(ARIANA JÁUREGUI)
Hace tres años, Ethan me pidió que fuera su novia en su nuevo video musical. Recuerdo la propuesta como si fuera ayer. Estábamos en el set, rodeados de cámaras y personal, y de repente, entre toma y toma, me soltó la pregunta. Al principio pensé que era una broma, una estrategia publicitaria más. Pero luego vi la seriedad en sus ojos, una seriedad que contrastaba con la sonrisa pícara que siempre llevaba. Acepté. No porque me cayera bien, de hecho, desconfiaba profundamente de él. Seguía pensando que sus acciones perjudicaban a Chromatic, aunque en el fondo, una parte de mí, una parte que me negaba a reconocer, disfrutaba de su cercanía. Estar con él significaba estar cerca de la banda que amaba, de la música que me hacía vibrar. Era una contradicción constante, un tira y afloja entre la razón y la emoción. «¿Cómo podía sentirme atraída por alguien que, según yo, estaba dañando a mi grupo favorito? Era absurdo. Pero ahí estaba, mi corazón latiendo más rápido cada vez que me miraba.»
Después del video, las cosas continuaron. Salidas, cenas, apariciones públicas. La farsa se fue haciendo cada vez más real, al menos para el resto del mundo. Para nosotros, era un contrato, un acuerdo mutuo con beneficios para ambos. Él necesitaba limpiar su imagen, yo necesitaba… bueno, yo necesitaba estar cerca de Chromatic. Esa era la verdad. Y así, sin darme cuenta, me convertí en la novia oficial de Ethan Park. «Una novia de mentira, claro está. Pero una novia, al fin y al cabo. Y una parte de mí, una parte que me avergonzaba admitir, se aferraba a la esperanza de que algún día esa mentira se convirtiera en realidad.»
¿Se me puede culpar? Tener el privilegio de que un miembro de tu boyband favorita te pida ser su novia y participar en su video musical… ¿decir que no? Soy una "Chromatic Heart" de corazón y estoy algo loca, así que, por supuesto, no me negaría a aceptar la propuesta. «Era un sueño hecho realidad. O al menos, lo parecía entonces.»
Tres años. Tres largos años de sonrisas fingidas, de besos robados ante las cámaras, de noches compartidas en eventos sociales donde apenas nos dirigíamos la palabra. Tres años de un desgaste emocional constante, de sentirme atrapada en una mentira que cada día se hacía más grande. Tres años de #Ethiana, el ship que los fans adoraban y que a mí me revolvía el estómago. «¿Por qué me molesta tanto? ¿Será que en el fondo quiero que sea real? No, eso es imposible. ¿O no?». Tres años de viajes constantes, de él yendo y viniendo entre Corea y Los Ángeles, y yo haciendo lo propio para verlo en Seúl o en cualquier otra parte del mundo donde Chromatic tuviera una presentación. «Una vida de aviones, hoteles y flashes. Una vida vacía, sin sustancia real.»
Huyendo de la fiesta de Kaia, con la imagen de Thomas y la confusión aún grabadas a fuego en mi mente, tomé una decisión impulsiva. Necesitaba respuestas. Necesitaba confrontar a Ethan. Necesitaba entender por qué me había prohibido ir al concierto, por qué yo los hacía sentir incómodos, por qué me hacía sentir de esta manera. La escena con Thomas, la confusión, la casi consumación de algo que no era real, me había sacudido hasta lo más profundo. «¿Qué estoy haciendo con mi vida? Necesito respuestas. Y las necesito de él.»
Salí casi corriendo de la casa de la fiesta, sin despedirme de nadie. La necesidad de ver a Ethan me quemaba por dentro. Subí a un taxi, dándole la dirección del hotel donde se hospedaba. Era la primera vez en años que pedía un taxi por mi cuenta, sin chofer ni asistente. La urgencia era tal que no me importó nada más. «Tengo que verlo. Tengo que hablar con él. No puedo seguir así.»
Al llegar al hotel, le expliqué la situación al personal. Mencioné mi nombre y mi relación con Ethan, y para mi sorpresa, me dejaron pasar sin problemas. Supongo que la noticia de que soy su novia, aunque sea una farsa, tiene sus ventajas. «Al menos sirve para algo esta mentira.»
La habitación estaba en penumbra, con solo la luz de la ciudad filtrándose por las cortinas entreabiertas. Me senté en el borde de la cama, esperando. La espera se me hizo eterna. Cada minuto que pasaba aumentaba mi ansiedad y mi enojo. «¿Dónde demonios está? ¿Por qué tarda tanto?».
Pasadas las dos de la mañana, la puerta finalmente se abrió. Ethan entró en la habitación, con el ceño fruncido y una expresión de sorpresa al verme allí.
—¿Ariana? ¿Qué haces aquí?
—¿Por qué llegas tan tarde? Sé que el concierto terminó hace 3 horas, tus fans se preocuparon de mandarme videos tuyos con la fantasía que me dedicaste la canción, pero me negaste la ida al concierto. ¿Por qué? ¿Tienes alguien más que ocupa mi lugar? —cuestioné furiosa. —¿Qué? Ariana, ¿sí tienes presente que lo nuestro solo es por trabajo? —Sí, porque eres gay, al menos eso decían de ti antes de mi debut del desfile con Robyn, en donde nos conocimos y seguramente filtraste las fotos para hacer las paces conmigo al proponerme ser la modelo de tu video musical y proponerme ser tu novia. ¿Acaso fue porque soy fan de tu banda?
Ethan suspiró, pasando una mano por su cabello, visiblemente cansado. —Ariana, estás siendo… dramática. Y sí, lo nuestro es un acuerdo de negocios. ¿Acaso lo habías olvidado?
—No lo he olvidado, imbécil. Pero tampoco he olvidado que me prohibiste ir a tu concierto. ¿O es que tenías miedo de que alguien viera a tu… acompañante real? —Crucé los brazos, sintiendo la rabia hervir en mis venas.
Ethan esbozó una sonrisa sarcástica. —No seas ridícula. No tengo que darte explicaciones de mis decisiones. Y en cuanto a “acompañantes”, no creo que sea de tu incumbencia. Después de todo, tú también tienes tu propia vida, ¿no es así?
(ARIANA JÁUREGUI)Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo como si me estuviese escaneando, deteniéndose por un instante en mi cuello, como si hubiera notado algo que le incomodaba. «¿Será el perfume de Thomas? ¿Todavía se nota?». Olfateó en el ambiente y arrugó la nariz. Por puro instinto, retrocedí, intentando mantenerme lo más alejada posible de él; no quería que descubriera lo que hice antes de venir aquí. «Si se entera de que estuve con Thomas… no sé qué podría pasar. Aunque, ¿qué más da? Ya nada importa.» La culpa me carcomía por dentro, mezclada con una extraña sensación de rebeldía. «¿Por qué tengo que esconderme? ¿Por qué tengo que fingir todo el tiempo?».—¿A qué te refieres? —pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Instintivamente me toqué el cuello, recordando los besos de Thomas. Demonios.—Me refiero a que no eres precisamente un ángel, Ariana —Ethan se acercó un poco más, su voz se tornó grave y amenazante—. Hueles… interesante. Una mezcla de excitació
(ARIANA JÁUREGUI)Las palabras salieron de mi boca como un torrente descontrolado, una confesión que había estado guardando durante demasiado tiempo. «Tenía que decírselo. No podía seguir callándomelo más. Necesitaba que lo supiera. Necesitaba que entendiera.» Lo miré a los ojos, buscando alguna reacción, alguna señal de que mis palabras lo habían afectado de alguna manera. Buscaba una chispa de sorpresa, de comprensión, incluso de enojo. Cualquier cosa que me diera una pista de lo que estaba sintiendo. «¿Acaso no siente nada? ¿Es que no le importa en absoluto?». Pero su rostro permanecía impasible, inexpresivo. Como si le estuviera hablando a una pared. «Es como si no me viera. Como si no me oyera. Como si no existiera para él.» La frialdad en su mirada me caló hasta los huesos, haciéndome sentir más sola y vulnerable que nunca. «¿Por qué me hace esto? ¿Por qué es tan frío conmigo? ¿Acaso no se da cuenta del daño que me está haciendo?»—Sin ti, yo sigo siendo Ariana Jáuregui —continué
(ARIANA JÁUREGUI)—Ji-hoon Park, ¿qué significa esto? —apenas pude pronunciar las palabras en un susurro que Ethan no logró escuchar, pues se quitó la camiseta y desabrochaba sus pantalones mientras se dirigía al baño, o al menos eso creía yo porque sino, no tendría sentido el porqué se desnuda sin importarle mi presencia—. «¿Qué está haciendo? ¿Acaso no le importa que esté aquí? ¿Es que no tiene ni un poco de respeto?». Oh, no.El sonido del agua corriendo inundó la habitación, confirmando mis peores temores. Me quedé paralizada en el mismo lugar, en estado de shock. «No puedo creer lo que está pasando. Esto es una pesadilla.» ¿Qué acababa de pasar? ¿Qué iba a pasar ahora? Mi mente era un torbellino de pensamientos confusos y emociones contradictorias. El recuerdo de Thomas, la confrontación con Ethan, su rechazo… todo se mezclaba en un caos que me impedía pensar con claridad.La habitación del hotel tenía una pequeña sala de estar, separada del dormitorio por una puerta corredera. Ca
(ARIANA JÁUREGUI)Me puse la camiseta de Ethan. Me llegaba hasta la mitad de los muslos, dejando mis piernas completamente desnudas. «Perfecto. Justo lo que necesito.» Esta camiseta es perfecta para lo que quiero lograr: molestarlo. «Quiero sacarlo de su frialdad. Quiero ver una reacción en él. La que sea.» Con esa idea fija en mi mente, me quité el pantalón de pijama que también me había dado y se lo arrojé a los pies de la cama con una deliberada falta de cuidado. «Que vea lo poco que me importa su opinión ahora.» La luz del baño seguía encendida, iluminando la habitación con una luz suave que hacía que la tela blanca de la camiseta se transparentara, revelando la silueta de mi cuerpo. Lo vi allí, en la cama, mirándome fijamente como si me desnudara con esa intensa mirada oscura sin los lentes de contacto azules. «Por fin me está mirando. Por fin me ve.» Ahora entiendo por qué lo ven irresistible las biased Ethan. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad que me puso nerviosa, pe
(ARIANA JÁUREGUI)Sin decir nada más, me di la vuelta y me dirigí al sofá. Pero antes de llegar, me detuve. «No. No voy a dormir ahí. No voy a ceder ante su indiferencia.» No iba a dormir allí. No después de todo. No iba a permitir que me tratara de esa manera. «Voy a luchar por mi lugar. Aunque sea en esta cama. Aunque sea por esta noche.»Respiré hondo, intentando calmar los latidos acelerados de mi corazón. Luego, me di la vuelta y regresé al dormitorio. Ethan me miraba con el ceño fruncido, como si estuviera anticipando una nueva discusión. «Que espere lo que quiera. No voy a irme.»Sin embargo, no dije nada. Simplemente me deslicé bajo las sábanas, dándole la espalda. «No voy a darle la satisfacción de verme sufrir más. No voy a darle la espalda a lo que siento.» El silencio que se instaló en la habitación era denso, cargado de tensión y emociones contenidas. «Pero esta noche, voy a dormir en su cama. Y eso, al menos por ahora, es una pequeña victoria.»—¿Qué crees que haces? —Mur
(PARK ETHAN)La misma tormenta que se estaba desatando en el exterior, la lluvia comenzó a caer con fuerza. El sonido del teléfono me sacó de mis pensamientos. Era Yu-jin. Me dijo que era imposible viajar con la tormenta y la cantidad de fans afuera, que aprovechará el tiempo con ella y que la vuelva invitar a los eventos con la banda. «Maldición. Esto es lo que me faltaba. Estar atrapado aquí con ella. Con la mujer que me miente, con la mujer que me… confunde.»Salí del baño, secándome el pelo con una toalla, y la vi sentada en el sofá. «Sigue aquí. Atrapada conmigo. Por la tormenta. Por el destino. O por lo que sea.» La miré a los ojos, sintiendo una mezcla de frustración y resignación.—Bien —dije al colgar, volviéndome hacia ella—. Parece que no te irás a ningún lado esta noche, se te cumplió lo que querías, Ariana —enfatice su nombre con sarcasmo, dejando caer los hombros con un suspiro de cansancio. «¿Qué voy a hacer ahora? ¿Cómo voy a pasar esta noche con ella?».Evité su mirada
(PARK ETHAN)La vi moverse. Lentamente, gateando por la cama hacia mí, como una felina cautelosa. «¿Qué pretende ahora? ¿No se da cuenta de que esto es una tortura para mí?». Suplicó, con la voz rota y los ojos llenos de lágrimas que me quemaban más que cualquier insulto.—Por favor… no te vayas —Su voz era un hilo de voz, cargado de desesperación—. No hice nada. Te lo juro. No estuve con nadie.«Miente. Puedo olerlo. Puedo sentirlo.» La rabia volvió a rugir en mi interior, amenazando con consumirme. «¿Cree que soy estúpido? ¿Que no me doy cuenta de lo que pasó?».—¡Te olí! —Le grité, incapaz de contenerme más. La furia me cegaba, haciendo que mis palabras salieran como dagas envenenadas—. ¡Apestabas a alcohol con esa mezcla barata de mi perfume!Su rostro se contrajo ante mis palabras, y una mueca de dolor se dibujó en sus labios. «Sé que la estoy lastimando. Pero no puedo evitarlo. Necesito que entienda la magnitud de su error.»—Por favor… escúchame… —Volvió a suplicar, acercándose
(PARK ETHAN)«Solo hablaron. Claro. Como si eso fuera posible. Como si pudiera creer que dos personas se acercan tanto como para dejar una marca así sin que pase nada más.» La incredulidad se transformó en desprecio. «Me toma por idiota.»—Vete, Ariana —dije con voz fría y distante, apartando la mirada de su rostro—. Vete y déjame en paz. Ya no quiero verte.—¡No me voy a ir! —su insistencia a quedarse me mataba—. ¡No pasó nada con él, Ethan!«¿Por qué no se va? ¿Por qué me tortura de esta manera? ¿Acaso no entiende que me está destrozando por dentro?». La miré con rabia, con frustración, con una mezcla de emociones que me quemaban por dentro. «No puedo soportarlo más. No puedo seguir con esta farsa. No puedo seguir viéndola después de lo que ha hecho.» Su testarudez, su negativa a alejarse, era como una tortura constante, un recordatorio perpetuo de mi propia debilidad, de mi incapacidad para alejarla de mi vida. «Me está poniendo al límite. Me está obligando a enfrentarme a lo que no