Valentino Pagliuca es un hombre solitario, con una hija en brazos, una culpa que lo carcome y el recuerdo de la mujer a quien amó. Itzae es una jovencita aislada del mundo por un padre sobre protector, es una chica hermosa, alegre, divertida, llena de amor por la vida, capaz de robarle el corazón a cualquiera, aunque ya Valentino no tiene corazón ¿O sí?
Leer másSiete meses después La hermosa familia de tres, se encontraban en la habitación de juego de la más pequeña, en la nueva casa de los Pagliuca Mendoza, una sorprendente vivienda de dos niveles, concebida para que la luz natural la envuelva y matice sus bellos detalles en sobria madera y piedra, con hermosos ventanales franceses a todo lo largo, dando un aire acogedor y hogareño a este majestuoso lugar. Una amplia sala, con una espectacular terraza cubierta de machihembrado de madera noble. Su piscina, rodeada de paradisíaco jardín de extenso tamaño, con inigualable disposición hacia el sur y a una hermosa vista de ensueño, hacia las colinas y al sur oeste logrando un equilibrio entre lo íntimo y el relajamiento al aire libre y con accesos independientes a la residencia. Amplias salas de entretenimientos y extensos pasillos, un despacho, una biblioteca, grandes dormitorios más de siete con sus respectivos baños más cinco adi
Macarena junto con Valentino, se quedaron esa noche en la casa familiar de los Mendoza, después de despedir a su hermana, no quiso regresar a la fiesta, no sabía cómo iba a ser su relación familiar, desde ahora en adelante con la familia de Valentino, pero si algo estaba segura es que no quería ver a Gian Piero.A decir verdad, nunca había sentido por él, ningún afecto, desde el incidente sucedido en el apartamento de su esposo y aunque desde ese día, no intentó de nuevo un acercamiento desde el punto de vista físico, si la atacó verbalmente en un principio, oponiéndose a ella, fue el principal enemigo de la relación entre Valentino y ella.Se levantó temprano o mejor dicho no pudo dormir, tenía muchas cosas en la cabeza, a pesar de haber respetado la decisión de Meredith, no dejaba de preocuparse por su futuro. Vio a su esposo durmiendo plácida
Gian Piero se colocaba la pajarita del esmoquin negro, ajustado perfectamente a la medida de su cuerpo, se miraba al espejo teniendo una sensación de que estaba cometiendo un error, aunque el día anterior había tenido lugar la ceremonia civil, ese día se unirían ante Dios.Durante todas esas dos semanas las dudas no lo habían dejado, era como una necesidad de estar con ella, por eso fue a su casa y le entregó la invitación, ella la aceptó con una expresión de indiferencia, eso hizo que le hirviera la sangre, abrió el cajón de la cómoda y de allí sacó la fotografía que tenía escondida por mucho tiempo, salía Meredith de cuerpo completo, acarició la imagen con la yema de los dedos, mientras cerraba los ojos con fuerza, tratando de borrarla de sus pensamientos.La duda le carcomía el alma “¿Qué esperabas idiota? Te
Macarena paseaba por la orilla de la arena en la isla “Cayo El Agua”, tomada de la mano de su esposo, habían viajado por una semana al Archipiélago de Los Roques, un lugar de ensueño, con una variedad de colores, arena blanca, aguas cristalinas de turquesa impoluto y límpido, con más de trescientas islas y cayos, trescientas siete especies de peces y noventa y dos tipos de aves. En ese momento, Valentino la haló a su lado, la tomó por las nalgas y la pegó a su cuerpo. —Gracias esposa por hacerme tan feliz, no me cansó de decírtelo, te amo, como la arena a las olas, como las plantas al sol, como la luna a las estrellas, como el cielo a las nubes, como el día al sol—expresó haciéndole sentir la fuerza de su erección. —Estás convertido en todo un poeta —respondió Macarena gimiendo producto de la excitación que sintió recorrer su cuerpo. Se habían ido allí provenientes de la isla Gran Roque en una lancha, una playa privada, dónde en ese momento solo
Macarena no podía creer lo que veía, en verdad era una gran sorpresa, y la más maravillosa de todas, no se imaginó ni remotamente que Valentino haría eso por ella.—Entonces mi Rena, ¿Aceptas casarte con este loco enamorado de ti? —pronunció con voz ronca.Ella se giró, sin dejar de apartar de su rostro, esa mirada rebosante de ternura y sobre todo de amor.—Por supuesto mi amor, aunque esto es solo una mera formalidad, porque aquí en mi corazón —expresó llevándose la mano al pecho—. Tú ya eras mi esposo, desde el mismo momento cuando estuvimos la primera vez juntos, allí comprendí que yo era tuya y tú mío.Puso las manos en su rostro y le dio un suave beso, entretanto él la haló acercándola más a su cuerpo y lo profundizó, se abrió paso en su cavidad bucal y recorri&
Valentino sonreía satisfecho mientras veía a su mujer retorcerse del placer, la fue llenando de besos con ternura, cubriendo su cuerpo poco a poco de suaves caricias, recorría con su lengua cada rincón de su tersa piel, produciendo en la mujer un cúmulo de exquisitas sensaciones.Macarena por su parte se arqueaba deseosa de ser amada, Valentino descendió por su cuello, hasta posarse en sus hermosas montañas dónde besó, mordisqueó, lamió, succionó, estaba abocado a darle toda la atención, pues era la parte del cuerpo de la joven que más adoraba.Pasó su lengua por el duro botoncito, al cual se irguió orgulloso apuntando provocativamente hacia él, lo apretó con sus dientes, como un suave mordisco, eso la hizo retorcerse del placer, a punto de tomarlo por el cabello, en un gesto de impaciencia, a los segundos terminó girándose.
Valentino estaba sorprendido, no podía creer que Macarena hubiese sido capaz de tirarle el agua encima, despidió a los cantantes y comenzó a escalar la columna externa, ella había estado a la habitación sin prestar atención al balcón, por eso no se dio cuenta de la entrada de Valentino, quien al subir de forma sigilosa, la vio divirtiéndose a su costa, mientras sentada en la cama se reía a carcajadas.La primera en verlo fue Meredith quien abrió los ojos de par en par y dejó de reírse mientras le hacía señas a Macarena quien no dejaba de carcajearse, al punto de poner sus manos sobre su vientre, hasta que se dio cuenta de la expresión de su hermana, giró la vista y lo vio, su rostro palideció del susto y de la impresión de encontrarlo allí.—¿Estás asustada? Me alegro de que así sea,
Perla sintió su cuerpo tensarse al escuchar no solo el tono de voz de profunda rabia en sus palabras, sino sus ojos centelleantes del enojo; el bebé había colocado su cabeza en su pecho y como Matías vio que ella no tenía intenciones de soltarlo, se lo arrebató y lo colocó en la cama. El pequeño se volvió a levantar en la cama, estirando sus bracitos hacia la joven, comenzó a llorar, ella levantó su brazo para tocar los deditos del pequeño y otra vez Matías la apartó. —¿Acaso eres sorda? No quiero que toques a mi hijo, no me agrada tenerte cerca de él, porque me causa una profunda molestia saber que pretendes ser cariñosa con otro, cuando el hijo que esperabas conmigo, no dudaste en acabar con su vida —expuso Matías con un tono de voz conmovido. Perla se estremeció, pensando que quizás por eso su hijo murió, porque le ocultó la verdad a Matías y él sufrió cuando ella le dijo que lo había abortado; tiempo desp
Valentino observó la escena y de repente se sintió culpable, sabía que Meredith terminó diciéndole la verdad a su hermano, como respuesta a su reacción frente a Macarena, llamándola conspiradora, cuando ella solo pretendía evitarse un desprecio por parte de Gian Piero.Se levantó de dónde había estado sentado sin dejar de mirar a su hermano y lo enfrentó.—No entiendo ¿Por qué actúas de esa manera? ¿Ni siquiera le das el beneficio de la duda? Tienes con ella una relación de casi veinte meses ¿En verdad no has creado ningún afecto por ella? —preguntó con incredulidad, no obstante, su hermano lo vio con burla.—Si he creado un afecto especial por ella, me gusta follármela, porque a todas las comparo a ella y ninguna folla tan sabroso como Meredith, pues e