Capítulo 115.
Lina no quería moverse más cuando su espalda tocó las sábanas. Solo deseaba dormir y olvidarse del mundo por lo que restaba de la noche.

Kael la había dejado exhausta totalmente, por lo que al llevarla a la ducha solo se encargó de lavar su cuerpo por varios minutos, envolverla en una bata y dejarla sobre la cama, en donde secó la herida de su mano y la envolvió con una venda.

Regresó al baño, buscó una jeringa y recogió la sangre de los trozos de cerámica, la cual se aseguró que fuera útil aún. Al menos eso le ahorró tener que pedirla directamente y escuchar sus negativas como solía hacerlo.

La colocó dentro de un dispositivo que metió dentro de un maletín que sacó de su caja fuerte y salió con ropa para dormir hacia el elevador en donde llamó al capitán Hayes. Hacía frío, pero no cargaba ningún abrigo, por lo que Atila se lanzó sobre él en cuanto lo vio.

Tuvo que controlarla al ser tan efusiva. Le quitó el collar y la llevó con él, mientras continuó su camino.

Llegó al
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