No escuchar esa vocecita que te dice que detengas las cosas puede ser tu fin o el inicio de tu calvario. Me gustaba porque era prohibido, me gustaba porque era cruel. Ahora quiero alejarme y no puedo, el diablo me persigue, Vincens Lincer me tiene en sus garras.
Leer másDANNA POV'SSu estatura me parecía atractiva, hasta ahora; en estos momentos solo me encuentro intimidada por ella. Veo la locura en él, en su expresión veo lo desquiciado que está en estos momentos y odio tenerle miedo, pero anormal sería si no lo tuviese.—No volverás al gimnasio, creo que es algo que ya pasó por tu mente, ¿verdad?—Púdrete.Presiona mis heridas y lloro con fuerza pidiéndole que se detenga.—Cállate, Danna, ¡cállate!— me grita, es un maldito psicópata.Luego de haberme golpeado hasta dejarme con dolor en las costillas, piernas y hacer que no sienta cierto lado de mi cara, me obliga a jurarle cosas, cohibirme de ciertas cosas que para el son irrespeto a su persona. Como mi ropa, actividades, hasta alejarme de ciertos amigos.Eso no va a pasar.Deja de presionarme y suspiro cuando el dolor pasa un poco, me mira, me mira por unos buenos segundos, lo que me pone totalmente nerviosa.—¿Ves lo que provocas? Mira como estás todo magullada, si no me hicieras enojar esto no
VINCENS POV'SGuardo el documento dando por terminada mi jornada laboral de hoy, en seis horas tengo un vuelo que hacer con destino a Italia, el cual no voy a posponer ni porque se esté cayendo el cielo.Mucho menos por los "consejos" de mi amigo.—Vamos, hermano, no entiendo por qué el capricho con esta mujer ¿Si notas lo que has hecho últimamente?—Sí, por cierto, no me arrepiento de nada.—¡Vincens por todos los Dioses!— grita Massimo, con una molestia palpable— ¡Puedes ir a prisión! ¿Si captas que hay una demanda y una orden de alejamiento en tu contra? Suelta esto por la paz y líbrame de irte a visitar los miércoles a una prisión.Me rio por su notable desesperación, lo que lo irrita cada vez más.—Calma hermano, a mí es quien le pusieron la demanda y no estoy tan exaltado como tú— recojo mi maletín y le hago una seña para que vaya saliendo de la oficina— Tengo todo bajo control, en poco esa demanda ya no existirá.—¿Ah sí? ¿Y como planeas eso? Claro, si se puede saber.—No te de
Acaricio el cabello de Maximiliano mientras este toma de su biberón recostado en mi pecho. Mi sobrino normalmente es un terremoto personificado con solo un año y cuatro meses, pero creo que hasta él sabe que las cosas no andan bien.Stella se encuentra histérica con todo lo sucedido, me ha amenazado con hablarle a papá sobre lo que está pasando, algo a lo que me he negado rotundamente.Papá es un hombre ocupado y con sus propios problemas, no quiero darle disgustos por mis malas decisiones.—¿Crees que esto es posible, Danna?— me mira y yo mezo al niño que ya ha empezado a moverse para que lo deje bajar— ¿Cómo fue que llegaste a permitir que Vincens tuviera tanto control sobre ti en tan poco tiempo?Ni siquiera yo lo sé.—Te ha dado una bofetada— dice casi sin creérselo— Tu piel está violeta, no, no fue una simple cachetada. ¡¿Qué fue lo que realmente pasó?!— grita y la mando a callar cuando su hijo la mira.—No alces la voz, eso fue lo qué pasó, me dio una bofetada, pero no midió su
Vincens se aleja de mí, todavía lucho por recuperar mi aire y peor aún, mi mejilla duele más que antes.La toco y palpo mi labio, sangre es lo que veo en mis dedos al mirarlos.—¿Ves lo que me hiciste?— le digo a Vincens quien me mira sin una pizca de culpa, más bien parece orgulloso de su hazaña.—Tú eres quien provoca eso Danna, con tu rebeldía, tus ganas de llevarme la contraria.Me levanto poniéndome frente a él, podrían pensar que estoy loca, pero esa situación me tiene harta.—¡¿Cómo carajos te hago entender que las cosas no son como tú dispongas?!— le grito a la cara— No busques meterte más en mi vida, ahora solo te quiero fuera de ella ¿Entiendes? Esta pelea constante entre tú queriendo dominar mi vida me tiene cansada, Vincens, si tienes ganas de eso hazlo con tu novia, que no soy yo, lo siento por ella, pero a qué sea yo, que sea ella.Vincens se ríe, toma un puñado de mi cabello y yo me quejo.—¿Eres tonta, cierto?— clavo mis uñas en sus manos, pero eso solo lo hace afianza
—Vincens quiere hablar contigo— Massimo se acerca a mí fingiendo, su cara muestra una sonrisa como si me estuviese hablando de lo bello que está el día. Toma mi mano pasándome una llave y disimuladamente la tomo— Es la habitación mil veintitrés, te recomiendo que no tardes mucho.Con la misma sonrisa que vino, se marchó. Suspiro estresada, hace más de tres horas que nos separamos, mi hermana se fue a la playa junto con Rose y yo vine a la piscina del hotel, no sabía del paradero de esos dos hasta ahora.Hace poco me había encontrado con Noah, el hombre que me había guiado hasta el restaurante, charlamos un poco y quedamos de salir en la noche a un bar no muy lejos de aquí.Al Rose darse cuenta de mis planes rápidamente se apuntó, los demás en el proceso y no supe cómo decirles que no.No me sorprendería si ese sea el tema de conversación de Vincens. No, claramente ese es.Cuando estoy frente a la puerta de la habitación cierro mis ojos por unos segundos antes de meter la llave y entra
Mis nervios salen a flote cuando veo a Vincens acercarse junto a Rose y un chico que no se me es tan desconocido, ya lo había visto anteriormente con Vincens, aunque no sé mucho de él realmente.—Que bien que están aquí, perdón la demora, tuvimos un problema con uno de los autos— menciona Rose y Stella hace un movimiento con la mano restándole importancia.—No te preocupes, llegamos hace poco, pero aprovechamos para confirmar la reservación, ya nos han dado la llave de nuestras habitaciones, solo esperan por ustedes.—Oh, claro, ahí vamos.La rubia suelta la mano de Vincens y se adelanta con una sonrisa. Stella la sigue dejándome sola con ambos hombres.La fija mirada de Vincens me mantiene incómoda.—Hola, ¿Danna cierto?— el acompañante de mi verdugo se anima a hablar para romper la tensión lo que agradezco.—Sí, ¿Eres…?—Disculpa, Massimo, Massimo Grimaldi— una sonrisa se asoma en su rostro.Vincens levanta una de sus cejas mirando el agarre de su amigo en mi mano, lo que me lleva a
—¡Amiga! Que bueno que te veo, te extrañaba bastante— Rose me abraza con fuerza y un poco tensa le devuelvo el abrazo— Sé que he estado desaparecida por los viajes, pero pienso recompensarlo, completamente. Una gran sonrisa se asoma en su rostro. La observo, el cabello rubio perfectamente peinado, sus ojos verdes resaltan haciendo contraste con su vestido azul, ella es realmente hermosa. —No te preocupes Rose, sé que tienes responsabilidades— le sonrío y ella se sienta frente a mí. —Estaba pensando en que mañana vayamos a un hotel, ya reservé todo, pasaremos el fin de semana y vendríamos el lunes. Sus palabras me toman por sorpresa, pero asiento. —Está bien, me parece perfecto ¿Finde de chicas?— ella niega y la sonrisa se me va borrando— No entiendo entonces. —Invité a Stella y a mi novio, Vincens llevará un amigo, ¿No es molestia, verdad?— niego. —No, no te preocupes, igual estará mi hermana, tengo unos días sin verla, me hará bien pasar un tiempo con ella. —¡Sí! Justo eso pe
Sus palabras me asustan, si digo que no estaría mintiendo, pero no sé qué hacer.No sé cómo sobrellevar esta situación, he intentado de todo y nada funciona para alejarlo de mí sin que reciba violencia de su parte.—Hablemos Vincens, somos adultos.—Ya hemos hablado ¿No? Las cosas están bastante claras, eres mía y haces lo que yo te diga, sencillo— respiro hondo— Solo que te haces la estúpida y no haces nada de lo que digo ¿No es así?— sus nudillos acarician mi mejilla por unos segundos, solo unos segundos, luego su mirada demuestra enojo y su próximo movimiento es golpear mi mejilla.Jadeo, jadeo y me topo el lugar lastimado. La sorpresa no me da para más.Pero no se detiene ahí, porque vuelve a golpearme y luego se abalanza sobre mí sujetando mi mentón.—Se acabaron los juegos Danna, o haces lo que te digo o pagas las consecuencias, no te tendré piedad, vuelves a dejar que un hombre te ponga una mano encima y a él lo mato y tú no serán solo bofetadas lo que recibirás.Me está amenaz
Mis pasos eran firmes, el sonido de mis tacones resonaban por el lugar llamando la atención de más de uno. He tenido una semana tensa, bastante, luchando con el trabajo, mis clientes y de extra: buscando escabullirme de Vincens, tarea que no me ha dejado para nada fácil, pero no imposible. —Señorita Andreotti— Cecy me detiene captando mi atención, se le nota agitada. —¿Qué sucede?— cuestiono y ella hace una mueca nerviosa, la chica siempre ha sido tímida, por lo que vacila bastante al decir cosas que podrían disgustarme. —El hombre al que le hemos estado desviando las llamadas se encuentra en su oficina— mis ojos se abren con horror al escucharla, ella se asusta ante mi reacción— ¡Intente de todas las maneras que podía sacarlo, pero me fue imposible! ¡Perdón! —Está bien, está bien. Yo me encargo— le doy una sonrisa para que no se sienta culpable y eso parece relajarla. Me giro y doy una gran bocanada de aire, me enojo cuando al entrar a mi área de trabajo lo veo sentado detrás d