Llegó la cuenta regresiva. Todos cantamos a gritos los minutos en retroceso hasta cumplirse la primera hora del año nuevo y Nikko, dejando de lado su sequedad una vez más, asustándome y sorprendiéndome con ello, me regaló un beso largo, muy largo, dándole así la bienvenida a ese año.Me sumergí, me dejé llevar, ¡sentí! Verdaderamente sentí ganas de estar con él. Me vi amándolo, dándole muchas más cosas de las que ya le había dado.Al rato pude escabullirme al frente de la casa buscando un lugar tranquilo para intentar llamar a Sandra. Su grito me dio risa, ella estaba en shock, como yo. No dijo mucho, pero exigió ver el anillo, así que le envié una foto.Danilo salió para ofrecerme una nueva copa de vino.—Hermanita. —Me arropó con su abrazo. Podía der el menor, pero era fuerte, más alto y un poco más protector—. No te he felicitado como Dios manda. ¿Estás feliz?No le respondí de inmediato.—Sí — dije un poco más calmada—. ¡Es que mira! —canturrié mostrándole la mano, haciéndole son
Él abrió.—¿Qué pasa?—Tienes que disculparte por más cosas, Maël.—¿De qué hablas? —No me dejaba pasar, obvio que no. Yo tampoco tenía intenciones de entrar a su cuarto, y hablo en serio.—¿Por qué enviaste ese correo?Quedó desconcertado.—¿Qué correo?Lamenté no tener mi celular conmigo en ese instante. Me dirigí de inmediato al cuarto de Nikko seguida por Maël, y tomé el móvil abriendo la bandeja de mi correo electrónico. Allí estaba, guardadito para ese momento.—¡Esto! —Estampé la pantalla frente a su cara—. ¿Ya no te acuerdas?Tomó el celular y comenzó a observar las fotos. Su ceño fruncido concentrado en las imágenes.Entonces comencé a soltarlo todo:—¿Qué niñería es esa, Maël? ¿A caso te volviste loco? ¿Cómo pudiste pensar que engañaba a Nikko con… con Fran, por Dios? ¡Eso es una estupidez! Solo bailaba y me viste llegar con Sandra. Aquella, solo era una reunión de amigos. Que por cierto, ¿qué bicho te picó para tratarme así en la fiesta? Querías ridiculizarme frente a esas
Los días pasaron y no supe nada más de Maël. Mis familiares y yo nos fuimos a Braga el día 02 de Enero y la vida volvió a la normalidad el día 05. La gente de Circo me convocó de nuevo, ya que los ensayos arrancarían pronto, y Sandra exigió que la fuera a visitar para mostrarle bien el anillo. Su padre y su hermano me felicitaron, aunque este último parecía algo triste y cabizbajo con la noticia. Pobre hermano menor de Sandra, siempre le gusté y yo siempre lo vi (y lo veré) como un gran amigo.Nikko y yo mantuvimos buen contacto mientras cada uno se sumergía en sus quehaceres. Me contó que su tío Carlos lo necesitaba en Lisboa, así que viajó a la ciudad capital. Se retrasaba el asunto de Belinda, esperaba que regresara y resolver la cuestión de una vez por todas.Mi cumpleaños es a mitad de Enero y para esa fecha no tenía nada organizado. Nikko se tardaba en regresar, pero entre sus novedades y rarezas, prometió librarse de sus asuntos antes de mi celebración. Varios “te amo” acompaña
Pude regresar el día 14. Marcelino y su familia me acunaron en su casa una noche después de la llamada telefónica en el café. Conocí a Gina, su novia (verdaderamente una preciosidad).La mañana de mi cumpleaños, Danilo me llamó desde la facultad para asegurarme que se encontraba bien. Se disculpó por no poder ir a casa para celebrar conmigo. Mis padres organizaron un desayuno tardío en la sala de nuestra dulce morada, colocando música que me gustaba y rellenando la mesa baja con todo tipo de alimentos y bebidas que siempre me han encantado: chocolates, tostadas, jugos, omelettes y hasta vinos. Bailé con papá en el salón, jugué cartas con mamá y luego también se unió mi padre al juego. Conversé ampliamente con ellos como no hacíamos desde hace tiempo y hasta les entretuve con una pequeña y corta representación del personaje principal en el cual estaba trabajando en Circo. Salí de casa con mi madre para comprar algunas cosas para el cumpleaños, pensando celebrar temprano en la noche. Sa
Nikko salió para Lisboa bien temprano en la mañana del jueves 17. Ese día necesitaba volver a Circo, al fabuloso escenario y hasta los camerinos. Ocupar la mente en cualquier cosa que no fuesen los malditos mensajes de texto ni el regalito, ni nada cercano a ello.Como mi prometido no regresaría esa semana, se me ocurrió enviarle el presente a Maël por medio de la compañía de correos. No deseaba tener aquello un minuto más en mi habitación, y no viajaría a Castelo con Nikko estando fuera. Nop. No, no, no.Los días transcurrieron con normalidad. Sandra y yo celebramos mi “después del cumpleaños en Mafalaia junto a su familia y su novio, pasando un rato estupendo. Adoraba ese sitio, era hermoso pero un poco decadente, reuniendo gente de todo tipo sin discriminación alguna. Siempre me encontraba a alguien conocido, o terminaba practicando mi inglés y mi español con los turistas que se hospedaban allí.Devolví el regalo unos días después de la decisión, y gracias a Dios no ocurrió mayor d
Me fui caminando hasta la tienda de Cata, disfrutando de una mañana ejemplar. Casi no dormí, pero no importó. Los pájaros cantaban, las nubes traían consigo una decisión clara en mi cabeza. Estaba HARTA, fastidiada de ser la estúpida que lo aceptaba todo. Lo único malo de pensar en ser engañada, era recordar cada episodio con Maël (sobre todo mis pensamientos hacia él) sintiéndome de alguna forma traidora y sin derechos para reclamar. Pero el lado bueno de todo, era que no le reclamaría nada a nadie. Finiquitaría, zanjaría la situación de raíz. Y la bendita zapatería rellenaba ese espacio de santificada espera.Como era de esperarse, allí estaba la muchacha, abriendo a las 08:00 en punto de la mañana. No podía quitarle el ser puntual. La cosa era, ¿en verdad ella esperaba que Nikko fuera a verla? Pues, me convertiría en su embajadora.—Hola, Bel —saludé con retintín. Pude ver el cambio de color en la carencia de mejillas.—Hola, Delu. ¿Cómo estás?¿Un saludo trémulo? Mmmm…—Estoy bast
Me alejé de la tienda caminando rápido, devolviéndome a la casa de Nikko para sacar mis cosas de allí. En todo momento, una silueta joven me siguió.—¿Delu? ¡Delu!—¿Nikko ya se fue al trabajo? —le pregunté a Maël sin detener mi caminata.—¿Qué vas a hacer? Cálmate.—¡Respóndeme!En media acera, con algunas personas caminando a nuestro alrededor, se paró frente a mí bloqueándome el paso.—No me grites— demandó.Reviré mis ojos y exhalé con fastidio.—Si no vas a colaborar, o si no me vas a responder, si tan siquiera le cubres esta falda a tu querido primo otra vez, ¡entonces será mejor que me dejes tranquila! —Caminé pasándolo de largo, directo a la casa que compartíamos.No era una larga distancia. De hecho, la tienda de Catalina quedaba muy cerca de la salida del complejo habitacional. Llegué rápido a la vivienda, entré y comencé a empacar. Maël no se desapareció, me siguió en todo momento y ahora parado en el umbral de la habitación de Nikko, y mientras yo no paraba de moverme, pude
Tenía la frente pegada al vidrio y mordía mis uñas. El paisaje me era indiferente. Mi cuerpo sufrió una descarga luego de subirme al vehículo. Las palmas de mis manos eran testigo de ello tras clavar mis uñas en ellas mientras lloraba. Así de mal me encontraba por lo de Nikko, y era su primo Maël quien me llevaba de vuelta a Braga.No deseaba llegar a casa, así que le dije que me llevara a cualquier sitio menos al hogar de mis padres.Llegamos a Braga en menos de 45 minutos sin decirnos una sola palabra. Él estaba tenso, pero no nervioso. Yo solo quería olvidar, dormir, calmar mi angustia. Además, pese a mi malestar, estar junto a Maël me puso sobre aviso como siempre sucedía; esa vez no sería la excepción.Rompimos el silencio cuando entramos por el garaje de lo que parecía ser una casa. Me extrañé muchísimo y aquello fue suficiente para espabilarme.—¿Dónde estamos?—En una casa de mi padre. ¿Sí sabías de este sitio? Carlos la compró hace unos años —explicó, mientras se cerraba el p