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Min Jung-Li Sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez, pero ¿Cómo quiere que no me crea esto si su comportamiento es tan especial? Me será imposible no hacerlo, pero decidí no cuestionar mi futuro y solo disfrutar de lo que estoy viviendo. Me va muy bien en mi trabajo, pertenezco a un hogar momentáneamente, tengo un excelente esposo y mis amigas están pasando también por un buen momento en sus vidas. Pero entonces, ¿Por qué siento que me falta algo? ¿Por qué siento que podría ser mejor? Tal vez si el no me tratará con tanta delicadeza y me complaciera en todo lo que pido y simplemente digo, yo no me ilusionara. O si yo dejará de repetirme que es lo que siempre he querido y lamentablemente nunca será completamente mío. Mis ojos viajan a sus labios, hoy he despertado antes que él, ya llevo más de 15 minutos viéndolo dormir y sigo sin cansarme. ¿Por qué me gusta tanto? ¿Por qué no puedo solo dejar de desear sus caricias y besos? ¿Por qué mi cuerpo y mente piden cada vez más de él? Muchas preguntas sin ninguna respuesta, mi obsesión aumenta cada vez más en cada ocasión que obtengo su atención. Quiero besarlo. Bajo mi vista a su cuerpo el cuál esta descubierto, al principio no lo hacía pero después de las primeras semanas de casados, lo hace todos los días. Duerme en pantalones de pijama, sin camisa. Me encanta ver su cabello despeinado, sus ojos brillosos al despertar y sus labios hinchados después de besarnos, aunque la verdad me da mucha pena que él vea lo mismo en mí. —La cámara esta en la gaveta de tu mesa de noche—murmura con los ojos cerrados. Me sorprendo un poco y río intentando alijerar el ambiente. —Mejor verte en 3D—respondo sonrojada por haber sido descubierta. Él ríe por lo que he dicho y me hace subir todo mi cuerpo sobre el suyo. Quedo sentada a horcajadas sobre sus piernas mientras mi pecho y el suyo estan pegados. —Quiero mi beso de buenos días—su mirada baja de mis ojos a mis labios. Mi corazón empieza a palpitar de manera desenfrenada, lamo mis labios y me acerco a los suyos. Al sentir el contacto de nuestros labios siento mil elefantes en mi interior, no me acostumbro del todo a sus besos, los necesito pero todavía me generan euforia. Nos vamos separando lentamente y sonrio, ¿Le digo que quiero más o solo me conformo? Ignoro la pregunta de mi subconsciente y le sonrío. Sus manos en mi muslo, dibujando círculos imaginarios, hace que mi cuerpo se sienta caliente. Después de unos minutos de compartir besos y caricias él se levanta para ir al trabajo, hoy no tengo nada que hacer en la empresa más que editar algunas tomas que me saltaron ayer entonces saldré con Zoe y Nicolle, ya hemos quedado desde la semana pasada, porque ellas siempre están ocupadas, y para que mentir, yo también. Bajo a la cocina después de lavar mis dientes y cara, ayudo a la señora Olivia con el desayuno y termino de acomodar los utensilios. —Edgar ha andado muy gruñón últimamente—levanto la vista al escucharla hablar de mi cuñado. Es cierto que Edgar ha estado teniendo cambios de humor muy fuertes, hace unos días le respondió muy cortante a Andrew, la verdad me sorprendió, porque ellos dos nunca habían estado tan serios y cortantes mutuamente en mi presencia. —¿Quiere que hable con él?—termino de llevar el café a la mesa. —Por favor, conmigo no quiere hablar y a Alexander lo puede tratar mal, la última vez que discutieron no se dirijieron la palabra por más de un mes—se sienta en su lugar y yo hago lo mismo. —Tranquila, intentaré que me diga el porqué de sus cambios de humor—le sonrio para tranquilizarla. Veo a Andrew bajar las escaleras acomodandose su traje, se ve tan atractivo. Lamo mis labios viendo el saco que lleva puesto, hace que se remarquen sus músculos y masa corporal. —Buen día, mamá—abraza a la señora Olivia dejando un beso en su mejilla. Admiro mucho el como Andrew y Edgar son tan educados, respetuosos y cariñosos con mi suegra. No cabe duda que ella los educó muy bien. Veo a mi cuñado bajar las escaleras y hoy a diferencia de otros días está sonriendo, repite lo que Andrew hizo y luego se sienta en la otra punta de la mesa. —¿Hoy estás de buenas?—le sirvo café y desayuno a mi esposo, mientras mi suegra le sirve se sirve ella. —Sí, perdón por lo de la ves pasada, estaba frustrado—responde Edgar a la pregunta de Andrew. —No puedes solo cambiar de temperamento y venir a actuar cortante con los de la casa, está bien que digas lo que te pasa pero no que te desquites con nosotros—el tono que utiliza al hablarle es muy serio y su rostro no refleja más que eso. —Tranquilo, solo estaba frustrado, a todos nos pasa—acaricio su mano para que se tranquilice. Él suelta un suspiro y asiente, yo volteo a ver a la señora Olivia, me parece impresionante como siempre que alguien habla ella calla, yo no podría solo dejar que ellos dos peleen pero ella parece temer y sé que no es por ellos, es por el infierno que me ha contado vivió con su esposo. Siempre que hablamos ella habla de él y de cómo fue su matrimonio, no se si lo que ella sentía era obsesión o un amor enfermizo. Pero yo no puedo opinar porque llevo más de diez años enamorada del chico que me ayudo en el peor momento de mi vida, o al menos así lo catálogo. El recuerdo de la primera vez que vi a mi ahora esposo llega a mi mente. {...} Ese día era el primero en mi nuevo colegio, nos acababamos de mudar y mi madre había decidido dejarme estudiar en ese, no eran muy exigentes y yo podría divertirme un poco, mucha diferencia a lo que sería en Corea. Esa mañana mi chófer paso a dejarme en el colegio, cuando bajaba del coche vi a una señora muy bien vestida bajar y dejar en las afueras del lugar a dos adolescentes que ya casi eran jóvenes, en ese entonces yo tenia 13 años y los mellizos —Edgar y Andrew—tenían 15, ya tenían sentido de lo que estaba bien y mal. Recuerdo que a ambos me parecieron muy atractivos, pero descarte mi amorío al recordarme que todavía era una niña y ver a uno de ellos con una chica muy bonita. Unos días después del ingreso a clases, paso lo peor que me podía pasar. Llego mi periodo justo cuando estaba en reseso, corrí al baño pensando que me había cortado o algo así ya que mis padres nunca me hablaron de eso. Me puse a llorar de espaldas a la puerta del baño, pensé que me moriría, pero en eso ingreso él y al igual que yo, se asustó por la sangre, pero para su edad a él ya le habían hablado de esto en las lecciones. Rápidamente me presto su abrigo y lo paso por mis caderas y me pidió el número de mi madre para que viniera por mí. No me dejo sola hasta que mi madre llego, y antes de irse, me regalo un chocolate, según él "a su novia le calmaba el dolor". Desde entonces no pude dejar de verlo a escondidas aún sabiendo que él estaba con alguien, pero por respeto a su relación y a mí, jamás intente hablarle, yo sabía que no tenía una sola oportunidad con él. {...} Regreso de ni ensoñacion al ver que él se levanta de la mesa y se acerca a mí. —Disfruta de tu salida, si quieres que pase por ti me dices—me levanto de mi asiento y lo abrazo dejando un beso en su mejilla. —Adiós—sonrio y veo que también mi cuñado se levanta. Él empieza sus prácticas con el señor Ernesto hoy, espero que todo lo salga bien y no se de por vencido en los primeros día. Termino de desayunar y me levanto a lavar la loza, llevo todo al lavamanos y voy haciéndolo por partes. Lavo el cuchillo super rápido que sin notarlo dejo una leve cortada en mi pulgar, suelto un suspiro de alivio al dejarlo en su lugar ya limpio. Los recuerdos me atormentan cada que toco uno de esos, solo quisiera volver a ese día y no haber desobedecido a mi padre. Niego para intentar pensar en algo mas que no me dañe tanto. Todavía siento una incomodidad con lo que dijo mi esposo, y lo único que me ayuda en estos casos y escribirle una carta. Subo las escaleras con cuidado de no resbalar, suelo ser muy torpe y me distraigo fácilmente. Al entrar a la habitación voy hacia el armario y del fondo de mis cosas tomo el pequeño cofre que he estado guardando desde mi boda. Camino a la terraza y me siento en uno de los sofás qué está ahí. Tomo bolígrafo y una hoja de papel para escribirle lo que siento, no quiero guardarmelo pero tampoco le entregaré la carta, sería patético. "Siento ilusionarme con ésto, desde siempre he sabido que tú y yo nunca compartiriamos sentimientos o llegaríamos a algo. Fingir algo que no siento es horrible y más por la necesidad de amarte, pero se que esta prohibido, tú no aceptarias mis sentimientos y yo tengo que seguir fingiendo que quiero esto por el bien de mi futuro, fingir que me gusta lo que estoy viviendo cuando lo único que quiero es amarte sin barreras. ¿Puedes decirle a mi corazón que no te ame tanto? ¿Puedes decirle que no se ilusione contigo? No, ¿cierto? Yo tampoco puedo, y se que es difícil vivir una vida al lado de alguien que no amas y fingir que si solo para lograr algo que ni siquiera quieres, lo se porque lo estoy viviendo desde el otro lado de la moneda y se siente como si tú corazón le pertenciera a otra persona y solo finjes querer a quien está a tú lado por obligación." 16/08 Firma:Min Jung-Li. Suelto un suspiro, ninguna de mis cartas tiene destinatario, no hay un porqué, solo prefiero no ponerlo. Es más fácil y así me digo a mi misma que esas nunca serán entregadas. Guardo la carta sobre las otras, son muchas, siempre que me sentía mal o quería hablarle le escribía una. Guardo el cofre en su lugar y escojo lo que me pondré para la salida con las chicas.Después de por lo que creo son dos horas, termino de arreglarme, llevo un jeans negro y un suéter blanco tejido, junto a unos tenis blancos. Tomo mi pequeña bolsa y bajo las escaleras, veo el auto de Nicolle estacionado frente a la mansión y detrás del suyo está el de Zoe, me río porque pudieron haber venido en uno solo, pero como siempre, Nic solo utiliza deportivos y no habríamos alcanzado las tres en uno de esos.—Bajate y nos vamos en el de Zoe, es más grande y hay campo para las tres—le digo desde la ventanilla.En verdad la amo, pero con el sol que esta haciendo no quiero y no puedo ir en ese coche y tampoco quiero mandarla sola porque se lo celosa que es y no quiero que se recienta.—Dile a tus guardias que abran—Dice mientras sonríe Le pido al guardia de la entrada a la mansión qué habrá y camino al coche de Zoe.—Hola, Zoe—sonrío y me siento en los asientos traseros.—¿Ya viene Nic? Tarda como si estuviera coqueteandole al guardia—enciende el coche y río por su ocurrencias.
...Min Jung-LiMe despido de las chicas y veo como cada una se va en su coche. ¿Estoy sorprendida? Sí, es que, me parece increíble esto. Ingreso a la mansión, son las 7:16 minutos, hemos perdido la noción del tiempo mientras hablábamos de todo lo que está pasando. —Buenas noches, ya bajo para ayudarle—saludo a la señora Olivia y después subo las escaleras. Nicolle no sabe que hacer, porque tampoco es que va a empezar una relación con mi cuñado solo por el bebé. Por lo que hemos hablado hasta ahora, ella ha decidido no decirle, no estoy de acuerdo con si decisión pero no tengo porqué influir en ella. Entro a mi habitación y me despojo de la incomoda ropa y entro a la ducha. Me quedo por algunos minutos ahí hasta que escucho la puerta abrirse y la voz de mi esposo hablando con alguien. Salgo de la ducha y me cubro el cuerpo con una toalla grande. Asomo mi cabeza por la puerta del baño, Andrew esta hablando por celular con alguien y parece frustrado.—He dicho que no, revisa bien
... Andrew Alexander Black Todo mi día ha ido mal, desde que salí de casa. No sé si sea una broma del destino, pero el director del proyecto en el que trabajará mi esposa ha contratado a Daniela para ser la modelo de esta campaña de fotografía. Si Jung-Li se puso celosa de la señorita Brown no quiero saber como estará cuando se de cuenta de esto, aunque Daniela y yo no nos cruzaremos ya que no trabajo en el mismo piso de Ji y la sección de fotos será tomada en ese piso. Justo cuando todo va bien ella vuelve y no malinterpreten mis palabras, no siento más que aprecio por el pasado que tuvimos. Pero no quiero que mi relación con mi esposa salga afectada, lo peor del esto es que ya ha firmado el contrato y si lo anulamos tendríamos que pagar mucho dinero. En estos momentos estamos todos reunidos en la mesa, la verdad es mi parte favorita del día, siento que siempre debió ser así, nosotros cuatro nos llevamos muy bien. Apreto levemente la pierna de Ji, ella y yo estamos
..La pareja había regresado de su lugar de trabajo, Jung-Li estaba algo cansada al igual que Alexander. En estos momentos ambos se encontraban en su habitación, ella terminando de arreglar su cabello, minutos antes se había dado una ducha y ahora ya no sentía tanta tensión.Escucha que Alex sale del baño y sigue en lo suyo, al terminar se levanta de el asiento y va hacia el armario.—¿Te paso la pijama? —su pregunta hace que Alex la vea y senté su atención en ella.Alexander solo lleva una toalla cubriendo sus caderas, el agua escurre por su cuerpo y su cabello está húmedo, señal de que lo ha lavado.—Sí, gracias, linda—responde y empieza a secar su cabello con una toalla pequeña.Cuando ya esta por terminar con su cabello las manos de su esposa se atraviesan en su campo de visión provecando que su atención recaiga en ella y deje la toalla pequeña en el buro.Toma la pijama entre sus manos y le de la espalda a Jung-Li para colocar su ropa interior. La chica fija su mirada en la espa
Andréw Alexander Black Conduzco hacía la oficina, casi siempre hay tráfico, pero hoy en especial hay mucho. Mi esposa va en el asiento de copiloto, una de mis manos baja a su pierna y aprieto un poco. Lamo mis labios por el recuerdo de lo que paso hace algunas noches, me ha costado un poco no volver a tocarla, con solo recordar como todo ella estaba completamente a mi disposición me hace sentir orgulloso de no haberla hecho sentir incomoda. —Ya casi llegamos, linda—veo el semáforo y vuelvo a conducir. —Tengo hambre—su voz sale con un deje de reproche y al ver su rostro, esta haciendo un leve puchero. Mi sonrisa se amplía, ¿Ella no se da cuenta de todo lo que provoca en mi? Hemos salido más temprano de lo normal de casa ya que tengo una junta importante, ella quiso venir conmigo en lugar de llegar después con Edgar, entonces gracias a eso no nos dio tiempo de desayunar. —Ahora que lleguemos te compro algo en la cafetería—viro el auto en una calle, ya llegamos. Bajo y le a
Min Jung-Li...{...}Me encuentro en mi cuarto jugando con mis muñeca favorita, estoy un poco aburrida así que salgo de la recamara y voy saltando al cuarto de mi hermano. Toco la puerta pero al ver que no responde y no abre, pego una pequeña patada el suelo haciendo un leve puchero. —Hermanito...abre...—vuelvo a tocar abrazando la muñeca a mi cuerpo. Siento unas manos cargarme y sonrío al recocnocerlas de inmediato, abrazo a mi papá con una sonrisa, al pegarme a su pecho puedo sentir su respiración agitada, me alejo y veo que ha empezado a caminar hacia su oficina. —¿Papi? ¿Qué paso? ¿Y Yeungie?—mi padre dibuja una sonrisa muy parecida a la que hago cuando descubren que me he comido solo la carne. —Tranquila, mi princesa...—al llegar a la oficina me deja en el sofa, no hay nadie aquí—prométeme que no saldrás. —¿Qué pasa, papi? —mi voz suena temblorosa, no me gusta la oscuridad y aquí esta muy oscuro—. Quiero a Yeung-Li, por favor. Sollozo y cruzo mis brazos. Siento la mano de
Alexander BlackAl verla tan vulnerable no pude contener mis ansias de protegerla, aunque lo que hice funcionó y ahora ella está recostada nuevamente en la cama, nada cambia el hecho de que todo lo que hice fue por instinto.Me deje guiar por las ansías de protegerla y se me olvido que nunca había hecho esto con nadie más que conmigo, Pero, ¿Y si eso hubiera fallado? ¿Y si la hubiera lastimado? ¿Y si en lugar de ayudar, la hubiera hecho sentir peor?La única respuesta es que nunca me lo hubiese perdonado, hoy he visto su versión más vulnerable y eso me dolió.Debo reconocer que en la juventud tuve algunos ataques pero ninguno fue tan fuerte como el de Ji, solo se que ver que no podía controlar su respiración y como luchaba por hacerlo, dolió, dolió mucho más. Sí, quiero saber qué es lo que la perturba tanto, el porqué de su miedo a los hombres y los cuchillos, pero no así, no quiero que me lo diga mientras sufre."¿Habrá soñado con eso? ¿Por qué se ha puesto así?"Suspiro, no se de
... Min Jung-Li Dejo el pincel de lado al ver que el lienzo solo tiene rayones sin mucho sentido, llevo un tiempo sin pintar pero hoy sentí la necesidad de hacerlo y lo único que me sale, son escenas oscuras, basadas específicamente en mis pesadillas. Ya es tarde, hace rato hable con Nicolle, quien dice estar muy feliz en su "retiro espíritual". En realidad solo se fue a España para esconder el embarazo, el cuál ya se le nota, son 4 meses ya y sorprendente lo grande que está. Me da tristeza ver el rostro de Edgar cuando le miento diciéndole que se ha ido de viaje por su trabajo, se que él merece saberlo y se lo he dicho a ella, pero está segura que es mejor ocultarlo. Sus papás no se han enterado del embarazo, si lo hacen seguro reaccionan realmente mal. Siento las manos de Andrew pasar por mi cintura, sonrío recostando mi espalda en su pecho. —¿Has resuelto el problema?—pregunto acariciando sus dedos que están dibujando círculos en mi cintura. —Algo así —siento como se aleja d