Yu-jin se levantó también, con una expresión de advertencia en el rostro. —Ethan, piénsalo bien. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido.
Lo miré fijamente a los ojos, con una determinación que no sentía desde hacía mucho tiempo. —Prefiero perderlo todo a seguir viviendo esta mentira.
Salí de la oficina dando un portazo, dejando a Yu-jin con la palabra en la boca. La adrenalina me recorría el cuerpo, una mezcla de rabia y alivio. Alivio por haber finalmente expresado lo que sentía, rabia por haber tenido que llegar a este punto. Sabía que esta conversación tendría consecuencias, repercusiones que probablemente afectarían a Chromatic y a mi propia carrera, pero ya no me importaba. Había llegado a un punto de quiebre. Necesitaba recuperar mi vida, mi banda, a mí mismo. Y en mi mente, la única forma de lograrlo era ponerle fin a la farsa con Ariana, de una vez por todas.
La decisión me carcomía por dentro desde hacía meses, como un ácido lento y corrosivo. Cada vez que veía las miradas de los chicos, cada vez que escuchaba los comentarios a media voz, el peso de la mentira se hacía más insoportable. Tenía que ponerle un alto a esto. No podía permitir que mi vida personal, o más bien, la farsa de mi vida personal, siguiera afectando a Chromatic. Los chicos merecían más que ser considerados "los acompañantes de Ethan Park y su famosa novia". Ellos eran mi familia, mis compañeros, mi otra mitad. Y los estaba perdiendo por una mentira que se había salido de control.
El día de la conversación con Ariana llegó sin previo aviso. Estábamos en una de esas galas benéficas a las que nos obligaban a asistir. Ella lucía deslumbrante, como siempre, con un vestido rojo que resaltaba su figura. Yo, por mi parte, intentaba mantener la compostura, sonriendo a las cámaras y respondiendo a las preguntas con respuestas ensayadas.
En un momento de relativa calma, cuando los fotógrafos se habían alejado por un instante, la aparté a un rincón más tranquilo.
—Ariana, necesito hablar contigo —dije, con la voz lo más neutra posible.
—¿Pasa algo, Ethan? —preguntó, con una expresión de ligera preocupación.
—Se trata de… de nosotros —vacilé un instante. No era fácil poner en palabras lo que sentía—. Creo que… creo que sería mejor que dejaras de asistir a nuestros conciertos.
Su expresión cambió de preocupación a sorpresa, luego a confusión, y finalmente a una profunda tristeza.
—¿Qué quieres decir? —preguntó, con la voz temblorosa.
—Lo que oyes —respondí, evitando su mirada. —No quiero que nuestra… relación… siga afectando a Chromatic. Los chicos se sienten… incómodos. Y yo también.
—Pero… —intentó replicar.
—Es lo mejor, Ariana —la interrumpí, con un tono firme pero suave. —Es lo mejor para todos.
El silencio que siguió fue doloroso. Pude ver las lágrimas acumulándose en sus ojos, pero me negué a ceder. Tenía que ser fuerte. Por Chromatic. Por mí.
—Entiendo —dijo finalmente, con la voz apenas audible. Bajó la mirada, ocultando las lágrimas que finalmente comenzaron a resbalar por sus mejillas.
Me di la vuelta y me alejé, sintiendo un peso enorme en el pecho. Sabía que había tomado la decisión correcta, pero también sabía que había lastimado a Ariana. Y eso, de alguna manera, me dolía más de lo que quería admitir.
Estábamos en el backstage, la adrenalina previa al concierto comenzaba a sentirse en el ambiente. Los técnicos ajustaban los últimos detalles del escenario, mientras nosotros terminábamos de prepararnos. El sonido de la multitud al otro lado del telón era un rugido constante que nos recordaba la magnitud del evento. Pero en lugar de la emoción habitual, sentía una tensión palpable entre los chicos. Sus miradas evitaban la mía, y las conversaciones se limitaban a asuntos puramente técnicos.
—¿Dónde está Ariana? —preguntó Yu-jin, irrumpiendo en la sala con su habitual energía. Miró a su alrededor, buscando a Ariana con la mirada. —Debería estar aquí ya. Los medios están esperando.
—No lo sé —respondí, encogiéndome de hombros y evitando su mirada. Estaba sentado en un sofá, afinando mi guitarra con nerviosismo.
Yu-jin frunció el ceño. —¿Cómo que no lo sabes? Se supone que debe estar aquí para apoyarlos. ¡Es parte del show! —Sacó su teléfono y comenzó a marcar un número. —La voy a llamar.
Mientras Yu-jin intentaba contactar a Ariana, los chicos intercambiaban miradas incómodas. Ha-neul, que generalmente era el más hablador, permanecía en silencio, con la mirada fija en el suelo. Min-ho jugueteaba con las baquetas, con una expresión de fastidio en el rostro. Ji-woo, por su parte, miraba la escena con preocupación. Solo Jae-hyun me dirigió una mirada comprensiva.
—No contesta —dijo Yu-jin, guardando el teléfono en su bolsillo con frustración. —Esto es un desastre. ¿Alguien sabe dónde está?
Respiré hondo, preparándome para la inevitable confrontación. —Yo le pedí que no viniera —dije, con la voz lo más calmada posible.
El silencio que siguió fue aún más denso que antes. Las miradas de todos se posaron sobre mí, con sorpresa y confusión.
—¿Qué? —preguntó Yu-jin, con los ojos entrecerrados. —Explícate, Ethan.
—Le pedí que no asistiera a nuestros conciertos —repetí, con un tono más firme. —No quiero que nuestra… relación… siga afectando a la banda. Los chicos… se sienten incómodos.
—¿Incomodos? —exclamó Yu-jin, con una risa sarcástica. —¡Esto es una locura! ¿Te das cuenta de la imagen que estamos proyectando? ¡Los medios esperan verlos juntos! ¡Las fans lo exigen!
—Me importa un bledo la imagen —respondí, levantándome del sofá. —Me importa más Chromatic. Me importan los chicos. Y no voy a permitir que una farsa siga dañándolos.
—¿Qué pasó exactamente, Ethan? —preguntó Jae-hyun, interrumpiendo la discusión con Yu-jin. Su voz era seria, pero transmitía preocupación.
—Hablé con ella —dije, pasando una mano por mi cabello. —Le dije que era lo mejor para todos. Que su presencia… estaba generando demasiada atención.
—¿Y cómo se lo tomó? —preguntó Ji-woo, con cautela.
—No muy bien —admití, con un suspiro. —Se puso triste, obviamente. Pero… creo que entendió. O al menos, eso espero.
—¿Entendió? —intervino Min-ho, con una expresión incrédula. —Después de tres años de fingir ser la pareja perfecta, ¿simplemente lo entendió?
—No fue fácil —respondí, mirando a Min-ho directamente a los ojos. —Pero tenía que hacerlo. Por nosotros. Por Chromatic.
Ha-neul, que hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló: —Ethan… ¿estás seguro de esto? ¿De verdad crees que es la mejor solución?—No lo sé, Ha-neul —admití, con sinceridad. —Pero no podía seguir así. Tenía que hacer algo.—Estás siendo egoísta, Ethan —dijo Yu-jin, con la voz cargada de reproche, clavando sus ojos en mí como si quisiera perforarme con la mirada—. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido. Años de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… ¡todo por tu capricho!—No —respondí, mirándolo directamente a los ojos, sin ceder ante su intensidad. Mi voz era firme, aunque por dentro me debatía entre la convicción y la duda—. Estoy intentando salvarla. A Chromatic. A nosotros.Un silencio tenso se extendió entre nosotros, roto solo por el murmullo lejano de la multitud impaciente. Yu-jin respiraba con dificultad, con las mejillas enrojecidas por la ira contenida. Sus puños estaban apretados a los costados del cuerpo.—¿Salvarla? —espetó finalmente, con u
Entre la multitud de carteles con nuestros nombres, con mensajes de apoyo y dibujos coloridos, destacaban algunos que me helaron la sangre. Carteles con mi nombre y el de Ariana, unidos por un corazón. Fotos nuestras de las alfombras rojas, recortadas y pegadas juntas. Incluso algunos con frases como "Ethan y Ariana para siempre" o "#Ethaniana". La "ship" que habían creado los fans, esa fantasía que alimentaban con cada una de nuestras apariciones públicas, estaba ahí, frente a mí, recordándome la farsa que vivía.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Apreté la mandíbula y cerré los ojos por un instante, intentando controlar la rabia que comenzaba a crecer en mi interior. «No puedo dejar que esto me afecte. No puedo dejar que esta mentira arruine el concierto. Los chicos dependen de mí, los fans dependen de nosotros.»Abrí los ojos y me obligué a sonreír. Intenté conectar con el público, interactuar con ellos entre canción y canción, como siempre lo hacía. Pero la imagen de esos car
De repente, la puerta se abrió y los chicos comenzaron a entrar uno a uno. Jae-hyun fue el primero, seguido por Ji-woo, Min-ho y finalmente Ha-neul. Sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien, Ethan? —preguntó Jae-hyun, acercándose y poniendo una mano en mi hombro.Levanté la vista y le dediqué una débil sonrisa. —Sí, todo bien —mentí, intentando restarle importancia al asunto.Justo en ese momento, un miembro del staff entró en el camerino con una expresión apresurada.—Chicos, prepárense. Ya están listos para la despedida —anunció, mirando a todos. —Las fans los están esperando en la puerta trasera.Un murmullo de emoción recorrió la habitación. A pesar de la tensión anterior, la idea de interactuar con los fans siempre nos animaba.—Bien —dijo Jae-hyun, dando una palmada. —Vamos a darles una buena despedida.Los chicos comenzaron a moverse, recogiendo sus cosas y preparándose para salir. Yo me levanté lentamente, sintiendo un nudo en el estómago. Sab
«¿Tenso? Estoy a punto de estallar», pensé, pero me limité a encogerme de hombros y a murmurar un "sí" apenas audible. No quería preocuparlos más de lo necesario. Ya bastante tenían con la situación con Yu-jin.En ese momento, una chica se acercó con una sonrisa tímida y me extendió los brazos.—¿Te puedo abrazar? —preguntó, con los ojos brillantes de ilusión.«Otro recordatorio más», pensé, sintiendo un nudo en la garganta. Pero antes de que pudiera responder con una de mis sonrisas prefabricadas, la chica añadió, con una pizca de picardía en la voz:—¿No se pondrá celosa Ariana?Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. La pregunta resonó en mis oídos como un eco burlón. Miré a la chica, que me observaba con una sonrisa expectante, y luego a Jae-hyun, que me miraba con preocupación. «¿Qué se supone que debo decir?», pensé, sintiendo la presión aumentar.Respiré hondo, intentando controlar la creciente ansiedad. «Tengo que salir de esta», me dije. Forcé una sonrisa y abrí los brazos, in
(ARIANA JÁUREGUI)Hace tres años, Ethan me pidió que fuera su novia en su nuevo video musical. Recuerdo la propuesta como si fuera ayer. Estábamos en el set, rodeados de cámaras y personal, y de repente, entre toma y toma, me soltó la pregunta. Al principio pensé que era una broma, una estrategia publicitaria más. Pero luego vi la seriedad en sus ojos, una seriedad que contrastaba con la sonrisa pícara que siempre llevaba. Acepté. No porque me cayera bien, de hecho, desconfiaba profundamente de él. Seguía pensando que sus acciones perjudicaban a Chromatic, aunque en el fondo, una parte de mí, una parte que me negaba a reconocer, disfrutaba de su cercanía. Estar con él significaba estar cerca de la banda que amaba, de la música que me hacía vibrar. Era una contradicción constante, un tira y afloja entre la razón y la emoción. «¿Cómo podía sentirme atraída por alguien que, según yo, estaba dañando a mi grupo favorito? Era absurdo. Pero ahí estaba, mi corazón latiendo más rápido cada vez
Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo como si me estuviese escaneando, deteniéndose por un instante en mi cuello, como si hubiera notado algo que le incomodaba. «¿Será el perfume de Thomas? ¿Todavía se nota?». Olfateó en el ambiente y arrugó la nariz. Por puro instinto, retrocedí, intentando mantenerme lo más alejada posible de él; no quería que descubriera lo que hice antes de venir aquí. «Si se entera de que estuve con Thomas… no sé qué podría pasar. Aunque, ¿qué más da? Ya nada importa.» La culpa me carcomía por dentro, mezclada con una extraña sensación de rebeldía. «¿Por qué tengo que esconderme? ¿Por qué tengo que fingir todo el tiempo?».—¿A qué te refieres? —pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Instintivamente me toqué el cuello, recordando los besos de Thomas. Demonios.—Me refiero a que no eres precisamente un ángel, Ariana —Ethan se acercó un poco más, su voz se tornó grave y amenazante—. Hueles… interesante. Una mezcla de excitación y arrepentimient
Las palabras salieron de mi boca como un torrente descontrolado, una confesión que había estado guardando durante demasiado tiempo. «Tenía que decírselo. No podía seguir callándomelo más. Necesitaba que lo supiera. Necesitaba que entendiera.» Lo miré a los ojos, buscando alguna reacción, alguna señal de que mis palabras lo habían afectado de alguna manera. Buscaba una chispa de sorpresa, de comprensión, incluso de enojo. Cualquier cosa que me diera una pista de lo que estaba sintiendo. «¿Acaso no siente nada? ¿Es que no le importa en absoluto?». Pero su rostro permanecía impasible, inexpresivo. Como si le estuviera hablando a una pared. «Es como si no me viera. Como si no me oyera. Como si no existiera para él.» La frialdad en su mirada me caló hasta los huesos, haciéndome sentir más sola y vulnerable que nunca. «¿Por qué me hace esto? ¿Por qué es tan frío conmigo? ¿Acaso no se da cuenta del daño que me está haciendo?»—Sin ti, yo sigo siendo Ariana Jáuregui —continué, con la voz tembl
—Ji-hoon Park, ¿qué significa esto? —apenas pude pronunciar las palabras en un susurro que Ethan no logró escuchar, pues se quitó la camiseta y desabrochaba sus pantalones mientras se dirigía al baño, o al menos eso creía yo porque sino, no tendría sentido el porqué se desnuda sin importarle mi presencia—. «¿Qué está haciendo? ¿Acaso no le importa que esté aquí? ¿Es que no tiene ni un poco de respeto?». Oh, no.El sonido del agua corriendo inundó la habitación, confirmando mis peores temores. Me quedé paralizada en el mismo lugar, en estado de shock. «No puedo creer lo que está pasando. Esto es una pesadilla.» ¿Qué acababa de pasar? ¿Qué iba a pasar ahora? Mi mente era un torbellino de pensamientos confusos y emociones contradictorias. El recuerdo de Thomas, la confrontación con Ethan, su rechazo… todo se mezclaba en un caos que me impedía pensar con claridad.La habitación del hotel tenía una pequeña sala de estar, separada del dormitorio por una puerta corredera. Caminé como un autóm