Las cosas claramente se estaban saliendo de control y para mi mala suerte, no sabía como solucionar esto a la perfección.
—Vincens, vamos escúchame, sabes que no puedes...— me besó callándome.
—No intentes convencerme de nada, no va a funcionar linda, esto va a pasar— sus palabras calaron profundo en mí.
Me siento expuesta, lo estoy, y sumando lo nerviosa que estoy mientras busco la manera de apartarlo y lograr que se largue de aquí, de mi vida, es más, yo me alejaré de la suya.
—¿De verdad quieres hacerle esto a Rose?— mi voz salió en un hilo, este era mi último movimiento, ya no se me ocurría más nada.
Una sonrisa brotó de sus labios, se estaba burlando de mí. Con un movimiento brusco busqué apartarlo.
—¿Rose? No sé de ninguna Rose, por mi mente solo pasa Danna Andreotti— susurró cerca de mi oído, erizándome por completo.
—Vete al carajo— susurro.
Chillo, cuando en vez de recibir una respuesta su boca baja a mi cuello, siento como besa y succiona esa parte sacándome varios quejidos. Mis manos van a su torso buscando apartarlo.
—¿Qué? ¿Piensas forzarme a esto?— pregunto venenosa, su sonrisa reaparece y a este punto la estoy odiando.
—Nunca haría eso, cariño, porque ambos sabemos que lo quieres tanto como yo, me deseas tanto como yo a ti.
Cuando procesé sus palabras ya el rubio se encontraba quitando por completo lo que quedaba de mi vestido, sus manos subieron a mi rostro atrayéndome al suyo para tomar mis labios con los suyos. No seguí el beso hasta que él ya hastiado mordió mi labio inferior con fuerza logrando que mis labios se abrieran dándole paso a su lengua.
Un jadeo se me escapó y cuando menos lo había pensado ya me encontraba siguiendo su sucio juego. Sus manos tocaban cada esquina de mi cuerpo semidesnudo excitándome en el proceso. Una parte me susurraba que estaba mal, la otra me decía disfrutada de esto solo por hoy, luego desaparece.
La última fue triunfadora.
Mis manos fueron a su camisa, quité los botones de esta con rapidez, Vincens se hizo hacia atrás ayudándome en el proceso, su torso desnudo me dio la bienvenida y estaba más que complacida con la vista.
—No te voy a follar sobre este sofá— anunció, sus manos sujetaron mis piernas haciendo que estas rodeen su cintura.
Dejó besos en mi cuello sabiendo mi debilidad, para este momento estaba más que excitada. Sus pasos fueron directo a lo que es mi habitación, con una de sus manos abrió la puerta de esta, la misma que cerró al instante una vez que estábamos dentro. Fui arrojada a la cama sin ninguna delicadeza.
—Imbécil.
—Silencio— dispuso mirándome fijamente.
Sus ojos azules estaban oscurecidos, podría decir que esa mirada me tenía inquieta y no estaba mintiendo, si no me equivocaba parecía enojado.
Vincens empezó a desnudarse bajo mi atenta mirada, cuando estaba completamente desnudo se acercó a mí abriéndose paso entre mis piernas, sentí su dureza, lo que me robo un profundo suspiro.
—Dime, Danna, ¿A cuántos has traído a tu cama?— sus palabras me sacan de quicio, pero antes de poder responder, él me interrumpo— No importa, yo me encargaré de ser el único de ahora en adelante, de estar aquí y de tenerte a ti— su mano va hacia la única tela que quedaba sobre mi cuerpo, de la cual tira hacia un lado rompiéndola.
Ya no hay barrera entre los dos, puedo sentirlo y él a mí. Un gruñido sale de sus labios, su mano viaja a mi cabello, el cual sostiene mientras me besa con desesperación, de igual forma sigo ese beso. Sus manos se aferran a cada parte de mi cuerpo que toca como si tuviese miedo de que este momento sea solo una ilusión.
Sentí sus manos, sostener mis caderas y como a los segundos se hundía en mí, gemí al tener la sensación de su miembro llenándome, sus movimientos al inicio eran lentos, pero fueron subiendo de tono, la rudeza con la que daba sus empujes lograban hacerme gemir sin que yo pudiera contenerlo.
Mis manos se aferraron a sus hombros— Vincens...— jadeé sin control.
Cada vez era más agresivo con las embestidas, haciéndome sentir, dolor, placer y locura, todo al mismo tiempo.
—Eres mía, siempre has sido mía— sentenció.
Mi mente me decía que sus palabras debían ser detenidas, pero claramente no estaba en mi momento más razonable.
Cuando sentí que iba a llegar a mi liberación se detuvo haciéndome sentir frustrada, pero sus manos levantaron mis piernas, haciéndola llegar a la altura de mis hombros. Vincens volvió a hundirse en mí, ahora podía sentirlo con más profundidad.
—Dios...— dije en un jadeo cuando embestía con fuerza cada vez más.
Miré su rostro, su ceño estaba fruncido, sus labios ligeramente apretados, y sus ojos me miraban con determinación, como un cazador mira a su presa. Entre esos pensamientos llegué a mi orgasmo, mis paredes succionaban su miembro mientras me sentía explotar, minutos después su semilla me llenaba por completo.
Dio tres empujes más antes de liberar mis piernas y salirse de mí, cerré mis ojos respirando con fuerza, ahora que el placer había pasado sentía molestias en mi parte íntima.
Sí que había sido fuerte.
—Vete— ordené sin mirarlo, escuché su risa y luego su mano había tomado mi brazo obligándome a levantarme y mirarlo.
—¿Irme? Claro que no, tenemos bastante de que hablar— su agarre no se soltaba de mi brazo, algo que me fastidiaba bastante.
—No hay nada de que hablar, ya te di lo que querías ¿No? Ahora lárgate, esto no se va a repetir— de un empujón lo aparté, intenté caminar hasta el baño, pero volvió a sujetar mi antebrazo— ¡Déjame, Vincens!
—¡No, me vas a escuchar!— ordenó— No intentes alejarte de mí, no va a funcionar, ahora que te tuve nuevamente menos.
—Estás mal, no estoy bromeando, no se va a repetir, vas a seguir con tu relación con Rose y vas a hacer como si esto no ha pasado, vete, ya sabemos que eso de desaparecer se te da muy bien.
Me deja y sigo mi camino al baño cerrando la puerta con llave, pego mi espalda contra la puerta y respiro profundo, escucho como recoge sus cosas y a los minutos el cierre de la puerta de la habitación, se había ido dando un portazo.
Me meto a la ducha y dejo que el agua me cubra por completo, ojalá y nada de esto me afecte después.
Mis pasos eran firmes, el sonido de mis tacones resonaban por el lugar llamando la atención de más de uno. He tenido una semana tensa, bastante, luchando con el trabajo, mis clientes y de extra: buscando escabullirme de Vincens, tarea que no me ha dejado para nada fácil, pero no imposible. —Señorita Andreotti— Cecy me detiene captando mi atención, se le nota agitada. —¿Qué sucede?— cuestiono y ella hace una mueca nerviosa, la chica siempre ha sido tímida, por lo que vacila bastante al decir cosas que podrían disgustarme. —El hombre al que le hemos estado desviando las llamadas se encuentra en su oficina— mis ojos se abren con horror al escucharla, ella se asusta ante mi reacción— ¡Intente de todas las maneras que podía sacarlo, pero me fue imposible! ¡Perdón! —Está bien, está bien. Yo me encargo— le doy una sonrisa para que no se sienta culpable y eso parece relajarla. Me giro y doy una gran bocanada de aire, me enojo cuando al entrar a mi área de trabajo lo veo sentado detrás d
Sus palabras me asustan, si digo que no estaría mintiendo, pero no sé qué hacer.No sé cómo sobrellevar esta situación, he intentado de todo y nada funciona para alejarlo de mí sin que reciba violencia de su parte.—Hablemos Vincens, somos adultos.—Ya hemos hablado ¿No? Las cosas están bastante claras, eres mía y haces lo que yo te diga, sencillo— respiro hondo— Solo que te haces la estúpida y no haces nada de lo que digo ¿No es así?— sus nudillos acarician mi mejilla por unos segundos, solo unos segundos, luego su mirada demuestra enojo y su próximo movimiento es golpear mi mejilla.Jadeo, jadeo y me topo el lugar lastimado. La sorpresa no me da para más.Pero no se detiene ahí, porque vuelve a golpearme y luego se abalanza sobre mí sujetando mi mentón.—Se acabaron los juegos Danna, o haces lo que te digo o pagas las consecuencias, no te tendré piedad, vuelves a dejar que un hombre te ponga una mano encima y a él lo mato y tú no serán solo bofetadas lo que recibirás.Me está amenaz
—¡Amiga! Que bueno que te veo, te extrañaba bastante— Rose me abraza con fuerza y un poco tensa le devuelvo el abrazo— Sé que he estado desaparecida por los viajes, pero pienso recompensarlo, completamente. Una gran sonrisa se asoma en su rostro. La observo, el cabello rubio perfectamente peinado, sus ojos verdes resaltan haciendo contraste con su vestido azul, ella es realmente hermosa. —No te preocupes Rose, sé que tienes responsabilidades— le sonrío y ella se sienta frente a mí. —Estaba pensando en que mañana vayamos a un hotel, ya reservé todo, pasaremos el fin de semana y vendríamos el lunes. Sus palabras me toman por sorpresa, pero asiento. —Está bien, me parece perfecto ¿Finde de chicas?— ella niega y la sonrisa se me va borrando— No entiendo entonces. —Invité a Stella y a mi novio, Vincens llevará un amigo, ¿No es molestia, verdad?— niego. —No, no te preocupes, igual estará mi hermana, tengo unos días sin verla, me hará bien pasar un tiempo con ella. —¡Sí! Justo eso pe
Mis nervios salen a flote cuando veo a Vincens acercarse junto a Rose y un chico que no se me es tan desconocido, ya lo había visto anteriormente con Vincens, aunque no sé mucho de él realmente.—Que bien que están aquí, perdón la demora, tuvimos un problema con uno de los autos— menciona Rose y Stella hace un movimiento con la mano restándole importancia.—No te preocupes, llegamos hace poco, pero aprovechamos para confirmar la reservación, ya nos han dado la llave de nuestras habitaciones, solo esperan por ustedes.—Oh, claro, ahí vamos.La rubia suelta la mano de Vincens y se adelanta con una sonrisa. Stella la sigue dejándome sola con ambos hombres.La fija mirada de Vincens me mantiene incómoda.—Hola, ¿Danna cierto?— el acompañante de mi verdugo se anima a hablar para romper la tensión lo que agradezco.—Sí, ¿Eres…?—Disculpa, Massimo, Massimo Grimaldi— una sonrisa se asoma en su rostro.Vincens levanta una de sus cejas mirando el agarre de su amigo en mi mano, lo que me lleva a
—Vincens quiere hablar contigo— Massimo se acerca a mí fingiendo, su cara muestra una sonrisa como si me estuviese hablando de lo bello que está el día. Toma mi mano pasándome una llave y disimuladamente la tomo— Es la habitación mil veintitrés, te recomiendo que no tardes mucho.Con la misma sonrisa que vino, se marchó. Suspiro estresada, hace más de tres horas que nos separamos, mi hermana se fue a la playa junto con Rose y yo vine a la piscina del hotel, no sabía del paradero de esos dos hasta ahora.Hace poco me había encontrado con Noah, el hombre que me había guiado hasta el restaurante, charlamos un poco y quedamos de salir en la noche a un bar no muy lejos de aquí.Al Rose darse cuenta de mis planes rápidamente se apuntó, los demás en el proceso y no supe cómo decirles que no.No me sorprendería si ese sea el tema de conversación de Vincens. No, claramente ese es.Cuando estoy frente a la puerta de la habitación cierro mis ojos por unos segundos antes de meter la llave y entra
Vincens se aleja de mí, todavía lucho por recuperar mi aire y peor aún, mi mejilla duele más que antes.La toco y palpo mi labio, sangre es lo que veo en mis dedos al mirarlos.—¿Ves lo que me hiciste?— le digo a Vincens quien me mira sin una pizca de culpa, más bien parece orgulloso de su hazaña.—Tú eres quien provoca eso Danna, con tu rebeldía, tus ganas de llevarme la contraria.Me levanto poniéndome frente a él, podrían pensar que estoy loca, pero esa situación me tiene harta.—¡¿Cómo carajos te hago entender que las cosas no son como tú dispongas?!— le grito a la cara— No busques meterte más en mi vida, ahora solo te quiero fuera de ella ¿Entiendes? Esta pelea constante entre tú queriendo dominar mi vida me tiene cansada, Vincens, si tienes ganas de eso hazlo con tu novia, que no soy yo, lo siento por ella, pero a qué sea yo, que sea ella.Vincens se ríe, toma un puñado de mi cabello y yo me quejo.—¿Eres tonta, cierto?— clavo mis uñas en sus manos, pero eso solo lo hace afianza
Acaricio el cabello de Maximiliano mientras este toma de su biberón recostado en mi pecho. Mi sobrino normalmente es un terremoto personificado con solo un año y cuatro meses, pero creo que hasta él sabe que las cosas no andan bien.Stella se encuentra histérica con todo lo sucedido, me ha amenazado con hablarle a papá sobre lo que está pasando, algo a lo que me he negado rotundamente.Papá es un hombre ocupado y con sus propios problemas, no quiero darle disgustos por mis malas decisiones.—¿Crees que esto es posible, Danna?— me mira y yo mezo al niño que ya ha empezado a moverse para que lo deje bajar— ¿Cómo fue que llegaste a permitir que Vincens tuviera tanto control sobre ti en tan poco tiempo?Ni siquiera yo lo sé.—Te ha dado una bofetada— dice casi sin creérselo— Tu piel está violeta, no, no fue una simple cachetada. ¡¿Qué fue lo que realmente pasó?!— grita y la mando a callar cuando su hijo la mira.—No alces la voz, eso fue lo qué pasó, me dio una bofetada, pero no midió su
VINCENS POV'SGuardo el documento dando por terminada mi jornada laboral de hoy, en seis horas tengo un vuelo que hacer con destino a Italia, el cual no voy a posponer ni porque se esté cayendo el cielo.Mucho menos por los "consejos" de mi amigo.—Vamos, hermano, no entiendo por qué el capricho con esta mujer ¿Si notas lo que has hecho últimamente?—Sí, por cierto, no me arrepiento de nada.—¡Vincens por todos los Dioses!— grita Massimo, con una molestia palpable— ¡Puedes ir a prisión! ¿Si captas que hay una demanda y una orden de alejamiento en tu contra? Suelta esto por la paz y líbrame de irte a visitar los miércoles a una prisión.Me rio por su notable desesperación, lo que lo irrita cada vez más.—Calma hermano, a mí es quien le pusieron la demanda y no estoy tan exaltado como tú— recojo mi maletín y le hago una seña para que vaya saliendo de la oficina— Tengo todo bajo control, en poco esa demanda ya no existirá.—¿Ah sí? ¿Y como planeas eso? Claro, si se puede saber.—No te de