—Sí, muy linda —murmuré, intentando ocultar mi sarcasmo. Bebí un trago de mi copa, intentando calmar los nervios. La mano de Ariana seguía aferrada a la mía, como si temiera que fuera a desaparecer en cualquier momento.
—¿Te estás divirtiendo, Ji-hoon? —preguntó Tae-yang, acercándose a nosotros con una sonrisa. Su mirada recorrió a Ariana y a mí, deteniéndose en nuestras manos entrelazadas. Su sonrisa se desvaneció ligeramente, pero rápidamente la reemplazó con una expresión neutra, aunque sus ojos brillaban con una picardía mal disimulada. Miró a Ariana con una sonrisa socarrona y soltó: —Te regalo a Ha-neul, Ariana. Es todo tuyo. Pero a mí… dame a mi Ji-hoon.
Sin darle tiempo a reaccionar a Ariana, Tae-yang tomó mi muñeca, separando mi mano de la de ella con una suavidad firme. Me jaló hacia la pista de baile, donde la música resonaba con más fuerza y la gente bailaba sin inhibiciones. Los demás miembros nos siguieron, creando un pequeño círculo alrededor nuestro.
—¡Vamos, Ji-hoon! ¡Relájate un poco! —gritó Tae-yang por encima de la música, comenzando a moverse al ritmo de la canción. Los demás se unieron rápidamente, contagiados por su energía.
Intenté seguirles el ritmo, dejando que la música me envolviera. Por un momento, olvidé el contrato, a Ariana, a Ha-neul y a toda la tensión que me rodeaba. Me reí con Min-ho mientras intentábamos seguir los pasos de baile de Tae-yang, y compartí una mirada cómplice con Ji-woo. Incluso Seo-joon se unió a la diversión, moviéndose tímidamente al ritmo de la música.
Pero la sombra de la realidad pronto volvió a aparecer. Mientras bailaba, vi a Ariana observándonos desde la barra. Su mirada estaba fija en mí, y su expresión era de claro disgusto, casi una mirada de reproche. Fruncía el ceño y sus labios estaban apretados en una fina línea. Era evidente que no le había gustado nada que Tae-yang me apartara de ella. Sin embargo, en el instante en que Ha-neul se acercó a ella, su expresión cambió por completo. Su rostro se suavizó, y aunque una sombra de tristeza permanecía en sus ojos, esbozó una pequeña sonrisa. Ha-neul comenzó a hablarle, gesticulando animadamente, pero Ariana respondía con monosílabos y una mirada perdida, como si su mente estuviera en otra parte. A pesar del esfuerzo de Ha-neul por animarla, la tristeza seguía presente, aunque atenuada por su presencia.
Después de un rato bailando, Tae-yang se acercó a mí, bajando la voz para que solo yo pudiera escucharlo. Su sonrisa juguetona había desaparecido, reemplazada por una expresión de súplica.
—Dime que ella no irá con nosotros a Corea, por favor —susurró, con los ojos llenos de preocupación. —Dime que no tendré que soportarla también allá.
—Ojalá pudiera decírtelo, Tae-yang —respondí, con un suspiro. La música seguía sonando, pero el ruido a mi alrededor se había desvanecido. Solo podía pensar en el contrato, en Ariana y en la larga semana que me esperaba. La diversión había terminado.
De repente, la música bajó de volumen y una voz resonó por los altavoces. Era Yu-jin.
—Chicos, necesito que vengan a la suite un momento. Tenemos noticias importantes —dijo con un tono de voz que no admitía réplica.
Jae-hyun, que hasta entonces había permanecido en silencio observando la escena, asintió con la cabeza y me indicó que lo siguiera. Nos abrimos paso entre la multitud hasta salir del club. Al llegar a la suite, Yu-jin nos esperaba con una sonrisa radiante, acompañado de un Jae-hyun visiblemente más serio.
—¡Felicidades, chicos! ¡Son un éxito! —exclamó Yu-jin, extendiendo los brazos como si estuviera dando un gran abrazo al aire. —El desfile fue un boom. Las redes sociales están que arden. ¡Son virales!
—¿Virales? —preguntó Min-ho, con el ceño fruncido.
—¡Millones! —interrumpió Yu-jin, con los ojos brillando de emoción. —Están ganando millones en este momento. Sus fortunas se han elevado exponencialmente en la última semana. ¡Esto es increíble!
—¿Millones? —repitió Tae-yang, con los ojos muy abiertos.
—Así es —confirmó Yu-jin, asintiendo con la cabeza. —Y esto es solo el comienzo. Necesitan interactuar más con Ariana, con la familia Jáuregui. Ellos les van ayudar abrir más puertas aún, sobre todo, internacionalmente, eso es lo que queremos, ¿verdad?
—¿Aprovechar? —pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.
—Es una estrategia de marketing, Ji-hoon —explicó Yu-jin, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Piensen en el futuro. Esto es bueno para sus carreras.
—Pero… —intenté protestar.
—Además —continuó Yu-jin, interrumpiéndome—, haré todo lo posible para que Ariana vaya a Corea con ustedes para el comeback. Será una gran oportunidad para promocionarlos en Corea como la pareja dorada.
El silencio se apoderó de la habitación. Las palabras de Yu-jin resonaban en mi cabeza como una sentencia. «¿Ir a Corea con Ariana? ¿En serio?»
—¡Esto es una locura! —exclamó Min-ho, rompiendo el silencio. —No podemos llevarla con nosotros a Corea.
—Exacto —secundó Ji-woo. —Ella no es parte del grupo.
—Chicos, entiendan —dijo Yu-jin, con un tono de voz condescendiente—. Esto es por su bien. Confíen en mí. Sé lo que hago.
—No confío en ti —dije, con la voz firme. —Todo esto es por el contrato, ¿verdad?
Yu-jin me miró con una expresión calculadora. —Estoy haciendo lo que es mejor para ustedes, Ji-hoon. No lo olvides.
—¿Y qué hay de nosotros? —preguntó Seo-joon, con la voz temblorosa. —No quiero tener que fingir que me agrada.
—Nadie les pide que sean amigos —respondió Yu-jin con frialdad. —Solo que mantengan las apariencias. Es un pequeño precio a pagar por el éxito.
—¿Un pequeño precio? —repitió Tae-yang, con una risa amarga que resonó en la habitación. —Estamos vendiendo nuestra alma.
Jae-hyun, que hasta entonces había permanecido en silencio, finalmente habló: —Yu-jin, creo que deberíamos hablar de esto con más calma.
—No hay nada de qué hablar —respondió Yu-jin con firmeza, cruzándose de brazos. —Esta es la decisión. Y se acabó la discusión. Ahora, necesito que sigan interactuando con Ariana como si fuera su hermanita menor y que apoyan a Ji-hoon en su relación con ella. Los medios los aman juntos. Mantengan la imagen.
Con estas palabras, Yu-jin dio por terminada la reunión y salió de la suite, dejándonos a todos con una sensación de impotencia y frustración. El silencio que siguió a su partida era denso, cargado de tensión y resentimiento. Nadie se atrevía a decir nada, como si temiéramos que cualquier palabra pudiera romper el frágil equilibrio que quedaba.
Finalmente, Jae-hyun suspiró profundamente, rompiendo el silencio. —Supongo que… tendremos que hacerlo —dijo con voz cansada, pasando una mano por su cabello.
—¿Hacer qué? ¿Vender nuestra alma? —preguntó Tae-yang con sarcasmo.
Jae-hyun lo miró con seriedad. —Mantenernos unidos. Pase lo que pase, tenemos que estar juntos en esto.
Una mirada recorrió los rostros de cada uno de los miembros. Había resignación en los ojos de Seo-joon, frustración en los de Min-ho, tristeza en los de Ji-woo, y una mezcla de rabia y determinación en los míos. Incluso Ha-neul, que parecía haber disfrutado de la atención de Ariana, tenía una expresión sombría.
—Hyung tiene razón —dijo Ji-woo con voz suave, pero firme. —Somos Chromatic. Y nos mantendremos juntos.
Asentimos en silencio, uniendo nuestras miradas en un pacto tácito. Sabíamos que nos enfrentábamos a una situación difícil, pero también sabíamos que no estábamos solos. Juntos, intentaríamos navegar por este nuevo y complicado capítulo de nuestras vidas, aferrándonos a la esperanza de que, al final, podríamos salir adelante sin perdernos a nosotros mismos en el camino. La determinación brillaba en nuestros ojos, un pequeño fuego que ardía en medio de la oscuridad. A la mañana siguiente, bajamos a desayunar al restaurante del hotel. El ambiente era tranquilo, con el suave murmullo de las conversaciones y el tintineo de las tazas. Apenas nos habíamos sentado cuando un miembro del staff se acercó con Ariana, que sonreía al vernos. Yo apenas la vi, desviando mi mirada a mi café, intentando mantenerme al margen de su presencia. Los demás hicieron lo mismo después de saludarla amablemente frente al miembro del staff.—Buenos días, chicos —dijo Ariana, con una voz alegre que contrastaba con
(ARIANA JÁUREGUI)3 AÑOS DESPUÉS, 2 DE ABRIL DEL 2024Tener amigos en este mundo es muy fácil, porque todos son los que quieren ser, pero muy pocos son los que son verdaderamente sinceros, honestos, con quienes verdaderamente son. No me voy a poner como ejemplo porque no soy del todo congruente con mis actos. Pero Kaia es mi mejor amiga en este mundo; incluso hemos decidido hacer las mismas pasarelas para pasar tiempo juntas, salir a desayunar o comer. Ella no tiene tanta «ayuda» como la tengo yo; ella no tiene un chófer, ni un ama de llaves. Sí tiene una señora que se encarga de limpiar su departamento un día a la semana y una asistente, pero tiene más descansos que la mía. ¿Es malo que mi asistente solo tenga dos días libres? No son exactamente todos los fines de semana porque ella me acompaña a las pasarelas o sesiones fotográficas. Se supone que Keyla nos asiste a los tres, lleva nuestras agendas, pero a quien más consciente es a mí; siempre está conmigo y me encanta porque me trat
—Sabes que eres mi otra mitad, y mi espíritu gemelo...La noche continuó, la música subió de volumen, la gente bailaba y reía. Kaia regresó un rato después, radiante, contándome sobre el chico que había conocido. Aunque me sentía un poco desplazada, me alegré por ella. Alguien mencionó un after-party en un club cercano, y la idea comenzó a circular entre algunos de los invitados. La sola mención hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Después de todo lo que había pasado con Ethan, la idea de salir de fiesta me generaba sentimientos encontrados. Sin embargo, la noche aún era joven, y la promesa de olvidar, aunque fuera por unas horas, los problemas recientes, era tentadora.A estas alturas estaba chillando la canción de Paula de Zoé. Imposible evitarlo; es tan perfecta, lo abarca todo, que solo me permitía seguir dando vueltas en la habitación, brincando incluso sobre el sofá.—Increíble.Me volteé hacia la puerta para ver si me estaba imaginando los aplausos, o si me habían pi
El aroma que emana de él, de repente, me recuerda intensamente a Ethan, su colonia, ese olor amaderado que tanto conozco. La confusión me golpea con fuerza. ¿Por qué estoy viendo a Ethan? ¿Por qué huelo a Ethan? ¿Por qué tengo esta necesidad repentina de besarlo, de tenerlo cerca? Confundida por la imagen fugaz, me acerco más, buscando refugio en ese hombro que ahora, en mi mente distorsionada, pertenece a Ethan. Necesito sentir esa cercanía, aunque sea una fantasía. Él asintió como si me estuviera dando permiso para apoyarme en él, y con una pequeña sonrisa lo hice: apoyé mi frente en su hombro. Su aroma a Ethan era delicioso; sus caricias se sentían tan suaves, tan bonitas, que sentía que estaba flotando. Exhaló un suspiro corto, frotando mi frente en él, dejando un beso en la zona donde mi cabeza estaba apoyada. En ese momento, la cercanía, el alcohol y el recuerdo de Ethan me nublan el juicio por completo. Me incorporo lentamente, mis ojos buscando los suyos, que ahora, en mi mente
—Carajo, me gustas desde el primer momento en que te vi... —confieso, fue como un impulso de verdad, como si no pudiese ocultarle absolutamente nada—. Te deseo tanto que quiero sentirte, te quiero dentro de mí.Él solo me observó, sus gestos de hecho no cambiaron ni un poco, se mantuvieron fijos en los míos. Su mano, a estas alturas, había bajado de mi mejilla a mi brazo. Mantener el contacto físico tenía todo mi cuerpo temblando, tanto, tanto que mi respiración se aceleró y mis labios se resecaron tan solo un poco, aunque aún se sentían suaves. Pasé la lengua por mis labios, algo que pareció retener su aliento.—Quiero besarte, hacerte gritar, gemir, ¿puedo hacerlo?¿Qué? Demonios, claro que sí. ¡Hazlo ahora, por favor!Exhalo tan solo un suspiro pequeño con los ojos puestos en él. A estas alturas ya deseaba subirme encima de él, abrazarlo, besarlo y hacerle cosas que hace un rato sentía asquerosas, pero es que con él nada se siente asqueroso de ningún tipo. ¿Es lógico? Ni un poco, pe
No tardó demasiado en que su mano terminara en mi diestra y, sin que pudiera decir nada, él se deslizó entre mis piernas para meterse debajo de mi falda, jadeando ante la sorpresa que se encontró. En ese instante, la imagen de Ethan se intensificó aún más. Ya no era una simple superposición, era una presencia completa. Sentía sus manos en mi piel, sus besos en mi boca, su cuerpo contra el mío. Era como si él estuviera ahí, realmente ahí, haciéndome el amor. La culpa y la confusión se mezclaron con una excitación incontrolable. Sabía que estaba mal, que estaba besando a Thomas mientras pensaba en Ethan, pero la sensación era demasiado intensa para resistirme.Justo cuando Thomas comenzaba a moverse para entrar dentro de mí, la puerta se abrió de golpe. Kaia y Sarah irrumpieron en la habitación, con una mezcla de shock y horror en sus rostros. Kaia se tapó la boca con las manos, mientras que Sarah se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos y la mandíbula caída. La escena que tenían d
Yu-jin se levantó también, con una expresión de advertencia en el rostro. —Ethan, piénsalo bien. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido.Lo miré fijamente a los ojos, con una determinación que no sentía desde hacía mucho tiempo. —Prefiero perderlo todo a seguir viviendo esta mentira.Salí de la oficina dando un portazo, dejando a Yu-jin con la palabra en la boca. La adrenalina me recorría el cuerpo, una mezcla de rabia y alivio. Alivio por haber finalmente expresado lo que sentía, rabia por haber tenido que llegar a este punto. Sabía que esta conversación tendría consecuencias, repercusiones que probablemente afectarían a Chromatic y a mi propia carrera, pero ya no me importaba. Había llegado a un punto de quiebre. Necesitaba recuperar mi vida, mi banda, a mí mismo. Y en mi mente, la única forma de lograrlo era ponerle fin a la farsa con Ariana, de una vez por todas.La decisión me carcomía por dentro desde hacía meses, como un ácido lento y corrosivo. Cada vez que veía
Ha-neul, que hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló: —Ethan… ¿estás seguro de esto? ¿De verdad crees que es la mejor solución?—No lo sé, Ha-neul —admití, con sinceridad. —Pero no podía seguir así. Tenía que hacer algo.—Estás siendo egoísta, Ethan —dijo Yu-jin, con la voz cargada de reproche, clavando sus ojos en mí como si quisiera perforarme con la mirada—. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido. Años de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… ¡todo por tu capricho!—No —respondí, mirándolo directamente a los ojos, sin ceder ante su intensidad. Mi voz era firme, aunque por dentro me debatía entre la convicción y la duda—. Estoy intentando salvarla. A Chromatic. A nosotros.Un silencio tenso se extendió entre nosotros, roto solo por el murmullo lejano de la multitud impaciente. Yu-jin respiraba con dificultad, con las mejillas enrojecidas por la ira contenida. Sus puños estaban apretados a los costados del cuerpo.—¿Salvarla? —espetó finalmente, con u