6-En una montaña rusa

Mi mundo parece detenerse al verla, intento salir de la ensoñación pero mi rostro sigue serio, mostrando la poca emoción que siento por su presencia, volteo a ver a Jung-Li y su rostro esta opaco, la emoción que se reflejaba en su rostro por la reciente compra ha desaparecido, tomo su mano con suavidad y la apreto levemente.

—Hola, sí, casi 9 meses.—respondo viéndola.

—¿Como te trata la vida de casado? —Pregunta y noto un leve tono burlesco.

—Mucho mejor de lo que imaginaba, mi esposa es tan afrodisíaca que me es difícil salir de nuestra cabaña.— Respondo con seriedad.

Jung-Li esta sonrojada y una leve sonrisa aparece en mi rostro, la cual disimulo rápidamente. Veo el rostro de Daniela cambiar a una mueca, escanea a Jung-Li con la mirada y luego sonríe de forma extraña.

—Un placer, soy Daniela Johnson, ex de tu esposo.— Sonríe y Jung-Li parece un poco cohibida.

—Igualmente, soy Jung-Li Min. Si no te molesta tenemos que regresar a la cabaña.— Expresa y me ve.

—Vamos.—Le doy un asentamiento de en forma despedida a Daniela.

Caminamos a el coche y ella se sube sin siquiera verme.

—¿Celosa en la luna de miel?– Pregunto al colocarme el cinturon de seguridad.

Volteo a ver su rostro y no expresa nada, solo esta sería.

—No tengo porqué.— Responde y se recuesta en el asiento.

Enciendo el coche y conduzco a la cabaña, en todo el camino estuvo callada, no es raro ya que conversamos muy poco.

Tomo la cámara que momentos antes había dejado en la gaveta del coche y se la entregue.

—Deja el enojo y disfruta de tu cámara.—murmuro deteniendome al llegar.

Bajo y abro su puerta, entramos a la cabaña y camino a la sala. Siento unos brazos abrazar mi cuerpo desde la espalda y bajo la vista, ella me esta abrazando con nerviosismo ya qué su mano tiembla un poco.

—Gracias.— Escucho el susurro a mis espaldas y sonrío leve.

—¿Por?— Pregunto y me doy una pequeña vuelta quedando de frente a su cuerpo.

Ella sigue abrazándome sin poder alejarse, ya que tengo sus manos presionadas a mí.

—Por la cámara, prometo pagártelo.— Responde y sonrio.

—No tienes que agradecer, y no quiero que me pagues nada.— Respondo.

Las ansías por acariciar su rostro me están tentando, pero decido soltar sus manos, las cuales bajan después de segundos y ella se aleja de mí. Su rostro está sonrojado y empiezo a creer que o es muy tímida. O nunca ha tenido contacto con chicos.

—Tenemos que hablar de lo que paso ahora.— Digo mientras me siento en el sofa.

—Pasaron muchas cosas, ¡Casi me muero ahogada!— disimuló una risa sentándose en el sofa

—No exageres, y hablo de lo que paso en la tienda.— Veo su rostro.

—Oh, no tengo nada que decir.— Responde pero su rostro está decaído, no sé el porqué ésto le pone triste cuando lo máximo que podría experimentar es enojo por la actitud de Daniela.

—Bien, solo quiero aclarar que mientras el matrimonio exista te seré fiel, espero lo mismo de tu parte, no quiero leer en la prensa como mi esposa me es infiel. —cierro los ojos y me recuesto en el sofá.

—Jamás lo haría, y estoy de acuerdo contigo.— No puedo verla gracias a mi posición pero su tono suena serio.

—Que bueno.— Respondo y siento mi panza rugir por comida.

Ella se levanta del sofá y sigo con mi mirada sus siguiendo sus movimientos.

—Tengo hambre, ¿Quieres que cocine algo?— Me pregunta y asiento.

La veo irse y mi vista está en su cuerpo, caigo en cuenta y niego parpadeando rápido, me golpeo mentalmente al recordar lo que paso después del beso en la playa, cuando digo que ella es afrodisíaca no miento. Aunque no tengo sentimientos por Jung-Li, verdaderamente es sexi y muy atractiva, nunca he experimentado atracción sexual por alguien sin tener sentimientos (por no decir que alguien que no sea Daniela) pero esta chica esta haciendo que mi libido sexual aumente demasiado.

Mi mente vuela al encuentro con mi ex, es frustrante volver a verla después de tanto, aunque el sentimiento de ansiedad por su cercanía no estaba, encontrarme con ella fue como terminar de leer un libro que te gustó mucho, se siente un vacío pero sabes que ya todo acabo y aunque lo vuelvas a leer, el final no cambiará. Ella, en verdad fue mi gran amor, y sigo teniéndole cariño aún con todo lo que vivimos, pero he entendido que nuestra historia juntos ha acabado y no puedo cambiar nada.

—¡¿Te gusta el tomate?!— Escucho el grito desde la cocina y río.

—Si, me gusta.— Respondo desde mi sitio.

Escucho un "Ok" como respuesta y sigo hundiéndome en mis pensamientos.

Cuando estoy por dormirme el delicioso olor que proviene de la cocina llega a mis fosas nasales, abro los ojos y me levanto. Camino hacia ella y me obligo a no ver el cuerpo de mi esposa al moverse ágilmente por la cocina.

—Ten.— Sotengo el plato y como un poco.

—Sabe bien, ¿Que es?— Pregunto y sigo comiendo.

—Es tteokbokki con salsa de tomate.—Responde haciéndose a mi lado.

Sigo comiendo y por momentos siento su mirada en mí, pero la ignoro para no incomodarme o terminar besándola.

Termino de comer y labo el plato, ella llega a mi lado en el lavado de manos poco después y me encargo de lavar también su plato.

—¿Cuando volvemos a E.E.U.U?— Pregunta a mis espaldas.

—¿Ya quieres regresar?— Seco mis manos con el paño de limpieza.

—No, pero quiero disfrutar los últimos días aquí.— Responde con una sonrisa.

—Volvemos dentro de 3 días, si quieres mañana vamos a la reserva natural que está cerca, es muy bonito y puedes tomar fotos, si quieres.— Respondo con tranquilidad.

—Me parece perfecto, gracias.— Sonríe y mis ojos se pierden en sus lindos labios.

Después de un rato hablando de lo que le ha parecido Perú, ella sube a la habitación a descansar, minutos después, calculando que ya esté dormida subo y me acuesto a su lado.

Me escribo un rato con Edgar y me cuenta de su nueva conquista, reí un poco por sus ocurrencias pero me ayuda a quedar dormido rápidamente al colgar.

Siento los brazos –nuevamente– de Jung-Li en mi cintura y abro los ojos, creo que no se da cuenta de que necesita abrazar algo para dormir, ya que siempre me abraza, bueno, desde el día de la boda.

Bajo la vista a sus labios, el deseo de volver a probarlos es demasiado, pero no puedo hacerlo, parece una chica muy inocente y en ocasiones vulnerable, no quiero que se ilusione con éste falso matrimonio. No se que me paso en la playa, pero definitivamente no volveré a caer en eso, tengo que tener una distancia prudente para que esto salga bien y ninguno resulte herido.

He estado pensando en lo que pasara después del matrimonio, no quiero abandonar a mi hijo o hija, tampoco quiero alejarlo de ella, mi padre me metió en un problema muy grande y me esta siendo difícil salir de él.

Suspiro, dejaré ésto para después, no es bueno sobrepensar el futuro, cierro los ojos quedándome dormido.

Despierto de un susto al escuchar un grito en el baño.

—¡¿Qué paso?!— Pregunto exaltado, entro y veo que Ji esta en el suelo.

La ayudo a levantarse rápidamente, y suelto un suspiro.

—Me caí.— Responde.

—Tienes que tener más cuidado.— Veo su cuerpo y noto que está en ropa interior.

Me doy la vuelta rápido, veo como toma la toalla del perchero y suspiro. En verdad tiene un cuerpo muy atractivo.

—Perdón, no me fije.— Murmuro.

—No importa, gracias por ayudarme. –responde en el mismo tono nervioso que utilize.

Salgo de el baño después de asentir leve, mi rostro está rojo y no quiero que lo note.

Cuando sale del baño ya trae ropa y me sonríe apenada, escondo una risa y cojo mi ropa para entrar al baño.

—Si iremos a la reserva, ¿no?— Escucho desde el baño.

—Si, Jung-Li.— Respondo ignorando mi exitacion.

                                     ***

Veo a mi esposa admirar todo con asombro, ella en verdad gusta de la naturaleza. Fotografía casi todo y ve con asombro los animales de el refugio.

Su alegría se siente tan fuerte que pareciera que nunca ha experimentado libertad, veo que se acerca a mi sonriendo.

—Todo es demasiado bonito, gracias por traerme.— Me abraza y pega su cuerpo al mío.

Me tiene mucha confianza aún sin conocernos, pareciera que ya lo hiciera desde hace mucho.

—Con gusto, Ji.— Respondo en un tono serio.

Veo que se aleja con tristeza y me arrepiento por haberle hablado tan seco, pero es lo mejor para ambos.

Pasamos el resto del día conociendo mejor Paracas, al llegar la tarde la llevo a comer y después vamos a casa, desde mi actitud sería ella ha estado un poco apagada, no muestra la misma euforia de antes.

—Ire a dormir.— Desaparece de mi vista y suspiro.

Parece que lo único que puedo hacer bien es lastimar a los demás. Con mi madre y hermano no es así, porque siempre he mostrado mis emociones y sentimientos sin problema, pero ahora no puedo dejarme llevar por ellos, tengo que esconderlos y no hacer que ella se sienta bien en mi presencia, así no se enamore y no saldrá lastimada.

Los últimos días de la luna de miel pasan sin nada extraño, comemos, dormimos, ella va a la playa y en dos ocasiones salió sin mí, solo con el guardaespaldas, no hablamos mucho, solo lo necesario, y con eso me refiero a decirnos "Buenos días" y "Buenas noches".

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