Capítulo 117.
Cuando la mañana llegó Lina se dedicó a tener a Kael solamente para ella. Si era verdad que lo único que quería era que le importara solamente él eso le daría. Por lo que cayó en la perdición de no salir del par de brazos que la rodearon desde distintas posiciones para besarla. No sólo el sexo era una excelente forma de pasar el tiempo con él, sino sentir sus ojos que la buscaban en todo momento.

Asomarse por la ventana era un deleite y tener al Mayor besándola a cada segundo lo hacía más atrapante. Para Lina, Kael siempre había sido una figura que resaltaba donde fuera.

—Come. —demandó dejando la bandeja que les llevaron. Yendo por su computador, mientras ella dejaba de masticar al ver al Mayor darle la espalda. Solo iba vestido con un pantalón, por lo que podía ver esos brazos y torso descubierto, mostrando el rastro de sus uñas.

A sus 35 años, su físico atlético era una obra de arte viviente. El resultado de años de disciplina y entrenamiento. Cada vez que lo veía sin camis
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