—Hades, por favor, baje ahí porque estaba molesta, estaba celosa, Hades. Quería que sintieras lo mismo que siento cuando te veo con otras chicas, ¿por qué me castigas por actuar igual que tú? —expliqué entre lágrimas—. ¿Por qué? Si solo quiero recibir lo mismo que me pides. Me pides ser tu esclava sexual, pero te acuestas con quién desees. Como crees que me siento, Hades, me duele mucho porque me enamoré de ti, soy una idiota, una masoquista, me duele y molesta verte con otras, como a ti, te molesta que haya herido tu orgullo, a mí me duele el corazón Hades, no me lastimes porque estoy actuando igual que tú, dices que por haber bajado ahí para darte celos soy una zorra, dices que debía ser solo de tuya, lo he sido hasta ahora, ¿por qué haces esto? Me pides, pero no obtengo lo mismo de ti, eres indiferente y me usas, me maltratas. ¿Por qué eres hombre, tienes el derecho? Me detuve un momento y él se había detenido, el silencio era incómodo. —No estoy pagando por ti, no tengo el diner
—¿Estás cómoda así nena? —preguntó —Si quieres que me detenga, si estoy siendo agresivo o te molesta algo dímelo. «Quién es este y que le había hecho a la bestia que conocí» cuestión mientras lo analizaba. Decidí que no importaba, prefería esa versión. Le pedí ir un poco más rápido y duro, así por minutos por no decir más, tuve mi último orgasmo y él se corrió un par de veces en mí. Cuando terminamos me volteé de lado, pensé que se iría unos minutos más tarde, me dijo al oído que durmiera en su pecho, me volteé para hacerlo. Era tan sexy, como malo, tan bonito como despiadado, y yo, si yo tan masoquista como ingenua, me miraba con esos ojos verdes, me dio un beso en la frente, estaba feliz, eso se sentía maravilloso, me sentía a salvo allí, aun cuando él era la bestia que solía destrozarme. Podía sentir su corazón latir, su respiración, acariciaba mi espalda muy suave y olía mi cabello. Tenía mi pierna en su parte íntima, sentía su miembro moverse, mire y parecía estar recobrando
Termino su llamada y comenzó a explicar. Justo lo que dijo Betsy, me quedé callada y salí del lugar, él me ordenó detenerme, pero no le preste atención, estaba tan molesta que no me importaba que pudiera hacerme. Me había mentido, ambos lo había hecho. Me sentía fuera de lugar, no era especial, solo era una más, no sentía nada por mí, solo me usaba. Estaba acostumbrado hacerlo, no significaba nada para él. Fui a la habitación, tire todo lo que había comprado, me llene de ira y rompí todo. Pasaron horas, seguí llorando, tenía la esperanza de que me buscara y me convenciera de que realmente era especial, no lo hizo, eso le dio la razón a Betsy y es que la tenía, pasaron unos días se acercaba su cumpleaños y no lo había visto. Era el día de su cumpleaños, en la mañana Marcia me dijo que había llegado, espere hasta las horas de la tarde. Fui a su oficina y no estaba, lo esperé no por un par de horas, mira muchos documentos, había demasiada información, comencé a beber whisky, u
«Por supuesto que quiero que me hagas tuya, pero no te daré lo que deseas, no voy a decirte lo que quieres escuchar, no voy a dejar que esta vez sea como deseas». Pensé mientras sentía su cálido miembro entrando en mí. Cerró el grifo y me recogió en sus brazos, me puso contra la pared y comenzó hacerme el amor como él sabía, quería gritarle que lo amaba, quería decirle que era suya, que era mi dueño, que le pertenecía, pero no le daría el placer, se acercó a besarme, me miró y se mordió los labios.—¿Te gusta, quieres que sea rudo? Dime qué me amas, dime que soy tu dueño Zia, dime qué me perteneces. —Si Hades, me gusta mucho, si quiero que seas un poco rudo, estaba gimiendo, me bajo, me volteó contra la pared, me sujetaba por el cuello y me pedía decir que lo amaba, que era mi dueño, pero estaba ignorando, luchando para controlarme y no darle el placer de lo que deseaba. Entre gemidos dije su nombre. —¿Quieres que me detenga Zia? —No, solo quería decirte, feliz cumpleaños —¿Solo
—Te lo diré y te miro porque sé que te pondrás celosa y me gusta cuando te pones celosa, tendré una excusa para hacerte el amor —dijo sonriente—. Con Betsy todo empezó como una relación, a diferencia de ti y las otras dos chicas, me interesaba, me gustaba y le pedí ser mi novia, se volvió tóxica, comenzó a tratar mal al personal, en especial a Marcia, ella lo negaba todo hasta que un día lo vi con mis propios ojos, le perdone eso, pero terminamos seguía viéndola de vez en cuando ya solo interés sexual, el sexo con ella solía ser bueno. Fruncí el ceño ante su descarada sinceridad. —Ella sabía cómo complacerme, así funciono durante un tiempo, hasta que intento concebir un hijo mío, aun cuando sabía que no era lo que desea, le perdoné eso permitiéndole seguir aquí y trabajar con Marcia, pero se volvió irritante tratada mal a las chicas especialmente a las que hubo antes de ti. Hable con ella una vez y finalmente entendió o eso pensé, hasta lo que hizo ese día en la oficina y eso es lo
—Por supuesto, tengo unos test de embarazo por aquí, permite que te facilite uno, estos, son bastante efectivos, certeros, pocas ocasiones los resultados son erróneos —afirmo el doctor—. Usarlo es muy fácil, ve al baño orina y pones cierta cantidad por no decir gotas en el recipiente o y usas el aplicador, tiene guía por si la necesitas, dos líneas indicarán que estás embarazada, este test te permite saber qué tiempo tienes aproximadamente, la señora puede ir contigo si deseas. —Nena ve rápido, por favor tengo que volver, se supone que este evento es muy importante, nada debía salir mal hoy, ve allí y haz la prueba, te esperaré para poder regresar a coordinar —dijo Marcia. —De acuerdo, volveré en unos minutos —dije angustiada. Entre, abrí la cajita y comencé a leer las instrucciones, estaba muy nerviosa, intente orinar, pero los nervios no me lo permitían, escuchan a Marcia ir y venir mientras esperaba inhale y exhale y trate de calmarme, logré orinar lo suficientemente para hacer
—Lo siento Marcia, prefiero que sea hoy mismo, él te pidió que hicieras lo que te pidiera, te estoy suplicando esto. Logré convencerla, me acompañó, recogí muy pocas cosas, deje el teléfono y todo aquello que había recibido de él, salimos del lugar, fuimos con un agente inmobiliario. Con el que tuvimos suerte encontramos un lugar cómodo, pequeño y que podrían entregar en pocos días. Marcia me llevo a comer, no consumí mucho, ella se encargó del hotel y de que quedará cómoda. Le pedí que por favor no le dijera a Hades dónde estaba, aunque sabía perfectamente que eso a él no le importaría en absoluto. Ella lo prometió y se marchó, dijo volvería, en unos días, para hacer el resto de cosas. Así fue como días después estaba viviendo en ese lugar, había encontrado empleo en una floristería, mi bebé estaba bien, al igual que yo, aunque a veces tenía momentos de depresión. Pasaron los días, semanas y meses. Tenía algunos amigos en el trabajo, ya tenía 6 meses de embarazo. Marcia me visit
—Sé que todo esté tiempo, estuve mal ¿Puedes ver lo que me has hecho tú a mí? Zia me has cambiado, al punto de no disfrutar del sexo con otra mujer que no seas tú, me has cambiado al punto, de contratar personal para vigilar tus movimientos, tu bienestar y el de mi semilla, Zia me has cambiado al punto, de no poder dormir hasta no saber que están bien. A no dejarte ser feliz con nadie diferente a mí. Maldita sea, Zia me perteneces y no dejaré que otro tome el control de ti —dijo en voz alta—. Me hiciste sentir esto que siento aquí, en el pecho que no me permite dejarte ir, Zia siente como se acelere mi pecho cuando mencionas que te quieres alejar de mí. Todos parecen saberlo menos tu Zia, me has cambiado al punto de estar aquí, aun cuando sé que no quieres verme. —Vete, me dejaste sola cuando te necesite, vete porque no te necesito, ahora Hades. —No te he dejado sola, Zia también he sufrido por tu partida y estoy aquí si, porque quiero hacerte mía de nuevo, porque me hiciste adicto