Antes del mediodía, Silvia me despertó para mi sesión con la terapeuta. Comí algo y volví a dormirme hasta que Keyla nos despertó de nuevo, apresurándonos para llegar con tiempo al edificio de grabación. Nos esperaba una larga sesión de vestuario y maquillaje.
Más tarde, después de un día agotador entre preparativos y nervios, finalmente llegamos a casa. Estaba exhausta, pero aliviada de que todo estuviera a punto de comenzar. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de relajarme de verdad, tocaron el timbre. Mi ama de llaves me avisó que Ethan me esperaba en la sala. Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Qué hacía él aquí? Me sorprendí mucho cuando escuché que Ethan había venido a mi casa. ¡Un miembro de Chromatic conocía mi dirección! Era una locura. Siempre fui una gran fan de la banda, desde que eran unos adolescentes. Tener a uno de ellos parado en mi sala era surrealista, pero dadas las circunstancias, solo sentía fastidio. El recuerdo de las fotos de anoche regresó con fuerza, agudizando mi enojo. Bajé las escaleras con cautela, encontrándome con Ethan de pie, con una expresión seria. Sarah estaba sentada en el sofá, hojeando una revista, y al verme bajar con el ceño fruncido, su mirada se dirigió a Ethan con una mezcla de sorpresa y desconfianza.
—¿Cómo conseguiste mi dirección? —le pregunté directamente, sin rodeos. El fastidio que sentía por las fotos se intensificó al verlo ahí, como si él fuera la personificación de todo ese lío. ¿Acaso él había filtrado las fotos? ¿O alguien de su entorno? La idea me revolvía el estómago.
—Hablé con tu manager. Necesitaba hablar contigo —respondió él.
—¿Hablar conmigo? ¿De qué? ¿De las fotos? ¿De cómo estás arruinando mi gran noche? Porque eso es exactamente lo que estás haciendo —le espeté, cruzándome de brazos. No iba a permitir que me quitara la ilusión justo antes de mi debut. Mañana tengo que trabajar, y tú también, creo que debes irte —dije, sintiendo un nudo en la garganta. Era incapaz de mantener la compostura frente a un miembro de Chromatic, aunque en ese momento lo único que quería era asesinarlo por todo: por las fotos conmigo y, sobre todo, por las fotos filtradas que estaban afectando la reputación de la banda.
—Seré breve: ¿editaste las fotos? —preguntó Ethan, con una seriedad que me crispó aún más.
«¿Qué? No lo puedo creer, ¿ahora yo soy la culpable? No, me rehúso a creer que me esté hablando de esta manera». La incredulidad se transformó rápidamente en furia.
—¿Me estás preguntando en serio eso? ¿Después de todo lo que está pasando, me acusas a mí? —Mi voz temblaba de rabia—. ¿En serio crees que yo haría algo para perjudicarte, o peor aún, para perjudicar a Chromatic? ¡Después de todo lo que he apoyado a la banda!
—Solo quiero saber la verdad, Ariana. ¿Editaste la foto? —insistió, impertérrito.
Esa fue la gota que derramó el vaso. La bilis me subió por la garganta. Lo miré con odio. Sarah, al verme tan alterada, se levantó del sofá y se interpuso entre nosotros, con una expresión protectora.
—¡Fuera de mi casa! ¡Ahora mismo! —grité, señalando la puerta con el dedo tembloroso—. ¡No puedo creer que tengas la desfachatez de venir aquí a acusarme! ¡Después de que tu nombre y el de Chromatic están por los suelos por tu culpa! ¡Y encima me culpas a mí de querer dañar la reputación de la banda! ¡Lárgate!
Lo empujé hacia la puerta, con una fuerza que ni yo misma creía poseer. No me importaba si era una estrella de pop o quien fuera. En ese momento, solo veía a un idiota que me estaba acusando injustamente y manchando el nombre de mi banda favorita. Lo saqué prácticamente a empujones, cerrando la puerta con un portazo que resonó por toda la casa. Me apoyé en la puerta, respirando agitadamente, con el corazón latiendo a mil por hora. La rabia me consumía. No podía creer que Ethan, un integrante de Chromatic, me hubiera acusado de algo tan absurdo. Y, sobre todo, que estuviera poniendo en riesgo la reputación de la banda que tanto amaba. A pesar de mi enojo latente, di la orden estricta de que, si Ethan volvía a insistir, no lo dejaran pasar bajo ninguna circunstancia. Después de eso, intenté dormir, pero el encuentro con él me había dejado un nudo en el estómago. Di vueltas en la cama durante horas, repasando una y otra vez nuestra conversación. Me sentía culpable por haberlo echado de esa manera, pero al mismo tiempo, la idea de que siquiera hubiera pensado que yo era capaz de algo así me hervía la sangre. No había dormido casi nada.
A la mañana siguiente, escuché unos pasos acelerados dirigiéndose a mi habitación, golpeando el picaporte de la puerta contra la pared cuando la abrieron. Yo estaba despierta, aún recostada en mi cama, con los ojos hinchados por la falta de sueño, cuando escuché a Keyla: —Llegó el momento —anunció con una mezcla de emoción y nerviosismo.
Me levanté de la cama, aún con el cuerpo pesado por la falta de sueño y la mente dando vueltas a lo de Ethan. En cuanto me puse de pie, Sarah, con una energía desbordante, se lanzó sobre mí y se aferró como un koala, saltando y gritando de emoción por mi gran día. A pesar de la tristeza que aún me embargaba por lo sucedido con Ethan, su entusiasmo era contagioso, y una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios. La seguí en sus saltos, aunque aún estaba en ropa interior, en medio de los preparativos, sintiendo una extraña mezcla de nerviosismo por el show y la persistente tristeza por lo de Ethan. No quería que nada empañara este día, pero era imposible ignorar lo que había pasado. Las cuatro mujeres más importantes de mi vida me rodearon, ofreciéndome las palabras justas para ahuyentar el miedo. Cada una con su propio estilo, pero todas coincidieron en un mensaje que se grabó a fuego en mi mente y me acompañó hasta el escenario, justo al lado del de mi madre: «Confío en ti. Escúchame: Llegó el momento de que demuestres de qué estás hecha. Eres valiente, hermosa y fuerte». Esas palabras exactas, las de mi asistente, fueron las penúltimas que escuché.
Mi madre fue la última en estar conmigo. Me dijo que podía hacerlo, que me amaba, y tomó mi mano hasta que escuchamos el grito de «¡Acción!». A pesar del cansancio y la tristeza que aún sentía por lo de Ethan, me concentré en el presente. No iba a dejar que su actitud me robara este momento. Seguía enojada con él por dudar de mí, pero ahora tenía algo más importante en qué pensar.El 2 de octubre de 2020, el show de modas se estrenó a nivel mundial. Mientras caminaba hacia el centro del escenario, la imagen de Ethan y su acusación resonaban en mi mente, pero las palabras de mi madre y Keyla, junto con el apoyo silencioso de Sarah, me impulsaron a seguir adelante. Este era mi momento, y nada, ni siquiera la sombra de un malentendido, lo arruinaría.(PARK ETHAN)UNA SEMANA ANTESEl estruendo de los aplausos y los flashes de las cámaras… aún no habían llegado. Faltaba una semana para el show. Pero el vacío, ese vacío ensordecedor, ya se había instalado en mi interior. Caminaba por los pas
—Está bien —respondí, aunque mis palabras sonaban huecas incluso para mis propios oídos.Unas horas después, se escucharon risas y voces provenientes del pasillo. Los demás miembros de Chromatic habían llegado. La puerta se abrió de golpe, revelando a Tae-yang, con su habitual energía desbordante, seguido por Min-ho, Ji-woo y Seo-joon. Ha-neul entró justo detrás, con una expresión más reservada.—¡Ji-hoon! ¡Hyung! ¡Llegamos! —exclamó Tae-yang, entrando a la habitación como un torbellino. Se detuvo en seco al vernos a Jae-hyun y a mí, con nuestras expresiones serias. El ambiente festivo que traía consigo se desvaneció al instante—. ¿Y ahora por qué parece que alguien murió?Una muy pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al escuchar a Tae-yang. Una parte de mí extrañaba a estos chicos, incluso a Ha-neul, que me miraba como si me estuviera estudiando. Dirigí mi atención a Jae-hyun, que se secaba el cabello con una toalla, y le cuestioné: —No me habías dicho que venías con compañía.—Yo n
—¡Yo no empecé nada! —exclamé, empujando a Jae-hyun a un lado con brusquedad. Agarré a Ha-neul del cuello de la camisa, con unas fervientes ganas de estamparle la mano en la cara. La rabia me nublaba el juicio—. ¡Cállate de una m*****a vez! ¡Y no la vuelvan a pronunciar en mi presencia! —Miré a todos los presentes, que me observaban con gestos de sorpresa e interrogación. Solté a Ha-neul, alejándome de él a grandes zancadas para encerrarme de un portazo en el baño.Desde dentro del baño, escuché la voz de Jae-hyun, con un tono severo que rara vez utilizaba: —Tienes que aprender cuándo callar, Jung Ha-neul.Escuché a Ha-neul maldecir entre dientes y gritos ahogados, hasta que la voz de Jae-hyun resonó con fuerza, imponiendo silencio en la habitación:—¡Ya basta! —gritó Jae-hyun, haciendo que el silencio reinara de nuevo en la suite—. Todos, busquen dónde van a dormir y démosle espacio a Ji-hoon.Agradecí el gesto de Jae-hyun, aunque una parte de mí seguía sintiéndose perdido. Los próxim
—Sí, muy linda —murmuré, intentando ocultar mi sarcasmo. Bebí un trago de mi copa, intentando calmar los nervios. La mano de Ariana seguía aferrada a la mía, como si temiera que fuera a desaparecer en cualquier momento.—¿Te estás divirtiendo, Ji-hoon? —preguntó Tae-yang, acercándose a nosotros con una sonrisa. Su mirada recorrió a Ariana y a mí, deteniéndose en nuestras manos entrelazadas. Su sonrisa se desvaneció ligeramente, pero rápidamente la reemplazó con una expresión neutra, aunque sus ojos brillaban con una picardía mal disimulada. Miró a Ariana con una sonrisa socarrona y soltó: —Te regalo a Ha-neul, Ariana. Es todo tuyo. Pero a mí… dame a mi Ji-hoon.Sin darle tiempo a reaccionar a Ariana, Tae-yang tomó mi muñeca, separando mi mano de la de ella con una suavidad firme. Me jaló hacia la pista de baile, donde la música resonaba con más fuerza y la gente bailaba sin inhibiciones. Los demás miembros nos siguieron, creando un pequeño círculo alrededor nuestro.—¡Vamos, Ji-hoon! ¡
Asentimos en silencio, uniendo nuestras miradas en un pacto tácito. Sabíamos que nos enfrentábamos a una situación difícil, pero también sabíamos que no estábamos solos. Juntos, intentaríamos navegar por este nuevo y complicado capítulo de nuestras vidas, aferrándonos a la esperanza de que, al final, podríamos salir adelante sin perdernos a nosotros mismos en el camino. La determinación brillaba en nuestros ojos, un pequeño fuego que ardía en medio de la oscuridad. A la mañana siguiente, bajamos a desayunar al restaurante del hotel. El ambiente era tranquilo, con el suave murmullo de las conversaciones y el tintineo de las tazas. Apenas nos habíamos sentado cuando un miembro del staff se acercó con Ariana, que sonreía al vernos. Yo apenas la vi, desviando mi mirada a mi café, intentando mantenerme al margen de su presencia. Los demás hicieron lo mismo después de saludarla amablemente frente al miembro del staff.—Buenos días, chicos —dijo Ariana, con una voz alegre que contrastaba con
(ARIANA JÁUREGUI)3 AÑOS DESPUÉS, 2 DE ABRIL DEL 2024Tener amigos en este mundo es muy fácil, porque todos son los que quieren ser, pero muy pocos son los que son verdaderamente sinceros, honestos, con quienes verdaderamente son. No me voy a poner como ejemplo porque no soy del todo congruente con mis actos. Pero Kaia es mi mejor amiga en este mundo; incluso hemos decidido hacer las mismas pasarelas para pasar tiempo juntas, salir a desayunar o comer. Ella no tiene tanta «ayuda» como la tengo yo; ella no tiene un chófer, ni un ama de llaves. Sí tiene una señora que se encarga de limpiar su departamento un día a la semana y una asistente, pero tiene más descansos que la mía. ¿Es malo que mi asistente solo tenga dos días libres? No son exactamente todos los fines de semana porque ella me acompaña a las pasarelas o sesiones fotográficas. Se supone que Keyla nos asiste a los tres, lleva nuestras agendas, pero a quien más consciente es a mí; siempre está conmigo y me encanta porque me trat
—Sabes que eres mi otra mitad, y mi espíritu gemelo...La noche continuó, la música subió de volumen, la gente bailaba y reía. Kaia regresó un rato después, radiante, contándome sobre el chico que había conocido. Aunque me sentía un poco desplazada, me alegré por ella. Alguien mencionó un after-party en un club cercano, y la idea comenzó a circular entre algunos de los invitados. La sola mención hizo que un escalofrío me recorriera la espalda. Después de todo lo que había pasado con Ethan, la idea de salir de fiesta me generaba sentimientos encontrados. Sin embargo, la noche aún era joven, y la promesa de olvidar, aunque fuera por unas horas, los problemas recientes, era tentadora.A estas alturas estaba chillando la canción de Paula de Zoé. Imposible evitarlo; es tan perfecta, lo abarca todo, que solo me permitía seguir dando vueltas en la habitación, brincando incluso sobre el sofá.—Increíble.Me volteé hacia la puerta para ver si me estaba imaginando los aplausos, o si me habían pi
El aroma que emana de él, de repente, me recuerda intensamente a Ethan, su colonia, ese olor amaderado que tanto conozco. La confusión me golpea con fuerza. ¿Por qué estoy viendo a Ethan? ¿Por qué huelo a Ethan? ¿Por qué tengo esta necesidad repentina de besarlo, de tenerlo cerca? Confundida por la imagen fugaz, me acerco más, buscando refugio en ese hombro que ahora, en mi mente distorsionada, pertenece a Ethan. Necesito sentir esa cercanía, aunque sea una fantasía. Él asintió como si me estuviera dando permiso para apoyarme en él, y con una pequeña sonrisa lo hice: apoyé mi frente en su hombro. Su aroma a Ethan era delicioso; sus caricias se sentían tan suaves, tan bonitas, que sentía que estaba flotando. Exhaló un suspiro corto, frotando mi frente en él, dejando un beso en la zona donde mi cabeza estaba apoyada. En ese momento, la cercanía, el alcohol y el recuerdo de Ethan me nublan el juicio por completo. Me incorporo lentamente, mis ojos buscando los suyos, que ahora, en mi mente