Espero que hayan disfrutado de estos capítulos, ¿vamos por más? Yo digo que sí. Estamos en una cuenta regresiva, a muy poco de llegar a su fin. ¿Qué opinan ustedes?
Audrey se apresuraba, ignorando el cansancio que pesaba sobre sus hombros. La noticia sobre su cuñada la había dejado inquieta. Aunque no eran las mejores amigas, Zoya significaba mucho para Boris. Al enterarse de su muerte, supo que su esposo no estaba bien. Había perdido a su hermana, y esa pérdida de seguro lo había devastado. Ojo de Águila cargaba una de las maletas, mientras ella llevaba la otra con cautela. No había muchos hombres acompañándola, no quería llamar demasiado la atención, especialmente porque los cazadores no eran fáciles de pasar desapercibidos. Además que podrían estar rastreandolos y tenían poco tiempo para lograr la hazaña. La mayoría de ellos estaban listos para sacar a Boris de la cárcel, solo esperaban su señal para iniciar la operación.Tres la acompañaron en el elevador del hotel en el que se hospedaría, mientras los otros se movieron por las escaleras. Los grupos grandes siempre atraían miradas curiosas y no era lo que querían. Escudero le entregó la lla
El auto se detuvo bruscamente, y el silencio que siguió sólo les permitió escuchar ese ruido en sus oídos que los hizo apretar los ojos. Lina sintió un dolor agudo en la cabeza, y el sabor metálico de la sangre llenó su boca. El olor a gasolina y humo invadió sus fosas nasales, mezclándose con el polvo levantado por el accidente. Su abuelo estaba aturdido, con un hilo de sangre corriendo por su frente, y trataba de recuperar la compostura. Ambos sabían que no tenían tiempo que perder. —¡Abuelo, despierta! —Lina lo sacudió ligeramente. Él parpadeó, tratando de enfocar su vista. Los cazadores se acercaban rápidamente, y Lina pudo ver las sombras moviéndose a través del humo y el fuego. El sonido de sus pasos sobre la grava era cada vez más fuerte, y el crujido de las rocas aplastadas bajo sus pies resonaba en el aire. —Tenemos que salir de aquí, —murmuró Aaron, su voz firme a pesar del dolor. Lina ya tenía entre sus manos la pistola que había sacado de la guantera. El frío metal del ar
La alarma apresuraba a todos, mientras el director hacía lo mismo hasta llegar a la celda del prisionero portugués que estaba sobre una camilla, en la cuál ya lo habían colocado los guardias. El doctor movió la cabeza y el director se acercó. Boris tenía los labios morados, su piel fría y nulo pulso. —¿Cómo lo envenenaron? —cuestionó y nadie supo responder. Se aseguraban de que nadie llevara consigo el mínimo objeto. Las revisiones eran continuamente, por lo que no había explicación. —No puede ser— Misac observó el cuerpo con los ojos más abiertos que nunca. —¡No puede ser que esté muerto! —Hice todo lo que estuvo en mis manos— el médico seguía sin entender cómo sucedió, pues cuándo lo dio de alta luego de que despertara estaba bien. Lo único que había cambiado fue su calma que se volvió incluso más siniestra de lo habitual. —Cálmate, Misac —le dijo su compañero. —Con esto nos van a joder— farfulló. —Nos van a joder. —No estaba en nuestro control. No lo prevemos por…—¡Pero era
“Sácalo de ahí antes de que cometa una estupidez”.Pero Helena no tenía acceso, los oficiales adentro no se enfocaban en quién quería entrar, sino en la forma de abrir la puerta para intervenir, pero estaba bloqueada la entrada. —¡Agente! —volvió a gritar Yslen desesperada porque la alejaran de él. —Siempre le temiste a los cazadores, sumisa ridícula— dijo Kael colocando la tapa medianamente. —Te doy tres opciones. Hablas, hablas al modo de la agencia o al modo de un cazador. —¡Agente! Los oficiales empujaban la puerta entre dos, pero el seguro bloqueaba cualquier posibilidad. Helena tuvo que correr por la llave de Denver, quién pidió un segundo para salir. —Evita que cometa una idiotez— dijo entre dientes, impotente, porque si se daban cuenta de lo que ocurría todo se iría al demonio. —¿Sabes dónde está tu marido? —¡Auxilio! —Kael la empujó hacia atrás y la tomó del mentón sin necesidad de ver por sus manos al estar esposada a la mesa, introduciendo el trozo de papel a su boc
Lina abrió los ojos con una pesadez que la hizo moverse de inmediato al descubrir el lugar reducido donde se encontraba. El cuello le dolía, evocando la razón por la cuál se sentía así. El corte en su brazo la alertaba de lo que le habían quitado y eso le indicaba que no era un sujeto cualquiera quién la había capturado esta vez. El mareo la hizo tomarse el estómago con ganas de vomitar. Ella jamás se mareaba, salvo cuando viajaba en...barcos. Nunca abordaba uno sin antes tomar medidas para no marearse, porque ella podía ignorarlo, pero su cuerpo parecía adivino. Se sostuvo de las paredes metálicas y realizó ejercicios de respiración, antes de recuperarse. Su madre era experta en esas cosas, ella no. Pero había funcionado un poco al menos. Observó alguna forma de salir, pero sólo logró darse cuenta de que ese contenedor estaba bloqueado. Escuchó ruidos del otro lado y gritos que la hicieron retroceder al verse en desventaja. La puerta fue abierta, mostrando a un tipo de
Kael aparcó en la mansión Crown, en donde Mateo iba saliendo junto a un grupo de hombres vestidos con trajes tácticos, los cuáles reconoció cómo los mismos que ayudaron a Anthony cuándo entró a su central a buscar a la Sombra. Liban, caminaba a la par de Mateo con dos bolsas oscuras en sus manos, detrás suyo iba un rubio de su misma altura y dos más de la misma forma. Una mujer asomó la cabeza en un vehículo, a su lado habían dos más jóvenes y en los demás autos otros con edades que no pasaban de los veinte. —Beagle, no hay tiempo —apresuró el capitán Benjamin Lorans desde su auto, el pelinegro odiaba el apodo, pero eran sus superiores y no podía refutar, así que optó por sólo abordar el auto. —Mayor —le habló Aarón y él giró el cuello para verlo. —Supongo que esto es extraoficial. —¿La encontraron? —Tenía esperanza estúpidamente de que ellos hayan logrado algo, pese a que también estaba buscando por todos lados sin resultado alguno. —No, Mateo y Anthony sólo van por la
—Los estamos viendo— avisó un cazador hacia Oleg, quién esperaba estaba por llegar al puerto. —Llevan el cadáver. No hay movimiento sospechoso. —No se confíen— escuchó a todos decir que se prepararan para llegar a tierra. —Sí hay movimiento de un rescate, esperen el momento oportuno y ataquen. Está muerto y así se va a quedar. Los hombres asintieron, aunque no eran los únicos que veían todo lo que ocurría en ese lugar, desde sitios distintos. Misac se movía con la bolsa para cadáveres que dos agentes cargaban en una camilla, hasta subirla al vehículo dónde subieron ellos. Por su parte, Hardy abordó las camionetas que custodiaban el transporte del portugués hacia el avión que los llevaría a Londres para la entrega, según el acuerdo entre ambas agencias. Varias patrullas los seguían por orden de la misma asamblea, poniéndolo más molesto al dejarle entrever su poca confianza en su desempeño. Todo por culpa de un suicidio absurdo de un tipo que no pudo aguantar una pérdida. Se dec
—El ejército estará ahí en pocos minutos— avisó Casey desde sus pantallas. —Hay varios canales oficiales que están recibiendo la misma alerta —Yago deslizó la silla para mostrar lo que veía. —Sí van a salir de ese lugar tiene que ser ya. —Eso se va a complicar— contestó Escudero viendo la masacre desatada en ese lugar. Debía cuidar de su compañero herido y así no podía hacerlo entre tantos contrincantes. Boris cambiaba de arma al verse rodeado, Kael se cubría con el vehículo en donde pegó la espalda, localizando a los problemas más grandes con su Beretta en alto, mientras Adrián cubría a Leonardo con un rifle desde el helicóptero que Joseph maniobraba. Cuerpos caían uno sobre el otro con los disparos certeros que llenaban el sitio del acre olor de la pólvora. Los agentes veían todo anonadados, informando de los hechos a la central. Kael esquivó la bala y disparó enseguida. Descubriendo que era una distracción cuando fue atropellado. Evadió el puño, devolvió al instante. Rodeó