—Tiene una figura muy esbelta y de bueno atributos, estoy segura de que lucirá preciosa en su vestido de novia. — decía la modista contratada por Massimo, mientras le tomaba las medidas para el vestido que usaría el día de su forzada boda.Sin responder palabra alguna, Aurora se negó a derramar lágrimas, aun y cuando se sentía completamente sola y devastada, y sentía aquella cintilla recorriendo su cuerpo calculando las medidas exactas para confeccionar un vestido que no tuvo la oportunidad de escoger ella misma; Massimo lo había escogido, y ella se había convertido en una preciosa muñeca a la que el magnate de cabellos rubios, tenía el derecho de vestir y usar como se le diera la gana hacerlo…después de todo, él la había comprado y se había convertido en su dueño.Aun así, Aurora no estaba dispuesta a dejarse servir en bandeja de plata y lista para ser simplemente devorada. Mirándose en el espejo, recordó lo mucho que a Massimo le desagradaban las perlas; le causaban cierta tripofobi
—Las expectativas del modelo L-star pro max, están por los cielos; las redes sociales han estallado después de que anuncio su lanzamiento sin decir las especificaciones, pero las otras compañías seguramente buscaran rivalizar con el nuevo celular en cuanto sea lanzado oficialmente, y es posible que sus propios lanzamientos si pueden llegar a competir seriamente contra B&H en el mercado. — decía uno de los socios de aquella empresa.Massimo aún se sentía perdido en sus pensamientos, aquel beso que le había robado a Aurora le había sabido a gloria…pero también a desprecio. Su hermosa prometida se había encerrado en su habitación y se había negado a comer o cenar con él, y no hubo poder alguno que la forzara a hacer lo contrario. Aurora era una mujer terca y de carácter firme…era por esa razón además de su hermosura, que se había enamorado de ella como un loco desde que eran niños.—¿Usted que opina al respecto señor Bensiali?, ha estado muy callado durante toda la junta sobre el nuevo c
—Lo siento Aurora, pero no regresaremos pronto, hemos llegado a Londres y tu madre comenzará con las quimioterapias. No estaremos disponibles niña, así que no marques mas y espera a que seamos nosotros quienes nos comuniquemos contigo. — decía el padre de Aurora al otro lado de la línea, mientras Aurora terminaba de vestirse.—Padre…no quiero estar aquí, no quiero casarme con Massimo Bensiali…hoy le tuve que decir a Leandro una gran mentira… — musitó Aurora entre lágrimas, sintiendo el corazón destrozado por lo que recién le había tenido que decir a Leandro.—¡Como puedes decir eso!, ¡Gracias al señor Bensiali es que tu madre se podrá salvar de esta enfermedad!, ¡Se una buena esposa y no reniegues nunca más de tu matrimonio con el señor Bensiali!, ¡No puedo creer que seas tan ingrata!, con ese Leandro jamás tendrías estatus ni dinero, y en cambio serás la esposa del hombre más poderoso de Italia, ¿Cómo es posible que te quejes de eso? Ni siquiera tendrás la necesidad de trabajar nunca
Aquella era una mañana fría del mes de octubre. Las hojas amarillas y rojizas en los altos arboles de los jardines en la mansión Bensiali, caían y se mecían en el viento asemejando una delicada danza de ballet. Aurora no había logrado dormir en toda la noche, presa de sus miedos y ansiedades. Mirando aquel hermoso anillo que le gritaba al mundo su compromiso con Massimo, se sintió nuevamente sola y confundida…sabía muy bien el valor sentimental que aquella joya representaba para su ahora prometido.“Este es el anillo de mi abuela Sophia, ella me lo dio para que un día se lo de a mi futura esposa…y un día te lo voy a dar a ti”Aquellas palabras que Massimo le había dicho antes de humillarla en aquella fiesta de su abuela paterna, casi las había olvidado por completo. Trayendo de vuelta aquellas viejas memorias de su niñez, Aurora recordó lo mucho que ella alguna vez amó a Massimo; él había sido un niño dulce y tierno, al que nunca hasta ese día, pareció importarle que ella fuera tan so
—Aurora ha solicitado unos días para arreglar asuntos familiares…dicen que su madre enfermó y se marchó de la ciudad sin previo aviso, vivo cerca del que era su departamento, y ahora ese lugar está vacío y con un letrero de “se renta”, al parecer ella se mudó a otro lugar recientemente, quizás por esos rumores de su madre… — decían un par de jóvenes estudiantes de la facultad de medicina.Leandro escuchaba atento cada charla que en la cafetería se daba acerca de Aurora; la pelirroja era una estudiante querida y popular, y a todos les parecían extrañas sus ausencias en el campus, incluso a los profesores. Terminando de comer su almuerzo, el pelinegro estudiante caminó de regreso al aula de anatomía, con una expresión de molestia marcada en el rostro. Aurora le había dicho que estaba comprometida con ese miserable Bensiali al que vio claramente como ella desprecio en los funerales del padre del sujeto.Algo no encajaba allí; conocía a Aurora desde hacía siete años cuando se conocieron e
En New York, Estados Unidos.—Es una mujer pelirroja de apellido Bianco, pero por más que he buscado en todas partes, no he encontrado nada con respecto a su familia, o que circulo social pertenece, pero haré lo posible por tener la información para ti, hermana. — decía Julio Hancock.Juliana observaba los informes sobre la estrategia de marketing que se manejaría para el prelanzamiento del nuevo modelo de celular de B&H, aquella, era una estrategia realmente brillante y sin duda alguna Massimo Bensiali era todo un hombre de negocios.—Bien, averígualo todo, cuanto antes sepamos quien es esa mujer, más pronto podremos actuar. Mi padre ya está enterado del compromiso de Massimo Bensiali y no le ha caído muy en gracia tal y como era de esperarse. Esa mujer sea quien sea, no puede casarse con ese hombre que está destinado a ser mío. Los Hancock y los Bensiali deben unirse en un matrimonio, no hay otra opción. — respondió la mujer de cabellos castaños a su primo, para luego terminar aquell
—Buenos días señor Bensiali, es un gusto tener la oportunidad de saludarlo tan temprano en la sala de juntas. — saludaba Julio Hancock con hipocresía a Massimo.—Buenos días joven Hancock, solo vine a dejar algunas cosas, hoy no asistiré personalmente a la junta matutina, mi asistente tomará nota de lo importante. — respondió Massimo dejando una caja blanca en las manos de su secretario.Mirando aquella caja, Julio suponía que dentro de ella se encontraban las invitaciones de la boda del magnate Bensiali para los socios y personal de rango.—Veo que se casará muy pronto…debe de estar bastante ocupado con los preparativos de su boda, y debe de saber que los Hancock estamos felices por usted, ya sabe, no siempre se tiene la oportunidad de casarse con quien realmente se ama, sin importar de que tipo de cuna provenga. Que pase usted muy buenos días. — respondió Julio para luego salir de aquella sala de juntas.Massimo sonrió. Por supuesto, los Hancock no se iban a quedar con los brazos cr
Massimo les sonrió a los pequeños, notando que todos llevaban ropa muy vieja y de tallas no adecuadas para sus aparentes edades. Ángelo miró con desconfianza al rubio.—Aurora es nuestra mamá, ella es la única fuera de las hermanas a la que le importamos, no puede quitárnosla. — dijo Ángelo.Agachándose para quedar a la altura del pequeño, Massimo lo tomó por los hombros. Aquel adolescente de piel morena clara, bonitas facciones, y vivaces ojos color miel, tenía una mirada fiera que no le mostraba temor, y eso le agrado.—No voy a robártela mi amigo, es más, como seré el esposo de Aurora, creo que eso me convierte en su padre, ¿No es así?, y yo también me preocuparé por ustedes, lo prometo galán. — respondió Massimo.Repentinamente al escuchar aquello, los niños más pequeños se emocionaron y abrazaron a Massimo llamándolo papá. Aurora sonrió, y dio una mirada hacia el rubio quien le sonrió a cambio. No entendía porque les había dicho aquello, pero de alguna manera, se sintió bien con