—Sabes que eres mi otra mitad, y mi espíritu gemelo...
La noche continuó, la música subió de volumen, la gente bailaba y reía. Kaia regresó un rato después, radiante, contándome sobre el chico que había conocido. Aunque me sentía un poco desplazada, me alegré por ella. Alguien mencionó un after-party en un club cercano, y la idea comenzó a circular entre algunos de los invitados. La sola mención hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Después de todo lo que había pasado con Ethan, la idea de salir de fiesta me generaba sentimientos encontrados. Sin embargo, la noche aún era joven, y la promesa de olvidar, aunque fuera por unas horas, los problemas recientes, era tentadora.
A estas alturas estaba chillando la canción de Paula de Zoé. Imposible evitarlo; es tan perfecta, lo abarca todo, que solo me permitía seguir dando vueltas en la habitación, brincando incluso sobre el sofá.
—Increíble.
Me volteé hacia la puerta para ver si me estaba imaginando los aplausos, o si me habían pillado. Por supuesto, lo segundo. Di la vuelta tan rápido que caí de nalgas en la alfombra.
—¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?
Oculté la botella empujándola debajo del escritorio. Me levanté del suelo antes de que el extraño de risa y sonrisa bonita viniera a socorrerme.
—No, gracias. ¿Quién eres? —Thomas. ¿Tú eres…? —Me alisé el vestido antes de alzar la mirada hacia él, observando bien su rostro. Tan guapo que no pude evitar observarlo detenidamente—. ¿Paula, la bailarina?
Reí, negando con la cabeza.
¿No sabe quién soy? A estas alturas creí que ya podría ser conocida; vamos, que salí en el desfile televisado de Robyn por tres años consecutivos, mi cara está en carteles de Nueva York en ropa interior de Calvin Klein. Y, por supuesto, la prensa rosa no ha parado de hablar de mí desde que se filtró la noticia de que soy la novia de Ethan. Sí, acepté la propuesta irracional de Ethan cuando me propuso ser su novia. Había mucho en juego y aposté por esta relación ficticia para nosotros dos, pero no para los fans y los medios. Supongo que después de la discusión que tuvimos, donde él me prohibió ir al concierto de Chromatic, mi nombre debe estar aún más en boca de todos. Espero y se arrepienta de no haberme invitado y que sus fans griten nuestro ship: #Ethiana. ¿De verdad no sabe quién soy?
Creo que me siento un poco decepcionada, o aliviada.
—No, mi nombre es Jordan.
Modelo de alta costura y novia de Ethan Park, el miembro más encantador de Chromatic y horroroso para mí. Es mejor que esta noche no sea una modelo de alta costura, ¿no? Sonreí, sentándome en el sofá, con los ojos puestos en él.
—Un placer conocerte, Jordan.
Su mano se extendió hacia mí; no dudé en tomarla, tirando despacio de él para que se sentara a mi lado. Jamás lo había visto, ni sabía si era amigo de Kaia, pero se veía tan jodidamente guapo, y sentía tanta, pero tanta confianza, que no dudé ni un segundo de él. Al contrario, me quedé observando esos ojos negros que me miraban, curioso, coqueto. No sé.
Pero me gustaba cómo se sentía estar a su lado.
Sobre todo, cómo me estaba mirando, como si fuese la única en esta tierra, en esta… realidad. ¿Podía ser cierto? No puedo parar de mirar esos ojos oscuros, de querer tenerlo cada vez más cerca, como si tuviese un imán que me atrae por sí solo. La música sigue sonando en bucle, pero casi parecía inexistente porque solo podía pensar en lo hermoso que es él. Thomas. Me da la impresión de que hay cosas que no concuerdan, que no hay congruencia en lo que dice, pero me mantengo quieta, observando sus gestos, sus labios… Son tan lindos, parecen tan bonitos, carajo, no sé. Me encanta.
—Supongo que el placer es mío.
Hasta se me escapa un suspiro cuando termino de pronunciar la vocal. Parece tan ilógico como la forma en que estamos actuando ahora mismo; parecemos tontos… no sé bien cómo exponer este punto, pero quiero decir que parecemos unos bobos enamorados al mantener nuestras miradas. Muchas cosas me pregunto, pero quedan tan lejanas que estoy aquí ahora mismo, con él frente a mí, con una necesidad loca de olerlo, tocarlo. Pero recién nos estamos conociendo, ¿cómo puedo pedirle esto? Decirlo en voz alta.
—Eres hermosa, ¿sabes?
Muchas veces me dijeron estas palabras, pero es la primera vez que me siento tan bien al escucharlas de él. Siento como si todo lo que me dijeron en el pasado fuera mentira hasta que él lo dijo.
—Lo sé —me reí después de que él me escuchó, y por primera vez desvié la mirada de sus ojos hacia sus labios para después volver a mirarlo—. Soy muy, pero muy bonita.
La punta de su índice tocó la punta de mi nariz por una muy pequeña fracción de segundos, en un gesto que reconocía, pero no porque alguien en mi vida lo hubiera hecho; no tengo recuerdo de alguien que me hiciera esto, pero lo sentía tan familiar que deseaba más de él, de esa sensación electrizante, magnética. Reí, mordiendo mi propio labio inferior.
—No hagas eso. —¿Qué hice? —Desvió la mirada avergonzado, volviendo con una sonrisa de regreso a sus divinos ojos oscuros—. Prometo que no hice absolutamente nada.
Y la risita tonta volvió; él tan solo me observaba maravillado, como si no existiera absolutamente nadie más para él. Demonios, ¿amigo de quién es? Necesito conocer más de él, saber de su existencia, su número, estar, así como estamos ahora mismo, también. ¡Ah! Siento que lo amo sin saber absolutamente nada de él. Ya enloquecí, ¿verdad? Rayos, me siento tan avergonzada por pensar tantas cosas, sobre todo por hacer eso que al inicio critiqué. ¿Me hace ser hipócrita? Carajo.
—Por supuesto que hiciste algo, te ves preciosa y… —¿Qué?
La emoción creció en mí, tanto que sentía mis gestos como una niña pequeña maravillada por recibir el regalo que tanto anhelaba, y ni eso podía compararlo porque esta emoción que estoy experimentando jamás la sentí en el pasado, con nadie, ni con mi familia. Bueno, tampoco es que vaya a sentir algo sexual por mis padres, ¿verdad? Pero la cuestión es esa, que siento tantas cosas que no las entiendo de ninguna manera; además, tenerlo cerca… cuesta mucho respirar.
—Que te ves preciosa. —Gracias.
Cierro los párpados; por un momento me inclino hacia él con la intención de apoyar mi frente en su hombro, pero al abrir los ojos, por un instante, veo el rostro de Ethan en lugar del de Thomas. La imagen es mucho más nítida y brusca que antes, como si una fotografía de Ethan se hubiera superpuesto a la cara de Thomas.
El aroma que emana de él, de repente, me recuerda intensamente a Ethan, su colonia, ese olor amaderado que tanto conozco. La confusión me golpea con fuerza. ¿Por qué estoy viendo a Ethan? ¿Por qué huelo a Ethan? ¿Por qué tengo esta necesidad repentina de besarlo, de tenerlo cerca? Confundida por la imagen fugaz, me acerco más, buscando refugio en ese hombro que ahora, en mi mente distorsionada, pertenece a Ethan. Necesito sentir esa cercanía, aunque sea una fantasía. Él asintió como si me estuviera dando permiso para apoyarme en él, y con una pequeña sonrisa lo hice: apoyé mi frente en su hombro. Su aroma a Ethan era delicioso; sus caricias se sentían tan suaves, tan bonitas, que sentía que estaba flotando. Exhaló un suspiro corto, frotando mi frente en él, dejando un beso en la zona donde mi cabeza estaba apoyada. En ese momento, la cercanía, el alcohol y el recuerdo de Ethan me nublan el juicio por completo. Me incorporo lentamente, mis ojos buscando los suyos, que ahora, en mi mente
—Carajo, me gustas desde el primer momento en que te vi... —confieso, fue como un impulso de verdad, como si no pudiese ocultarle absolutamente nada—. Te deseo tanto que quiero sentirte, te quiero dentro de mí.Él solo me observó, sus gestos de hecho no cambiaron ni un poco, se mantuvieron fijos en los míos. Su mano, a estas alturas, había bajado de mi mejilla a mi brazo. Mantener el contacto físico tenía todo mi cuerpo temblando, tanto, tanto que mi respiración se aceleró y mis labios se resecaron tan solo un poco, aunque aún se sentían suaves. Pasé la lengua por mis labios, algo que pareció retener su aliento.—Quiero besarte, hacerte gritar, gemir, ¿puedo hacerlo?¿Qué? Demonios, claro que sí. ¡Hazlo ahora, por favor!Exhalo tan solo un suspiro pequeño con los ojos puestos en él. A estas alturas ya deseaba subirme encima de él, abrazarlo, besarlo y hacerle cosas que hace un rato sentía asquerosas, pero es que con él nada se siente asqueroso de ningún tipo. ¿Es lógico? Ni un poco, pe
No tardó demasiado en que su mano terminara en mi diestra y, sin que pudiera decir nada, él se deslizó entre mis piernas para meterse debajo de mi falda, jadeando ante la sorpresa que se encontró. En ese instante, la imagen de Ethan se intensificó aún más. Ya no era una simple superposición, era una presencia completa. Sentía sus manos en mi piel, sus besos en mi boca, su cuerpo contra el mío. Era como si él estuviera ahí, realmente ahí, haciéndome el amor. La culpa y la confusión se mezclaron con una excitación incontrolable. Sabía que estaba mal, que estaba besando a Thomas mientras pensaba en Ethan, pero la sensación era demasiado intensa para resistirme.Justo cuando Thomas comenzaba a moverse para entrar dentro de mí, la puerta se abrió de golpe. Kaia y Sarah irrumpieron en la habitación, con una mezcla de shock y horror en sus rostros. Kaia se tapó la boca con las manos, mientras que Sarah se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos y la mandíbula caída. La escena que tenían d
Yu-jin se levantó también, con una expresión de advertencia en el rostro. —Ethan, piénsalo bien. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido.Lo miré fijamente a los ojos, con una determinación que no sentía desde hacía mucho tiempo. —Prefiero perderlo todo a seguir viviendo esta mentira.Salí de la oficina dando un portazo, dejando a Yu-jin con la palabra en la boca. La adrenalina me recorría el cuerpo, una mezcla de rabia y alivio. Alivio por haber finalmente expresado lo que sentía, rabia por haber tenido que llegar a este punto. Sabía que esta conversación tendría consecuencias, repercusiones que probablemente afectarían a Chromatic y a mi propia carrera, pero ya no me importaba. Había llegado a un punto de quiebre. Necesitaba recuperar mi vida, mi banda, a mí mismo. Y en mi mente, la única forma de lograrlo era ponerle fin a la farsa con Ariana, de una vez por todas.La decisión me carcomía por dentro desde hacía meses, como un ácido lento y corrosivo. Cada vez que veía
Ha-neul, que hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló: —Ethan… ¿estás seguro de esto? ¿De verdad crees que es la mejor solución?—No lo sé, Ha-neul —admití, con sinceridad. —Pero no podía seguir así. Tenía que hacer algo.—Estás siendo egoísta, Ethan —dijo Yu-jin, con la voz cargada de reproche, clavando sus ojos en mí como si quisiera perforarme con la mirada—. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido. Años de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… ¡todo por tu capricho!—No —respondí, mirándolo directamente a los ojos, sin ceder ante su intensidad. Mi voz era firme, aunque por dentro me debatía entre la convicción y la duda—. Estoy intentando salvarla. A Chromatic. A nosotros.Un silencio tenso se extendió entre nosotros, roto solo por el murmullo lejano de la multitud impaciente. Yu-jin respiraba con dificultad, con las mejillas enrojecidas por la ira contenida. Sus puños estaban apretados a los costados del cuerpo.—¿Salvarla? —espetó finalmente, con u
Entre la multitud de carteles con nuestros nombres, con mensajes de apoyo y dibujos coloridos, destacaban algunos que me helaron la sangre. Carteles con mi nombre y el de Ariana, unidos por un corazón. Fotos nuestras de las alfombras rojas, recortadas y pegadas juntas. Incluso algunos con frases como "Ethan y Ariana para siempre" o "#Ethaniana". La "ship" que habían creado los fans, esa fantasía que alimentaban con cada una de nuestras apariciones públicas, estaba ahí, frente a mí, recordándome la farsa que vivía.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Apreté la mandíbula y cerré los ojos por un instante, intentando controlar la rabia que comenzaba a crecer en mi interior. «No puedo dejar que esto me afecte. No puedo dejar que esta mentira arruine el concierto. Los chicos dependen de mí, los fans dependen de nosotros.»Abrí los ojos y me obligué a sonreír. Intenté conectar con el público, interactuar con ellos entre canción y canción, como siempre lo hacía. Pero la imagen de esos car
De repente, la puerta se abrió y los chicos comenzaron a entrar uno a uno. Jae-hyun fue el primero, seguido por Ji-woo, Min-ho y finalmente Ha-neul. Sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien, Ethan? —preguntó Jae-hyun, acercándose y poniendo una mano en mi hombro.Levanté la vista y le dediqué una débil sonrisa. —Sí, todo bien —mentí, intentando restarle importancia al asunto.Justo en ese momento, un miembro del staff entró en el camerino con una expresión apresurada.—Chicos, prepárense. Ya están listos para la despedida —anunció, mirando a todos. —Las fans los están esperando en la puerta trasera.Un murmullo de emoción recorrió la habitación. A pesar de la tensión anterior, la idea de interactuar con los fans siempre nos animaba.—Bien —dijo Jae-hyun, dando una palmada. —Vamos a darles una buena despedida.Los chicos comenzaron a moverse, recogiendo sus cosas y preparándose para salir. Yo me levanté lentamente, sintiendo un nudo en el estómago. Sab
«¿Tenso? Estoy a punto de estallar», pensé, pero me limité a encogerme de hombros y a murmurar un "sí" apenas audible. No quería preocuparlos más de lo necesario. Ya bastante tenían con la situación con Yu-jin.En ese momento, una chica se acercó con una sonrisa tímida y me extendió los brazos.—¿Te puedo abrazar? —preguntó, con los ojos brillantes de ilusión.«Otro recordatorio más», pensé, sintiendo un nudo en la garganta. Pero antes de que pudiera responder con una de mis sonrisas prefabricadas, la chica añadió, con una pizca de picardía en la voz:—¿No se pondrá celosa Ariana?Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. La pregunta resonó en mis oídos como un eco burlón. Miré a la chica, que me observaba con una sonrisa expectante, y luego a Jae-hyun, que me miraba con preocupación. «¿Qué se supone que debo decir?», pensé, sintiendo la presión aumentar.Respiré hondo, intentando controlar la creciente ansiedad. «Tengo que salir de esta», me dije. Forcé una sonrisa y abrí los brazos, in