—Carajo, me gustas desde el primer momento en que te vi... —confieso, fue como un impulso de verdad, como si no pudiese ocultarle absolutamente nada—. Te deseo tanto que quiero sentirte, te quiero dentro de mí.
Él solo me observó, sus gestos de hecho no cambiaron ni un poco, se mantuvieron fijos en los míos. Su mano, a estas alturas, había bajado de mi mejilla a mi brazo. Mantener el contacto físico tenía todo mi cuerpo temblando, tanto, tanto que mi respiración se aceleró y mis labios se resecaron tan solo un poco, aunque aún se sentían suaves. Pasé la lengua por mis labios, algo que pareció retener su aliento.
—Quiero besarte, hacerte gritar, gemir, ¿puedo hacerlo?
¿Qué? Demonios, claro que sí. ¡Hazlo ahora, por favor!
Exhalo tan solo un suspiro pequeño con los ojos puestos en él. A estas alturas ya deseaba subirme encima de él, abrazarlo, besarlo y hacerle cosas que hace un rato sentía asquerosas, pero es que con él nada se siente asqueroso de ningún tipo. ¿Es lógico? Ni un poco, pero me importa una m****a lo lógico porque solo quiero estar con él, estar en sus brazos, llevármelo a casa para conocerlo por siempre y para siempre.
Carajo, soy una cursi, pero me encanta sentirme así.
—¿De verdad? —pregunté como una niña—. ¿De verdad quieres tenerme?
Corrección, como una tonta, que una niña no preguntaría. En mi caso, no pregunté; yo ya sabía qué quería hacer cuando era niña, así que no hay comparación de ningún tipo, eso es seguro. Alcé la mano para llevar mis dedos a sus labios cuando los separó para volver a hablar. Posiblemente no iba a hablar, pero yo ahí, creando una situación muy linda.
—Olvídemos mi pregunta. Quiero que me beses desde que mis ojos se cruzaron con los tuyos, claro, antes de que me cayera del sofá —mordí apenas mi labio inferior, con una sonrisa que soy incapaz de reprimir. Me es imposible reprimir alguna emoción con él; solo sé que lo quiero por siempre conmigo—. Hazme lo que me has dicho, hazlo ahora.
Besó mis dedos antes de que se deslizaran por su mentón y cayeran abruptamente al sofá, a mi pierna. Mi respiración se aceleró cuando su mano tomó mi mejilla. Ni me jaló hacia él, más bien yo enderecé mi espalda para acortar la distancia entre nosotros, acercándome tanto como pude a sus labios, a esos que besé de inmediato, colgando mis manos en sus hombros. A estas alturas creí que nos estaríamos besando, pero estábamos tan cerca el uno del otro que podía sentir su respiración contra mis labios, hambriento de los suyos. Y aunque no quiero abusar, acorto la distancia para tocar la suavidad de estos que se cierran al sentirme.
Carajo, se siente electricidad pura.
No literalmente, digo, son cosquilleos que van en aumento mientras sus labios vuelven a besar los míos. Mis manos se aprietan en el cuello de su camiseta para atraerlo hacia mí, reconociendo esos labios que me daban ganas de derretirme frente a él. Mi cuerpo automáticamente se impulsó para acercarse más al suyo, atrayendo su cuerpo más al mío, sintiendo cómo vibraba todo mi cuerpo, cómo las zonas erógenas estaban hirviendo. Esto me gustaría no confesarlo, pero una de ellas estaba tan, pero tan mojada que me dio la impresión, esto es muy vergonzoso, pero vamos, como si me hubiese orinado encima, solo un poco, pero eso.
Carajo, esto se siente maravilloso, pero me siento tan apenada.
Tan apenada que me aparto lo suficiente para mirarlo. Sus ojos estaban en llamas pasionales, sus labios calientes y su respiración jadeante. Sin pensarlo dos veces, lo volví a acercar a mí con fuerza, echándome en el sofá para que él se pusiera encima. La posición es rara en un sofá, pero él buscó la forma de acomodarse para no lastimarme, eso creo.
Lo que me puso curiosa es que sus caderas las redireccionó lejos de mi pelvis, pero una de mis piernas encontró la forma de aprisionarlo entre mis piernas, sonriendo al sentir la dureza del reflejo que le gustaba tanto como a mí.
En ese instante, la imagen de Ethan irrumpió en mi mente con más fuerza que nunca. Sus ojos, su boca, su expresión de reprobación, todo se mezcló con la imagen de Thomas, creando una confusión aún mayor. Por un momento, sentí que estaba traicionando a Ethan, aunque nuestra relación fuera una farsa. Pero al mismo tiempo, la sensación de libertad y rebeldía que me embargaba era demasiado fuerte para detenerla. Thomas, ajeno a mi tormento interno, comenzó a besar mi cuello, dejando pequeños mordiscos que me hicieron estremecer. Su mano se deslizó por mi muslo, subiendo lentamente bajo la tela de mi vestido. Cada toque, cada roce, se sentía como si fuera Ethan quien lo estuviera haciendo. En mi mente, era él quien me besaba con esa intensidad, con esa mezcla de deseo y control que me volvía loca.
Cerré los ojos, permitiéndome caer por completo en la fantasía. Ya no veía a Thomas. Solo veía a Ethan. Sus labios se apoderaron de los míos en un beso profundo y apasionado. Sus manos recorrían mi cuerpo con una familiaridad que me hacía suspirar. Era él, sin duda. Su aroma, su tacto, su calor... todo encajaba a la perfección con el recuerdo que tenía de él. En mi mente, estaba en sus brazos, entregándome por completo a la pasión que siempre había existido entre nosotros, una pasión que negábamos en público, pero que ardía con fuerza en la intimidad.
Los besos se volvieron más intensos, más demandantes. Sus manos desabrocharon mis pantalones para meter una de ellas y sentirlo, tocarlo... Tan caliente se siente al tacto que comencé a masajearlo, como si supiera lo que estaba haciendo. Él exhaló un suave rugido encima de mis labios, aquellos que mordí tan solo un poco. Él se estremeció, tocando mi rostro con una de sus manos, hundiendo el pulgar entre mis labios, como si supiera qué hacer. Lo chupé antes de buscar de nuevo sus labios. Cada caricia, cada gemido, cada susurro, todo se sentía como si fuera real, como si estuviera con Ethan en ese momento. La confusión era total, pero ya no me importaba. Solo quería sentir, disfrutar de esa fantasía que se sentía tan real.
—Se siente bien.
—Tú también.
No tardó demasiado en que su mano terminara en mi diestra y, sin que pudiera decir nada, él se deslizó entre mis piernas para meterse debajo de mi falda, jadeando ante la sorpresa que se encontró. En ese instante, la imagen de Ethan se intensificó aún más. Ya no era una simple superposición, era una presencia completa. Sentía sus manos en mi piel, sus besos en mi boca, su cuerpo contra el mío. Era como si él estuviera ahí, realmente ahí, haciéndome el amor. La culpa y la confusión se mezclaron con una excitación incontrolable. Sabía que estaba mal, que estaba besando a Thomas mientras pensaba en Ethan, pero la sensación era demasiado intensa para resistirme.Justo cuando Thomas comenzaba a moverse para entrar dentro de mí, la puerta se abrió de golpe. Kaia y Sarah irrumpieron en la habitación, con una mezcla de shock y horror en sus rostros. Kaia se tapó la boca con las manos, mientras que Sarah se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos y la mandíbula caída. La escena que tenían d
Yu-jin se levantó también, con una expresión de advertencia en el rostro. —Ethan, piénsalo bien. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido.Lo miré fijamente a los ojos, con una determinación que no sentía desde hacía mucho tiempo. —Prefiero perderlo todo a seguir viviendo esta mentira.Salí de la oficina dando un portazo, dejando a Yu-jin con la palabra en la boca. La adrenalina me recorría el cuerpo, una mezcla de rabia y alivio. Alivio por haber finalmente expresado lo que sentía, rabia por haber tenido que llegar a este punto. Sabía que esta conversación tendría consecuencias, repercusiones que probablemente afectarían a Chromatic y a mi propia carrera, pero ya no me importaba. Había llegado a un punto de quiebre. Necesitaba recuperar mi vida, mi banda, a mí mismo. Y en mi mente, la única forma de lograrlo era ponerle fin a la farsa con Ariana, de una vez por todas.La decisión me carcomía por dentro desde hacía meses, como un ácido lento y corrosivo. Cada vez que veía
Ha-neul, que hasta ahora había permanecido en silencio, finalmente habló: —Ethan… ¿estás seguro de esto? ¿De verdad crees que es la mejor solución?—No lo sé, Ha-neul —admití, con sinceridad. —Pero no podía seguir así. Tenía que hacer algo.—Estás siendo egoísta, Ethan —dijo Yu-jin, con la voz cargada de reproche, clavando sus ojos en mí como si quisiera perforarme con la mirada—. Estás poniendo en riesgo todo lo que hemos construido. Años de trabajo, de esfuerzo, de sacrificio… ¡todo por tu capricho!—No —respondí, mirándolo directamente a los ojos, sin ceder ante su intensidad. Mi voz era firme, aunque por dentro me debatía entre la convicción y la duda—. Estoy intentando salvarla. A Chromatic. A nosotros.Un silencio tenso se extendió entre nosotros, roto solo por el murmullo lejano de la multitud impaciente. Yu-jin respiraba con dificultad, con las mejillas enrojecidas por la ira contenida. Sus puños estaban apretados a los costados del cuerpo.—¿Salvarla? —espetó finalmente, con u
Entre la multitud de carteles con nuestros nombres, con mensajes de apoyo y dibujos coloridos, destacaban algunos que me helaron la sangre. Carteles con mi nombre y el de Ariana, unidos por un corazón. Fotos nuestras de las alfombras rojas, recortadas y pegadas juntas. Incluso algunos con frases como "Ethan y Ariana para siempre" o "#Ethaniana". La "ship" que habían creado los fans, esa fantasía que alimentaban con cada una de nuestras apariciones públicas, estaba ahí, frente a mí, recordándome la farsa que vivía.Sentí un escalofrío recorrer mi espalda. Apreté la mandíbula y cerré los ojos por un instante, intentando controlar la rabia que comenzaba a crecer en mi interior. «No puedo dejar que esto me afecte. No puedo dejar que esta mentira arruine el concierto. Los chicos dependen de mí, los fans dependen de nosotros.»Abrí los ojos y me obligué a sonreír. Intenté conectar con el público, interactuar con ellos entre canción y canción, como siempre lo hacía. Pero la imagen de esos car
De repente, la puerta se abrió y los chicos comenzaron a entrar uno a uno. Jae-hyun fue el primero, seguido por Ji-woo, Min-ho y finalmente Ha-neul. Sus rostros reflejaban una mezcla de preocupación y curiosidad.—¿Todo bien, Ethan? —preguntó Jae-hyun, acercándose y poniendo una mano en mi hombro.Levanté la vista y le dediqué una débil sonrisa. —Sí, todo bien —mentí, intentando restarle importancia al asunto.Justo en ese momento, un miembro del staff entró en el camerino con una expresión apresurada.—Chicos, prepárense. Ya están listos para la despedida —anunció, mirando a todos. —Las fans los están esperando en la puerta trasera.Un murmullo de emoción recorrió la habitación. A pesar de la tensión anterior, la idea de interactuar con los fans siempre nos animaba.—Bien —dijo Jae-hyun, dando una palmada. —Vamos a darles una buena despedida.Los chicos comenzaron a moverse, recogiendo sus cosas y preparándose para salir. Yo me levanté lentamente, sintiendo un nudo en el estómago. Sab
«¿Tenso? Estoy a punto de estallar», pensé, pero me limité a encogerme de hombros y a murmurar un "sí" apenas audible. No quería preocuparlos más de lo necesario. Ya bastante tenían con la situación con Yu-jin.En ese momento, una chica se acercó con una sonrisa tímida y me extendió los brazos.—¿Te puedo abrazar? —preguntó, con los ojos brillantes de ilusión.«Otro recordatorio más», pensé, sintiendo un nudo en la garganta. Pero antes de que pudiera responder con una de mis sonrisas prefabricadas, la chica añadió, con una pizca de picardía en la voz:—¿No se pondrá celosa Ariana?Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. La pregunta resonó en mis oídos como un eco burlón. Miré a la chica, que me observaba con una sonrisa expectante, y luego a Jae-hyun, que me miraba con preocupación. «¿Qué se supone que debo decir?», pensé, sintiendo la presión aumentar.Respiré hondo, intentando controlar la creciente ansiedad. «Tengo que salir de esta», me dije. Forcé una sonrisa y abrí los brazos, in
(ARIANA JÁUREGUI)Hace tres años, Ethan me pidió que fuera su novia en su nuevo video musical. Recuerdo la propuesta como si fuera ayer. Estábamos en el set, rodeados de cámaras y personal, y de repente, entre toma y toma, me soltó la pregunta. Al principio pensé que era una broma, una estrategia publicitaria más. Pero luego vi la seriedad en sus ojos, una seriedad que contrastaba con la sonrisa pícara que siempre llevaba. Acepté. No porque me cayera bien, de hecho, desconfiaba profundamente de él. Seguía pensando que sus acciones perjudicaban a Chromatic, aunque en el fondo, una parte de mí, una parte que me negaba a reconocer, disfrutaba de su cercanía. Estar con él significaba estar cerca de la banda que amaba, de la música que me hacía vibrar. Era una contradicción constante, un tira y afloja entre la razón y la emoción. «¿Cómo podía sentirme atraída por alguien que, según yo, estaba dañando a mi grupo favorito? Era absurdo. Pero ahí estaba, mi corazón latiendo más rápido cada vez
Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo como si me estuviese escaneando, deteniéndose por un instante en mi cuello, como si hubiera notado algo que le incomodaba. «¿Será el perfume de Thomas? ¿Todavía se nota?». Olfateó en el ambiente y arrugó la nariz. Por puro instinto, retrocedí, intentando mantenerme lo más alejada posible de él; no quería que descubriera lo que hice antes de venir aquí. «Si se entera de que estuve con Thomas… no sé qué podría pasar. Aunque, ¿qué más da? Ya nada importa.» La culpa me carcomía por dentro, mezclada con una extraña sensación de rebeldía. «¿Por qué tengo que esconderme? ¿Por qué tengo que fingir todo el tiempo?».—¿A qué te refieres? —pregunté, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda. Instintivamente me toqué el cuello, recordando los besos de Thomas. Demonios.—Me refiero a que no eres precisamente un ángel, Ariana —Ethan se acercó un poco más, su voz se tornó grave y amenazante—. Hueles… interesante. Una mezcla de excitación y arrepentimient