(SARAH MILLER)Ariana, por su parte, se acercó a mí con una calma sorprendente, considerando su propio estado. Me tomó de la mano y me guió suavemente hacia el sofá, donde me ayudó a sentarme y a encontrar una posición más cómoda.-Respira conmigo, Sarah -me dijo, con voz suave pero firme, demostrándome cómo inhalar y exhalar profundamente-. Inhala... exhala... concéntrate en tu respiración.Sus palabras me ayudaron a enfocarme y a controlar un poco el dolor de las contracciones, que se intensificaban con cada minuto que pasaba. La miré a los ojos, agradecida por su apoyo y su fortaleza.En medio del ajetreo, surgió una preocupación: ¿quién se quedaría con Liam? El pequeño, ajeno al drama que se desarrollaba a su alrededor, dormía plácidamente en su cuna. Afortunadamente, los padres de Ethan, que habían venido de visita unos días antes para conocer a su nieto, se encontraban aún en el apartamento. Al oír el alboroto, salieron de la habitación de invitados, preocupados.Ethan les expli
(ARIANA JÁUREGUI)El tiempo vuela. A veces me cuesta creer que ya han pasado dos años desde aquella noche frenética en el hospital, desde el concierto interrumpido y el milagro del nacimiento de Liam. Ahora, Liam Park, como también conocido como, Park Min-joon, es un torbellino de energía de dos años, con los ojos oscuros de Ethan y mi sonrisa. Correteaba por el jardín de nuestra casa, riendo a carcajadas mientras jugaba con Hailey Park, o Park Ha-joon, nuestra preciosa bebé. Verlos juntos, tan pequeños e inocentes, me llena el corazón de una alegría inmensa.Nuestras vidas han cambiado de tantas maneras… Ethan, Sarah y yo nos hemos adaptado a la paternidad con una naturalidad que a veces hasta a mí me sorprende. Es como si siempre hubiéramos estado destinados a ser una familia, una familia poco convencional, pero nuestra al fin y al cabo. Ethan es un padre increíble, cariñoso, paciente y siempre dispuesto a jugar con Liam y Hailey, a leerle cuentos con voces graciosas o a inventar ca
(ARIANA JÁUREGUI)El estudio fotográfico de Sarah, ahora mucho más grande y profesional gracias al éxito de Chromatic Entertainment, era un hervidero de actividad. Luces, cámaras, reflectores y un equipo de asistentes corrían de un lado a otro, preparando todo para la sesión de fotos del próximo concierto en Seúl, la última parada antes del ansiado tour mundial de Chromatic. La energía era palpable, una mezcla de emoción y nerviosismo ante la inminente aventura.Liam, con sus dos años recién cumplidos, correteaba por el estudio, explorando cada rincón con su curiosidad insaciable. Hailey, un poco más tranquila en mis brazos, observaba todo con sus grandes ojos abiertos de par en par, balbuceando de vez en cuando. A pesar del bullicio, los niños parecían estar en su elemento, acostumbrados ya al ambiente creativo que nos rodeaba.Yo estaba sentada en un sofá, revisando algunos bocetos para la nueva línea de maquillaje que estaba preparando, cuando escuché la voz de Ethan llamándome.-¡
(ARIANA JÁUREGUI)El caos organizado reinaba en nuestra casa, hogar al que nos mudamos hace un año. Maletas abiertas por todas partes, ropa doblada a medias sobre la cama, juguetes esparcidos por el suelo... nos preparábamos para el gran viaje: ¡el inicio del tour mundial de Chromatic! Y lo mejor de todo, íbamos los cinco juntos: Ethan, Sarah, Liam, Hailey, y yo. Bueno, en realidad, éramos muchos más. Las parejas de los chicos también se unían a la aventura, convirtiendo la gira en una gran expedición familiar.Liam, con sus dos años y medio, correteaba entre las maletas, agarrando todo lo que encontraba a su paso. Hailey, con un año y medio, gateaba detrás de él, intentando imitar sus movimientos con torpeza adorable. Verlos juntos, tan pequeños e inocentes en medio de todo el ajetreo, me enternecía.-¡Liam, eso va en la maleta! -exclamó Ethan, intentando quitarle una de sus camisetas favoritas que Liam había decidido usar como capa de superhéroe.Sarah, con Hailey entre sus brazos,
(ARIANA JÁUREGUI)La videollamada con mis padres terminó con una nota dulce, aunque con un dejo de melancolía. Ver la emoción genuina de mi madre al conocer a Hailey, aunque fuera a través de una pantalla, removió algo dentro de mí. Una mezcla de alivio y esperanza, pero también la sombra persistente de las heridas del pasado.Justo cuando estaba guardando el teléfono, con una mezcla de emociones a flor de piel tras la videollamada con mis padres, Sarah entró en la habitación. Llevaba a Liam a cuestas, quien al verme corrió hacia mí con los brazos abiertos, gritando “¡Mamá!”. Lo abracé fuerte, sintiendo su pequeño cuerpo cálido contra el mío. En ese momento, Hailey, se movió para abrazarme también entre balbuceos. Los acomodé en mi regazo, uniendo a mis dos pequeños en un abrazo grupal.—¿Todo bien? —preguntó Ethan, acercándose y besándome en la frente. Su mirada recorrió mi rostro, buscando alguna señal de mi estado de ánimo.—Sí, todo bien —respondí, con una media sonrisa. Miré a mi
(PARK ETHAN)El vuelo a Los Ángeles fue una locura. Liam, a sus dos años y medio, se portó sorprendentemente bien, entretenido con sus juguetes y las pantallas del avión. Hailey, pasó un par de veces por los brazos de los tres, dormitó, jugó con nosotros y con su hermano casi todo el camino. Verlas a ellas dos, tan tranquilas en medio del ajetreo del viaje, me transmitía una paz inmensa. Ariana, por su parte, aprovechó para ultimar algunos detalles de su línea de maquillaje y coordinar con el equipo de producción del tour. Yo, entre tanto, repasaba mentalmente el setlist y me aseguraba de que todo estuviera en orden para el primer concierto.Llegar a Los Ángeles fue como volver a casa, aunque esta vez era diferente. No éramos solo Chromatic intentando abrirse camino en la industria, éramos una familia, una pequeña comunidad viajando junta. Nos instalamos en una casa que habíamos alquilado para todo el grupo, lo suficientemente grande para alojarnos a todos cómodamente. Los primeros dí
(PARK ETHAN)Mis propios padres, al igual que los de Sarah, habían aceptado nuestra relación desde el principio, con una apertura de mente que aún me sorprendía gratamente, considerando las convenciones sociales y los prejuicios que aún persistían en algunos círculos. Aunque al principio hubo alguna que otra ceja levantada y preguntas sobre cómo funcionarían las cosas, sobre cómo encajaríamos nuestras vidas en un todo coherente, rápidamente entendieron que lo más importante era nuestro amor y la felicidad que habíamos encontrado juntos. Dejaron de lado cualquier duda o prejuicio, abrazando la nueva dinámica familiar con una calidez que nos reconfortó profundamente, como si nos dieran la bienvenida a un nuevo capítulo en la historia de la familia, un capítulo lleno de posibilidades y amor incondicional.Ahora, se desvivían por los niños, llamándonos constantemente para saber cómo estaban, para escuchar sus risas y sus balbuceos a través del teléfono, y enviándoles regalos cada vez que
(Ariana Jáuregui)Yo, que era fan de la boyband Chromatic desde sus inicios, sentí una mezcla de fastidio y rabia al ver los titulares. Siempre me había gustado su música, pero Ethan… él siempre me había caído particularmente mal. Había algo en su actitud, en esa sonrisa que parecía reservada para las cámaras, que me sacaba de quicio. No entendía por qué tantas chicas lo idealizaban. Y ahora, por su culpa, toda la banda estaba en el ojo del huracán. Me hervía la sangre al leer comentarios que generalizaban y atacaban a toda la banda. Y me daba rabia, mucha rabia, que por culpa de Ethan se estuviera juzgando a toda la banda. Dejé el teléfono a un lado.—Ariana, ¿estás lista? Ya tenemos que irnos —dijo mi mamá.Me levanté. «¿Ya nos iremos a conocer a Robyn? ¿Las fotografías son reales?» No podía creerlo. No era una mala noticia, al contrario, era fantástica. Aun así, no dejaba de sorprenderme. Este desfile no se parecía en nada a los que solía asistir. Era un verdadero espectáculo televi