que sería Giuseppe para nuevamente insistirle sobre esa mujer estadounidense.
—Adelante. — ordenó el apuesto rubio.
Sorprendido, Massimo vio como el matrimonio Bianco entraba y se paraba frente a él. El semblante de ambos señores era sombrío.
—Señor Massimo, le agradecemos mucho por recibirnos, queremos hablar con usted de un asunto familiar delicado…y traemos para usted una propuesta que seguramente va a interesarle. — dijo Armani Bianco con seriedad.
Extrañado, Massimo les indico sentarse a ambos, aunque no lograba entender que era lo que un par de sirvientes en sus cincuentas podrían ofrecerle al magnate multimillonario más poderoso de toda Italia.
—Díganme que es lo que se les ofrece. — demandó el rubio.
Giorgia Bianco comenzó a sollozar mientras era abrazada por su esposo.
—Mi esposa tiene cáncer, los estudios dicen que aún estamos a tiempo de salvar su vida, pero nuestro seguro no cubre el costo total de todos los tratamientos, así que pensamos en una solución que nos traerá beneficios a todos. — dijo Armani.
Alzando una ceja, Massimo se sorprendió aún más.
—¿Cuál es su propuesta y porque asegura tan libremente que nos traerá un beneficio a todos? Se que mi padre fue generoso con ustedes, pero no tengo una obligación legal de pagar el tratamiento completo de su esposa, señor Bianco, así que a menos de que me explique qué es lo que está planeando, le sugiero que hable con mi abogado para ver cómo es que los podemos ayudar en su situación. — respondió Massimo.
Armani asintió. Por supuesto, el señor Massimo no era tan generoso como lo sería su padre, por ello, utilizarían lo único que tenían como moneda de cambio.
—Se que usted desea tener a nuestra hija, aunque sea tan solo una noche. Aurora se ha convertido en una joven hermosa, pero a pesar de ello, le doy mi palabra de que ella sigue siendo pura. Esta es mi propuesta señor Massimo, tome a mi hija como pago por darnos el dinero necesario para el tratamiento de mi mujer y un poco más para llevar una vida holgada y tranquila y poder jubilarnos, si lo acepta, Aurora será completamente suya, siendo el hombre más poderoso de Italia, nadie va a cuestionarlo, y usted decidirá qué es lo que hace con ella, si la toma como esposa, o la convierte en su amante. — dijo Armani con seriedad.
Massimo se sorprendió de aquellas palabras, los padres de Aurora, acababan de darle lo que más deseaba en una bandeja de plata.
—Esta es mi propuesta señor Massimo, tome a mi hija como pago por darnos el dinero necesario para el tratamiento de mi mujer y un poco más para llevar una vida holgada y tranquila y poder jubilarnos, si lo acepta, Aurora será completamente suya, siendo el hombre más poderoso de Italia, nadie va a cuestionarlo, y usted decidirá qué es lo que hace con ella, si la toma como esposa, o la convierte en su amante. — decía Armani Bianco con seriedad y firmeza.Massimo se sintió francamente impactado y sorprendido por aquella oferta que estaba recibiendo. Aquella propuesta le servía en bandeja de plata justamente lo que él había deseado desde que era un niño; tener a Aurora para sí mismo, era todo cuanto realmente quería. Sonriendo, el rubio no se permitió cuestionar la calidad moral ni las intenciones de los viejos Bianco, ni tampoco se permitió que alguna espina de naciente moralidad le lastimara el corazón. Era un hombre de negocios después de todo, él quería algo y se lo estaban ofreciendo
—¿Qué es lo que está pasando? — cuestionó Aurora a Massimo cuando esté la tomo por el brazo.—Le he firmado un muy jugoso cheque a tus padres, mi pequeño petirrojo, tus padres te están esperando para aclarar esta situación…desde este momento, Aurora Bianco, eres de mi propiedad, y vivirás conmigo en la mansión Bensiali, nuestra boda se llevará a cabo en dos semanas…y no puedes hacer nada para impedirlo. — respondió Massimo, llenando de horror y confusión a Aurora.Aurora intento zafarse del agarre de Massimo, aquello que le decía no podía ser verdad. De ninguna manera podía ser verdad, se dijo a sí misma una y otra vez.—¿Este es uno de tus trucos maldita lombriz de tierra? Mis padres de ninguna manera me harían algo como eso. Tu estas sugiriendo que ellos acaban de venderme. — dijo la pelirroja negándose por completo a creer algo como aquello.Logrando someterla, Massimo forzó a Aurora a entrar en su lujoso auto.—Ya lo descubrirás por ti misma, pero no te he mentido, así que será me
—Tiene una figura muy esbelta y de bueno atributos, estoy segura de que lucirá preciosa en su vestido de novia. — decía la modista contratada por Massimo, mientras le tomaba las medidas para el vestido que usaría el día de su forzada boda.Sin responder palabra alguna, Aurora se negó a derramar lágrimas, aun y cuando se sentía completamente sola y devastada, y sentía aquella cintilla recorriendo su cuerpo calculando las medidas exactas para confeccionar un vestido que no tuvo la oportunidad de escoger ella misma; Massimo lo había escogido, y ella se había convertido en una preciosa muñeca a la que el magnate de cabellos rubios, tenía el derecho de vestir y usar como se le diera la gana hacerlo…después de todo, él la había comprado y se había convertido en su dueño.Aun así, Aurora no estaba dispuesta a dejarse servir en bandeja de plata y lista para ser simplemente devorada. Mirándose en el espejo, recordó lo mucho que a Massimo le desagradaban las perlas; le causaban cierta tripofobi
—Las expectativas del modelo L-star pro max, están por los cielos; las redes sociales han estallado después de que anuncio su lanzamiento sin decir las especificaciones, pero las otras compañías seguramente buscaran rivalizar con el nuevo celular en cuanto sea lanzado oficialmente, y es posible que sus propios lanzamientos si pueden llegar a competir seriamente contra B&H en el mercado. — decía uno de los socios de aquella empresa.Massimo aún se sentía perdido en sus pensamientos, aquel beso que le había robado a Aurora le había sabido a gloria…pero también a desprecio. Su hermosa prometida se había encerrado en su habitación y se había negado a comer o cenar con él, y no hubo poder alguno que la forzara a hacer lo contrario. Aurora era una mujer terca y de carácter firme…era por esa razón además de su hermosura, que se había enamorado de ella como un loco desde que eran niños.—¿Usted que opina al respecto señor Bensiali?, ha estado muy callado durante toda la junta sobre el nuevo c
—Lo siento Aurora, pero no regresaremos pronto, hemos llegado a Londres y tu madre comenzará con las quimioterapias. No estaremos disponibles niña, así que no marques mas y espera a que seamos nosotros quienes nos comuniquemos contigo. — decía el padre de Aurora al otro lado de la línea, mientras Aurora terminaba de vestirse.—Padre…no quiero estar aquí, no quiero casarme con Massimo Bensiali…hoy le tuve que decir a Leandro una gran mentira… — musitó Aurora entre lágrimas, sintiendo el corazón destrozado por lo que recién le había tenido que decir a Leandro.—¡Como puedes decir eso!, ¡Gracias al señor Bensiali es que tu madre se podrá salvar de esta enfermedad!, ¡Se una buena esposa y no reniegues nunca más de tu matrimonio con el señor Bensiali!, ¡No puedo creer que seas tan ingrata!, con ese Leandro jamás tendrías estatus ni dinero, y en cambio serás la esposa del hombre más poderoso de Italia, ¿Cómo es posible que te quejes de eso? Ni siquiera tendrás la necesidad de trabajar nunca
Aquella era una mañana fría del mes de octubre. Las hojas amarillas y rojizas en los altos arboles de los jardines en la mansión Bensiali, caían y se mecían en el viento asemejando una delicada danza de ballet. Aurora no había logrado dormir en toda la noche, presa de sus miedos y ansiedades. Mirando aquel hermoso anillo que le gritaba al mundo su compromiso con Massimo, se sintió nuevamente sola y confundida…sabía muy bien el valor sentimental que aquella joya representaba para su ahora prometido.“Este es el anillo de mi abuela Sophia, ella me lo dio para que un día se lo de a mi futura esposa…y un día te lo voy a dar a ti”Aquellas palabras que Massimo le había dicho antes de humillarla en aquella fiesta de su abuela paterna, casi las había olvidado por completo. Trayendo de vuelta aquellas viejas memorias de su niñez, Aurora recordó lo mucho que ella alguna vez amó a Massimo; él había sido un niño dulce y tierno, al que nunca hasta ese día, pareció importarle que ella fuera tan so
—Aurora ha solicitado unos días para arreglar asuntos familiares…dicen que su madre enfermó y se marchó de la ciudad sin previo aviso, vivo cerca del que era su departamento, y ahora ese lugar está vacío y con un letrero de “se renta”, al parecer ella se mudó a otro lugar recientemente, quizás por esos rumores de su madre… — decían un par de jóvenes estudiantes de la facultad de medicina.Leandro escuchaba atento cada charla que en la cafetería se daba acerca de Aurora; la pelirroja era una estudiante querida y popular, y a todos les parecían extrañas sus ausencias en el campus, incluso a los profesores. Terminando de comer su almuerzo, el pelinegro estudiante caminó de regreso al aula de anatomía, con una expresión de molestia marcada en el rostro. Aurora le había dicho que estaba comprometida con ese miserable Bensiali al que vio claramente como ella desprecio en los funerales del padre del sujeto.Algo no encajaba allí; conocía a Aurora desde hacía siete años cuando se conocieron e
En New York, Estados Unidos.—Es una mujer pelirroja de apellido Bianco, pero por más que he buscado en todas partes, no he encontrado nada con respecto a su familia, o que circulo social pertenece, pero haré lo posible por tener la información para ti, hermana. — decía Julio Hancock.Juliana observaba los informes sobre la estrategia de marketing que se manejaría para el prelanzamiento del nuevo modelo de celular de B&H, aquella, era una estrategia realmente brillante y sin duda alguna Massimo Bensiali era todo un hombre de negocios.—Bien, averígualo todo, cuanto antes sepamos quien es esa mujer, más pronto podremos actuar. Mi padre ya está enterado del compromiso de Massimo Bensiali y no le ha caído muy en gracia tal y como era de esperarse. Esa mujer sea quien sea, no puede casarse con ese hombre que está destinado a ser mío. Los Hancock y los Bensiali deben unirse en un matrimonio, no hay otra opción. — respondió la mujer de cabellos castaños a su primo, para luego terminar aquell