Valentino sonreía satisfecho mientras veía a su mujer retorcerse del placer, la fue llenando de besos con ternura, cubriendo su cuerpo poco a poco de suaves caricias, recorría con su lengua cada rincón de su tersa piel, produciendo en la mujer un cúmulo de exquisitas sensaciones.
Macarena por su parte se arqueaba deseosa de ser amada, Valentino descendió por su cuello, hasta posarse en sus hermosas montañas dónde besó, mordisqueó, lamió, succionó, estaba abocado a darle toda la atención, pues era la parte del cuerpo de la joven que más adoraba.
Pasó su lengua por el duro botoncito, al cual se irguió orgulloso apuntando provocativamente hacia él, lo apretó con sus dientes, como un suave mordisco, eso la hizo retorcerse del placer, a punto de tomarlo por el cabello, en un gesto de impaciencia, a los segundos terminó girándose.
Macarena no podía creer lo que veía, en verdad era una gran sorpresa, y la más maravillosa de todas, no se imaginó ni remotamente que Valentino haría eso por ella.—Entonces mi Rena, ¿Aceptas casarte con este loco enamorado de ti? —pronunció con voz ronca.Ella se giró, sin dejar de apartar de su rostro, esa mirada rebosante de ternura y sobre todo de amor.—Por supuesto mi amor, aunque esto es solo una mera formalidad, porque aquí en mi corazón —expresó llevándose la mano al pecho—. Tú ya eras mi esposo, desde el mismo momento cuando estuvimos la primera vez juntos, allí comprendí que yo era tuya y tú mío.Puso las manos en su rostro y le dio un suave beso, entretanto él la haló acercándola más a su cuerpo y lo profundizó, se abrió paso en su cavidad bucal y recorri&
Macarena paseaba por la orilla de la arena en la isla “Cayo El Agua”, tomada de la mano de su esposo, habían viajado por una semana al Archipiélago de Los Roques, un lugar de ensueño, con una variedad de colores, arena blanca, aguas cristalinas de turquesa impoluto y límpido, con más de trescientas islas y cayos, trescientas siete especies de peces y noventa y dos tipos de aves. En ese momento, Valentino la haló a su lado, la tomó por las nalgas y la pegó a su cuerpo. —Gracias esposa por hacerme tan feliz, no me cansó de decírtelo, te amo, como la arena a las olas, como las plantas al sol, como la luna a las estrellas, como el cielo a las nubes, como el día al sol—expresó haciéndole sentir la fuerza de su erección. —Estás convertido en todo un poeta —respondió Macarena gimiendo producto de la excitación que sintió recorrer su cuerpo. Se habían ido allí provenientes de la isla Gran Roque en una lancha, una playa privada, dónde en ese momento solo
Gian Piero se colocaba la pajarita del esmoquin negro, ajustado perfectamente a la medida de su cuerpo, se miraba al espejo teniendo una sensación de que estaba cometiendo un error, aunque el día anterior había tenido lugar la ceremonia civil, ese día se unirían ante Dios.Durante todas esas dos semanas las dudas no lo habían dejado, era como una necesidad de estar con ella, por eso fue a su casa y le entregó la invitación, ella la aceptó con una expresión de indiferencia, eso hizo que le hirviera la sangre, abrió el cajón de la cómoda y de allí sacó la fotografía que tenía escondida por mucho tiempo, salía Meredith de cuerpo completo, acarició la imagen con la yema de los dedos, mientras cerraba los ojos con fuerza, tratando de borrarla de sus pensamientos.La duda le carcomía el alma “¿Qué esperabas idiota? Te
Macarena junto con Valentino, se quedaron esa noche en la casa familiar de los Mendoza, después de despedir a su hermana, no quiso regresar a la fiesta, no sabía cómo iba a ser su relación familiar, desde ahora en adelante con la familia de Valentino, pero si algo estaba segura es que no quería ver a Gian Piero.A decir verdad, nunca había sentido por él, ningún afecto, desde el incidente sucedido en el apartamento de su esposo y aunque desde ese día, no intentó de nuevo un acercamiento desde el punto de vista físico, si la atacó verbalmente en un principio, oponiéndose a ella, fue el principal enemigo de la relación entre Valentino y ella.Se levantó temprano o mejor dicho no pudo dormir, tenía muchas cosas en la cabeza, a pesar de haber respetado la decisión de Meredith, no dejaba de preocuparse por su futuro. Vio a su esposo durmiendo plácida
Siete meses después La hermosa familia de tres, se encontraban en la habitación de juego de la más pequeña, en la nueva casa de los Pagliuca Mendoza, una sorprendente vivienda de dos niveles, concebida para que la luz natural la envuelva y matice sus bellos detalles en sobria madera y piedra, con hermosos ventanales franceses a todo lo largo, dando un aire acogedor y hogareño a este majestuoso lugar. Una amplia sala, con una espectacular terraza cubierta de machihembrado de madera noble. Su piscina, rodeada de paradisíaco jardín de extenso tamaño, con inigualable disposición hacia el sur y a una hermosa vista de ensueño, hacia las colinas y al sur oeste logrando un equilibrio entre lo íntimo y el relajamiento al aire libre y con accesos independientes a la residencia. Amplias salas de entretenimientos y extensos pasillos, un despacho, una biblioteca, grandes dormitorios más de siete con sus respectivos baños más cinco adi
Valentino Pagliuca, es un hombre quien tras la muerte de la mujer amada, se fue a vivir a una montaña, primero en solitario hasta que aparece su cuñado en la puerta avisándole que tiene una hija, quien le devuelve las ganas de volver a vivir, por ella se ve obligado a intentar cambiar su vida, sin embargo, a pesar de su amor por ella, nadie puede mitigar el dolor de su perdida y de haberla tratado de forma injusta.Hasta que aparece una joven parlanchina, muy hermosa, quien inyecta vitalidad en sus vidas, se siente atraído por ella, intenta huir sintiéndose culpable por traicionar los recuerdos de Macarena, pero su mirada y hasta su nombre, lo hacen recordar demasiado a la mujer a quien perdió, poco a poco la joven se va ganando un espacio en su corazón aunque intenta escapar de esos sentimientos.Itzae Macarena por su parte, es una chica huérfana de madre que fue creada por su padre, q
Valentino después de haber enterrado el amor de su vida, no dejaba de sentirse culpable, por no haber confiado en ella. Debió dudar de su declaración, pues ella no era capaz de semejante crimen, sin embargo, la trató con crueldad, prefirió ponerse de parte de sus propios hermanos, pues nunca los creyó capaces de conspirar contra su felicidad.Supo desde el mismo momento cuando la vio por primera vez, que sería importante en su vida y nunca amaría a ninguna mujer como a ella, sin embargo, cuando la creyó una arpía y la asesina de su hermano, sus acciones alimentaron su odio. Ahora, el remordimiento lo estaba hundiendo de forma irremediable en un estado de angustia, por haber cometido semejante error, ni siquiera tenía ganas de vivir, nada tenía sentido, la había perdido a ella y a su beba, lo peor eran las palabras que pronunció en su contra, prefería no tener
Valentino se encontraba nervioso, la familia de Macarena había decidido ir a visitarlos para esa Semana Santa, desde la muerte de ella, solo los veía un par de veces al año, a Matteo y a Meredith, pero nunca habían acudido a ninguna celebración en su casa, para él eso fue lo mejor, pues la cabaña era un santuario donde vivía con su pequeña y los recuerdos guardados de la mujer, a quien a pesar de transcurrir el tiempo seguía amando como el primer día. No podía olvidarla, ni dejar de recriminarse por la injusticia cometida, el remordimiento lo carcomía constantemente, corroyendo cada vez un poco más el alma, si no fuese por su hija, habría cedido a las inmensas ganas de dejar ese mundo e ir al encuentro de su amada.Por otra parte, estaba esa joven, Itzael, quien últimamente se coló en sus vidas, se hizo amiga de Meliena y ahora eran