—De acuerdo—dije mientras ella deja la habitación.
«Que sería lo peor que podría pasar» me pregunté.Ella tenía razón, era solo sexo, me dije intentando convencerme de que podría con ello. Entre al baño y allí, mientras me miraba en el espejo, me decía de todo, con la intención de convencerme de que no era nada del otro mundo, que podría hacerlo y que si tenía suerte, él se daría cuenta de que no era una buena opción y me dejaría trabajar para escoger a otra chica.Me miré por última vez en el espejo diciendo estará bien, todo estará bien, al salir lo vi parado junto a la mesa de noche, sirviendo un trago y sin camisa, quise devolverme y encerrarme en el baño, pero tuve el valor y salir.—¡Hmmm! Pensé que estarías toda la noche en el baño, llevo rato esperándote —dijo con el ceño fruncido —¿dime, qué tanto hacías allí?—¡Hola! —saludé tímida.—¿Hola dices? Ven aquí, no me hagas perder el tiempo.«Sí que es autoritario» pensé mientras lentamente y asustada caminé a donde se encontraba.Él dejó su bebida y comenzó a mirarme de arriba abajo, se acercó y me puso contra la pared, me miró, me ordenó recogerme el cabello, me hice una cola.Estaba temblando de miedo, él me volteó contra la pared y empezó a quitar la lencería que hacía un rato, Marcia me había pedido usar, me sentía muy asustada, pero poco a poco esa sensación fue disminuyendo cuando él comenzó a besar mi cuerpo acariciarme.Empecé a sentir un calor y sensaciones que no conocía, me recogió en sus brazos y me llevó cerca a la cama, En ese momento recordé lo que decían de él, que solía ser rudo, me llene de valor y me puse de frente deteniendo la actividad que a él le urgía comenzar, él me miró y preguntó qué pasaba.—No he hecho esto antes, ¿podrías por favor no ser agresivo? He escuchado lo que dicen de ti.—¿Delicado dices? Nena, eso es algo que no conozco, te dolerá, ya pasará, luego me agradecerás y lo disfrutarás.—Por favor. Es mi primera vez, no quiero que sea así. ¿Podrías por favor intentarlo?—Nena, no me hagas perder el tiempo, ya te he dicho, no soy una persona paciente, no morirás con esto, solo dolerá un poco, después lo disfrutarás.—Por favor, no estoy pidiendo mucho, me parece algo justo. Solo quiero que no seas rudo, es mi primera vez, debería ser algo especial, por favor.—¿Niña en que mundo vives? No soy un príncipe azul ni nada por el estilo, esto es solo sexo, conmigo las cosas especiales no existen, no te obligaré a nada, pero debes saber que si vas a hacer mi acompáñente las cosas serán como yo diga, se hará lo que yo deseo cuando y donde desee. ¿De acuerdo? ¿Acaso no has entendido que soy quien está pagando tus servicios?Intenté interrumpir, pero no me lo permitió.—Puedo decir y hacer lo que me plazca contigo. Deja, esta actitud tan infante, me estás cabreando y créeme, no querrás verme así y mucho menos que te haga mía en esas condiciones.—No deseo que te molestes. Pero por favor no estoy pidiendo gran cosa, solo que esto sea especial.—¡Carajos! Qué diablos es lo que me ha traído Marcia, sabes que me largo —dijo molesto.Recordé todo lo que me había dicho Marcia y me sentía amenazada y asustada. Me apresuré delante de él.—¿Podemos por favor negociarlo? Por favor, no tienes que irte, podemos negociar esto,Pensé que sería buena idea decirlo.—¡Ah! ¿Negociarlo? No me hagas reír, ¿qué tienes para ofrecerme? Tengo todo lo que deseo. ¿Qué es lo que me ofreces a cambio?Realmente no tenía nada que ofrecer pensé y pensé y nada se me ocurría.—Ser tuya, solo tuya. Es lo que te ofrezco.Había escuchado que le gustaba tener el control.—Mía ya eres nena. He pagado por ti, me perteneces. No me puedes ofrecer algo que ya es mío. No me hagas perder el tiempo, si no tienes nada mejor que ofrecer, te haré mía a mi modo cuando y dónde yo desee.—Tienes razón. Pagaste por mí, pero pagaste por mi cuerpo, yo te ofrezco mi lealtad, mi obediencia y todo lo que quieras.—Son cosas que no necesito, eso lo compra el dinero, no necesito que me seas leal, puedo hacer que lo hagas cuando yo desee. Puedo tener de ti lo que yo quiera sin tu permiso. Pero está bien. Haré esta noche especial para ti.—dijo acariciando mi mentón—. Sin besos en la boca, por más que desees no debes besarme, no debes acariciarme. Recuerda para mí solo es sexo y por favor ya no pongas más excusas. No me obligues hacerte mía por las malas o como dirías en tu caso a violarte.No pude argumentar nada, me quedé como una tonta mirándolo, deseando haber podido huir antes.—Quítate la ropa, súbete a la cama, abres las piernas y me esperas, es una orden —demandó autoritario.«¿¡Por qué diablos tengo que obedecer!? Es mi cuerpo, yo decido que hacer, cuándo y con quién» pensé en mí mientras me quitaba la ropa, me acerqué a la cama sin hacer el resto de lo que me había ordenado.Él se había quitado toda la ropa y estaba de espaldas sirviéndose un trago, al voltear caminó hasta donde estaba intentaba no mirar, pero lo hice, su miembro no estaba erecto. Se acercó a mí, bebió su último trago y me miró—Eres muy desobediente, te he ordenado que te subas a la cama y me esperes allí con las piernas abiertas, ¿no has entendido esto verdad?—¿Te molesta que no te obedezca? ¿Por qué tiene que ser así? No eres mi dueño, aunque hayas pagado por mí, no lo eres ¿Qué vas a hacer, me vas a matar por desobedecer tus órdenes?—Tienes coraje pequeña, no voy a matarte o al menos no por ahora, pero te enseñaré a respetarme, desearás no haberme hablado así, acabas de perder la oportunidad de que hiciera esto especial para ti, te enseñaré que nadie me desobedece.Se acercó, me tiró a la cama, se subió y se posó de rodillas en frente de mí. Recorrió mi cuerpo con su mirada, su miembro estaba listo, se acercó siendo autoritario, intenté quitarlo de mí, me sujetó las manos a la cama, hizo lo que le plació conmigo.Me lastimaba y se daba cuenta, le pedía que se detuviera y no lo hacía. Se lo pedí una y otra vez, él seguía intentando, se acercó—Te daré motivos para que me odies. Te advertí que nadie me desobedece, tú no serás la primera, te enseñaré una lección, pague por ti y por tu cuerpo, lo que llegues a sentir por mí, me importa un carajo.Intento forzar su miembro, me lastimó y se dio cuenta, cuanto más le pedía detenerse, con más brusquedad me poseía. Él siguió haciendo lo que le placía conmigo. Me había lastimado, no le había importado, Lo estaba odiando, intenté quitármelo de encima en muchas ocasiones. Era demasiado fuerte, no le importaba en lo más mínimo mis súplicas para que se detuviera, él solo continuaba encima de mí satisfaciendo sus deseos Cerré mis ojos para no verlo, tiempo después de un tiempo se detuvo, se bajó de encima de mí. Se vistió y se marchó de la habitación, me puse de costado a llorar, me sentía muy sucia, e impotente. Me levanté y me metí a la ducha, me sentía muy lastimada, no pude bañarme bien, me dolía, era incómodo caminar, dejo moretones en mis brazos. «Maldito, lo odio»pensé mientras me duchaba y lloraba, salí de allí, no sabía si él volvería tome mis cosas, intente salir, pero había dejado la puerta asegurada. Solo puede pasar, volvería. Ya no tenía nada que perder, me metí a la c
Usó su lengua y dedos para darme placer, subió sus manos recorriendo mi cuerpo, mis ojos estaban cerrados, me temía que me tomará con violencia. Intenté contralor mis gemidos y no pude, se sentía muy bien, no pude controlarme, entendía a que hacía referencia cuando decía sin gritar. Se sentía tan bien, no quería que se detuviera. Puse mis manos en su cabello, para evitar que sacará su cara de entre medio de mis piernas. Pero él lo hizo, me miraba de manera muy apasionada, me volvió loca, se detuvo y abrí mis ojos, me estaba mirando, sentí un poco de miedo al ver cómo me miraba, pensé en mí, que se pondría agresivo de nuevo, pero lo hizo con cuidado. Estaba siendo muy cuidadoso, intenté besarlo en varias ocasiones, pero no me lo permitió. Presionaba mis manos a la cama para evitar que lo acariciase, abrí mis ojos y me estaba mirando con mucho deseo Me estaba haciendo sentir tanto placer, note sus ojos verdes. Su cabello era marrón y ondulado, sus brazos eran fuertes y su cuerpo pe
Recogí mi móvil, de regreso escuché gemidos en una de las habitaciones, no le di importancia, pensé que podría ser alguna de las chicas. Pero me acordé de haber visto allí a Hades con una chica, no creía que fuese él. Seguí mi camino, pero recordé que no teníamos permitido acompañantes en el lugar. Me devolví y con cuidado abrí la puerta allí estaba, era él con otra mujer, solté mi móvil, intenté ocultarme, pero no pude moverme. Él se giró y me miró y no le importo en absoluto, solo volteo de nuevo y siguió en lo que estaba. Recogí mi móvil y me fui a la habitación donde había estado antes por el móvil. No quería que las chicas me vieran llorar, al perecer me había enamorado de ese imbécil y me dolía no importarle en absoluto. No podía por más que intentaba restarle importancia, pero sabía perfectamente lo que tenía que hacer, haría que se sentiría igual. Pasaron los días y nada pasaba nada de lo que hacía, le importaba, sus actitudes y comportamiento me mataban, su indiferencia,
—Hades, por favor, baje ahí porque estaba molesta, estaba celosa, Hades. Quería que sintieras lo mismo que siento cuando te veo con otras chicas, ¿por qué me castigas por actuar igual que tú? —expliqué entre lágrimas—. ¿Por qué? Si solo quiero recibir lo mismo que me pides. Me pides ser tu esclava sexual, pero te acuestas con quién desees. Como crees que me siento, Hades, me duele mucho porque me enamoré de ti, soy una idiota, una masoquista, me duele y molesta verte con otras, como a ti, te molesta que haya herido tu orgullo, a mí me duele el corazón Hades, no me lastimes porque estoy actuando igual que tú, dices que por haber bajado ahí para darte celos soy una zorra, dices que debía ser solo de tuya, lo he sido hasta ahora, ¿por qué haces esto? Me pides, pero no obtengo lo mismo de ti, eres indiferente y me usas, me maltratas. ¿Por qué eres hombre, tienes el derecho? Me detuve un momento y él se había detenido, el silencio era incómodo. —No estoy pagando por ti, no tengo el diner
—¿Estás cómoda así nena? —preguntó —Si quieres que me detenga, si estoy siendo agresivo o te molesta algo dímelo. «Quién es este y que le había hecho a la bestia que conocí» cuestión mientras lo analizaba. Decidí que no importaba, prefería esa versión. Le pedí ir un poco más rápido y duro, así por minutos por no decir más, tuve mi último orgasmo y él se corrió un par de veces en mí. Cuando terminamos me volteé de lado, pensé que se iría unos minutos más tarde, me dijo al oído que durmiera en su pecho, me volteé para hacerlo. Era tan sexy, como malo, tan bonito como despiadado, y yo, si yo tan masoquista como ingenua, me miraba con esos ojos verdes, me dio un beso en la frente, estaba feliz, eso se sentía maravilloso, me sentía a salvo allí, aun cuando él era la bestia que solía destrozarme. Podía sentir su corazón latir, su respiración, acariciaba mi espalda muy suave y olía mi cabello. Tenía mi pierna en su parte íntima, sentía su miembro moverse, mire y parecía estar recobrando
Termino su llamada y comenzó a explicar. Justo lo que dijo Betsy, me quedé callada y salí del lugar, él me ordenó detenerme, pero no le preste atención, estaba tan molesta que no me importaba que pudiera hacerme. Me había mentido, ambos lo había hecho. Me sentía fuera de lugar, no era especial, solo era una más, no sentía nada por mí, solo me usaba. Estaba acostumbrado hacerlo, no significaba nada para él. Fui a la habitación, tire todo lo que había comprado, me llene de ira y rompí todo. Pasaron horas, seguí llorando, tenía la esperanza de que me buscara y me convenciera de que realmente era especial, no lo hizo, eso le dio la razón a Betsy y es que la tenía, pasaron unos días se acercaba su cumpleaños y no lo había visto. Era el día de su cumpleaños, en la mañana Marcia me dijo que había llegado, espere hasta las horas de la tarde. Fui a su oficina y no estaba, lo esperé no por un par de horas, mira muchos documentos, había demasiada información, comencé a beber whisky, u
«Por supuesto que quiero que me hagas tuya, pero no te daré lo que deseas, no voy a decirte lo que quieres escuchar, no voy a dejar que esta vez sea como deseas». Pensé mientras sentía su cálido miembro entrando en mí. Cerró el grifo y me recogió en sus brazos, me puso contra la pared y comenzó hacerme el amor como él sabía, quería gritarle que lo amaba, quería decirle que era suya, que era mi dueño, que le pertenecía, pero no le daría el placer, se acercó a besarme, me miró y se mordió los labios.—¿Te gusta, quieres que sea rudo? Dime qué me amas, dime que soy tu dueño Zia, dime qué me perteneces. —Si Hades, me gusta mucho, si quiero que seas un poco rudo, estaba gimiendo, me bajo, me volteó contra la pared, me sujetaba por el cuello y me pedía decir que lo amaba, que era mi dueño, pero estaba ignorando, luchando para controlarme y no darle el placer de lo que deseaba. Entre gemidos dije su nombre. —¿Quieres que me detenga Zia? —No, solo quería decirte, feliz cumpleaños —¿Solo
—Te lo diré y te miro porque sé que te pondrás celosa y me gusta cuando te pones celosa, tendré una excusa para hacerte el amor —dijo sonriente—. Con Betsy todo empezó como una relación, a diferencia de ti y las otras dos chicas, me interesaba, me gustaba y le pedí ser mi novia, se volvió tóxica, comenzó a tratar mal al personal, en especial a Marcia, ella lo negaba todo hasta que un día lo vi con mis propios ojos, le perdone eso, pero terminamos seguía viéndola de vez en cuando ya solo interés sexual, el sexo con ella solía ser bueno. Fruncí el ceño ante su descarada sinceridad. —Ella sabía cómo complacerme, así funciono durante un tiempo, hasta que intento concebir un hijo mío, aun cuando sabía que no era lo que desea, le perdoné eso permitiéndole seguir aquí y trabajar con Marcia, pero se volvió irritante tratada mal a las chicas especialmente a las que hubo antes de ti. Hable con ella una vez y finalmente entendió o eso pensé, hasta lo que hizo ese día en la oficina y eso es lo