7(2)-¿Es solo un contrato?

Subimos al coche después de decirle a la señorita Brown el lugar y que hablara con la empresa que lo renta.

—¿Tienes hambre? —pregunta conduciendo a no se donde.

—Mucha, podría comerme a Mani. —respondo y me avergüenzo al darme cuenta de lo que dije.

—Eso es mucho, perdón por tenerte de un lugar a otro todo el día. —murmuro deteniendose en el semáforo.

—No importa, yo quise venir. —respondo con una sonrisa.

—Tu sonrisa es bonita. —me sonrojo al escucharlo pero él solo vuelve a tomar el volante cuando el semáforo cambia.

—Gracias. —murmuro al no saber que responder.

Si le digo "la tuya igual" sonará a que estoy enamorada, ya que mis ojos me delatan, pero aun así no puedo disimular la sonrisa que me genero su comentario.

—Vamos, baja. —abre la puerta dándome paso a salir del auto.

Bajo y entramos al restaurante tomados de la mano, él no sabe que cada que tiene un mínimo contacto con mi cuerpo, mi corazón sufre de una desesperación increíble, o que mi vientre parece tener millones de elefantes dentro.

Él me ayuda con la silla, mientras una sonrisa esta dibujada en nuestros rostros, y aunque se que la suya es falsa, mi corazón no lo acepta y se aferra a que al menos eso puede tener de él.

Pedimos lo que comeremos y nos quedamos en silencio mientras la comida llega, de pronto el interrumpe el silencio sacándome de la ensoñacion.

—¿Tienes algún proyecto o algo que ocupe tu tiempo? —pregunta en un tono bastante calmado.

—No, no he buscado un lugar de trabajo, pensaba mandar mi currículo a algunas empresas de modelaje, pero no sabía si dejarías que trabajara. —respondo con toda sinceridad.

—¿Por qué no lo haría? —miro su rostro y arrugó mis labios.

—No lo sé, papá no deja que mi madre trabaje. —murmuro.

El mesero regresa con nuestra comida y le agradezco con una leve sonrisa.

—No soy tu padre, Jung-Li. —levanto la vista.

Asiento y señalo su comida para que coma.

—Lo sé, pero me educaron para ser esposa, no para ser mujer. —respondo con tranquilidad.

Seguimos comiendo, al terminar pedimos un postre y lo veo querer decir algo pero se contiene y suspira.

—¿Tienes algo que decir? —pregunto terminando de comer el postre.

El asiente sin levantar la cabeza, deja de lado el cubierto y me ve con seriedad, en ocasiones me da temor se forma de ser y actuar.

—Si quieres puedes trabajar como fotógrafa en nuestra empresa, solo tienes que mandar tu currículo a mi secretaria y esperar a ver si quedas con el trabajo. —dice con tranquilidad, algo que su rostro no refleja.

Me gustaba mucho la idea hasta la parte donde su secretaria sera quien revise mis papeles, estoy segura de que no le agrado, y definitivamente el sentimiento es mutuo.

—Sí, si quiero. —sonrio un poco. —pero quiero que tú revises el currículo, no tu secretaria.

Una sonrisa aparece en su rostro y asiente, acaricio mi mejilla.

—Tenías caramelo en tu mejilla, amor. —me sorprende un poco pero sonrío.

Segundos después me doy cuenta que me ha dicho amor porque el mesero trajo la cuenta. Él paga todo, le da propina al mesero y salimos del restaurante, nuevamente abre la puerta para mí y sube poco después.

Me he dado cuenta que por muy serio y frío que parece, siempre es un caballero, amable y respetuoso.

—¿No vamos a casa? —pregunto al ver que no es la ruta.

—No, vamos a la empresa, me ayudaras a escoger algunos modelos para la campaña, eso todavía falta. —responde y río un poco.

—¡Okey, yo ayudo!—aplaudo sonriendo.

Él sonríe y mis ojos brillan –nuevamente–mi corazón palpita rápido y un leve suspiro sale de mi, tapo mi cara rápidamente.

Gracias a Dios Andrew no se dio cuenta. Llegamos a la empresa, entramos al elevador y al bajar caminamos a su oficina.

Él lleva mi mano entrelazada con la suya, sonrio al verla con mis sentimientos cada vez mas incontrolables.

Se sienta en su asiento mientras yo lo hago en el sofa frente al escritorio.

—¿Que haremos? —pregunto sonriendo.

—Te mostraré algunas fotografías de los modelos y tu me ayudaras a escoger. —responde y coloca la carpeta frente a mi.

Empezamos a ver las opciones sin poder decidernospor una, terminamos escogiendo a dos chicas y un chico.

—¿Él... Él es el mismo de la boda?—pregunto señalando al modelo elegido.

—Sí, Francesco Lombardi, nuestro mejor modelo, gracias a él la empresa ha vendido gran cantidad de un solo producto. —me sorprendo levemente.

—Por eso lo invitaste a la boda, ¿No? –veo mejor la foto, es atractivo.

—No lo invite, créeme.—me quita la foto y la guarda en la carpeta—mi madre fue quién mando la lista de los invitados que queria en la boda, lamentablemente el chico le agrada.

Río un poco. Me manda a decirle a su secretaria los modelos que hemos elegido y al regresar él parece estar muy concentrado en la computadora así que decido no interrumpir y me siento en el sofa de la mini sala que esta en la oficina.

Procedo a escribirle a la señora Olivia para decirle que no le ayudaré a preparar la cena esta vez, cuando responde con un "tranquila, hija, disfruta el tiempo con mi hijo" sonrio y veo a Andrew.

—¿Me necesitas para algo más? —pregunto sin querer interrumpirlo.

—No, si quieres duerme o ve a recorrer la empresa. —responde desinteresado.

Después de unos minutos de estar con el celular el sueño me gana y me quedo dormida en el sofa. Al abrir los ojos estoy en el coche y completamente de noche, veo por la ventana el camino a casa.

—Buaa... —bostezo y me estiró golpeando mi mano con el techo del auto.

—Ya casi llegamos. —murmura Andrew.

Pasan algunos minutos y al llegar mis ojos se han vuelto a cerrar y parezco sonámbula, siento como mi esposo me carga y poco después me recuesta en nuestra cama. Tengo demasiado sueño como para cambiarme de ropa o lavarme la boca.

Siento como Andrew me quita los tenis y me quejo un poco.

—Descansa, linda. —apenas lo escuche por mi cansancio.

Me quedo completamente dormida sintiendo mi cuerpo horriblemente pesado.

***

Le entrego mi currículo a Andrew después de desayunar, me siento a su lado esperando la reacción.

—Si no te parece suficiente, está bien. —murmuro bajo.

Él sigue revisando y después levanta la vista a mi rostro.

—Puedes empezar mañana mismo, pero solo trabajarás con chicas, apenas vas a empezar y cualquier modelo hombre puede coquetearte. —asiento sin tomarle mucha importancia.

Escucho a Edgar reír y mi rostro forma una mueca de pregunta.

—¿Estás celoso, hermanito? —pregunta con una expresión de burla en su rostro.

—No tengo porque estarlo, esto es solo un contrato. —responde frío me entrega los papeles.

Mi pecho duele, y un nudo se forma en mi garganta, deseo gritarle que deje de ser tan cambiante, pero no puedo hacerlo, no es su culpa que yo sea una persona que se ilusiona fácilmente, no es culpa de él que haya malinterpretado su amabilidad con el que podíamos tener algo mas que solo un contrato.

Aparte la mirada de él y la fijo en Edgar, parece notar mi dolor y se levanta del sofa.

—Jung-Li, ¿me acompañas a la habitación? Necesito preguntarte algo un poco privado. —me toma de la mano sin darme tiempo a responder.

Una lagrima sale de mi rostro mientras subimos las escaleras pero la limpie rápidamente.

Al entrar a su habitación él me abraza y yo no puedo hacer más que dejar salir mi dolor, nos quedamos en silencio por unos largos minutos mientras él me abraza y yo solo lloro.

Cuando logro contener mi llanto y hablar sin que mi voz se corte él toma la palabra.

—No me lo digas, yo sé que en el corazón no se manda, es imposible automanipular nuestros sentimientos asia alguien. —asiento limpiando limpiando mi rostro.

—¿Por qué el amor duele tanto? —susurro aguantando mis lágrimas.

—Tranquila, créeme que cuando él se dé cuenta ya se habrá enamorado de tí y curará todas las heridas que su frialdad a causado. —lo veo y niego.

—Él nunca me amará, no creo que llegue a tener algún sentimiento por mí, ni ahora ni en un futuro. —respondo sonriendo triste.

—Mi hermano es el único idiota que no se da cuenta de tu amor, o del brillo en tus ojos ante cualquier acción suya. —lo veo sonrojada.

—¿Se nota mucho? —susurro con la cabeza baja.

—Cualquiera con dos ojos o percepción de auras se daría cuenta de todo el amor que le tienes a Andrew, él es el único tonto que no lo nota. —suspiro triste.

Después de hablar un poco y que olvidará todo el dolor causado resientemente, bajamos sonriendo.

La señora Olivia nos dice que Andrew se ha ido al trabajo y que a mi me llevaría el chófer, asiento a sus palabras y después de abrazarla a ella y a Edgar salgo de la mansión y subo al coche.

Entro a la oficina de Andrew después de ser anunciada por su secretaria. Él ni siquiera levanta la vista de la computadora.

—Hola. —me siento en el sofa frente a él.

— Dile a la señorita Brown que te lleve a tu lugar de trabajo. —murmura sin dejar de ver la pantalla.

—¿Puedo preguntar algo? —me acerco a el escritorio.

—Sí. —su respuesta es rápida y sin expresión.

—¿Estas enojado? —pregunto con temor.

Por fin logro que deje de ver la pantalla y me vea a mi, su rostro esta pacífico, pero sé que esta enojado, lo conozco lo suficiente como para no notarlo.

—¿Debería estarlo? —pregunta serio y niego.

—No lo sé, por mi culpa no. —respondo sin tituvear.

Levanta una ceja, me es imposible mantenerle la vista y bajo la cabeza rápidamente.

—¿Qué hablaste con mi hermano? —pregunta sin rodeos y una presión aparece en mi pecho al recordar eso.

Por lo poco que llevo conviviendo con ellos, Edgar no parece una persona que se moleste por cosas tan "poco importantes" como los sentimientos, o eso me dijo hace rato después de hablar, en verdad su silencio y forma de aconsejarme hizo que todo fuera más fácil y entendiera que no tengo que dejarle todo a los sentimientos.

Lastimosamente eso no lo entiende el corazón y ahora estoy aquí, deseando que él me vea de forma diferente y no con esa expresión de frialdad en su mirada.

—Nada importante, solo fue una tontería de mi parte. —responde suavemente sin ver sus ojos mientras juego con mi pulsera.

—Bien, ve a tu lugar de trabajo. —vuelve a lo suyo mientras yo muerdo mi mejilla y camino asía la puerta.

Antes de salir escucho que llama a mi nombre y volteo a verlo.

—A las 11 con 40 minutos paso por tí para ir a almorzar. —dice sin verme.

Esto me esta cansando pero no puedo hacer nada para cambiarlo.

Su secretaria me lleva a mi lugar de trabajo y después de que el jefe de grabación me dijera en que decía ayudar y que tomas hacer me dispongo a seguir sus órdenes y muevo mi cuerpo de un lugar a otro ayudando a los de vestuario y maquillaje a cargar todo lo que se utilizará en la sección de fotos en el muelle.

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