Inicio / Romance / Sinfonía de un amor inesperado / 3. #ETHIANA: El error (2/10)
3. #ETHIANA: El error (2/10)

—Sabes que eres mi otra mitad, y mi espíritu gemelo...

La noche continuó, la música subió de volumen, la gente bailaba y reía. Kaia regresó un rato después, radiante, contándome sobre el chico que había conocido. Aunque me sentía un poco desplazada, me alegré por ella. Alguien mencionó un after-party en un club cercano, y la idea comenzó a circular entre algunos de los invitados. La sola mención hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Después de todo lo que había pasado con Ethan, la idea de salir de fiesta me generaba sentimientos encontrados. Sin embargo, la noche aún era joven, y la promesa de olvidar, aunque fuera por unas horas, los problemas recientes, era tentadora.

A estas alturas estaba chillando la canción de Paula de Zoé. Imposible evitarlo; es tan perfecta, lo abarca todo, que solo me permitía seguir dando vueltas en la habitación, brincando incluso sobre el sofá.

—Increíble.

Me volteé hacia la puerta para ver si me estaba imaginando los aplausos, o si me habían pillado. Por supuesto, lo segundo. Di la vuelta tan rápido que caí de nalgas en la alfombra.

—¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?

Oculté la botella empujándola debajo del escritorio. Me levanté del suelo antes de que el extraño de risa y sonrisa bonita viniera a socorrerme.

—No, gracias. ¿Quién eres? —Thomas. ¿Tú eres…? —Me alisé el vestido antes de alzar la mirada hacia él, observando bien su rostro. Tan guapo que no pude evitar observarlo detenidamente—. ¿Paula, la bailarina?

Reí, negando con la cabeza.

¿No sabe quién soy? A estas alturas creí que ya podría ser conocida; vamos, que salí en el desfile televisado de Robyn por tres años consecutivos, mi cara está en carteles de Nueva York en ropa interior de Calvin Klein. Y, por supuesto, la prensa rosa no ha parado de hablar de mí desde que se filtró la noticia de que soy la novia de Ethan. Sí, acepté la propuesta irracional de Ethan cuando me propuso ser su novia. Había mucho en juego y aposté por esta relación ficticia para nosotros dos, pero no para los fans y los medios. Supongo que después de la discusión que tuvimos, donde él me prohibió ir al concierto de Chromatic, mi nombre debe estar aún más en boca de todos. Espero y se arrepienta de no haberme invitado y que sus fans griten nuestro ship: #Ethiana. ¿De verdad no sabe quién soy?

Creo que me siento un poco decepcionada, o aliviada.

—No, mi nombre es Jordan.

Modelo de alta costura y novia de Ethan Park, el miembro más encantador de Chromatic y horroroso para mí. Es mejor que esta noche no sea una modelo de alta costura, ¿no? Sonreí, sentándome en el sofá, con los ojos puestos en él.

—Un placer conocerte, Jordan.

Su mano se extendió hacia mí; no dudé en tomarla, tirando despacio de él para que se sentara a mi lado. Jamás lo había visto, ni sabía si era amigo de Kaia, pero se veía tan jodidamente guapo, y sentía tanta, pero tanta confianza, que no dudé ni un segundo de él. Al contrario, me quedé observando esos ojos negros que me miraban, curioso, coqueto. No sé.

Pero me gustaba cómo se sentía estar a su lado.

Sobre todo, cómo me estaba mirando, como si fuese la única en esta tierra, en esta… realidad. ¿Podía ser cierto? No puedo parar de mirar esos ojos oscuros, de querer tenerlo cada vez más cerca, como si tuviese un imán que me atrae por sí solo. La música sigue sonando en bucle, pero casi parecía inexistente porque solo podía pensar en lo hermoso que es él. Thomas. Me da la impresión de que hay cosas que no concuerdan, que no hay congruencia en lo que dice, pero me mantengo quieta, observando sus gestos, sus labios… Son tan lindos, parecen tan bonitos, carajo, no sé. Me encanta.

—Supongo que el placer es mío.

Hasta se me escapa un suspiro cuando termino de pronunciar la vocal. Parece tan ilógico como la forma en que estamos actuando ahora mismo; parecemos tontos… no sé bien cómo exponer este punto, pero quiero decir que parecemos unos bobos enamorados al mantener nuestras miradas. Muchas cosas me pregunto, pero quedan tan lejanas que estoy aquí ahora mismo, con él frente a mí, con una necesidad loca de olerlo, tocarlo. Pero recién nos estamos conociendo, ¿cómo puedo pedirle esto? Decirlo en voz alta.

—Eres hermosa, ¿sabes?

Muchas veces me dijeron estas palabras, pero es la primera vez que me siento tan bien al escucharlas de él. Siento como si todo lo que me dijeron en el pasado fuera mentira hasta que él lo dijo.

—Lo sé —me reí después de que él me escuchó, y por primera vez desvié la mirada de sus ojos hacia sus labios para después volver a mirarlo—. Soy muy, pero muy bonita.

La punta de su índice tocó la punta de mi nariz por una muy pequeña fracción de segundos, en un gesto que reconocía, pero no porque alguien en mi vida lo hubiera hecho; no tengo recuerdo de alguien que me hiciera esto, pero lo sentía tan familiar que deseaba más de él, de esa sensación electrizante, magnética. Reí, mordiendo mi propio labio inferior.

—No hagas eso. —¿Qué hice? —Desvió la mirada avergonzado, volviendo con una sonrisa de regreso a sus divinos ojos oscuros—. Prometo que no hice absolutamente nada.

Y la risita tonta volvió; él tan solo me observaba maravillado, como si no existiera absolutamente nadie más para él. Demonios, ¿amigo de quién es? Necesito conocer más de él, saber de su existencia, su número, estar, así como estamos ahora mismo, también. ¡Ah! Siento que lo amo sin saber absolutamente nada de él. Ya enloquecí, ¿verdad? Rayos, me siento tan avergonzada por pensar tantas cosas, sobre todo por hacer eso que al inicio critiqué. ¿Me hace ser hipócrita? Carajo.

—Por supuesto que hiciste algo, te ves preciosa y… —¿Qué?

La emoción creció en mí, tanto que sentía mis gestos como una niña pequeña maravillada por recibir el regalo que tanto anhelaba, y ni eso podía compararlo porque esta emoción que estoy experimentando jamás la sentí en el pasado, con nadie, ni con mi familia. Bueno, tampoco es que vaya a sentir algo sexual por mis padres, ¿verdad? Pero la cuestión es esa, que siento tantas cosas que no las entiendo de ninguna manera; además, tenerlo cerca… cuesta mucho respirar.

—Que te ves preciosa. —Gracias.

Cierro los párpados; por un momento me inclino hacia él con la intención de apoyar mi frente en su hombro, pero al abrir los ojos, por un instante, veo el rostro de Ethan en lugar del de Thomas. La imagen es mucho más nítida y brusca que antes, como si una fotografía de Ethan se hubiera superpuesto a la cara de Thomas.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP