Por segunda vez en dos días, la chica deshacía el camino andado, aunque esta vez con el corazón totalmente roto, las lágrimas corrían por sus mejillas de forma descontrolada, había sido una tonta, una parte de ella pensó de manera errada, que quizás Valentino podía sentir algo por ella, mas estuvo equivocada.
Cuando apenas él salió de la casa, corrió a abrirle la puerta a su padre, luego de saludarlo con un beso en cada mejilla y un abrazo, este decidió ducharse; mientras tanto ella debido a la separación abrupta con Valentino, no le dio tiempo de pedirle que le llevara a Meliena, porque no la había visto desde el día anterior y la extrañaba, por eso decidió buscarla, y aprovechar la ocasión para presentársela a su papá y tratar de ir limando las asperezas, para cuando conociera a Valentino, no obstante, al llegar y e
Meliena observaba a su padre con curiosidad, esperando una respuesta a sus peguntas, entretanto Valentino la tenía en sus brazos y nervioso buscaba una respuesta adecuada para una niña de cinco años.—Mi princesa, no te preocupes, tu tía solo bromeaba, no es cierto que tu Rena quiera metérseme por los ojos, además ella te ama muchísimo, eres la niña de sus ojos —expuso besando su frente.—¿Y qué es revolcarse? —preguntó de nuevo su hija, poniendo una expresión ceñuda y sin querer dar zanjada la conversación. Valentino suspiró y se sonrió antes de responder.—Revolcarse, es cuando uno se acuesta a jugar en la arena o hierba, y comienza a dar vueltas —fue la única explicación acertada para decir a su hija.—Entonces, ¿Cuánd
Itzae miraba a su padre como si le hubiesen salido dos cabezas, no entendía como supo el nombre de Valentino, si nunca se lo había dicho, eso provocó en su interior un atisbo de desconfianza, movió su cabeza en un gesto negativo, sin perder detalle de su rostro.—Necesito me aclares ciertas interrogantes, no quisiera pensar mal, pero las evidencias como dicen en el argot policial están en tu contra —a medida que las palabras de la joven iban saliendo de su boca, Julián se ponía más nervioso, dándose cuenta de su metida de pata.» ¿Cómo sabes que el padre de Meliena se llama Valentino Pagliuca, cuando nunca te lo he mencionado? ¿De dónde sacaste esa información? ¿O Acaso hay me estás ocultando algo? Tampoco me quedó claro ¿Por qué llegaron a mi mente recuerdos de una señora hermosa a qui
Melody escuchó los ruidos de la puerta, pero como estaba saliendo en ese momento del baño, no fue a abrirla, no obstante, tuvo la leve corazonada de que solo podía tratarse de Itzae, por eso trató de alistarse lo más pronto posible, para impedirle a Meredith, salirse con una de las suyas.Valentino salió temprano, a llevar a Matteo al terminal, pues este recibió información sobre el paradero de Perla, por eso Gian Paúl terminó yéndose solo, la chica sentía alivio de haberse podido quedar, no soportaría estar encerrada tantas horas con ese hombre, era un idiota, quien solo tenía ojos para Meredith, a pesar de los constante desprecios de esta.Entretanto, a ella le constaba disimular cada día sus sentimientos, había tratado de huir, de mantenerlos ocultos sin poder expresarlo, por eso procuraba escapar cuando él llegaba al lug
Valentino la ayudó a montarse en la motocicleta, luego subió él, colocó la maleta en la parte delantera entre sus piernas y condujo a la cabaña de Itzae, apenas llegó bajó la maleta y descendió, antes de que la chica pudiera bajar, la alzó, acercándola a su cuerpo. La tomó de la mejilla y comenzó a besarla.—Durante todo el trayecto no pensé en otra cosa, sino hacer esto —expuso con voz ronca, besándola de nuevo—. Te deseo tanto que resulta demasiado doloroso.—Yo también, te deseo, nunca me había sucedido, siento una extraña atracción y fascinación por ti, es como si te hubiese conocido de antes, todo en ti me es familiar, ¿Me entiendes? —preguntó frunciendo el ceño con un poco de desconcierto, porque le parecía sorprendente esa sensación.
Por un momento se quedaron en silencio, todos analizando sus palabras, pero sin saber cómo abordar la situación, hasta que Valentino fue el primero en hablar. —Itzae es importante saber los detalles que te pregunté ¿Estaba tu padre contigo durante todo el tiempo cuando estuviste enferma? ¿Cuánto tiempo después despertaste? ¿Tienes idea de cuándo, cómo y dónde fue el accidente? La angustia de Valentino era evidente, en su tono de voz, incluso en la postura de su cuerpo un poco tenso, deseaba con desesperación respuestas y esperaba poderlas conseguir de parte de ella, pero en cambio la joven se sentía agobiada, confusa, comenzó a mover su cabeza de forma negativa y se cubrió el rostro, emitiendo un gemido mezcla de dolor y desesperación. —Lo siento, no lo sé no puedo ayudarlos —mencionó, con una inflexión lastimera en la voz. Valentino se sentó a un lado, la atrajo a su cuerpo abrazándola, acar
Itzae lo observó con picardía, le gustaba sentir el control sobre él, pues eso la hacía sentir poderosa, sin embargo, no contaba con qué Valentino no esperaría, desesperado por un mayor contacto con ella, levantó la mano y la tomó de la nuca halándola hacia él, uniendo sus labios con una pasión arrebatadora, entretanto, con la otra mano la llevaba a uno de sus valles, acariciándolo por encima de la tela con uno de sus pulgares. Con una sorprendente paciencia, desabrochó los botones superiores del vestido y la liberó con una sola mano el brasier, dejando libres sus voluptuosos pechos para su deleite, los masajeó suavemente, pero al ver la mirada de disfrute de la chica, los apretó un poco más, trató de desnudarla, quitándole el vestido, mas ella lo impidió. Acercándose a su rostro lo besó con una apremiante necesidad, jugueteó con sus lenguas, cruzándolas con movimientos circulares, ambas bailando de forma acompasada, mientras pequeños ru
Itzae lo observaba impasible, su respiración se volvió errática, se obligó a calmarse, por una parte deseaba confesarle que un destello de un pasado con él, había llegado a su mente, sin embargo, no quiso hacerlo, quería averiguar por sí misma la verdad, quería saber si ella era Macarena ¿Por qué Julián la la alejó de su familia? Tal vez estaba un tanto loca, mas no deseaba juzgar al hombre sin antes conocer sus razones. Cerró los ojos tratando de contener sus lágrimas, mientras veía a Valentino llorando encima de su vientre con profundo remordimiento “¿Qué iba a hacer?”, pensó, sería capaz de perdonarle todo sus desplantes, ofensas, como el mismo le confesó e incluso haberla condenado a ser asesinada por unas criminales. No era fácil, trató de desconectar sus sentimientos de sus caricias, sin embargo, no fue posible. —¡Lo siento mi amor! —exclamaba acariciándole con delicadeza las cicatrices con la yema de los dedos, sin dejar de llorar
Macarena se sentía desolada, no podía continuar viviendo con esa angustia en su pecho, intentó dormir, no obstante, al cerrar los ojos, eran constantes los recuerdos, fueron abriéndose paso en su mente como piezas de rompecabezas, las cuales poco a poco, se fue armando en su mente, cada palabra, cada acción ejecutada por Valentino en su contra perforaba más su alma.Sentía una especie de nubla cubriendo sus sentidos, es como si todo lo vivido fuese mentira, reconocía su equivocación por haberle ocultado la verdad, por intentar vengarse, hacerle daño destruyendo a su empresa, esconderle el acoso de su hermano, pero era demasiado difícil aceptar, que la persona a quien tanto amabas te causara semejante daño.Por mucho amor que sintiera, los recuerdos seguían allí latentes, atormentando su ser, le hubiese gustado hacer todo tan distinto, perdi&oacu