(PARK ETHAN)
La sonrisa que me obligaba a mostrar ante las cámaras se sentía cada vez más pesada. Era una máscara que ocultaba la frustración que me consumía por dentro. Revisé mi teléfono por enésima vez. Allí estaban, las pruebas de que la realidad y la ficción eran dos cosas muy distintas. Una foto mía, capturada en un mal ángulo, me mostraba con una expresión que nada tenía que ver con lo que estaba sintiendo en ese momento. Otra, directamente manipulada, me involucraba en un romance inventado. «¿De verdad la gente se creía esto? ¿De verdad pensaban que mi vida era un reality show?» El fastidio se transformó en una profunda decepción.
La luz fría de la pantalla del portátil iluminaba mi rostro mientras esperaba a que se conectaran los demás. El silencio en mi apartamento era ensordecedor, un contraste con el torbellino de emociones que me sacudía por dentro. Finalmente, aparecieron los rostros de los chicos y el del director Kim. El ambiente en la videollamada era tenso, casi palpable.
—Ethan —comenzó el director Kim, con un tono cortante—. Esto tiene que parar.
—¿Parar qué? —pregunté, intentando mantener la calma, aunque sentía la presión acumulándose en mi pecho, como una olla a punto de estallar. —Estas fotos —dijo Seo-joon, mostrando la pantalla de su teléfono a la cámara—. Están afectando nuestra imagen. —No he hecho nada malo —me defendí, con la mandíbula apretada y la voz firme, aunque por dentro me debatía entre la indignación y la impotencia—. Salí con un amigo, no es mi pareja. ¡No rompí ni una sola regla del contrato, ni una sola vez! Y aunque lo hubiera hecho, ¿a ellos qué les importa? ¿Acaso no tengo derecho a una vida privada?Me pasé las manos por el cabello con desesperación, intentando liberar la tensión que se acumulaba en mis hombros. La rabia, contenida hasta ahora, amenazaba con desbordarse.
—Nos dijiste que ibas a ser más discreto —intervino Ha-neul, con una mirada de reprobación que me hizo sentir una profunda punzada de resentimiento. Él, que se había negado a ayudarme con las letras de mis canciones en solitario, ahora me exigía discreción. La hipocresía me revolvía el estómago.
—¿Discreto? ¿En serio? ¿Ahora tengo que esconderme para que no me saquen fotos? —exploté, sintiendo la traición punzando en mi pecho—. Estaba cenando. ¿Es un crimen ahora salir a comer? ¿En serio nadie recuerda todo lo que he hecho por esta banda? ¿Todo el tiempo y esfuerzo que he invertido?
Barrí con la mirada a mis compañeros, buscando una señal de apoyo, una palabra de aliento. Pero solo encontré silencio y evasivas. La traición me quemaba por dentro. ¿Así que así eran las cosas? Me dejarían solo ante esto. Me usarían como chivo expiatorio para proteger su perfecta imagen pública. Y Ha-neul, con su silencio cómplice, me demostraba que nuestra "amistad" valía menos que un titular. Me estaban utilizando, manipulando cada aspecto de mi vida. El silencio en la llamada se hizo aún más pesado. El director Kim suspiró, frotándose la frente. La reunión continuó, pero yo ya no estaba allí. Estaba atrapado en un laberinto de decepción y resentimiento.
—Yo creo que deberíamos irnos de hiatus, sacar música en solitario como lo estuvo haciendo Ethan —dijo Ha-neul, con la mirada fija en la pantalla, como si estuviera recitando un guion—. Creo que eso hará que…
—¡No! —Tae-yang se levantó de la silla, con una expresión de frustración que reflejaba la mía—. ¡Esto es ridículo! Tenemos un comeback a la vuelta de la esquina. ¿De verdad crees que es el momento de proponer un hiatus? ¿Quieres que perdamos todo el impulso que hemos conseguido?
—Chicos —intervino Yu-jin, con su voz calmada y persuasiva—. Creo que tengo una solución que nos beneficia a todos. Robyn nos ha invitado a su desfile en Los Ángeles.—¿Robyn? —preguntó Tae-yang, con curiosidad—. ¿Quién es?
Ha-neul puso los ojos en blanco.
—Por favor, ¿en serio no la conocen? Es una genia. Combina el rock con la estética urbana de una forma… sublime. Es mi diseñadora favorita. Estoy trabajando en mi imagen para convertirme en su imagen.
Yu-jin sonrió con una frialdad que me dio escalofríos.
—Pues bien, Ha-neul, te adelanto que Robyn tiene otros planes. Ha solicitado específicamente que Ethan sea la estrella de su desfile. Y, por supuesto, ha invitado a Chromatic a actuar.
La expresión de Ha-neul se transformó en una mueca de disgusto. Yo sentí que la rabia se acumulaba en mi interior. ¿En serio pensaban que iba a aceptar esto sin más?
—Es una oportunidad única —continuó Yu-jin, con un tono que no admitía réplica—. Presentarán a la hija de Matilde Vázquez. La prensa internacional estará presente. Es la oportunidad perfecta para limpiar la imagen de Ethan y darle un empujón a Chromatic.
Los demás asintieron con entusiasmo, sin siquiera consultarme. Me estaban utilizando. Me estaban sacrificando. Jae-hyun, con una expresión seria, interrumpió el entusiasmo general.
—Yu-jin, creo que deberíamos preguntarle a Ethan qué opina al respecto. No podemos tomar una decisión así sin consultarlo.
—Jae-hyun, creo que es una oportunidad única que no puede desaprovechar Ethan, además que es una gran oportunidad para todos —declaró el director Kim, con un tono que no admitía réplica. Sus ojos brillaban con una intensidad que me incomodó. Estaba claro que esto era mucho más que una simple propuesta. Era una orden disfrazada de oportunidad—. Piensa en el impacto, Jae-hyun. La hija de Matilde Vázquez. La prensa internacional. Esto nos catapultará a otro nivel.Sentí una profunda repulsión. Me estaban utilizando como un simple objeto, sacrificando mi bienestar por su ambición. Ya no podía más.
—Director Kim —dije, con una voz que, para mi sorpresa, sonaba firme y decidida—. Entiendo que esto sea importante para la empresa, para la imagen de Chromatic. Pero yo no soy un peón en su juego. No voy a ser parte de esta farsa. Si mi presencia es un problema, si soy una mancha en su perfecta imagen, entonces me voy. Renuncio al grupo.
El silencio que siguió fue aún más intenso que antes. Las miradas de mis compañeros se clavaron en mí, con una mezcla de incredulidad y preocupación. El director Kim, por su parte, me miraba con una expresión que no lograba descifrar.
—¡Primero Ha-neul con el hiatus, y ahora tú con salirte! —exclamó Tae-yang, con un tono que mezclaba incredulidad y sarcasmo—. ¡Por favor, alguien que me explique qué está pasando aquí! ¿Acaso estamos en una competencia para ver quién destruye Chromatic más rápido? ¡Porque van muy bien encaminados! ¡Primero un descanso indefinido, luego la deserción! ¿Qué será lo próximo? ¿Qué Ji-woo se una a una banda de polka? ¿Qué Seo-joon se haga ermitaño en el Himalaya? ¡Esto es una locura! ¡Una completa y absoluta locura! ¡Necesito un trago! ¡O, mejor dicho, una botella entera! ¡Todos ustedes me estan volviendo loco! ¡Loco!El silencio posterior a la explosión de Tae-yang fue aún más denso. Las miradas de mis compañeros se dirigieron a mí, con una mezcla de sorpresa y preocupación.—Ethan… ¿hablas en serio? —preguntó Jae-hyun, con la voz cargada de incredulidad.—No tienes que hacer esto —añadió Ji-woo, con un tono suave.Incluso Ha-neul, aunque con cierta reticencia, parecía sorprendido.El dir
—Ethan —dijo Yu-jin, con una sonrisa formal que me pareció exagerada—. Permíteme presentarte a la madre de Ariana, Matilde Vázquez.La efusividad de Yu-jin me puso nervioso. Sentía una presión extraña en el pecho, como si me estuvieran observando desde todas partes. Asentí con una sonrisa forzada, mientras Yu-jin y Matilde intercambiaban cumplidos y hablaban de temas que me resultaban ajenos. Sus palabras resonaban a mi alrededor como un zumbido distante.—Serán una pareja encantadora —dijo Matilde, con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. Su mirada era penetrante, como si pudiera leer mis pensamientos—. Estoy segura de que esto generará muchas oportunidades… muchos contratos para ambos.La confirmación me golpeó como un puñetazo en el estómago. «Todo era una farsa, una elaborada estrategia de marketing». Me estaban utilizando como un simple peón en su retorcido juego, y Matilde, con su frialdad y su pragmatismo, era la maestra de ceremonias. Sentí una profunda repulsión. Apreté los
(ARIANA JÁUREGUI)SEMANAS DESPUÉSSilvia no tardó ni diez minutos en contratar a alguien para lidiar con mis inseguridades. Esa misma tarde, al regresar del almuerzo, una mujer me esperaba en una videoconferencia, lista para desmenuzar mis problemas. Entendía la importancia de la paz mental, del crecimiento personal, del trabajo interno… pero cuando te toca a ti, se convierte en una tortura. Sinceramente, no quería hablar de esto con nadie. Pero claro, ellas creían que era un paso necesario. Incluso hablé con mi hermano, veterano en estas lides, quien ya había posado en ropa interior para Calvin Klein. Su consejo fue pragmático: si creían que necesitaba ayuda, que la aceptara. Que me permitiría procesar esas emociones que me tenían en un limbo constante. Pero «hablarlo…» esa era la verdadera dificultad.Mi padre también dio su visto bueno, así que decidí callar cualquier objeción que pudiera interpretarse como irracional o imprudente. Sin embargo, mi primera sesión con aquella mujer
—Quiero invitar a Sarah a la grabación. Creo que debería venir esta noche también —dije, apoyando los antebrazos en la cama para mirar a Keyla, que me ayudaba a quitarme las botas. No era parte de su trabajo, pero conocía mi pereza y se adelantaba a mis peticiones.Sabía que en cualquier momento le pediría que me desvistiera por completo. Esta rutina había comenzado durante los ensayos, aunque, para ser honesta, se había intensificado después de cada pasarela. Muchas veces me quedaba dormida en la cama antes de quitarme los zapatos, y ella siempre me ayudaba, sin importar si se lo pedía o no. «¿Soy demasiado consentida?» me pregunté, con una sonrisa culpable. Una vez que dejó las botas en el suelo, se recostó a mi lado, mirándome fijamente. Keyla había estado presente en gran parte de mi vida. Era mayor que yo, y a veces la veía como una figura materna, pero nuestra relación era mucho más compleja que eso. Compartíamos confidencias, risas y hasta travesuras. En realidad, la sentía com
—No la subas, salgo fatal.—Pero te ves linda —corro detrás de ella para intentar recuperar mi teléfono y ver si borró la foto. Sonrío al ver que no lo ha hecho—. Si quieres, le pongo un filtro.—Está bien. ¿Vas a tomar fotos de la pijamada?—Obvio, pero nada de videos… bueno, a TikTok sí.—¿Qué? —me siento en el taburete que me palmea para que me siente—. ¿Te hiciste una cuenta?—Ajá, estoy pensando en subir videos con Sarah —contestó Keyla—. ¿Y para qué me invocas ser sensual? —pregunté con diversión. —¿Qué? —se ríe, tapándose los ojos con las manos—. No soy sensual, cállate.—Claro que lo eres, ¿por qué dices lo contrario? —Porque me vives pasando tus fotos en tanga, ¡mami!La miro con los ojos abiertos como platos y me echo a reír mientras le doy golpecitos. —Y encima te tratan como a una reina. ¡Ya quisiera yo una Keyla que me atienda así! —Cállate, exagerada —miré a Sarah con cara de pocos amigos después de pedir que se guarde silencio porque para mí, está exagerando. —¡Ay, mira
Antes del mediodía, Silvia me despertó para mi sesión con la terapeuta. Comí algo y volví a dormirme hasta que Keyla nos despertó de nuevo, apresurándonos para llegar con tiempo al edificio de grabación. Nos esperaba una larga sesión de vestuario y maquillaje.Más tarde, después de un día agotador entre preparativos y nervios, finalmente llegamos a casa. Estaba exhausta, pero aliviada de que todo estuviera a punto de comenzar. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de relajarme de verdad, tocaron el timbre. Mi ama de llaves me avisó que Ethan me esperaba en la sala. Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿Qué hacía él aquí? Me sorprendí mucho cuando escuché que Ethan había venido a mi casa. ¡Un miembro de Chromatic conocía mi dirección! Era una locura. Siempre fui una gran fan de la banda, desde que eran unos adolescentes. Tener a uno de ellos parado en mi sala era surrealista, pero dadas las circunstancias, solo sentía fastidio. El recuerdo de las fotos de anoche regresó con fuerza,
Mi madre fue la última en estar conmigo. Me dijo que podía hacerlo, que me amaba, y tomó mi mano hasta que escuchamos el grito de «¡Acción!». A pesar del cansancio y la tristeza que aún sentía por lo de Ethan, me concentré en el presente. No iba a dejar que su actitud me robara este momento. Seguía enojada con él por dudar de mí, pero ahora tenía algo más importante en qué pensar.El 2 de octubre de 2020, el show de modas se estrenó a nivel mundial. Mientras caminaba hacia el centro del escenario, la imagen de Ethan y su acusación resonaban en mi mente, pero las palabras de mi madre y Keyla, junto con el apoyo silencioso de Sarah, me impulsaron a seguir adelante. Este era mi momento, y nada, ni siquiera la sombra de un malentendido, lo arruinaría.(PARK ETHAN)UNA SEMANA ANTESEl estruendo de los aplausos y los flashes de las cámaras… aún no habían llegado. Faltaba una semana para el show. Pero el vacío, ese vacío ensordecedor, ya se había instalado en mi interior. Caminaba por los pas
—Está bien —respondí, aunque mis palabras sonaban huecas incluso para mis propios oídos.Unas horas después, se escucharon risas y voces provenientes del pasillo. Los demás miembros de Chromatic habían llegado. La puerta se abrió de golpe, revelando a Tae-yang, con su habitual energía desbordante, seguido por Min-ho, Ji-woo y Seo-joon. Ha-neul entró justo detrás, con una expresión más reservada.—¡Ji-hoon! ¡Hyung! ¡Llegamos! —exclamó Tae-yang, entrando a la habitación como un torbellino. Se detuvo en seco al vernos a Jae-hyun y a mí, con nuestras expresiones serias. El ambiente festivo que traía consigo se desvaneció al instante—. ¿Y ahora por qué parece que alguien murió?Una muy pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al escuchar a Tae-yang. Una parte de mí extrañaba a estos chicos, incluso a Ha-neul, que me miraba como si me estuviera estudiando. Dirigí mi atención a Jae-hyun, que se secaba el cabello con una toalla, y le cuestioné: —No me habías dicho que venías con compañía.—Yo n