—¿No dijiste que era para tu cuñada? —cuestionó Naenia intentando que las manos no le sudaran. La piel le picaba debido a las ideas que quería arrancar de la cabeza, pero era aplastante la emoción que tanto le costó apagar y con sólo una imagen cobró más fuerza. —Lo es. Tendrá mellizos en las próximas semanas y no les he regalado nada a los doble impacto. —rió hacia la chica que se acercó. —Necesito ropa para recién nacidos. Todo lo que necesite y ella es mi asesora para todo. —Adelina, no quedamos en esto. —Naenia sintió su frente congelándose. —¿Te molestan las cosas de bebés? —No, pero…—Solo tenía que hacer más que pensar. Olvidar en lugar de recordar. La decisión ya estaba tomada. No era lo que quería. Pero sí lo que debía hacer y ante eso, ni siquiera ella tenía voto. La dependienta las dejó solas, mientras Lina buscaba conjuntos que combinaran para sus sobrinos, jugando con los colores, aunque quien los descartaba o aprobaba era Naenia. La mujer no quería tocar las prenda
—En efecto, señor. Usted tenía razón. Aunque no esté confirmado, el bebé que espera la esposa de Kael Romano, tiene altas probabilidades de que no lleve sus genes. —Bora se mantuvo en silencio, mientras Ylsen le mostraba fotografías de Naenia y Pascal en un estacionamiento, en una situación que no dejaba dudas de nada. Odiaba la tecnología, pero cuándo le llevaba esos resultados era más soportable. —¿Quiere que se las hagamos llegar a él? Tal vez publicándolas en alguna revista ajena a ellos. Tenemos contactos y de seguro van a causar revuelo. —propuso su asistente. —¿Con qué fin? Puedo apostar que lo sabe. —miró las imágenes con desinterés. —Lo que me sorprende es que no le dé mucha importancia y eso me lleva a dos cosas. Va a matar al tipo o ella es menos que un cero a la izquierda para él. Y en este punto ninguna de las dos opciones me sirven. —Hemos vigilado la agencia. Pero de seguro tiene otra forma para salir o entrar que no sea la entrada principal. —escuchó decir a su asi
—Por ser un caso especial, el doctor llegó un poco antes, señora Ercil. —dijo la enfermera con amabilidad ante la mujer de pantalón y blusa oscura y abrigo beige que cerraba sus dedos en las asas de su bolso. —¿Ya? —¿Necesita un minuto? —ofreció la enfermera con un tono suave. “Necesito otra vida” pensó ella a la misma vez que negó. —Deme cinco minutos. Necesito ir al baño. —la dureza en su rostro no escondía sus ojos rojos y la hinchazón alrededor de ellos. Casi corrió al cubículo donde se encerró, llevándose las manos al rostro, mientras su barbilla comenzó a temblar incontrolable. La pequeña prenda que Lina le había enviado la noche antes recibió lágrimas que ella dejó caer sobre la tela. No sabía porqué la cargaba con ella, pero verla solo le dejaba el alma vuelta polvo. Su estómago sufrió pequeños espasmos y su pecho tuvo una reacción que la hizo apretar entre sus dientes el pañuelo que amortiguó su grito. —Perdóname. —musitó con la respiración entrecortada, mientras sus
El helicóptero comenzó a descender con rapidez a segundos de ser las nueve en punto. El moreno saltó a los tres metros de altura, mientras Lina se levantó, siguiéndolo pasos atrás al saber que el tiempo se había acabado prácticamente. Pascal atropelló a todo mundo sin importar nada hasta que llegó a recepción y preguntó por el médico que Naenia visitaba con regularidad. Dos pisos arriba y no tuvo la paciencia para esperar por el ascensor, corriendo tan rápido que sus sintió sus músculos tensarse hasta convertirse en acero. —¿Naenia Ercil está con el doctor? —preguntó al ver a la enfermera que botó los documentos debido a la pregunta de alguien que no estaba ahí hacía dos segundos. —Señor, si se calma… —¿Está o no está? —sus manos se estrellaron totalmente exaltado, contra la superficie que la separaba de la enfermera. —Supongo que es la misma que pasó con el doctor a las 8:30. Él quiso atenderla más temprano debido al procedimiento tan delicado que se haría. —explicó la e
La seguridad del aeropuerto ni siquiera pudo percibir la cercanía que tuvo con uno de los criminales más buscados por varias agencias, aún cuando este se detuvo a un lado de un grupo de ellos. Para Bora la burla no era tan agradable si no lo completaba dándoles más tiempo para reconocerlo y que aún así no lo hicieran. Su cabello estaba peinado perfectamente, su traje de sastre de un gris con líneas que formaban cuadros se ajustaba a su figura, mientras su barba había sido afeitada dejando su barbilla impecable. Los lentes solo escondían aún más el físico que una vez tuvo. Un bastón en su mano golpeó el concreto al poner un pie en la calle, llamando un taxi con la mano, aunque al momento en que tomó la maleta para abordarlo un sujeto robusto se adelantó. —Busca otro. —dijo el tipo gordo que trató de subir, sin embargo, la intención no llegó a término cuándo recibió la puerta que fue empujada por Bora con un movimiento calculado, quién detalló al sujeto, evaluando cuánto podría cor
A regañadientes Kael tuvo que dejar a Lina para ponerse a trabajar.La dejó comer lo que pidió a domicilio, mientras él trabajaba desde la sala. Con el auricular podía escuchar a todos los que estaban en la agencia junto al director y subdirectora, mostrando los puntos y ciudades dónde habían aparecido los cuerpos de los agentes muertos. Pero a la vez, verla andar de un lado hacia otro, descalza y adueñándose del lugar completamente era algo que no podía dejar de ver. Lina tenía una esencia única. Un espacio gris se iluminaba con su presencia. Su voz recitaba la letra de canciones que escuchaba en un par de auriculares que le pidió prestados, bailando a un ritmo que no escuchaba, pero le daba vida a ese lugar. —¿Qué hay frente a tí que es divertido? Te recuerdo que estamos trabajando. —le llamó la atención Denver al ver su rostro contorsionado por una risa que tuvo que ocultar. —Dame las horas de fallecimiento. —volvió a ver la pantalla, aunque ver a Lina observando el cronómetro
—Ingram y Hughes sí trabajaron contigo, jefe. Sólo que no en la primera misión Black Ops. —dijo Helena entrando a la sala donde todos estaban reunidos. —Tampoco lo hicieron directamente, sino cómo intérpretes del código especial. Kael se levantó de su silla para ver las hojas con manchas oscuras que cubrían información que sólo él y unas dos personas tenían conocimiento, uno había muerto y el otro era el director de la agencia. Los signos y puntos que se podían distinguir le dieron el nombre del evento. “Solaris”La retribución de Bora. Cuándo supieron que los atacaría quisieron sacar a todos los presentes de ese sitio. Pero el evento para condecorar a varios agentes en un lugar, dónde no existieran medios ni nadie más que sólo milicia y grandes mandatarios, escaló a un número de más de mil presentes. Kael recordaba el momento en el que recibió el aviso de que Bora iba hacia esa ubicación, alertando a sus superiores. Estos actuaron con rapidez, pero no fue suficiente para sacar a
(Nota: Escenas perturbadoras, descripciones gráficas y crueles. Si eres sensible a ellas, abstente de leer.).Kael bajó los escalones, pasando entre los primeros escritorios, ignorando a quién le habló, llegando al…—Mayor, tenía razón. Creo que le gustará ver esto. —Helena habló desde su espalda, haciéndolo detenerse para escucharla. —Las aseguradoras informan un fallo. Kael se devolvió enseguida hasta ver lo que Helena le estaba mostrando. —Al parecer hubo una fuga de datos revelando ubicaciones y direcciones personales de varios de sus clientes, entre estos estaban nuestros agentes. —reveló Helena. —Así los encontraron, jefe. —Así los vamos a encontrar a ellos. —dijo mentalizado a que podía usar sus mismas jugadas en contra de quiénes cazaban a los agentes. En poco tiempo se organizaron, creando el perfil de uno de los agentes que trabajó con él y había desaparecido en el ataque diez años antes, sin recuperación de cuerpo. La aseguradora le brindó apoyo en la estrategia que