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5(2)-Una luna de miel un tanto amarga

Abro los ojos con pereza y veo que es de día, me asombro un poco pero las ganas de seguir aquí me ganan y me quedo por un rato más, escucho la puerta del baño abrirse y veo a Andrew salir con una toalla en la cadera, finjo dormir y funciona ya que él se empezó a cambiar frente a mi danome la espalda, mi cara esta roja, pero debo aceptar que su cuerpo es demasiado sexy, y de su trasero mejor no digo nada.

Voltea y cierro los ojos rápidamente, poco después escucho pasos hacía salida y suspiro, abro los ojos y efectivamente ya no está, me levanto con pesadez y voy al baño me doy una larga y caliente ducha, al salir me coloco una blusa blanca y unos shorts negros, peino mi cabello y después de recibir mi look salgo de la recamara, bajo a la cocina y veo a Andrew cocinando, me acerco quedando a una distancia considerablede él.

—Buenos días.— murmuro después de unos segundos observándolo.

—Buen día.— responde serio y sigue cocinando.—¿Que tal dormiste?— pregunta abriendo el refrigerador para sacar agua y tomar.

–No me quejo...— responde, iba a pronunciar algo pero él continuó hablando. —¿No te parece mejor comprarte una almohada grande?

—¿Eh? –lo veo interrogante.— ¿A que te refieres?–pregunto cojiendo un vaso y virtiendo un poco de agua en él.

Lo veo detenerse y servir el desayuno, panqueques con bananas y jalea de fresa.

—Me abrazas siempre que estas dormida.— responde sentándose a comer.

Mi rostro se torna rojo y paso el trago de agua que tenía en la boca, gracias a Dios que pude hacerlo, la última vez que me impresione mientras tomaba agua, me terminó saliendo por la nariz, es verdaderamente doloroso.

—Lo siento, tengo una en casa pero obviamente, no la traje.— murmuro avergonzada.

Él asiente serio, parece que esquiva mi mirada, creo que mi presencia le molesta demasiado, porque me ignora lo más que puede y siempre responde solo murmuros y susurros.

Me siento frente a él y pruebo lo que preparo.

–Umm...— cierro los ojos disfrutando del sabor. –Que rico, eres muy bueno en esto.

—Que bueno que te gusto.— responde sin dejar de comer, ni siquiera me dirige la mirada.

Terminamos de comer y lavo lo que ensucio al cocinar, que por cierto es bastante, nunca he entendido cómo un hombre puede dejar tan sucio con solo preparar algo fácil.

Termino y seco mis manos. Volteo a verlo y él nuevamente aparta el rostro. Suspiro y me acerco a él.

—¿Podemos ir a la playa?— hago un leve puchero sin notarlo pero rápidamente lo escondo.

—Tengo trabajo, ve si quieres.— se levanta y acomoda su ropa.

—Oh, vamos.— lo veo.— estamos de luna de miel, por favor.

Él voltea a verme serio y después de suspirar asiente, pego un pequeño salto sonriendo.

—Pareces una niña.— murmura serio y mi rostro cambia a uno de tristeza.

—Perdón.— susurro bajo.

Me ignora y camina a la salida de la cabaña qué da a la playa. Lo sigo de cerca y veo su mano por unos mini segundos, sonrío y me apresuro para ir a su lado.

Llegamos a la orilla de la playa, sonrío a ver el agua cristalina y sentir la arena en las plantas de mis pies.

Me acerco al agua y la toco con mis nudillos, sonrío y me levanto, me aseguro de que no haya nadie viendo— aparte de mi esposo — y me quito la blusa, la tiro lejos del agua y me voy entrando al mar sonriendo.

—No entres tan adentro.— escucho la voz ronca de mi esposo a mi espalda pero no le preste mucha atención.

Paro de caminar al sentir el agua hasta mi ombligo y entro todo mi cuerpo en ella. Tengo cuidado de no abrir los ojos para no sentir el ardor en ellos, subo y después de limpiar mi rostro con mis manos abro los ojos y veo a Andrew a poco más de un metro de mi cuerpo.

—Pareces disfrutar mucho del agua.— sonrío y asiento.

—Me gusta mucho, es demasiado rica.—dejo mi cuerpo flotar solo y después de pequeños segundos siento unas manos en mi cintura.

—Te estabas alejando mucho.— muevo mi cuerpo y tiene razón, ya no puedo tocar la superficie.

Lo bueno es que Andrew me esta deteniendo con un poco de fuerza.

Veo su rostro y esta muy cerca del mío, mi respiración se acelera y paso mis manos por su cuello para detenerme mejor. Su rostro se aproxima al mío y bajo la vista a sus labios, la cercanía es mucho y ya siento el roce de nuestros labios, cierro los ojos y siento la unión, el mueve sus labios con una pizca de pasión, me dispongo a disfrutar del beso y dejar que él guíe a mis labios inexpertos, siento como carga mi cuerpo aún en el agua y camina a la orilla de la playa, paso mis piernas por su cuerpo y acaricio su cabello mientras él devora mi boca.

Se separa poco a poco dejando mi corazón palpitando a mil por hora, sus labios están hinchados y no quiero saber como estan los míos, pega su frente a la mía y poco despues me deja en la arena.

—Vamos.— se separa de mi cuerpo y camina sin expresión a la cabaña.

Suspiro, levanto mi blusa y sigo sus pasos, lo veo subir las escaleras, paso mi mirada por su escultural cuerpo viendo la ropa pegada a el. Desaparece de mi vista y parpadeo para salir de la ensoñacion, subo tras él y al entrar a la habitación escucho la llave del baño abierta, retiro la ropa de mi cuerpo y me tapo con una toalla, tiro la ropa sucia en el canasto y me siento a esperar a que salga del baño.

Mi mente sigue en el aire por la neblina del beso, sus labios junto a los míos se sienten tan bien que me frustra el que se haya separado. Espero que pronto deje de actuar tan frío y serio, y poder disfrutar de su cercanía.

El recuerdo de que este no es un matrimonio por amor me cae como balde de agua, bajo la cabeza al recordar que él nunca me amara como la ama o amo a ella, es algo para lo que no me siento preparada para enfrentar.

La puerta de la ducha se abre y lo veo salir secando su cabello con la toalla, mientras  otra esta en su cadera.

Bajo la vista sonrojada y camino a la ducha, entro y cierro, retiro la  toalla de mi cuerpo y meto mi cuerpo al agua dulce, se siente tan bien esto, no sé, si es por la adrenalina que hace poco viví o porque esta retirando la sal del mar de mi cuerpo.

Después de unos extensos minutos salgo del baño secando mi cuerpo, Andrew no esta en la habitación lo que me hace soltar un suspiro de alivio.

Me visto con ropa cómoda y bajo al primer piso, lo veo sentado en el sofa frente a la computadora. Me acerco a él con paciencia y llamo a su nombre.

—¿Qué pasa?— pregunta sin dejar de teclear en la computadora.

Siento que me esta intentando ignorar, tal vez solo no quiere tocar el tema del beso, me siento frente a él.

—¿Me puedes comprar una cámara? La mía se quedo en casa y no traje dinero.—murmuro avergonzada.

—Está bien, si quieres puedes ir por ella o me esperas para acompañarte.— responde.

—¡Te espero!— sonrío y él detiene sus dedos dejando la computadora de lado.

Parece querer decirme algo pare solo suspira y vuelve a la computadora.

—Bien, ahora vamos.— responde.

Me quedo sentada revisando las redes por largo rato, mensajero con Nicolle y con mis otras amigas.

—¿Entonces no han hecho nada de nada?—siento mis mejillas arder al recibir ese mensaje de su parte.

—No, todavía no lo hemos hecho, apenas nos hemos besado en dos ocasiones.—respondo y recuerda el millón de mariposas en mi estomago las dos veces en que lo hicimos.

—Comprate una lencería, preciosa.— río por su mensaje.

—Gracias, pero no.— respondo.

—Utiliza la que te di de regalo de bodas.— frunzo el ceño.

—Quedó en casa.— envío la respuesta y después de despedirme apago el celular.

Veo que Andrew cierra la computadora y levanta la vista buscándome, sonrío al conectar miradas pero él sigue serio.

—Vamos, hay que ir por tu cámara.— se levanta del sofá y lo sigo.

Salimos de la cabaña y esta vez vamos en coche hasta el centro de Paracas. Al llegar el se detiene en una tienda de electrodomésticos, bajamos y pide que nos muestren las cámaras de la marca que pedí.

Después de analizar las opciones escojo una y él paga, salgo de ahi con una sonrisa.

Choco con una chica y mi cámara por poco cae al suelo,pero Andrew logra detener la caída y tomarla en su mano.

Lo veo y parece enojado, pero esta viendo a la persona con la que choque. Volteo a verla. Es Daniela.

Mi corazón palpita rápido mientras regreso la vista a mi esposo. Ellos tienen la suya en el otro, Daniela muestra una sonrisa de felicidad mientras Andrew está un tanto enfadado.

—Hola, Andrew. Hace mucho no te veía.—pronuncia ella sin borrar su sonrisa.

....

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