Capítulo 112.

Cuando Lina despertó la noche había caído. Kael seguía dormido, optando por hacer lo mismo quedándose en la misma posición por más tiempo. No quería irse jamás y eso sí que era muy peligroso, porque así como él se había vuelto dependiente de esas palabras, ella lo hacía de ese aroma que debilitaba su fortaleza.

Él era su más profundo deseo. Para alguien que siempre obtenía lo que deseaba, eso era un alivio y un peso a que podría haber encontrado su punto frágil, porque ahora algo más, fuera de su familia, le importaba demasiado como para pensar en no dejarlo. En quererlo con ella.

Se levantó desde temprano, para ir al desayuno que olía realmente bien. Kael comía más desinhibido, como si confiara en la preparación de esa comida al cien por ciento.

Atila tenía su propio plato, lo cuál sorprendió a Lina, pero prefirió no preguntar, dejando a su rottweiler disfrutar del manjar que le habían preparado.

—¿Y cómo se conocieron? —cuestionó Asli, curiosa.

Lina se amarró la lengua para no so
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