Al bajar y llegar a la estancia principal, el olor a carne en adobo abrió mi apetito salvajemente, y al parecer el estómago de Milan sentía lo mismo, ya que un pequeño ruido parecido al gruñido de un animal, hizo que mi atención se dirigiera hacia él, y una sonrisa traviesa apareció en mi rostro, eso pasaba siempre con Milan, a su lado siempre me sentía como una niña pequeña haciendo travesuras.
Por otra parte, mi madre cantaba en la cocina, y pude notar que por primera vez en mucho tiempo, tenía la radio prendida.Eso debía ser bueno, ya que cuando mis padres estaban casados, ella acostumbraba cantar mientras horneaba o cocinaba cosas deliciosas, eso significaba que estaba contenta, y era realmente maravilloso volver a revivir aquellos momentos. Algo en mi interior me decía que era el resultado de haber conocido al oficial Wilsonk.
La mesa se encontraba hermosa, todo ubicado en su preciso lugar, pero solo un pequeño detalle acaparó mi atención, en la mesa había cuatro platos, eramos tres, por lo que preguntarle quien era la cuarta persona me pareció de lo más normal. Y al ver aquel brillo en los ojos de mi madre, me imaginé de quien se podía tratar, estaba más arreglada que de costumbre para ser una simple cena informal con nosotros.
Cuando nos vio de pie anonadados junto a la mesa, soltó una pequeña risa.—¡Vamos!, quiten esa cara pálida, la cena pronto estará servida.
—Por supuesto señora Bellowk —dijo Milan tomando asiento y guiñándome un ojo.
Mi madre miraba constantemente la hora que marcaba nuestro reloj, colocado en una de las paredes cerca de la chimenea. Se dirigió a la cocina tratando de evitarme, pero no lo lograría, me dirigí rápidamente a ella y me puse en la entrada de la cocina, bloqueándole el paso.
—¿Puedo saber por qué hay cuatro platos? —pregunté.
—¿Cuatro platos? —repitió mi madre con asombro.
—Si, hay un plato de más.
Ella guardó silencio unos segundos mientras me esquivaba y se dedicaba a cortar con sumo cuidado el rollo de pan, después se quedó quieta y volteó hacia mí.
—Invité al oficial Wilsonk, por su amabilidad de hoy —me miró con tristeza—. ¿Está mal que lo haga cuando no lo conocemos bien?.
Sabía perfectamente que esa no era la verdadera pregunta, algo se escondía detrás de eso, ella quería decir: "¿Está mal que quiera conocer a otro hombre cuando falta poco para el divorcio?".
Yo no era nadie para juzgarla, ella estaba feliz y eso bastaba, por lo que si aquel oficial era buena persona, y la hacía sonreír, yo encantada de que se conocieran.—No, es buena idea, también tengo curiosidad por conocerlo, después de todo hay que conocer a la gente de este pueblo.
—Eso me hace feliz hija, temía que estuviera haciendo mal, tu aprobación es muy importante para mí.
En esos momentos escuchamos el timbre, mi madre parecía nerviosa, se quitó el mandil y se arregló un poco el cabello.
—¿Qué tal? —me preguntó.
—Tranquila, te ves guapa.
Mi madre me regaló una sonrisa y salió de inmediato para recibir a su invitado especial. Yo me dirigí al comedor y tomé asiento al lado de Milan, era una lástima que no estuviera mejor vestida, y moría por un buen baño de agua caliente, por otra parte, Milan se encontraba muy entretenido viendo su celular, al asomarme para ver que era aquello que le arrebataba toda la atención, rápidamente lo apagó.
—¿Qué sucede? —pregunté extrañada.
—Nada, hay cosas que son mejor no ver, ni saber.
De pronto mi madre llegó con su invitado, el cual aún traía su uniforme.
—Buenas noches jóvenes.
—Buenas noches —ambos contestamos al mismo tiempo.
—Al parecer tienen la costumbre de hablar y contestar en coro —dijo el oficial Wilsonk sonriendo.
Mi madre se encontraba fascinada con su presencia, ella se percató que la observaba y se sonrojó.
—Serviré la cena, tomen asiento —mi madre habló un poco nerviosa y después se dirigió al oficial Wilsonk—. Siéntase como en su casa.
—¿Te ayudo? —le pregunté.
—Si.
Me dirigí con ella a la cocina, el cansancio me vencía, y en lo único en lo que pensaba era que quería que ya terminara la cena, para así por fin darme un buen baño de agua caliente y dormir plácidamente.
Cuando mi madre tomó un cucharón para servir, se detuvo y volteó a verme.—Dime la verdad Crys —dijo nerviosa—. Sin mentiras.
—¿A qué te refieres?.
—¿Crees que hago mal, si me gusta el oficial Wilsonk?.
—¿Y por qué estaría mal?.
Mi madre se mostró más seria, le costaba trabajo abrirse conmigo, y la entendía muy bien.
—Tú sabes hija, el divorcio, tu padre...
Al verla así, en ese estado, me hizo recordar aquel secreto que guardaba yo. Era algo sencillo, yo sabía hace tiempo atrás acerca de la amante de mi padre, el día que me enteré fue por puro accidente, o tal vez mera coincidencia.
Recuerdo que ese día mi padre había llegado a la casa, después de una gran y larga jornada, trabajó mucho para estar con nosotras ese fin de semana, mientras él y mamá cocinaban juntos, yo subí a mi habitación para un cambio de ropa más cómodo, pero antes de llegar pasé por la de mis padres, y al hacerlo, escuché el timbre del celular de mi padre.Por un momento dudé y quise ignorarlo, pero era tanta su insistencia, que decidí contestar, después de todo podría ser algo importante del trabajo. Me acerqué y recibí la llamada, pero antes de siquiera decir una palabra, la voz de una mujer se adelantó para decirle a mi padre "Amor", al principio quise saber quien era ella para hablarle con tanta familiaridad a mi padre, solo que al no contestar yo, ella de inmediato colgó sin decir nada más. Fue ahí cuando supe que mi padre engañaba a mi madre, no quise decir ni una sola palabra, supongo que estaba en una época en la cual no me importaba nada, únicamente Tony y yo. Grave error.—Creo que no tiene nada de malo que te guste otro hombre, me agrada, y tienes derecho a ser feliz —le dije sonriendo—. ¡Deberías conocerlo mejor!.—¿Hablas en serio? —me preguntó mi madre con asombro.—Sí, y será mejor que nos apresuremos a servir la cena, a parte,Milany yo morimos por escuchar la historia de esta casa.Mi madre me miró y pude observar como sus ojos brillaban, se veía alegre, ella buscaba mi aprobación y la tenía, era algo apresurado, y no significaba que de la noche a la mañana floreciera el amor, pero me parecía bueno que por algo empezaran.Salimos de la cocina y nos dirigimos al comedo
Siempre había sido una persona muy curiosa, era algo que sencillamente no podía ocultar ni evitar, por lo que decidí bajar y averiguar de quien se trataba, de paso podría hacer alguna nueva amistad. Me parecía perfecta aquella idea, por lo que salí rápidamente de mi habitación, al bajar a la estancia principal, observé que mi madre se hallaba sentada en el sofá viendo un programa de televisión, de esos en los que ganas dinero haciendo alguna ridiculez.—¿Adónde vas? —me preguntó sin quitar la mirada del televisor de plasma—. Es muy noche para escapar.—No estés de broma mamá —puse los ojos en blanco—. No tardo, se me olvidó algo en el coche.
Él se agachó y la levantó, después me miró fijamente, pero no parecía avergonzado o algo por el estilo, más bien parecía que estudiaba la expresión de mi rostro.—No es nada de gran importancia —me sonrió—. Eres la chica nueva ¿no?.—¿La nueva? —pregunté en un tono de voz casi audible.—Si, escuché que alguien nuevo se mudaría a la casa del lago.—¡Oh!, si, me acabo de mudar ayer con mi madre y mi mejor amigo —respondí.—Pues me parece bien, por cierto, soyBastianWoodwryn, un placer conocerte —me
Antes de llegar, no pude evitar voltear a ver hacia la casa deBastian, y al mismo tiempo pensaba en la caja de condones que llevaba en la mano, si ya había terminado con su novia, ¿para qué los querría?, me sentía como una tonta al pensar en esas cosas, cuando apenas tenía unos minutos de conocerlo.Al llegar a casa,Milany yo le ayudamos a mi madre a ordenar todo lo que habíamos comprado, aunqueMilanestaba más serio de lo normal, lo conocía a la perfección, cuandoMilanguardaba demasiado silencio, era porque algo le molestaba, las cosas no andaban bien.Cuando terminamos sonó el celular de mi madre, y al instante temí que fuera mi padre con toda la intención del mundo para lastimarla, pero al ver su rostro de felicidad cuando observó la pantalla,
Los siguientes veinte minutos, mi madre se la pasó hablando de ropa, sobre algunas anécdotas de cuando iba a la universidad, y sobre todo, de lo caballeroso y buena gente que era el oficialWilsonk. No quise mencionar el tema de mi padre, no pretendía arruinarle el momento, mi mente estaba hecha un lío y no podía dejar de pensar enMilan.Al terminar, quise ayudar a lavar los platos, pero decidió hacerlo ella misma, por lo que subí a mi habitación sin más remedio, estando ahí, recordé aquel mensaje en mi celular, decía algo acerca de mis redes sociales, hace meses que no pasaba por todos los chismes de mis ociosos compañeros de escuela, una parte de mi no quería saber nada, pero como siempre, terminó ganando mi lado curioso. Odiaba eso, no es bueno tener mucha curiosidad, co
Me dirigí haciamíclósety comencé a elegir que sería bueno ponerme, se trataba de una fiesta informal, no quería estropear nada, era muyperfeccionista, por lo que después de cinco minutos, me decidí por unosjeansnegros entubados, unos botines negros conestoperolesplata, una blusa blanca sin mangas que dejaba ver un poco mi dotado busto, y una chamarra de piel color negro, antes de salir, volteé a ver aBastian, quien estaba entretenido jugando con su celular.—Enseguida vuelvo —le dije antes de salir.—Vale, no tardes, si no tendré que ir a ayudarte.—Ni en tus sueños —le respondí y salí.
Una punzada de dolor sentimental me daba en el pecho, al ver aquel nombre en la pantalla de mi celular.Mensaje de voz:Tony.No había borrado su número, supongo que en el fondo aún no superaba su despedida, ya estaba harta de seguir escapando del pasado, y de no enfrentar las cosas, por lo que decidí escuchar aquel mensaje de voz.Pero al hacerlo, palideció mi rostro, no se trataba de un mensaje de voz normal como pensaba, se trataban de risas, sonidos sexuales, al principio quise creer que se trataba de una broma, pero al escuchar que una voz femenina mencionaba el nombre deTony, lo supe, él se estaba acostando con otra, se me cayó el alma a los pies, y las náuseas hacían su cruel presencia.
Los ojos deBastianeran realmente hermosos, me gustaba, pero tenía mucho miedo de llegar a relacionarme con él, sentimentalmente, por otra parte, se parecía aMilan, con ese sentido protector, un nuevo chico que se preocupaba por mí, era amable y caballeroso.—Está bien —le dije anotando mi número en su celular—. ¡Ya está!.—Perfecto —dijoBastiansacándome una foto rápidamente, y sin que pudiera oponerme.—¿Qué haces? —le pregunté un poco asustada.—Te acabo de tomar una foto, no tiene nada de malo, es para tenerte de perfil con tu número —Bastianno deja