Capítulo 4: El precio de una hija.

—Esta es mi propuesta señor Massimo, tome a mi hija como pago por darnos el dinero necesario para el tratamiento de mi mujer y un poco más para llevar una vida holgada y tranquila y poder jubilarnos, si lo acepta, Aurora será completamente suya, siendo el hombre más poderoso de Italia, nadie va a cuestionarlo, y usted decidirá qué es lo que hace con ella, si la toma como esposa, o la convierte en su amante. — decía Armani Bianco con seriedad y firmeza.

Massimo se sintió francamente impactado y sorprendido por aquella oferta que estaba recibiendo. Aquella propuesta le servía en bandeja de plata justamente lo que él había deseado desde que era un niño; tener a Aurora para sí mismo, era todo cuanto realmente quería. Sonriendo, el rubio no se permitió cuestionar la calidad moral ni las intenciones de los viejos Bianco, ni tampoco se permitió que alguna espina de naciente moralidad le lastimara el corazón. Era un hombre de negocios después de todo, él quería algo y se lo estaban ofreciendo; un mero negocio de compra-venta que le iba a dar justamente lo que deseaba. Mirando al matrimonio Bianco, les sonrió.

—Díganme exactamente la cantidad que necesitan, y negociemos, tenemos un trato. — respondió Massimo con determinación.

Una vez que los Bianco se habían marchado con aquel cheque en sus manos, Massimo sonrió. Todo lo que más quería ahora le pertenecía y aun y cuando Aurora se opusiera, ella no sería capaz de negarse al saber que su madre llevaría el tratamiento, y no expondría a sus padres a la cárcel por haberla vendido; esa era la desventaja de tener un corazón bondadoso. Su padre había dejado su última voluntad en claro; necesitaba una esposa, mas no había especificado a nadie, y la tendría en dos semanas. Sabía bien que los buitres Bensiali de rama inferior, no dejarían pasar la oportunidad para intentar arrebatarle lo que su bisabuelo, su abuelo, y su padre, con tanto esfuerzo y sacrificio habían levantado. Se casaría con Aurora y tendrían un hijo o una hija antes de que los dos años de la muerte de su padre se cumplieran.

Escuchando golpes en su puerta, le indico a Giuseppe entrar pues ya lo estaba esperando.

—¿Me mandó llamar señor? — cuestionó el anciano.

—Si, Giuseppe. Fuiste el hombre en quien más confío mi padre, y ahora serás en quien más confié yo, así que quiero que contactes al mejor organizador de bodas de Italia, pues planeo casarme dentro de dos semanas y quiero que mi boda sea tan grande que ninguna otra se le iguale. — ordenó Massimo.

Sorprendido, Giuseppe se quedó sin palabras, y se preguntó a si mismo si aquel cambio repentino había tenido algo que ver con la reciente visita de los señores Bianco al joven amo.

—Perdone la pregunta mi señor, pero, ¿Quién es la futura esposa? — cuestionó el anciano.

Massimo sonrió.

—¿Quién más va a ser si no Aurora Bianco? Date prisa que el tiempo es oro, y no quiero ningún fallo. — ordenó el rubio.

Giuseppe guardó silencio. ¿Qué era lo que había pasado? Se cuestionó nuevamente.

En la universidad, Aurora miraba lo que el profesor escribía en la pizarra, pero sus pensamientos estaban aun atrapados en lo que sus padres le habían dicho. Su madre tenía cáncer en la matriz, pero se lo habían detectado justo a tiempo para con tratamiento lograr salvar su vida. Sus padres jamás habían sido los más amables o cariñosos, pero los amaba y estaba dispuesta a lo que sea para apoyarlos, no importaba si tenía que trabajar turnos dobles o tener más de tres empleos…ella haría lo que fuera necesario hacer para ayudarlos.

Cuando las clases habían terminado, la hermosa pelirroja tomaba sus libros sintiendo un dolor de cabeza punzándole las sienes. Tocándoselas, las sintió levemente inflamas. No había dormido nada pensando en sus padres, en el cáncer y en que tenía que concentrarse para los exámenes próximos.

—Hey, tienes que dejar de sobre pensar, sé que estas preocupada por lo de tu madre, pero encontraremos una solución juntos, hay asociaciones que se dedican a ayudar a personas con bajos recursos para afrontar los gastos, no desesperes, te acompañare a todos ellos. — dijo Leandro intentando animar a Aurora.

Aurora sonrió. — Es cierto, con tanto en la cabeza me había olvidado por completo de esa opción. — respondió la pelirroja.

—Bueno, tan solo tenemos que llevar la hoja con los estudios de tu madre para demostrar que está enferma, lo demás tiene que ser más sencillo, ¿Te mostraron los resultados de la biopsia? — cuestionó Leandro.

Aurora negó.

—No me la mostraron, seguramente con el impacto que era darme la noticia lo olvidaron, y yo también olvidé pedirles que me la mostraran, iré a verlos por la noche para dormir con ellos, aprovecharé la oportunidad para pedírselas. — respondió la joven.

—Bien, esta dicho, por ahora vayamos a comer algo delicioso, supe que abrieron un nuevo buffet de pizza en el SunMall de Oriente, así que vayamos a probar, yo invito. — dijo Leandro intentando animar a la chica de la que estaba profundamente enamorado desde el primer semestre.

Aurora sonrió y asintió, su querido Leandro siempre lograba hacerla sentir mejor…y esperaba que iniciaran una relación de pareja cuando lograran graduarse, tal y como lo habían prometido hacia un par de años atrás.

—Eso me encantará. — respondió la pelirroja.

Fuera del campus, Massimo esperaba junto a un par de sus hombres ya conociendo bien el horario que tenía Aurora; no debía tardar en salir. Escuchando su inconfundible risa, sus ojos azules vieron con gran enojo y desagrado, como su bello petirrojo salía del campus junto a Leandro Fiore colgada de su brazo y entre risas alegres. Furioso, el rubio dio una indicación a sus hombres.

Mirando hacia el frente, Aurora se sorprendió al mirar a Massimo Bensiali esperando fuera, cuando repentinamente fue tomaba del brazo por un hombre con aspecto de guardaespaldas.

—¡¿Qué significa esto?! — cuestionó Leandro mirando como Aurora era arrastrada hacia donde estaba aquel hombre al que reconoció como el niño rico de los funerales, mientras él era retenido por el otro sujeto guardaespaldas.

Sin entender que pasaba, Aurora intentaba zafarse del agarre que la mantenía prisionera.

—¿Qué es lo que está pasando? — cuestionó Aurora a Massimo cuando esté la tomo por el brazo.

—Le he firmado un muy jugoso cheque a tus padres, mi pequeño petirrojo, ellos te están esperando para aclarar esta situación…desde este momento, Aurora Bianco, eres de mi propiedad, y vivirás conmigo en la mansión Bensiali, nuestra boda se llevará a cabo en dos semanas…y no puedes hacer nada para impedirlo. — respondió Massimo, llenando de horror y confusión a Aurora.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo