Él

Cwoweltom, así se llamaba el magnífico y pequeño parque del pueblo. El cual, estaba iluminado con todo el esplendor de una mañana de agosto, los delicados rayos del sol alumbraban el camino de muchos, dando como resultado un cálido día para pasear, o salir de la rutina sedentaria.

Era el escenario perfecto para un paseo con la familia, o amigos. Mientras algunos habitantes del pueblo se paseaban por el sendero adyacente, a lo lejos, a mitad de un claro de hierba que quedaba a la vista desde el sendero, una pelea de jóvenes daba inicio, aunque muchos de los paseantes no le daban tanta importancia.

—¡Vamos Bastian, relajate! —decía un joven alto, muy fornido, tez morena, y cabello corto color café, ojos negros, quien intentaba darle un golpe en el rostro, a Bastian.

—Retractate de lo que has dicho —dijo Bastian dándole un golpe en la mejilla.

Bastian era el chico más popular de todo el pueblo, su nombre era: Bastian Woodwryn, tenía 19 años, alto, ojos negros, tez apiñonada, delgado, cabello color café oscuro, su popularidad era a causa de ser un rompecorazones, y por no tomar en serio a ninguna chica. No le gustaban los compromisos.

—Eres mi amigo, ¡no te mentiría!, y total, ¿por qué te importa tanto?, si tú nunca te tomas en serio ninguna relación —le dijo aquel chico.

—Ese no es tu asunto, era mi chica —Bastian le volvió a dar un puñetazo certero cerca del estómago.

—Pues que sepas, que ella se ha acostado con la mayoría de los chicos del pueblo, es una puta —dijo el chico, dándole un puñetazo en la boca a Bastian, provocando que le comenzara a salir sangre, le había roto el labio inferior.

—¡Basta, ustedes dos! —intervino otro chico, alto, muy delgado, tez clara, cabello oscuro, ojos café—. No tienen porque pelear, solo están dando un espectáculo muy penoso.

Pero a Bastian no le importó lo que dijo su otro amigo, así que se abalanzó contra el chico de tez morena tirándolo al suelo, y una vez estando encima de él, comenzó a golpearlo en el rostro.

—Sea como sea, no puedo permitir que un hombre hable mal de una mujer, y menos si se trata de un amigo —dijo Bastian cansándose poco a poco de la pelea.

—Lo mejor es que los dos lo dejen por la paz —dijo otro chico de estatura mediana, tez apiñonada, ojos verdes, cabello oscuro y de lentes.

Después de dos minutos, ambos contrincantes se dieron por vencidos, recostándose en el pasto fresco que se daba gracias al rocío de la mañana. El cansancio, y las pequeñas pero muy notorias gotas de sudor, aplacaban sus cuerpos, ya habían agotado cada una de sus energías.

—Oye Bastian, perdón, no quise hablar así de ella, pero me molestó que uno de nosotros viviera engañado, y más si se trata de ti —dijo entre jadeos aquel chico de tez morena.

—Fue culpa de los dos, no es que juegue con ellas, solo que no termino sintiéndome a gusto con ninguna —Bastian se levantó sacudiéndose pasmosamente su pantalón.

—Pero algo es cierto chicos, y es que Bastian ya debería conseguirse una novia de verdad, apuesto que es capaz de lograr tan grande proeza —dijo aquel chico de ojos verdes y estatura mediana en tono burlón.

—Yo en lo personal, dudo que Bastian sea capaz de durar con una chica más de un mes, no es su estilo, él no toma a nadie en serio, y es una verdadera lástima, porque de todos nosotros, es el único que no ha podido estar en una relación seria y estable, ya es hora de que pruebe los placeres que ofrece el amor —dijo el chico al que había golpeado Bastian.

—¡Vaya, por todos los demonios! —la exclamación de Bastian fue ocasionada por la actitud que todos tenían sobre él.

A Bastian le encantaban las mujeres, adoraba ver sus miradas coquetas, las cuales mostraban su inocencia envuelta en perversidad, observar sus delicadas piernas lo volvían loco, él no era hombre de una sola mujer, porque... Después de todo, ¿por qué abstenerse a un solo cuerpo, si puedes gozar de varios?, eso pensaba él.

—¿Pero qué les sucede? —preguntó Bastian con cierto desdén—. Yo puedo conseguir una novia de verdad en el momento que yo tome la decisión, soy capaz de tomar a una chica en serio, es solo que aún no quiero.

En ese instante, se soltó una pequeña brisa, era tanta la tranquilidad que reinaba en aquel momento, que daban ganas de vivir eternamente en el parque del pueblo.

—¿Pero cómo?, si a todas las chicas las conocemos, y algunas se bajan las bragas en un abrir y cerrar de ojos —habló el chico de lentes.

—Ya me las arreglaré —Bastian comenzó a enojarse con su pequeño grupo de amigos—. ¡Nos vemos en el colegio!.

El día era poco prometedor para él, era certero, las chicas del colegio se morían por él, y por lo mismo, serían capaces de hacer lo que fuera por estar a su lado, y por tener el gran honor de que él las presentara al mundo, como su novia, en pocas palabras, una relación seria y formal con alguna de ellas no funcionaría, jugarían una farsa. Por lo que aquello estaba descartado.

Caminó de regreso a su casa, necesitaba un buen baño, y ponerse un filete de carne frío en el labio, no había duda de que su amigo sabía soltar buenos puñetazos. Por otra parte, se estaba quebrando la cabeza por encontrar una novia de verdad, ya se había cansado de los comentarios de sus amigos, y no solo de ellos, en su casa, sus padres le preguntaban constantemente si ya tenía novia, Bastian ¡jamás llevaba a alguna chica a su casa!, no le gustaba, pensaba que se podían hacer ideas falsas en su cabeza y tratarían de controlarlo, eso sin contar que una vez conociendo a su madre, estas no saldrían de su casa, ella era demasiado amable.

Cuando por fin llegó a su casa, al entrar, el olor a pan recién horneado inundo todo su ser, provocándole un hambre para devorar a cualquiera. Su madre se encontraba en la cocina dándole los últimos toques a su pan.

—¿¡Pero qué te pasó en la boca hijo!? —exclamó su madre un poco alterada al verlo en ese estado, y dirigiéndose a la nevera.

—Nada importante, solo fue una pequeña rencilla con un amigo, pero todo ya quedó arreglado —Bastian tomó el pedazo de carne que su madre le dio, y se lo colocó en el labio inferior.

—Sabes que no me gusta que tengas pleitos —le dijo su madre con voz tranquila, dirigiéndose de vuelta a la cocina—. Por cierto, tienes visita, es una chica pelirroja, te espera en el patio trasero.

—No conozco a nadie así, deberías llamar a la policía, podría ser una ladrona —Bastian se retiró a su habitación sin decir nada más.

Lo cierto es que sí sabía de quien se trataba, era su ex novia, tenía la completa seguridad de que trataría de envolverlo en falsas promesas, o en alguno de sus juegos sucios y baratos, con la finalidad de que regresaran, pero no lo permitiría.

Le puso pasador a su puerta, se colocó los auriculares que se conectaban a su celular, y prendió la música a todo volumen, quería desconectarse del mundo, necesitaba idear un buen plan, cerró los ojos, y puso en marcha su maquina de ideas.

Pero al poco tiempo, sintió como unas manos rozaban sus partes blandas, haciendo que abriera los ojos de golpe, para darse cuenta de que era su ex.

—¿¡Qué demonios haces tú aquí, y cómo es que entraste!? —Bastian quitó las manos de la chica bruscamente.

—Quiero que arreglemos todo —dijo la chica sentándose a su lado—. Y entré por la ventana tontito.

—Lo nuestro terminó, y no cambiaré de opinión, así que retirate de mi vida y superalo —Bastian abrió la puerta de su habitación y esperó a que se marchara.

—¡Te vas a arrepentir Bastian!, esto no se va a quedar así, nadie me trata mal —aquella chica le gritó histérica caminando hacia la salida, no sin antes detenerse a su lado—. Por cierto, no sirves en la cama.

—Que tengas un buen día, y espero no volverte a ver —Bastian no quería responderle groseramente, ante todo, se consideraba un caballero—. Adiós.

Bastian cerró la puerta, y aunque era un hombre que no mostraba sus sentimientos fácilmente, aquellas últimas palabras de la chica le habían dolido. Estaba cansado de rodearse de chicas así, era hora de un cambio.

Presentaba todo un reto, vería en primera fila el resultado de su experimento.

Algo era seguro, tenía que encontrar una novia, y rápido, les demostraría a todos, y a él mismo, que podía cosechar una relación estable y amorosa.

El camino era largo, y la acción estaba a punto de comenzar, escribiría una nueva historia para él, y para su nueva futura novia.

Ya era tiempo de caminar con alguien de la mano, siempre lo había hecho solo, pero esta vez sería diferente.

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