4. JUEGO PELIGROSO (9/12)

«Solo hablaron. Claro. Como si eso fuera posible. Como si pudiera creer que dos personas se acercan tanto como para dejar una marca así sin que pase nada más.» La incredulidad se transformó en desprecio. «Me toma por idiota.»

—Vete, Ariana —dije con voz fría y distante, apartando la mirada de su rostro—. Vete y déjame en paz. Ya no quiero verte.

—¡No me voy a ir! —su insistencia a quedarse me mataba—. ¡No pasó nada con él, Ethan!

«¿Por qué no se va? ¿Por qué me tortura de esta manera? ¿Acaso no entiende que me está destrozando por dentro?». La miré con rabia, con frustración, con una mezcla de emociones que me quemaban por dentro. «No puedo soportarlo más. No puedo seguir con esta farsa. No puedo seguir viéndola después de lo que ha hecho.» Su testarudez, su negativa a alejarse, era como una tortura constante, un recordatorio perpetuo de mi propia debilidad, de mi incapacidad para alejarla de mi vida. «Me está poniendo al límite. Me está obligando a enfrentarme a lo que no quiero ver, a lo que me niego a aceptar.» Sentí mis puños apretarse con fuerza, mis dientes rechinando, la tensión acumulándose en cada músculo de mi cuerpo. «Tengo que controlarme. No puedo perder los estribos. No puedo… lastimarla.» Pero al mismo tiempo, una parte oscura y retorcida de mí deseaba que se quedara, deseaba sentir su cercanía, aunque fuera una tortura, aunque me quemara por dentro. «¿Por qué me haces esto, Ariana? ¿Por qué no te vas de una vez? ¿Por qué me obligas a odiarte cuando lo único que quiero es… abrazarte?». Su mirada desafiante, sus ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer, me taladraban el alma. «Maldita sea. ¿Por qué tiene que ser tan difícil? ¿Por qué no puedo simplemente odiarla y olvidarla?». La respiración se me entrecortó, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, amenazando con estallar. «No me voy a ir…» esas palabras resonaban en mi cabeza como un eco constante, una condena que me ataba a ella, a esta situación, a esta m*****a farsa que nos consumía a ambos.

—¿Las marcas son nada? —repetí, la voz cargada de incredulidad y dolor. «¿De verdad cree que voy a creerme eso? ¿Qué voy a ignorar la evidencia?». Mis manos se apretaron en puños a mis costados, la rabia recorriéndome como una descarga eléctrica. «Siento que me está tomando el pelo. Que se está burlando de mí.» La miré fijamente, buscando una señal de arrepentimiento, una pizca de honestidad en sus ojos, pero solo encontré una mezcla de miedo y… ¿lástima? «¿Me tiene lástima? ¿Cree que con eso va a solucionar algo?». Di un paso hacia ella, acortando la distancia entre nosotros, sintiendo la tensión crecer en el ambiente.

—¡Eres mi novia! —exclamé, señalándola con el dedo, la voz temblando de rabia—. ¡Mi novia! ¿Por qué no me lo dijiste? —Mi pecho subía y bajaba con cada respiración, la furia nublando mi juicio. «Se supone que confiamos el uno en el otro. Se supone que somos una pareja. ¿Por qué me ocultó esto?».

—No puedo hablar contigo, Ethan… —susurró ella, bajando la mirada. Su voz temblaba, y pude ver cómo sus manos se retorcían nerviosamente. «Está mintiendo. Lo sé. Pero, ¿por qué? ¿Qué está ocultando?»—Eres frívolo conmigo.

—¿Frívolo? —repetí, con una risa amarga que resonó en la habitación. «¿Yo soy el frívolo? ¿Después de todo lo que me ha hecho?». Me crucé de brazos, intentando controlar la ira que me consumía. «No voy a dejar que me manipule. No voy a ceder ante sus lágrimas.»—Porque no necesitamos hablar de más. —sentencié, con voz fría y distante. «La verdad está ahí, frente a mis ojos. No necesito que me dé explicaciones.»

—¡No me querías en tu concierto! —exclamó ella, levantando la voz por primera vez. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero había un brillo de desafío en su mirada. «Me está acusando. Me está echando la culpa a mí. Como si yo fuera el culpable de su… error.»

—¡Porque no quiero que Chromatic sea la sombra de nuestra relación! —Le grité, perdiendo finalmente la poca paciencia que me quedaba. «Esta farsa está afectando a mi banda. A mi música. A lo que más amo en el mundo.» Di media vuelta, dándole la espalda, incapaz de seguir mirándola. «Necesito alejarme de ella. Necesito aire. Necesito pensar con claridad.» Sentía el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, la sangre bombeando con fuerza por mis venas. El perfume de Ariana, que antes me resultaba tan agradable, ahora me producía náuseas, mezclado con el recuerdo del otro aroma, el aroma del hombre que la había tocado. «No puedo seguir con esto. No puedo seguir con esta mentira. Tengo que ponerle fin. Tengo que alejarla de mí. Por mi bien. Por el bien de Chromatic. Y quizás, incluso, por el suyo.»

—¿Por qué? —escuché su voz a mis espaldas, un susurro cargado de dolor y confusión. «¿Por qué? Esa es la pregunta que me he estado haciendo desde hace tres años.» Me giré lentamente para encararla, encontrándome con sus ojos llenos de lágrimas que luchaban por no caer. «¿Por qué me haces esto, Ariana? ¿Por qué me obligas a odiarte cuando lo único que quiero es… que todo esto sea real?». —Dices que no quieres que Chromatic sea la sombra de nuestra relación… pero ¿qué relación? ¿Esta farsa? ¿Este contrato? ¿Es eso lo que quieres proteger? ¿Una mentira?

Dio un paso hacia mí, acercándose peligrosamente. Sentí su perfume, ya no mezclado con el otro aroma, invadiendo mis sentidos, y un escalofrío me recorrió el cuerpo. «Maldición. Sigue afectándome. Sigo deseándola.»

—Ese beso… —continuó, con la voz temblando—, esas caricias… ¿no significaron nada para ti? ¿Fueron solo… una actuación más? ¿Una escena para mantener la farsa?

«No. No fueron una actuación. Fueron reales. Al menos para mí lo fueron.» Pero no podía decírselo. No podía mostrarle mi vulnerabilidad. No después de lo que había pasado.

—¿Por qué viniste aquí, Ariana? —Pregunté con voz ronca, intentando mantener la compostura—. ¿Qué es lo que quieres?

—Quiero… —vaciló, bajando la mirada—. Quiero que esto termine. —levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos, con una determinación que me sorprendió—. Pero quiero que termine de verdad. Sin farsas. Sin contratos. Quiero que definamos qué somos… o qué fuimos. Quiero saber qué significó todo esto.

«¿Qué significó? Una tortura. Una dulce y amarga tortura.» Aparté la mirada, incapaz de sostener la suya. «Ella quiere la verdad. Quiere una respuesta. Pero ¿cómo puedo darle una respuesta cuando ni siquiera yo la tengo? ¿Cómo puedo explicarle que la deseo y la odio al mismo tiempo? ¿Cómo puedo decirle que me duele que haya estado con otro, pero que al mismo tiempo me aterra pensar en una vida sin ella?»

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP