Capítulo 116: Un hombre arrogante.

En la mansión Bensiali, todos avanzaban hacia la casa donde solía descansar la servidumbre.

—Aurora. — la llamó Massimo y ella volteó a verlo como si no tuviera idea de qué estaba haciendo ahí de pie.

Virma y Vicenzo estaban de pie tras ellos.

Los ojos de verde y preciosa esmeralda de la pelirroja, temblaron cuando dejó escapar el aliento que fue visible como un suave vapor.

—Yo no… — dijo ella con voz trémula y entrecortada.

— Entremos. — la voz varonil y segura de Massimo la hizo sentir un poco menos cobarde.

—Sí… — asintió ella y se aferró al brazo de su esposo.

Todos caminaron hacia la casa en donde la servidumbre de la mansión vivía, y en donde Giorgia Bianco estaba siendo velada. Nunca subir cinco escalones había cansado tanto su cuerpo, y nunca antes había sentido su alma tan pesada. Aquella situación se sentía completamente falsa e irreal para Aurora, quien recordaba con dolor que la última ocasión en la que vio a sus falsos padres, los Bianco, había sido el mismo día en que e
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