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4(2)-El inicio de la aventura

...

Alexander Black.

Es el día de mi boda y aunque quiero no puedo arrepentirme, solo me toca esperar a que todo salga como lo tengo planeado.

Siento un vacío enorme en el pecho, parece que no hay forma de que me salga de esto, si tan solo ella dice que no todo se resolvería.

Suspiro al recordar que si se niega no recibiré las empresas y quedare en la calle. Veo el lugar de la boda, es la casa de los señores Min, mis futuros suegros, es grande y al haber pocos invitados todos quedan cómodos con sus lugares.

Mi mamá y Edgar están sentados al frente, cerca a el altar, ella parece feliz y mi hermano solo esta buscando a alguien con la mirada, parece frustrado.

Apartó mi mirada al escuchar la música nupcial y ver a Jung-Li caminar del brazo de su padre, apretó los dientes disimulando el hecho de que me parece que está preciosa, parece una princesa, su rostro está maquillado sutilmente, y el peinado le da un toque que parece un ángel sin alas.

Toda la boda trascurre normal, cuando llega el momento de decir si acepto o no, estoy tan distraído en viendola que las palabras salen sin titubear sin que me de cuenta.

Sentir sus labios fue muy placentero después de estar toda la boda viéndolos, se sienten increíble mente bien, por muy antipático que parezca, con la única que he tenido este tipo de cercanía es con Antonella, y en verdad que los de Jung-Li se sienten muy diferentes, pero saben mucho mejor. Mis manos y cuerpo actúan por si solos al juntar nuestros cuerpos, solo el bullicio de los invitados puede separarnos.

Todo alrededor parece aburrido, esto parece más una reunión de trabajo que una boda.

Al tener que ir a la pista sucede lo mismo que en el altar, no quiero que se separe de mí, pero al ver su rostro relajado y tranquilo me doy cuenta de dos cosas:

1-Ella esta cansada y es mejor retirarnos.

2-Todo esto es falso y no puedo sentir nada por ella.

Me despido de los socios importantes de la empresa y me acerco al idiota que me ha estado burlando desde la noticia de mi boda, según el es mejor candidato para mi ahora esposa, y no es que ella me importe, pero soy muy orgulloso y él está jugando con migo. Cuando Jung-Li se acerca Francesco empieza a actuar de forma amable lo que hace que mi enojo crezca, después de la pequeña discusión en italiano llevo a Jung-Li a la limusina y cuando se queda dormida en mi hombro solo puedo admirarla.

Me es imposible entender porqué siendo tan atractiva acepto una boda con alguien a quién no conoce, veo su rostro y parece muy relajada para estar en una limusina solo con un hombre con quién apenas a hablado.

Suspiro sobando mi cabeza, llegamos al aeropuerto y la cargo para luego caminar a el Jet privado que nos espera, estoy seguro que el cansancio de ella es por cargar este vestido tan pesado, debí dejar que descansará y luego irnos de luna de miel, pero no puedo desperdiciar tiempo.

Subo las pocas escaleras y camino por el pasillo que lleva a la habitación del avión, entro y la recuesto en la cama, le quito los zapatos y la veo removerse, le dejaré el vestido para que no piense que soy un pervertido.

Al lado de la cama solo está una maleta con ropa mía, ya que ella no sabía que iríamos de luna de miel, cuando llegemos le mandaré a comprar ropa a su gusto. Abro la maleta y cambio mi traje por uno más casual, cuando despierte le diré que utilice algo mío para bajar del jep.

Me recuesto cansado al lado suyo, mis pensamientos vuelan y no puedo detenerlos, estaré muy cerca de Daniela, ella vive en América del sur, muy cerca de Perú. Me regaño mentalmente, sé que éste matrimonio es una farsa pero igualmente tengo que respetar a mi esposa.

De tanto pensar mis emociones se vuelven un lío y después de unas horas me quedo dormido.

Al media noche siento unos brazos delgados abrazar mi cuerpo con fuerza y al abrir los ojos veo que Ji está pegada a mí, me sorprendo un poco pero por el cansancio lo deja pasar. Cuando despierto seguimos en la misma posición solo que ahora su cabeza esta en mi pecho, me levanto con cuidado de no despertarla y al lograrlo camino a la ventana del avión, viendo el hermoso paisaje natural bajo el avión, a pesar de no conocerla el hecho de que le guste tanto la naturaleza me parece muy atractivo de su parte.

Después de 7 horas y minutos en el aire el Jet se estaciona en el aeropuerto y antes de bajar veo a Jung-Li.

Al voltear observo a Ji con los ojos cerrados pero sentada en la cama aún con el vestido de novia, voltea a verme y me doy cuenta de probablemente así es siempre que despierta, parece estar con dormida pero es por sus ojos rasgados.

Me acerco a ella y levanta la vista, permitiendome ver sus ojos marrones.

—En dónde nos hospedaremos esta la ropa que pidió mi secretaria por Internet, al llegar vez si te gusta, duchate y ponte algo de mi ropa por mientras.— señalo la maleta y salgo de la recámara del avión, salgo de él y aprecio la vista, ya he estado aquí antes, pero es demasiado hermoso cómo para ignorarlo.

Después de admirar la hermosa vista tomo el teléfono y llamo a mi madre, el escuchar su voz me tranquiliza un poco, es como que aunque siempre ha sido callada y reservada, trasmite paz con su presencia.

—No uses protección.— murmura mi hermano con tono burlon poco después de que mi madre le pasara el celular.

—No digas obcenidades, respeta.—respondo un tanto sonrojado, volteo a ver a Jung-Li y bajar del avión con su rostro relajado. Duerme demasiado o estaba muy cansada.

—¿No lo harán? Es demasiado guapa cómo para dejar pasar tiempo, aparte tu necesitas ahorrarlo, ¿No?—pego mi lengua a mi mejilla interior pensando lo que acaba de decir.

—Si, pero no ahora, sera cuando tenga que ser.— cuelgo la llamada después de hablar de su viaje y escucho un bostezo a mis espaldas.

Camino alejándome y siento sus pasos detras mío, verdaderamente se le ve muy bien mi ropa, entramos al coche en el que nos iremos, me coloco el cinturón y le señalo a ella el suyo, al estar listos enciendo el coche y conduzco a la cabaña donde nos hospedaremos, detrás de nuestro auto vienen mis guardias.

Al llegar bajo y le abro su puerta, cuando baja cierro y camino a la entrada de la para nada pequeña cabaña. Recuerdo que en este lugar mi hermano se rompió la nariz y sonrió leve.

Los guardias entran con mi maleta y la suben a la recamara, veo a Ji y ella todavía esta afuera de la cabaña admirando el paisaje.

—Entra.— ordeno y camino a el sofá, volteo y ella ya está en la sala.

—Te dije que no era necesario venir de luna de miel.—murmura von voz baja.

La veo y niego mientras me levanto del sofa, camino a las escaleras y la llamo con la mano.

—No lo hago por tí, sería extraño que nos casemos por amor y no vayamos de luna de miel, tenemos una imagen que mantener.— entramos a su habitación y señalo la ropa, accesorios y zapatos nuevos.— Si no te gusta algo me dices para cambiarlo.

—Oh, igual, gracias. –sonríe levemente—es demasiado, ¿Compraste toda la sucursal?—se acerca a las cosas y niego.

—Es poco.— respondo y me acerco a mi maleta, la tomo y veo nuevamente a mi esposa.— dormiremos juntos.

Ella me ve y sus mejillas se sonrojan, decido hacer cómo que no lo note y entre al baño a ducharme después de escojer la ropa que me pondré. A veces creo que es muda, no habla mucho cuando estamos juntos, seguro es tímida.

Salgo y veo que acomodo todo en el gran armario de la habitación, volteo a ver mi maleta y no hay ropa ahí.

—La acomodé en ese espacio.— señala a la izquierda del armario y en efecto, mi ropa esta muy bien acomodada.

—No tenías que hacerlo, para eso tengo manos.— me seco el cabello con una toalla y después la dejo en el baño.

Ella suspira y ingresa al baño con ropa en sus manos, salgo de la recámara y voy a la oficina que está al lado, entro y coloco la compuutadora en el escritorio, empiezo a trabajar en los balances de las empresas y revisar las ventas de acciones.

Me concentró en el trabajo sin darme cuenta que anocheció y no hemos probado comida en todo el día. Seguro ella se preparó algo, así que me despreocupo y en eso llega una notificación a mi celular. Lo enciendo y veo que es Daniela, felicitandome por mi boda, ¿Cómo puede actuar así cuándo pasamos toda la adolescencia y parte de la juventud juntos?

Decido ignorar su mensaje para no demostrar ni dejar a la luz mis sentimientos, nunca lo había hecho con ella, siempre hablábamos y decíamos lo que sentíamos o pensábamos, pero ahora no es igual que en el pasado y tengo que entender eso.

Me desconcentro del trabajo por pensar en todo esto, que en verdad es un enredo, por una parte mi familia no puede perder su legado, por otra no quiero dejar a mi hijo después de divorciarme, y por último, no creo poder rehacer mi vida con alguien que no sea Antonella, siento que me estoy aferrando a ella o a su recuerdo, pero no puedo controlarlo.

Escucho que entran a la oficina y levanto la vista.

—¿No te enseñaron a tocar?— pregunto un tanto molesto por la interrupción de mis pensamientos.

—Lo siento, toque muchas veces pero no contestaste.— responde Ji y asiento.

—No escuché.— respondo.

—¿Tienes apetito?— pregunta de forma nerviosa.

Asiento y ella sale de la oficina sin decir más, regreso mi atención a la cumputadora y sigo tecleando. Escucho que tican la puerta y dejo que pase.

Ella entra con una bandeja con comida y refresco, la deja en el escritorio al lado de la computadora. Hace una reverencia y sale de la recamara, me sorprendió su actuar pero mejor no le tomo importancia, pruebo la comida y cierro los ojos disfrutando del sabor, sigo comiendo hasta terminar y me levanto para llevarlo a lavar.

Veo que ella está comiendo sola en el mesón de la cocina y siento un poco de pena por lo indiferente que he actuado con ella. Lavo lo que utilice y después de secar mis manos doy media vuelta y pego con ella, detengo la caida al poner mis manos en su cadera.

—Fijate, Jung-Li.— La suelto rápido y salgo, subo las escaleras sintiendo mi corazón acelerado.

Suspiro rápido al ingresar a nuestra recámara y me acuesto en la cama quitando mis pantuflas en el proceso.

Dejo a mi cuerpo descansa cerrando los ojos y escucho a lo lejos la puerta sonar, lo ignoro sabiendo que es Ji.

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