Aquella era una mañana fría del mes de octubre. Las hojas amarillas y rojizas en los altos arboles de los jardines en la mansión Bensiali, caían y se mecían en el viento asemejando una delicada danza de ballet. Aurora no había logrado dormir en toda la noche, presa de sus miedos y ansiedades. Mirando aquel hermoso anillo que le gritaba al mundo su compromiso con Massimo, se sintió nuevamente sola y confundida…sabía muy bien el valor sentimental que aquella joya representaba para su ahora prometido.“Este es el anillo de mi abuela Sophia, ella me lo dio para que un día se lo de a mi futura esposa…y un día te lo voy a dar a ti”Aquellas palabras que Massimo le había dicho antes de humillarla en aquella fiesta de su abuela paterna, casi las había olvidado por completo. Trayendo de vuelta aquellas viejas memorias de su niñez, Aurora recordó lo mucho que ella alguna vez amó a Massimo; él había sido un niño dulce y tierno, al que nunca hasta ese día, pareció importarle que ella fuera tan so
—Aurora ha solicitado unos días para arreglar asuntos familiares…dicen que su madre enfermó y se marchó de la ciudad sin previo aviso, vivo cerca del que era su departamento, y ahora ese lugar está vacío y con un letrero de “se renta”, al parecer ella se mudó a otro lugar recientemente, quizás por esos rumores de su madre… — decían un par de jóvenes estudiantes de la facultad de medicina.Leandro escuchaba atento cada charla que en la cafetería se daba acerca de Aurora; la pelirroja era una estudiante querida y popular, y a todos les parecían extrañas sus ausencias en el campus, incluso a los profesores. Terminando de comer su almuerzo, el pelinegro estudiante caminó de regreso al aula de anatomía, con una expresión de molestia marcada en el rostro. Aurora le había dicho que estaba comprometida con ese miserable Bensiali al que vio claramente como ella desprecio en los funerales del padre del sujeto.Algo no encajaba allí; conocía a Aurora desde hacía siete años cuando se conocieron e
En New York, Estados Unidos.—Es una mujer pelirroja de apellido Bianco, pero por más que he buscado en todas partes, no he encontrado nada con respecto a su familia, o que circulo social pertenece, pero haré lo posible por tener la información para ti, hermana. — decía Julio Hancock.Juliana observaba los informes sobre la estrategia de marketing que se manejaría para el prelanzamiento del nuevo modelo de celular de B&H, aquella, era una estrategia realmente brillante y sin duda alguna Massimo Bensiali era todo un hombre de negocios.—Bien, averígualo todo, cuanto antes sepamos quien es esa mujer, más pronto podremos actuar. Mi padre ya está enterado del compromiso de Massimo Bensiali y no le ha caído muy en gracia tal y como era de esperarse. Esa mujer sea quien sea, no puede casarse con ese hombre que está destinado a ser mío. Los Hancock y los Bensiali deben unirse en un matrimonio, no hay otra opción. — respondió la mujer de cabellos castaños a su primo, para luego terminar aquell
—Buenos días señor Bensiali, es un gusto tener la oportunidad de saludarlo tan temprano en la sala de juntas. — saludaba Julio Hancock con hipocresía a Massimo.—Buenos días joven Hancock, solo vine a dejar algunas cosas, hoy no asistiré personalmente a la junta matutina, mi asistente tomará nota de lo importante. — respondió Massimo dejando una caja blanca en las manos de su secretario.Mirando aquella caja, Julio suponía que dentro de ella se encontraban las invitaciones de la boda del magnate Bensiali para los socios y personal de rango.—Veo que se casará muy pronto…debe de estar bastante ocupado con los preparativos de su boda, y debe de saber que los Hancock estamos felices por usted, ya sabe, no siempre se tiene la oportunidad de casarse con quien realmente se ama, sin importar de que tipo de cuna provenga. Que pase usted muy buenos días. — respondió Julio para luego salir de aquella sala de juntas.Massimo sonrió. Por supuesto, los Hancock no se iban a quedar con los brazos cr
Massimo les sonrió a los pequeños, notando que todos llevaban ropa muy vieja y de tallas no adecuadas para sus aparentes edades. Ángelo miró con desconfianza al rubio.—Aurora es nuestra mamá, ella es la única fuera de las hermanas a la que le importamos, no puede quitárnosla. — dijo Ángelo.Agachándose para quedar a la altura del pequeño, Massimo lo tomó por los hombros. Aquel adolescente de piel morena clara, bonitas facciones, y vivaces ojos color miel, tenía una mirada fiera que no le mostraba temor, y eso le agrado.—No voy a robártela mi amigo, es más, como seré el esposo de Aurora, creo que eso me convierte en su padre, ¿No es así?, y yo también me preocuparé por ustedes, lo prometo galán. — respondió Massimo.Repentinamente al escuchar aquello, los niños más pequeños se emocionaron y abrazaron a Massimo llamándolo papá. Aurora sonrió, y dio una mirada hacia el rubio quien le sonrió a cambio. No entendía porque les había dicho aquello, pero de alguna manera, se sintió bien con
El tono de llamada seguía sonando, pero nuevamente nadie respondía. Ese era el tercer día que Aurora intentaba comunicarse con sus padres, pero estos no respondían a ninguna de sus llamadas ni mensajes. ¿Les había ocurrido algo? La pelirroja se sentía nerviosa y mentalmente agotada, tan solo deseaba saber cómo era que se encontraba su madre ahora que habían comenzado sus tratamientos, pero no tenía respuesta alguna.Angustiada, Aurora escribió aquel mensaje de texto pidiendo a sus padres que le dijeran al menos si se encontraban bien pues no había tenido noticias de ellos y estaba a nada de llamar a la policía para reportarlos como desaparecidos. Enviándolo, en menos de un minuto recibió un mensaje desde el celular de su madre junto a una fotografía de sus padres sonriendo sentados en alguna cafetería, pero las palabras eran todo menos amables.“Estamos bien, deja de molestar, estoy cansada por las quimioterapias y no tengo tiempo para atender tus delirios, no envíes más mensajes porq
—Juliana Hancock está en la ciudad, joven señor. — decía Giuseppe a Massimo, quien se estaba probando su costoso y elegante traje de novio hecho a medida por un demasiado importante diseñador.Massimo se mantuvo sereno a pesar de haber escuchado lo dicho por Giuseppe.—¿Y qué es lo que esperas que haga? Enviaron las invitaciones electrónicas, seguramente ha llegado para asistir a mí boda con Aurora. — respondió Massimo con calma.Giuseppe negó.—¿No le preocupa que intente hacer algo?, se me informó que el joven Julio hizo una gran compra por una mansión cercana a la suya, una lujosa limusina y muebles de alta calidad; parece que la señorita Hancock planea quedarse un largo tiempo en Palermo. También me dijeron que la señorita fue vista hospedándose en el Four Seasons Deluxe en el centro de la ciudad cuando arribó esta mañana a la ciudad. Lo correcto joven señor, es ir a visitarla, después de todo su familia es socia suya, y la empresa B&H les pertenece a ambos lados, los socios querr
Aquella mañana era diferente. Los sirvientes corrían apresurados terminando de alistar los últimos preparativos. Los pensamientos se fundían con el viento que entraba agradable entre las cortinas de aquella lujosa habitación de Massimo, quien sentía sus emociones pendiendo de un hilo e iban desde la alegría más sincera a la angustia repentina. Las personas iban y venían, quizás, con demasiada prisa, para que todo estuviese mucho más que perfecto, tal y como el amo y señor de aquella casa. Acomodando su corbatín negro, y aquellas flores blancas de su bolsillo, Massimo Bensiali le mostró una radiante sonrisa a su mentor y maestro de toda la vida.—Bueno, estoy listo, ¿Qué es lo que opinas maestro Giuseppe? — cuestionó Massimo disfrazando de arrogancia sus evidentes nervios.El viejo tutor asintió aprobatoriamente.—Me parece que luce tal cual debe de lucir un gran señor: simplemente perfecto. — respondió con honestidad el anciano.Massimo sonrió. Aquel era el día más importante de toda