9(2)-Futuro incierto

Muevo mis manos buscando abrazar mas a Andrew, esta haciendo un poco de frío y creo que las ventanas están abiertas.

—Ya despierta, es tarde y debemos ir a el trabajo—escucho que dice con voz tranquila.

—No quiero... Solo un poco más, ¿Sí?—lo abrazo mas fuerte.

—Está bien, bonita—responde acariciando mi cabello.

Se escucho muy lindo lo que dijo, en mi mente solo se reproduce el "bonita".

Abro los ojos aun con mi cabeza recostada en su pecho. Quiero levantar la vista para que note que estoy despierta ya, peor algo de mí que me dice que me quede así, sin moverme ni intentar algo mas.

—Ya sé que estás despierta—el susurro en mi cabello me sorprende poco pero sonrío.

Lo veo sin borrar mi sonrisa. Las caricias en mi cabello no cesan, la sonrisa un tanto peculiar que está en sus labios me perturba, pero lo ignoro. Una de mis manos sube a su pecho y acaricio suave, mis uñas dibujan círculos imaginarios, sin llegar a lastimar ya que no lo hago con fuerza.

—¿No qué llegaremos tarde?—murmuro viendo sus hermosos ojos azules.

Uno de sus brazos juega con mi cintura mientras la mano que acariciaba mi cabello baja a mis mejillas, donde deja una caricia inexplicablemente suave y dulce.

—Soy el jefe, me pueden esperar—responde y hace que mi cuerpo suba al suyo, quedando a unos pocos centímetros de su rostro.

—Tienes que dar el ejemplo, no puedes solo llegar tarde—intento molestarlo con un poco de gracia.

—Entonces no volveré a hacerle caso a mi esposa cuando me diga de quedarnos acurrucados un poco más —los dos reímos por su respuesta.

—Eso es trampa— acaricio sus labios con mi dedo.

Me atrevo a dar el primer paso para un beso en esta ocasión, me acerco lo suficiente, mis ojos en sus labios, los suyos en los míos, sonrio leve y lo beso. El beso es leve, solo un pequeño rose, muevo mis labios solo un poco. El beso no es nada parecido a los que él me da, los suyos son apasionados y un tanto rudos, mientras el mío -porque solo lo he besado en esta ocasión- es suave y dulce, sin pasar a lo atrevido.

Me separo con una sonrisa, mis ojos siguen cerrados, al abrirlos veo su expresión, esta tranquila y sin parecer molesta, eso me brinda un alivio, ya que significa que los besos anteriores no han sido solo por aparentar y que me viera "enamorada" en la cena.

—Te ves linda al despertar, pareces muy tranquila y sin preocupaciones—escucho sus palabras y sonrio.

Se me esta haciendo muy difícil no enamorarme mas de él, si me gustaba antes que ni siquiera me veía, ahora que ha empezado a mostrar un poco de su atención hacia mi persona es demasiado para mi. Sería imposible no ilucionarme, sería imposible no amarlo.

—¿Qué quieres hacer en un futuro?—pregunta después de quedarnos en silencio por unos minutos.

No necesito pensarlo mucho para obtener una respuesta, siempre he tenido en claro lo que es fundamental para mi futuro y que no quiero cambiar.

—Quiero vivir en la naturaleza...trabajaré desde ahí, tendré suficiente inspiración para mis pinturas y muchos lugares los cuales fotografiar, solo visitaré la ciudad para lo necesario...—la sonrisa en mi rostro no desaparece, en su lugar, se hace mas grande.

—No puedo trabajar desde un lugar alejado de la civilización—interrumpe mis palabras.

—En eso tienes razón—respondo sin analizar sus palabras.

—Aparte, no quiero estar lejos de los bebés—presto mayor atención a sus palabras y arrugo el entreseño.

—¿Los bebés?—lo veo buscando una respuesta.

Su rostro cambia a una mueca de confusión y parece darse cuenta de lo que ha dicho. Poco después acaricia mi mejilla con una sonrisa un poco triste.

—Se que te obligaron a esto, y que no es tu responsabilidad nada de lo que te ha tocado experimentar—deja de hablar por unos segundos—. Pero tu padre me ha dicho que el heredero tiene que ser varón, así que si el primer bebé es niña, tenemos que volver a intentarlo.

Seguramente estoy pálida, esto es demasiado, no solo será uno, estoy segura que será hasta que nazca un niño.

—¿Y... Y si no tenemos ningún varón? —mi voz sale en susurro.

El parece meditarlo, sus ojos están fijos en el techo. Suspiro y me recuesto en su pecho nuevamente, es horrible saber que tenemos que hacer algo pero no saber como hacerlo. Cierro los ojos y poco despues él me despierta con un pequeño beso.

—Solo tendremos un bebé...no importa si tu padre se molesta, no expondré ni traeré al mundo a niños inocentes solo por los caprichos de nuestros padres—su sonrisa leve me trasmite paz.

Una vez mas la vida me ha mostrado porqué me enamore de él, su comprensión es simplemente perfecta. Sé que un verdadero hombre ni siquiera estaría en esta posición, pero tomando en cuenta que él hace todo esto por su familia, me parece admirable. También el cómo me ha tratado, ha sido frio, es cierto, pero me ha respetado en todo, nunca ha hecho algo sin mi consentimiento.

—Igual veré la forma de ir a visitarlos seguido hasta que nuestro hijo o hija tenga que entrar a preescolar, después de eso, ¿Te molestaría volver a la ciudad?—el sigue dándome caricias mientras habla de nuestro futuro.

Me duele un poco que no divorciarnos no sea opción, pero es algo que desde un principio hablamos y tengo que entender.

—No, no me molestaría en absoluto—respondo sonriendo a medias.

—Yo me encargaré de llevarlo y recogerlo del sus clases, pasaré con nuestro hijo o hija los fines de semana, si quieres te unes a nosotros—sigue hablando mientras ve hacia el techo.

Mi pecho duele un poco, decido ignorarlo como la mayor parte del tiempo. Él está siendo bueno y tomando en cuenta mi opinión, y yo sintiéndome mal. Niego y veo sus ojos volver a mí.

—Suena bien—respondo escondiendo mi voz rota.

—Sí, quiero pasar mucho tiempo con él o ella...—su voz suena triste, incluso más que la mía.

Quiero preguntar que tiene, pero no quiero molestarlo. Suspiro y acaricio su mejilla con ternura.

—Seguro serás un buen padre, eres una excelente persona—mis palabras salen sin pensarlas mucho ya que es la verdad.

—Me da miedo hacerlo mal, ya con traerlo a un matrimonio falso estoy empezando mal—suspira, ahora su mirada también está triste.

Me subo mejor a su cuerpo y lo abrazo, él mete su cabeza en mi cuello oliendo el aroma de mi perfume. Nos quedamos así por algunos largos minutos.

—No fue tu decisión—hablo por fin.

Él suspira en mi cuello y asiente dándome la razón.

"Ninguno de los dos tuvo opción, pero lo que nos espera si es y será nuestra responsabilidad".

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