Me quería reír, pero solo seguí escuchando lo que decían, la cena había terminado y me dirigí al dormitorio para lavar mis dientes y ducharme, me había tocado compartir cama con una chica que no era de mi grupo.
Su nombre era Betsy, era muy amable, de regreso hablamos un poco. A ella tampoco solía agradarle el jefe, por lo que me agrado mucho, le pregunte muchas cosas y cada vez me desagrada más ese tipo.Ella me contó muchos de los castigos y prohibiciones que conllevan ser la acompañante de ese tipo, cada vez tenía menos razones para querer ser yo, le conté que me habían elegido a mí, ella se sorprendió mucho. Dijo que no salía ser el tipo de chicas que le gustaban a él.Le pregunté las razones por las que lo decía. En realidad era diferente según la descripción de las chicas y de la que había mirado hace un rato. A diferencia de ellas, yo era delgada, con poco busto, un trasero conforme a mi cuerpo, mi cabello rizado y largo, ojos color avellana, mi rostro redondo y con algunas pecas, de tez bronceada.Por lo que se era hija de negro y blanca, era mestiza según lo que sabía, analizando la situación tenía un punto a mi favor, quizás él al ver la diferencia decida por voluntad cambiar de chica, sonreí creyendo que mi físico me daría algo de fortuna ante este hecho, Betsy continuó contándome todo lo que podía y cada vez me gusta menos este tipo.Momento antes de dormirnos, ella me cuenta cuánto lleva allí y sus motivos para estar allí. Hasta que ambas sentimos sueño y procedimos a despedirnos para intentar dormir, eran habitaciones grandes con múltiples camarotes, por lo que era conveniente hacer silencio.Después de cierta hora era necesario para no incomodar a las demás chicas, parecía que Betsy se había dormido mientras yo daba vueltas en la cama, pensado como me libraría de este tipo, no se me ocurría nada más que escapar, pero como lo haría, además escuche de los castigos.Marcia había dicho que les costé mucho, suponía que tenía que pagar todo antes de irme, de esta forma no me buscarían para cobrarse de mala manera.«Como voy a pagar estando aquí sin tener que cumplir con lo que ellos desean, no quiero ser la mujer de este tipo, ¿si hablo con él cuando esté a solas? Si le explico que no quiero ser y que puedo pagar todo trabajando como las demás, quizás entienda y me dé la oportunidad» vamos Zia deja de pensar tanto y duerme como lo hacen las demás—Oye Zia, es hora de levantarse, ¿mujer a qué horas te dormiste? Es tarde, nos esperan en el gran salón. Vamos, tienes pocos minutos para organizarte, esperaré por ti, date prisa.—De acuerdo Betsy. Me tomará pocos minutos.Apenas y pude cepillarme y ducharme, no pude organizar mi cabello, me recogí una cola y salimos corriendo para unirnos a nuestras compañeras. En el camino recordé que había olvidó mi amuleto, no me iría sin él. Le dije a Betsy que la alcanzaría en el salón, fui a por él. De regreso al salón empecé a correr para llegar a tiempo.Me tropecé con alguien, al levantar la mirada para pedir disculpas, era él, era el jefe Hades, mi amuleto se calló y él lo levantó y me lo paso, pero no lo soltó de inmediato, cuando intenté tomarlo de su mano él no me quitaba la mirada ni yo a él, no pronunciamos palabras.Cuando finalmente me entregó el amuleto, procedí a agradecerle y hacerme a un lado para continuar.Llegamos al salón, era una clase interesante, hicimos muchas cosas antes del desayuno, nos ejercitamos y aprendimos cosas importantes.Según las nuevas teníamos que estar listas en menos de 4 semanas, luego de 3 horas de prácticas y ejercicios nos retiramos a ducharnos y luego iríamos a desayunar. Le conté a Betsy lo sucedido, ella me preguntó que había sentido, a lo que le dije que el tipo no me generaba ningún interés.—Así que me vas a decir que tener a Hades con 1.90 de altura, de ojos verdes y aroma que enloquece. ¿No te puso nerviosa? —preguntó Betsy.—¡Que dices! —exclame—. Pensé que no te agradaba el tipo, ahora me lo describes con este tono que parece que estás igual de interesada que las otras chicas. ¿Estás bromeando verdad?—Por supuesto, es decir, no lo digo de esa manera, solo pensé que cambiarías de opinión cuando lo tuvieras cerca, les pasa a todas, menos a mí, es claro, es solo por esto que lo digo.—No me interesa y nada va a cambiar ese hecho, ni siquiera me he fijado en su altura o color de ojos, no me importa, puedes tener la seguridad de eso.Pasó el tiempo y pasaron 2 semanas ya sabíamos mucho, habíamos visto a las chicas más antiguas trabajar, ya casi estábamos listas, según Marcia y los profesores que nos habían estado preparando.Finalmente, llego el día, estábamos muy nerviosas; sin embargo, nos habían preparado bien. Esa noche debutaríamos como nuevas bailarinas de pole dance de ese lugar tan grande y famoso, por lo que había escuchado, no había otro igual, ya todas nos defendimos bastante bien.Después de terminar de bailar el primer tiempo, Marcia se me acerca y dice que por esa noche mi trabajo había terminado, que debía cumplir con mi responsabilidad más importante, solo pude imaginar que ese sería el día en que debía reunirme con ese tipo.Hacía unas semanas que no escuchaba de él, había pasado los últimos días tranquila y sin recordarlo, Marcia me toma de la mano y me lleva a un lugar donde me dio ropa muy atrevida y me preparó diciéndome algunas cosas.—Marcia no quiero hacer esto, por favor. Debe haber otra opción para mí.—Lo siento nena. Hades te está esperando y ahora no hay nada que podamos hacer, sé que es tu primera vez, él suele ser un poco rudo, pero no te preocupes, no te lastimara —aseguró ella—. No es tan malo como lo describen, tú solo sé obediente y comportarte bien, nena recuerda todo lo que te dije, no hay nada de que preocuparse, él siempre termina cansándose de las chicas muy rápido, así que no te apures si lo hace no tendrás que soportar esto mucho tiempo.—Marcia, por favor, no quiero hacer esto.—Es hora, entra allí y ponte ese traje, te dejaré lista para cuando él llegue y por favor linda no intentes escapar —aconsejó con determinación—. No va a pasar nada malo, es solo sexo y aunque sé que no lo has hecho antes, solo debes verlo como algo que tiene que pasar tarde o temprano, no tienes mucho que perder, da igual con quién sea. Las chicas siempre desean que sea con el hombre que aman y algo especial. Nena, pero tú no tienes muchas opciones y no veo porque aspirar a eso cuando puedes tener a Hades, te aseguro que no hay para ti una mejor oportunidad que esta, sé obediente.—De acuerdo—dije mientras ella deja la habitación. «Que sería lo peor que podría pasar» me pregunté. Ella tenía razón, era solo sexo, me dije intentando convencerme de que podría con ello. Entre al baño y allí, mientras me miraba en el espejo, me decía de todo, con la intención de convencerme de que no era nada del otro mundo, que podría hacerlo y que si tenía suerte, él se daría cuenta de que no era una buena opción y me dejaría trabajar para escoger a otra chica. Me miré por última vez en el espejo diciendo estará bien, todo estará bien, al salir lo vi parado junto a la mesa de noche, sirviendo un trago y sin camisa, quise devolverme y encerrarme en el baño, pero tuve el valor y salir. —¡Hmmm! Pensé que estarías toda la noche en el baño, llevo rato esperándote —dijo con el ceño fruncido —¿dime, qué tanto hacías allí? —¡Hola! —saludé tímida. —¿Hola dices? Ven aquí, no me hagas perder el tiempo. «Sí que es autoritario» pensé mientras lentamente y asustada caminé a donde se enco
Intento forzar su miembro, me lastimó y se dio cuenta, cuanto más le pedía detenerse, con más brusquedad me poseía. Él siguió haciendo lo que le placía conmigo. Me había lastimado, no le había importado, Lo estaba odiando, intenté quitármelo de encima en muchas ocasiones. Era demasiado fuerte, no le importaba en lo más mínimo mis súplicas para que se detuviera, él solo continuaba encima de mí satisfaciendo sus deseos Cerré mis ojos para no verlo, tiempo después de un tiempo se detuvo, se bajó de encima de mí. Se vistió y se marchó de la habitación, me puse de costado a llorar, me sentía muy sucia, e impotente. Me levanté y me metí a la ducha, me sentía muy lastimada, no pude bañarme bien, me dolía, era incómodo caminar, dejo moretones en mis brazos. «Maldito, lo odio»pensé mientras me duchaba y lloraba, salí de allí, no sabía si él volvería tome mis cosas, intente salir, pero había dejado la puerta asegurada. Solo puede pasar, volvería. Ya no tenía nada que perder, me metí a la c
Usó su lengua y dedos para darme placer, subió sus manos recorriendo mi cuerpo, mis ojos estaban cerrados, me temía que me tomará con violencia. Intenté contralor mis gemidos y no pude, se sentía muy bien, no pude controlarme, entendía a que hacía referencia cuando decía sin gritar. Se sentía tan bien, no quería que se detuviera. Puse mis manos en su cabello, para evitar que sacará su cara de entre medio de mis piernas. Pero él lo hizo, me miraba de manera muy apasionada, me volvió loca, se detuvo y abrí mis ojos, me estaba mirando, sentí un poco de miedo al ver cómo me miraba, pensé en mí, que se pondría agresivo de nuevo, pero lo hizo con cuidado. Estaba siendo muy cuidadoso, intenté besarlo en varias ocasiones, pero no me lo permitió. Presionaba mis manos a la cama para evitar que lo acariciase, abrí mis ojos y me estaba mirando con mucho deseo Me estaba haciendo sentir tanto placer, note sus ojos verdes. Su cabello era marrón y ondulado, sus brazos eran fuertes y su cuerpo pe
Recogí mi móvil, de regreso escuché gemidos en una de las habitaciones, no le di importancia, pensé que podría ser alguna de las chicas. Pero me acordé de haber visto allí a Hades con una chica, no creía que fuese él. Seguí mi camino, pero recordé que no teníamos permitido acompañantes en el lugar. Me devolví y con cuidado abrí la puerta allí estaba, era él con otra mujer, solté mi móvil, intenté ocultarme, pero no pude moverme. Él se giró y me miró y no le importo en absoluto, solo volteo de nuevo y siguió en lo que estaba. Recogí mi móvil y me fui a la habitación donde había estado antes por el móvil. No quería que las chicas me vieran llorar, al perecer me había enamorado de ese imbécil y me dolía no importarle en absoluto. No podía por más que intentaba restarle importancia, pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer, haría que se sentiría igual. Pasaron los días y nada pasaba nada de lo que hacía, le importaba, sus actitudes y comportamiento me mataban, su indiferencia,
—Hades, por favor, baje ahí porque estaba molesta, estaba celosa, Hades. Quería que sintieras lo mismo que siento cuando te veo con otras chicas, ¿por qué me castigas por actuar igual que tú? —expliqué entre lágrimas—. ¿Por qué? Si solo quiero recibir lo mismo que me pides. Me pides ser tu esclava sexual, pero te acuestas con quién desees. Como crees que me siento, Hades, me duele mucho porque me enamoré de ti, soy una idiota, una masoquista, me duele y molesta verte con otras, como a ti, te molesta que haya herido tu orgullo, a mí me duele el corazón Hades, no me lastimes porque estoy actuando igual que tú, dices que por haber bajado ahí para darte celos soy una zorra, dices que debía ser solo de tuya, lo he sido hasta ahora, ¿por qué haces esto? Me pides, pero no obtengo lo mismo de ti, eres indiferente y me usas, me maltratas. ¿Por qué eres hombre, tienes el derecho? Me detuve un momento y él se había detenido, el silencio era incómodo. —No estoy pagando por ti, no tengo el diner
—¿Estás cómoda así nena? —preguntó —Si quieres que me detenga, si estoy siendo agresivo o te molesta algo dímelo. «Quién es este y que le había hecho a la bestia que conocí» cuestión mientras lo analizaba. Decidí que no importaba, prefería esa versión. Le pedí ir un poco más rápido y duro, así por minutos por no decir más, tuve mi último orgasmo y él se corrió un par de veces en mí. Cuando terminamos me volteé de lado, pensé que se iría unos minutos más tarde, me dijo al oído que durmiera en su pecho, me volteé para hacerlo. Era tan sexy, como malo, tan bonito como despiadado, y yo, si yo tan masoquista como ingenua, me miraba con esos ojos verdes, me dio un beso en la frente, estaba feliz, eso se sentía maravilloso, me sentía a salvo allí, aun cuando él era la bestia que solía destrozarme. Podía sentir su corazón latir, su respiración, acariciaba mi espalda muy suave y olía mi cabello. Tenía mi pierna en su parte íntima, sentía su miembro moverse, mire y parecía estar recobrando
Termino su llamada y comenzó a explicar. Justo lo que dijo Betsy, me quedé callada y salí del lugar, él me ordenó detenerme, pero no le preste atención, estaba tan molesta que no me importaba que pudiera hacerme. Me había mentido, ambos lo había hecho. Me sentía fuera de lugar, no era especial, solo era una más, no sentía nada por mí, solo me usaba. Estaba acostumbrado hacerlo, no significaba nada para él. Fui a la habitación, tire todo lo que había comprado, me llene de ira y rompí todo. Pasaron horas, seguí llorando, tenía la esperanza de que me buscara y me convenciera de que realmente era especial, no lo hizo, eso le dio la razón a Betsy y es que la tenía, pasaron unos días se acercaba su cumpleaños y no lo había visto. Era el día de su cumpleaños, en la mañana Marcia me dijo que había llegado, espere hasta las horas de la tarde. Fui a su oficina y no estaba, lo esperé no por un par de horas, mira muchos documentos, había demasiada información, comencé a beber whisky, u
«Por supuesto que quiero que me hagas tuya, pero no te daré lo que deseas, no voy a decirte lo que quieres escuchar, no voy a dejar que esta vez sea como deseas». Pensé mientras sentía su cálido miembro entrando en mí. Cerró el grifo y me recogió en sus brazos, me puso contra la pared y comenzó hacerme el amor como él sabía, quería gritarle que lo amaba, quería decirle que era suya, que era mi dueño, que le pertenecía, pero no le daría el placer, se acercó a besarme, me miró y se mordió los labios.—¿Te gusta, quieres que sea rudo? Dime qué me amas, dime que soy tu dueño Zia, dime qué me perteneces. —Si Hades, me gusta mucho, si quiero que seas un poco rudo, estaba gimiendo, me bajo, me volteó contra la pared, me sujetaba por el cuello y me pedía decir que lo amaba, que era mi dueño, pero estaba ignorando, luchando para controlarme y no darle el placer de lo que deseaba. Entre gemidos dije su nombre. —¿Quieres que me detenga Zia? —No, solo quería decirte, feliz cumpleaños —¿Solo