Ha-neul, que hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló: —Ethan… ¿estás seguro de esto? ¿De verdad crees que es la mejor solución?
—No lo sé, Ha-neul —admití, con sinceridad. —Pero no podía seguir así. Tenía que hacer algo.
—Estás siendo egoísta, Ethan —dijo Yu-jin, con la voz cargada de reproche, clavando sus ojos en mí como si quisiera perforarme con la mirada—. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido. Años de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… ¡todo por tu capricho!
—No —respondí, mirándolo directamente a los ojos, sin ceder ante su intensidad. Mi voz era firme, aunque por dentro me debatía entre la convicción y la duda—. Estoy intentando salvarla. A Chromatic. A nosotros.
Un silencio tenso se extendió entre nosotros, roto solo por el murmullo lejano de la multitud impaciente. Yu-jin respiraba con dificultad, con las mejillas enrojecidas por la ira contenida. Sus puños estaban apretados a los costados del cuerpo.
—¿Salvarla? —espetó finalmente, con una risa amarga que resonó en la habitación. —¡Estás destruyéndola, Ethan! ¡Estás destruyendo la imagen que hemos cultivado cuidadosamente durante años! ¿Crees que esto va a quedar así? ¿Que los medios lo van a ignorar? ¡Estás loco si lo crees!
—No me importa lo que digan los medios —respondí, con la mandíbula apretada. —Me importa lo que piensan los chicos. Me importa lo que siento yo.
—¡Pues deberías empezar a preocuparte! —gritó Yu-jin, con el rostro ahora completamente rojo. Su voz resonó en el pequeño espacio del backstage, atrayendo las miradas de algunos miembros del staff que pasaban por el pasillo. Bajó la voz, pero la furia seguía presente en cada sílaba—. Esto no ha terminado, Ethan. Ni mucho menos. Pagarás por esto. Ya hablaremos de esto… después del concierto.
Con esas palabras, Yu-jin salió de la sala dando un portazo que retumbó en todo el backstage, dejándonos a todos con la tensión a flor de piel. El concierto estaba a punto de comenzar, y la atmósfera era más densa que nunca. El aire parecía cargado de electricidad estática, listo para estallar en cualquier momento. La decisión que había tomado pendía sobre nosotros como una espada de Damocles, amenazando con caer en cualquier instante.
Después del portazo de Yu-jin, el silencio en el backstage era casi ensordecedor. La tensión se podía cortar con un cuchillo. Nadie se atrevía a decir nada, como si temiéramos que cualquier palabra pudiera encender aún más la mecha. Yo me sentía culpable, sí, pero también aliviado. Al menos, la verdad estaba sobre la mesa, aunque las consecuencias fueran inciertas.
Finalmente, después de lo que parecieron horas, Jae-hyun suspiró profundamente y rompió el silencio.
—Ethan… —comenzó, con su voz calmada y conciliadora de siempre. Me miró con una expresión seria, pero sin rastro de reproche. —Gracias.
Lo miré con el ceño fruncido, sin entender a qué se refería—¿Gracias? ¿Por qué?
—Por pensar en nosotros —respondió Jae-hyun, con una pequeña sonrisa. —Sé que no ha sido fácil para ti tampoco. Y sé que esta… situación… nos ha afectado a todos. Pero el hecho de que hayas tomado esta decisión… demuestra que te importamos. Que Chromatic te importa.
Min-ho asintió con la cabeza, aunque su expresión seguía siendo un poco tensa. —Sí, hyung. Gracias —dijo, con un tono más suave que el que había usado antes. —Entendemos que esto es complicado.
Ji-woo se acercó y me dio una palmada en el hombro. —Estamos contigo, hyung —dijo, con una sonrisa sincera.
Incluso Ha-neul, que había permanecido en silencio durante toda la discusión con Yu-jin, me dedicó una breve sonrisa. —Gracias, Ethan.
Un peso pareció aligerarse en mi pecho al escuchar sus palabras. A pesar de la tensión y la incertidumbre, sentí un rayo de esperanza. Tal vez, después de todo, no los había perdido. Tal vez, esta decisión, aunque dolorosa, era el primer paso para recuperar el equilibrio en Chromatic.
—No hay de qué —respondí, con una pequeña sonrisa. —Ustedes son mi familia. Y no voy a permitir que nada nos separe.
El ambiente en el backstage se relajó un poco después de este breve intercambio. La tensión seguía presente, como una bruma persistente, pero ya no era tan opresiva. Sentí que los chicos me apoyaban, a pesar de las circunstancias. Y eso, en ese momento, era lo que más necesitaba. Saber que no estaba solo en esto, que tenía a mi banda, a mi familia, de mi lado, me daba una fuerza renovada. «Aunque Yu-jin piense lo contrario, aunque los medios intenten destrozarnos, nosotros estaremos juntos. Eso es lo que importa.»
Min-ho comenzó a afinar su bajo, tarareando una melodía suave. Ji-woo se puso a calentar la voz, haciendo ejercicios de vocalización. Jae-hyun se acercó a la batería, probando los platillos con cuidado. Incluso Ha-neul, que seguía algo callado, esbozó una pequeña sonrisa mientras revisaba sus teclados.
«Tenemos que darlo todo ahí arriba», pensé, mirando a los chicos. «Por nosotros, por los fans, por Chromatic.» La imagen de los carteles de "Ethaniana" volvió a aparecer en mi mente, pero esta vez intenté apartarla. No iba a dejar que esa farsa me distrajera. No iba a permitir que afectara nuestro concierto.
Respiré hondo, cerré los ojos por un instante y me concentré en la música. Visualicé el escenario, la multitud, la energía que fluía entre nosotros. «Es hora de salir ahí fuera y demostrarles quiénes somos realmente. Somos Chromatic. Y estamos aquí para quedarnos.»
El concierto comenzó con una explosión de luces y sonido. La multitud rugió al vernos aparecer en el escenario. La adrenalina, que antes se mezclaba con la tensión, ahora fluía libremente por mis venas. Era lo que siempre me había gustado de esto: la conexión con el público, la energía que se generaba entre nosotros y ellos.
Desde el primer acorde, me entregué a la música. Dejé que las notas me guiaran, intentando olvidar la discusión con Yu-jin, la ausencia de Ariana y la tensión con los chicos. Pero era difícil. Mi mirada recorría el público, buscando rostros conocidos, buscando… algo. Y lo que encontré me crispó los nervios.
Entre la multitud de carteles con nuestros nombres, con mensajes de apoyo y dibujos coloridos, destacaban algunos que me helaron la sangre. Carteles con mi nombre y el de Ariana, unidos por un corazón. Fotos nuestras de las alfombras rojas, recortadas y pegadas juntas. Incluso algunos con frases como "Ethan y Ariana para siempre" o "#Ethaniana". La "ship" que habían creado los fans, esa fantasía que alimentaban con cada una de nuestras apariciones públicas, estaba ahí, frente a mí, recordándome la farsa que vivía.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Apreté la mandíbula y cerré los ojos por un instante, intentando controlar la rabia que comenzaba a crecer en mi interior. «No puedo dejar que esto me afecte. No puedo dejar que esta mentira arruine el concierto. Los chicos dependen de mí, los fans dependen de nosotros.»Abrí los ojos y me obligué a sonreír. Intenté conectar con el público, interactuar con ellos entre canción y canción, como siempre lo hacía. Pero la imagen de esos car
De repente, la puerta se abrió y los chicos comenzaron a entrar uno a uno. Jae-hyun fue el primero, seguido por Ji-woo, Min-ho y finalmente Ha-neul. Sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien, Ethan? —preguntó Jae-hyun, acercándose y poniendo una mano en mi hombro.Levanté la vista y le dediqué una débil sonrisa. —Sí, todo bien —mentí, intentando restarle importancia al asunto.Justo en ese momento, un miembro del staff entró en el camerino con una expresión apresurada.—Chicos, prepárense. Ya están listos para la despedida —anunció, mirando a todos. —Las fans los están esperando en la puerta trasera.Un murmullo de emoción recorrió la habitación. A pesar de la tensión anterior, la idea de interactuar con los fans siempre nos animaba.—Bien —dijo Jae-hyun, dando una palmada. —Vamos a darles una buena despedida.Los chicos comenzaron a moverse, recogiendo sus cosas y preparándose para salir. Yo me levanté lentamente, sintiendo un nudo en el estómago. Sab
«¿Tenso? Estoy a punto de estallar», pensé, pero me limité a encogerme de hombros y a murmurar un "sí" apenas audible. No quería preocuparlos más de lo necesario. Ya bastante tenían con la situación con Yu-jin.En ese momento, una chica se acercó con una sonrisa tímida y me extendió los brazos.—¿Te puedo abrazar? —preguntó, con los ojos brillantes de ilusión.«Otro recordatorio más», pensé, sintiendo un nudo en la garganta. Pero antes de que pudiera responder con una de mis sonrisas prefabricadas, la chica añadió, con una pizca de picardía en la voz:—¿No se pondrá celosa Ariana?Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. La pregunta resonó en mis oídos como un eco burlón. Miré a la chica, que me observaba con una sonrisa expectante, y luego a Jae-hyun, que me miraba con preocupación. «¿Qué se supone que debo decir?», pensé, sintiendo la presión aumentar.Respiré hondo, intentando controlar la creciente ansiedad. «Tengo que salir de esta», me dije. Forcé una sonrisa y abrí los brazos, in
(ARIANA JÁUREGUI)Hace tres años, Ethan me pidió que fuera su novia en su nuevo video musical. Recuerdo la propuesta como si fuera ayer. Estábamos en el set, rodeados de cámaras y personal, y de repente, entre toma y toma, me soltó la pregunta. Al principio pensé que era una broma, una estrategia publicitaria más. Pero luego vi la seriedad en sus ojos, una seriedad que contrastaba con la sonrisa pícara que siempre llevaba. Acepté. No porque me cayera bien, de hecho, desconfiaba profundamente de él. Seguía pensando que sus acciones perjudicaban a Chromatic, aunque en el fondo, una parte de mí, una parte que me negaba a reconocer, disfrutaba de su cercanía. Estar con él significaba estar cerca de la banda que amaba, de la música que me hacía vibrar. Era una contradicción constante, un tira y afloja entre la razón y la emoción. «¿Cómo podía sentirme atraída por alguien que, según yo, estaba dañando a mi grupo favorito? Era absurdo. Pero ahí estaba, mi corazón latiendo más rápido cada vez
Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo como si me estuviese escaneando, deteniéndose por un instante en mi cuello, como si hubiera notado algo que le incomodaba. «¿Será el perfume de Thomas? ¿Todavía se nota?». Olfateó en el ambiente y arrugó la nariz. Por puro instinto, retrocedí, intentando mantenerme lo más alejada posible de él; no quería que descubriera lo que hice antes de venir aquí. «Si se entera de que estuve con Thomas… no sé qué podría pasar. Aunque, ¿qué más da? Ya nada importa.» La culpa me carcomía por dentro, mezclada con una extraña sensación de rebeldía. «¿Por qué tengo que esconderme? ¿Por qué tengo que fingir todo el tiempo?».—¿A qué te refieres? —pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Instintivamente me toqué el cuello, recordando los besos de Thomas. Demonios.—Me refiero a que no eres precisamente un ángel, Ariana —Ethan se acercó un poco más, su voz se tornó grave y amenazante—. Hueles… interesante. Una mezcla de excitación y arrepentimient
Las palabras salieron de mi boca como un torrente descontrolado, una confesión que había estado guardando durante demasiado tiempo. «Tenía que decírselo. No podía seguir callándomelo más. Necesitaba que lo supiera. Necesitaba que entendiera.» Lo miré a los ojos, buscando alguna reacción, alguna señal de que mis palabras lo habían afectado de alguna manera. Buscaba una chispa de sorpresa, de comprensión, incluso de enojo. Cualquier cosa que me diera una pista de lo que estaba sintiendo. «¿Acaso no siente nada? ¿Es que no le importa en absoluto?». Pero su rostro permanecía impasible, inexpresivo. Como si le estuviera hablando a una pared. «Es como si no me viera. Como si no me oyera. Como si no existiera para él.» La frialdad en su mirada me caló hasta los huesos, haciéndome sentir más sola y vulnerable que nunca. «¿Por qué me hace esto? ¿Por qué es tan frío conmigo? ¿Acaso no se da cuenta del daño que me está haciendo?»—Sin ti, yo sigo siendo Ariana Jáuregui —continué, con la voz tembl
—Ji-hoon Park, ¿qué significa esto? —apenas pude pronunciar las palabras en un susurro que Ethan no logró escuchar, pues se quitó la camiseta y desabrochaba sus pantalones mientras se dirigía al baño, o al menos eso creía yo porque sino, no tendría sentido el porqué se desnuda sin importarle mi presencia—. «¿Qué está haciendo? ¿Acaso no le importa que esté aquí? ¿Es que no tiene ni un poco de respeto?». Oh, no.El sonido del agua corriendo inundó la habitación, confirmando mis peores temores. Me quedé paralizada en el mismo lugar, en estado de shock. «No puedo creer lo que está pasando. Esto es una pesadilla.» ¿Qué acababa de pasar? ¿Qué iba a pasar ahora? Mi mente era un torbellino de pensamientos confusos y emociones contradictorias. El recuerdo de Thomas, la confrontación con Ethan, su rechazo… todo se mezclaba en un caos que me impedía pensar con claridad.La habitación del hotel tenía una pequeña sala de estar, separada del dormitorio por una puerta corredera. Caminé como un autóm
Me puse la camiseta de Ethan. Me llegaba hasta la mitad de los muslos, dejando mis piernas completamente desnudas. «Perfecto. Justo lo que necesito.» Esta camiseta es perfecta para lo que quiero lograr: molestarlo. «Quiero sacarlo de su frialdad. Quiero ver una reacción en él. La que sea.» Con esa idea fija en mi mente, me quité el pantalón de pijama que también me había dado y se lo arrojé a los pies de la cama con una deliberada falta de cuidado. «Que vea lo poco que me importa su opinión ahora.» La luz del baño seguía encendida, iluminando la habitación con una luz suave que hacía que la tela blanca de la camiseta se transparentara, revelando la silueta de mi cuerpo. Lo vi allí, en la cama, mirándome fijamente como si me desnudara con esa intensa mirada oscura sin los lentes de contacto azules. «Por fin me está mirando. Por fin me ve.» Ahora entiendo por qué lo ven irresistible las biased Ethan. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad que me puso nerviosa, pero al mismo tiempo