Me repetí lo mismo una y otra vez mientras me miraba fijamente para poder asegurarme de estar entendiendo lo que me decía a sí misma. Quería que me quedara claro que no podía seguir en una relación tan tóxica, por eso estaba dispuesta a intentarlo por última vez, después de eso las cosas acabarían, sabía que él me amaba y yo lo amaba a él también.Pero a veces parecía que el amor no era suficiente, era por ese motivo que teníamos que afrontar que quizás como pareja no íbamos a funcionar, concluí que lo quería intentar una vez más porque realmente lo amaba. Él decía que me amaba en el mismo modo que lo amaba a él, pero no era fácil para el demostrarlo, pensé en sus miedos, en todo eso que le impedía entregarse, decidí aprovechar esa oportunidad, sabía que tenía que hacer. Quería ayudarlo a confiar nuevamente en mí, haría todo lo que estuviera en mis manos para que esta última vez funcionaran, también le exigiría él un poco más, no podía dar el 70% mientras él solo el 30%, si quería
Nuevamente, volví a mirarlo fijamente y supe que no había sido él, de haber sido él su reacción sería diferente. Pero se notaba un tanto sorprendido, la felicidad que le había generado, como si no lo supiera, y le alegraba que ahora estuviera recibiendo lo que según él merecía. Me enganché a su cuello y acaricie su mejilla y le respondí, que sabía que él no era culpable y acerque para besarlo y me detuvo. —¿Crees que soy inocente por miedo a culparme de nuevo o está llena de dudas?. ¡Mírame! ¿Me estás diciendo esto, pero crees que soy culpable? Responde Zia, cualquiera de las dos respuestas será aceptable y lo sabes.Me acerqué un poco más a él y lo miré, me enganché nuevamente a él para besarlo, conseguí que me correspondiera el beso, lo miré y le dije que confiaba en él, que creía y sabía que no había sido él, le dije que podía ver en sus ojos que no era culpable. Él me miró fijamente y volvió a preguntarme si en realidad confiaba en él o solo lo estaba diciendo para no equivocar
—Lo que tú pides es controlarme y no va a ser así Hades, no soy como esas mujeres que te obedecen en todo, si no pones de tu parte no va a funcionar, —asegure —se acercó y empezó a mirarme de arriba abajo. —Ese es el problema, por eso me gustas, porque no me obedeces, pero te amo porque al final lo haces, tu Zia debes aprender a obedecerme, debes entender que funcionaremos mejor así. —Estás loco Hades, no voy a obed… Empezó a besarme y preguntar que si estaba segura, le asentí y me jaló con fuerza. — ¿Crees que vas a obligarme hacerlo? —pregunté —No, no te obligaré, tu sola lo harás, quítate la ropa Zia. —No me la quitaré Hades, haces esto para probar qué te obedeceré, además Ares está aquí, no seas descarado. Cogió su teléfono y le pidió a la niñera ir a esa habitación a cuidar a Ares. — pregunté—. ¿Qué es lo que planeas?. Hades no voy a quitarme la ropa, si quieres me la quitas tú. Tras unos minutos la niñera había llegado, él se acercó y me susurró que me esperaría e
Eso depende Hades, porque para ti la confianza implica sumisión y sabes que no soy sumisa. Me miraba sonriente, sabía que tenía razón, que para él la confianza implicaba que lo obedeciera, pero no era ese tipo de mujer. —Ve a ver a Ares —dijo. Se acercó, me dio un beso y dejó la habitación antes de que yo lo hiciera, estaba por salir y vi pasar a Betsy, decidí hablar con ella, tratar de llevar una relación por lo menos no conflictiva, quizás Hades tuviera razón, había estado con Esmeralda y no con ella. Hablé con Betsy y habíamos quedado de intentar por lo menos no ser enemigas, me dirigí a la habitación donde estaba Ares ya se había quedado dormido, le dije a la niñera que le dejara con él, mi pequeño era hermoso, sus mejillas redondas, su piel suave, era lo más hermoso que Hades le había regalado, sin duda alguna era lo mejor de ambos. Me recosté al lado de mi hijo, puse mi dedo en su pequeña mano, sentí como se aferró, estaba mirándolo y preguntándome como había salido alguien
—Puedo pasarlo —dije con la intención de ver su reacción.—No, no puedes pensarlo, es necesario que aceptes antes de que salgamos de la ducha. —Respondió al tiempo que me proporcionaba una fuerte nalgada.Deje escapar un fuerte gemido, sujetó mi rostro obligándome a mirarlo.—¿Te casas conmigo? —preguntó mientras me penetraba con rudeza.—Sí, si acepto Hades, pero…—No hables Zia, no es necesario que digas nada.Obedecí mientras lo sentía recorrer mi cuerpo con sus manos, Hades solía ser delicado con sus caricias, pero rudo con sus penetraciones.—Me perteneces Zia —susurró a mi odio —haciéndome tener un orgasmo.Antes de que pudiera decir algo me giró hacia él.—Es tuyo, nena, vamos ve allí abajo y tómalo, supe lo que tenía que hacer.Bastaron unos minutos para que su extinción lo llevará a cubrir mi rostro.—Cambiaré Zia, por ti, por nuestro hijo lo prometo —dijo mientras me fregaba la espalda.—Confío en ti Hades, sé que vamos a lograrlo, sé que nuestro amor será más fuerte que nue
—Nena, ¿qué haces allí? Esa habitación está ocupada, ven vamos —dijo la encargada del lugar —¿tienes alguna duda que yo pueda resolver? —No, ninguna, Marcia. Todo está bien hasta el momento. Lo siento, no sabía que la habitación estaba ocupada. ¡Espera! Si tengo una pregunta después de todo, es que acabo de ver al jefe con una mujer, imagino que debe ser su novia. ¿Por qué él querría escoger una de nosotras como su acompañante si tiene novia? ¿Qué es lo que eso significa? —Nena está con esa chica porque seguramente ella lo buscó, la mayoría de las chicas no se resisten a él, lo de la acompañante es algo personal, como un capricho de él —explicó Marcia—. Se escoge una chica a la cual hace su acompañante exclusiva, eso significa que debe estar con él únicamente, aunque su única labor sea mantenerlos satisfecho sexualmente, esta chica recibe muchos beneficios, también tiene ciertas condiciones por así decirlo. —Pensé que era algo necesario, pero entiendo que solo es placer para él ¡Ma
Me quería reír, pero solo seguí escuchando lo que decían, la cena había terminado y me dirigí al dormitorio para lavar mis dientes y ducharme, me había tocado compartir cama con una chica que no era de mi grupo. Su nombre era Betsy, era muy amable, de regreso hablamos un poco. A ella tampoco solía agradarle el jefe, por lo que me agrado mucho, le pregunte muchas cosas y cada vez me desagrada más ese tipo. Ella me contó muchos de los castigos y prohibiciones que conllevan ser la acompañante de ese tipo, cada vez tenía menos razones para querer ser yo, le conté que me habían elegido a mí, ella se sorprendió mucho. Dijo que no salía ser el tipo de chicas que le gustaban a él. Le pregunté las razones por las que lo decía. En realidad era diferente según la descripción de las chicas y de la que había mirado hace un rato. A diferencia de ellas, yo era delgada, con poco busto, un trasero conforme a mi cuerpo, mi cabello rizado y largo, ojos color avellana, mi rostro redondo y con algunas
—De acuerdo—dije mientras ella deja la habitación. «Que sería lo peor que podría pasar» me pregunté. Ella tenía razón, era solo sexo, me dije intentando convencerme de que podría con ello. Entre al baño y allí, mientras me miraba en el espejo, me decía de todo, con la intención de convencerme de que no era nada del otro mundo, que podría hacerlo y que si tenía suerte, él se daría cuenta de que no era una buena opción y me dejaría trabajar para escoger a otra chica. Me miré por última vez en el espejo diciendo estará bien, todo estará bien, al salir lo vi parado junto a la mesa de noche, sirviendo un trago y sin camisa, quise devolverme y encerrarme en el baño, pero tuve el valor y salir. —¡Hmmm! Pensé que estarías toda la noche en el baño, llevo rato esperándote —dijo con el ceño fruncido —¿dime, qué tanto hacías allí? —¡Hola! —saludé tímida. —¿Hola dices? Ven aquí, no me hagas perder el tiempo. «Sí que es autoritario» pensé mientras lentamente y asustada caminé a donde se enco